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CUARENTENAS EN LA HISTORIA DE TARIJA


Por: Jesús Miguel Molina Gareca – Artículo publicado en el matutino tarijeño El País el 26 marzo, 2020.

La historia de sanidad de los pueblos es tan pródiga en experiencias como aleccionadora.
A raíz de algunas solicitudes, vinculadas a mi entorno más familiar, escribo estas líneas para mostrar que esto que Tarija, Bolivia y el mundo viven, no son experiencias primeras, únicas o jamás vistas. El mundo y Tarija ya tenemos jurisprudencia -en términos abogadiles-  sobre esto de los aislamientos cada que una de esas plagas o pestes que azotaron a los humanos se hizo presente.
Para los presentes escritos me basaré en dos textos a cual más exquisitos y sencillamente escritos por tarijeños, uno por adopción, otro por nacimiento.
Me refiero  en primer orden al Dr. José Ramallo Guillén, quien en su prolífica y delicada existencia dedicó horas de su vida a estudiar, el primero, la historia de nuestra medicina local, es decir desde que Tarija es Tarija. La investigación que publicó el  año 1991 y que enriquecería con mayores aportes en años posteriores se convierte en la piedra fundacional de la historia de la medicina en nuestro medio. En dicho trabajo el Dr. Ramallo Guillén hace énfasis en las “Enfermedades” que afectaron nuestro territorio y entre ellas anota varias que generaron preocupación y atención debida de las autoridades de las diferentes épocas. Es en la  2da. edición del libro de su autoría (publicado el año 2007)  donde incluiría por vez primera el estudio y noticias sobre la pandemia que ocurrió entre 1886 y 1887 con el Colera morbus y el efecto que generó en la sociedad tarijeña la presencia de este flagelo que diezmó miles de vidas en todo el mundo. El Dr. Ramallo Guillén traza toda una crónica sobre cómo se prepararon los pocos médicos tarijeños de entonces para enfrentar el mal y cómo accionaron de manera coordinada con las autoridades departamentales y municipales para evitar que el mal llegue a Tarija. La descripción es exquisita en cuanto a tensiones, nervios, preocupaciones y acciones de los principales protagonistas de la ciudad para evitar que el mal llegase a Tarija; es tan pormenorizado el estudio que describe la ritualidad de las “Rogativas” hechas para evitar la presencia del Colera Morbus  en Tarija.
Desde enero hasta abril de 1887, según Ramallo Guillén, fue el aislamiento de Tarija del resto del mundo, es decir se cortaron todos los vínculos con las otras poblaciones con el fin de evitar que el mal llegase. Por supuesto también relata sobre el costo que este aislamiento tuvo para la población tarijeña, sin embargo hace énfasis en que no importando el costo que aquella acción tuvo la población tarijeña pudo sentirse feliz de no haber conocido aquí, ni por asomo, la cantidad de muertes que hubo en otros departamentos de Bolivia o en otros pueblos del mundo por el Colera.
Este aislamiento de Tarija, del resto del mundo, entre enero y abril de 1887 puede considerarse como el primer antecedente en medicina, de la actual cuarentena. Subieron los costos de las mercaderías en la capital; se vivió meses de tensión social, sin embargo el resultado fue relativamente feliz, Tarija no contó por miles sus muertos, es más –según la investigación del Dr. Ramallo Guillén- no hubo muertos que contar.
El otro antecedente que Tarija debe contar en su historia para de alguna manera atenuar el hecho que se vive en la actualidad es también relatado por un Ramallo, en este caso el hijo del Dr. José, estamos nombrando al Dr. Álvaro Ramallo Zamora.
Le cupo al Dr. Ramallo Zamora desarrollar la investigación sobre la “Peste Bubónica” del año 1921 en Tarija. Para ser exactos la “Peste bubónica”, se da inicialmente en los alrededores de Padcaya con características asombrosas por la cantidad de óbitos.
Para la época los médicos tarijeños consideraron los primeros casos como una secuela de la “Gripe española” que apenas años antes había causado millones de muertos en el mundo. Luego es descrito como un “flagelo infecto – contagioso”, para finalmente determinar el mal a partir de los bubones negros en las axilas de los enfermos. En dicha oportunidad las autoridades de Tarija dispusieron un “cordón sanitario”, para evitar el ingreso de todo poblador de las zonas afectadas. El pormenorizado trabajo del Dr. Ramallo Zamora nos hace conocer: “A la altura de una serranía cerca a donde está ahora el matadero se puso una tela roja, más o menos cien metros se instaló un cuartucho con hombres del ejército armados, cosa que los que querían entrar a la ciudad tenían que pasar por donde estaba ese sendero y necesariamente ver la tela roja, si los soldados los veían pasar la tela sin detenerse hacían dos disparos al aire, si las personas seguían en su afán de llegar a Tarija se les prevenía de voz y si mismo no hacían caso se disparaba al cuerpo de los intrusos…” .
Las noticias que se reproducen en la investigación del Dr. Ramallo Zamora grafican el clima  de alta tensión que vivió el vecindario de Tarija y al igual que en 1887 se tuvo que soportar a los aprovechados del momento que subieron los precio de los elementos básicos de la alimentación, esto a pesar de las disposiciones que se dictaron.
Sin embargo el “cordón sanitario” más las medidas tomadas por la comunidad tarijeña fueron efectivas, pues no se tuvo que lamentar –según el trabajo que glosamos- ninguna muerte de la peste bubónica en Tarija, a diferencia de las más de 500 muertes en la provincia Arce y vecinas.
Estas dos experiencias traídas desde la memoria lejana de la historia tarijeña, son en algún sentido aleccionadoras, pues en ambas la medida tomada, el aislamiento de Tarija del resto del mundo, impidió que se dieran muertes entre nuestra población con su respectiva carga de tragedia. Empero la historia tarijeña tiene otro ejemplo no tan “exitoso”, nos referimos a la pandemia de Colera de 1992.
En este caso la cantidad de óbitos en el departamento de Tarija pasó de la centena y es porque la medida que anteriormente se había tomado –el aislamiento- no se cumplió. Varios médicos todavía recuerdan el flagelo de 1992. “Hoy parece anecdótico pero llegaban flotas llenas de gente que tenían el cuadro de enfermedad diarreica aguda, flotas de La Paz, de Bermejo, de Yacuiba con gente con cuadros extremos de deshidratación, era realmente increíble”, anota el Dr. Marquez en la investigación mencionada del Dr. Ramallo Zamora.
En esta rápida y breve crónica hemos mencionado los antecedentes que hacen a la presente situación que vivimos, está claro para quienes leyeron el texto cuál fue el “modelo más exitoso” para evitar dolor y muerte en Tarija. Por supuesto los tiempos cambiaron, la ciencia avanzó y las medidas tal vez sean más efectivas que antes, sin embargo nunca está demás conocer un poco de nuestra historia.

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