Por: FERNANDO MELGAREJO FONSECA / Publicado en el periódico
El Diario el 25 de Septiembre de 2012
Es la bella “tierra oriental” que, cautivó a los españoles
de la época colonial, quienes, se lanzaron infructuosamente a la conquista del
Mítico Imperio denominado “EL Dorado” o “Gran Paitití”.
Ciertamente, a partir de los primeros tiempos de la
dominación ibérica, se tuvo noticias de la existencia de un territorio,
extraordinariamente rico, cuyas montañas, eran de oro y cuyos habitantes
empleaban este metal, en abundancia e, inclusive, en sus indumentarias. Por
ello, los castellanos promovieron numerosas expediciones –desde varios puntos
de América con un resultado totalmente negativo.
Por orden de Domingo Martínez de Irala, Gobernador de
Asunción, Paraguay, don Ñuflo Chávez, al mando de unos 300 hombres emprendió
viaje en busca de esas famosas riquezas, en el año 1557. Estando en
cumplimiento de esa misión, supo del fallecimiento de Irala. Ante tal
circunstancia imprevista, determinó actuar por cuenta propia. Al arribar a la
región del cacique guaraní Grigotá, la que Irala había tratado de explorar,
diez años antes, fundó una población con el nombre de “Barranca”, en 1559.
El día 26 de febrero de 1560, efectuó la fundación de Santa
Cruz de la Sierra, en conmemoración de su pueblo de Extremadura, España. Este
poblado estaba situado en la cabeceras del río San Miguel, en Chiquitos. El
Gobernador de Santa Cruz, don Lorenzo Suárez de Figueroa, el año 1592, recibió
el encargo de trasladar la ciudad para esquivar así las frecuentes invasiones
nativas. Por esta razón, la trasladó hasta el lugar donde Chávez fundara “La
Barranca”. Allí quedó establecida definitivamente la Nueva Ciudad.
Santa Cruz, con el transcurso de los años, se ha convertido
en una linda ciudad oriental, con impenetrables selvas, pájaros y flores
multicolores, con caldeados arenales y azuladas lagunas. Cobijó a audaces
capitanes, a valerosos guerrilleros y a diversidad de etnias autóctonas,
desparramadas a lo largo y ancho de la inmensa Chiquitanía. Su fértil suelo
cuenta con ingentes riquezas naturales que, constituyen realmente la vanguardia
de su constante progreso.
Santa Cruz es una ciudad pródiga, cuna de hombres y mujeres
ilustres, que destacaron en todos los campos de la vida humana, matizada por
los rasgos peculiares del clima tropical y de pintorescos escenarios, donde se
respira la fresca brisa de sus ríos, su abundante fauna y flora.
En verdad este paisaje oriental, cuenta con selvas frondosas
que cubren el cristal de las lagunas, rodeando sus doradas playas, bajo el
nostálgico metal de la luna. La lluvia, el agua y el aire, en fresco aroma se
esfuman y la exuberante maleza verde se mece como la hamaca.
Todo lo anterior, junto a la añoranza de la tierra natal y
de la “cruceñita amada”, fueron fuente de copiosa inspiración, para escritores,
poetas y músicos que descollaron con sus creaciones dentro y fuera de nuestras
fronteras.
Santa Cruz ocupa el primer lugar como departamento productor
de petróleo, gas y sus derivados. El departamento celebra sus efeméride cívica,
el 24 de septiembre, fecha en que evoca a los caudillos de la gesta libertaria
de 1810, como Ignacio Warnes y el popular “Cañoto”.
Fieles a sus tradiciones religiosas, la población acude en
romería al Santuario de la Virgen de Cotoca, donde se dan cita feligreses de
todo el oriente boliviano y de otras ciudades del interior, así como de los
países vecinos.
Al presente, Santa Cruz ha experimentado un desarrollo
notable, habiendo llegado a ser catalogada como la primera ciudad más
importante de Bolivia.
Tomado del Suplemento Literario de EL DIARIO. Dic. 1993.
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