Fuente: Hazaña beniana en la Guerra del Chaco (80°
aniversario del Cese de Hostilidades en la Guerra con el Paraguay) Arnaldo
Lijerón Casanovas.
Rómulo Antelo Aponte, Wenceslao Arza y Luis Céspedes Moreno.
Este último, cadete de Tres Pasos al Frente, con una valentía parangonable a la
de Eduardo Avaroa. Fue ultimado cuando ya estaba gravemente herido y luego de
haber matado a casi todo el pelotón paraguayo que lo asaltó para acallar su ametralladora.
Murió al grito de ¡Viva Bolivia!”.
Ruber Becerra Casanovas. Cayó en la desastrosa retirada de
Picuiba, en noviembre del 34. Se le encomendó la difícil misión de contener el
avance enemigo sobre el cruce Picuiba-La Faye. Era una tarea de verdadero
sacrificio. Nuestras tropas se retiraban desordenadamente tomando el camino 27
de Noviembre-Santa Fe; él debía dar margen de tiempo conteniendo el arrollador
avance paraguayo, y así lo hizo. Cayó heroicamente en cumplimiento de su
misión.
Guido Pradel Vaca. Cadete de Tres Pasos al Frente. Exagerado
en valentía que finalmente lo llevó a la muerte en pleno combate. Valiente
hasta la temeridad. Uno de los más auténticos héroes de la guerra del Chaco.
Nada hacía por ostentación. Parecería hacer todo lo humanamente posible para
que lo matasen, sin que por eso dejara de conducir con acierto y
responsabilidad a su tropa. Tomó la guerra como una jugarreta y combatió como
un león.
Adhemar Bravo Monasterio. En una circunstancia de riesgo
para los soldados bolivianos, para salvar a la vanguar dia que había sido
sorprendida, entró en ataque frontal, encabezando a sus tropas y así, herido
como estaba, siguió animando y conduciendo a su pequeña fracción, hasta que una
ráfaga de ametralladora lo hirió nuevamente, habiendo sobrevivido unas horas.
Rodolfo Suárez J. Caído en Nanawa donde murieron más de
5.000 hombres. Él había recibido la difícil misión de acallar unos nidos de
ametralladoras que impedían el avance de una columna boliviana. Tomó muy en
serio su misión y como no había otra forma de hacerlo, entró al asalto con su
tropa habiendo caído con ella, pero ya sobre las mismas posiciones, silenciando
al enemigo en lucha cuerpo a cuerpo. Este hecho heroico sirvió para que las
tropas bolivianas hubiesen logrado efectuar la maniobra que venían impidiendo
esos nidos de ametralladoras.
Ernesto Bertón. Cayó en lucha de cuerpo a cuerpo en las
posiciones paraguayas de Puesto Betty, con el oficial Trifón Ortiz, ambos
quedaron muertos con las bayonetas clavadas: el beniano atravesado en la
garganta y el ‘pila’ atravesado en el estómago. Este trágico suceso, inspiró al
poeta cruceño Raúl Otero Reiche el poema “Me he de quejar a Dios de todo esto”,
que en sus primeros versos dice: “Me he de quejar a Dios/ de todo esto, dijo el
moribundo, cuando sintió el afilado acero en su garganta…”.
Isaac Barthelemy Paredes. Al caer prisionero de una fracción
paraguaya, fue conminado a delatar la posición de la tropa boliviana; al negarse
a hacerlo, fue asesinado cobardemente. Prefirió ser muy patriota, antes que
salvar el pellejo.
Las leyendas Germán Busch Becerra y Carmelo Cuéllar Jiménez
Germán Busch Becerra y Carmelo Cuéllar Jiménez, forman una
luminosa y espléndida expresión de heroísmo por el incansable coraje demostrado
en toda la campaña del Chaco. El ilustre Fabián Vaca Chávez, en noviembre de
1934, en la prensa paceña, escribía de estos titanes, cuando aún faltaban
varios meses para que termine la contienda:
“Una aureola de gloria envuelve ya a esa muchachada del
Beni, cuyo más alto exponente -el Centauro del Chaco, Germán Busch- penetró
hace rato, a todo galope, en los dominios de la historia y de la leyenda. Cerca
de él está Carmelo Cuéllar Jiménez, burlador de la muerte, que trajo en su
brazo el vigor de la raza itonama. Y con ellos cien más, citados a menudo en
las órdenes del día de cada batalla”.
Como la historia boliviana y el país han colocado laurel y
olivo en las sienes del glorioso Camba Busch y son por demás de conocidas sus
mitológicas actuaciones en las trincheras del Chaco, hago un paréntesis para
significar el legado de coraje del ya renombrado en esta exposición, Carmelo
Cuéllar Jiménez, otra de las leyendas que parieron los combates sangrientos.
Tantos habían sido los exitosos cuatrerajes de su propia “Compañía Cuéllar”,
integrada por benianos y cruceños, que el paraguayo de cualquier grado militar
ambicionaba capturar o matar a este soldado boliviano que les había hecho
innumerables jochas (celadas, trampas) mortales y sentía admiración y terror
por su presencia felina y bestial.
En una entrevista publicada en vida del Héroe Nacional, el
periodista Alfredo Medrano, de Los Tiempos, refiere otra de las historias
inverosímiles del legendario Carmelo Cuéllar Jiménez. Relata que cierta vez
llegó de uno de sus Cuatrerajes, con su mula cargada de alforjas repletas de un
macabro botín: 300 orejas de “pilas” que habría cobrado como la mejor prueba de
enemigos muertos a sus manos, pues sus jefes se mostraban sarcásticos y
escépticos ante sus hazañas. ¡Imaginémonos lo que hizo en las 44 acciones de
comando que realizó este guerrero con su escuadrón especialmente de benianos y
cruceños!
La escritora y periodista Lupe Cajías, nueve años después de
la muerte de Carmelo Cuellar, acaecida en Santa Cruz, supo apreciar al corajudo
soldado del Chaco:
“En ninguna de las tres etapas en las que fue calificada la
Guerra del Chaco, Carmelo estuvo ausente. En aquellos fatídicos años, le
correspondió pelearle de frente a la muerte, en las más peligrosas como
arriesgadas incursiones a los mismos campos enemigos, de donde afortunadamente
volvía triunfante, no sin antes haber causado estragos en las líneas
paraguayas, para vergüenza del invasor y gloria del soldado boliviano”.
¿Saben qué hicieron los jefes paraguayos en los días del
Armisticio? Pidieron a los comandantes bolivianos que se presente el Tte.
Cuéllar, porque querían conocerlo. Cuando este camba beniano estuvo delante de
ellos, del estado mayor y sus camaradas, le entregaron un lienzo con la
siguiente inscripción: “Teniente Cuéllar: Si algún día en su Patria olvidan los
méritos ganados por usted en esta guerra, el Paraguay, noble enemigo de ayer,
no los olvidará jamás”.
Y en 1958, los excombatientes paraguayos, en una visita del
Cnl, Carmelo Cuéllar Jiménez a Asunción, solicitaron al Presidente Alfredo
Ströesner oficializar aquella condecoración; y fue así que el 15 de agosto de
ese año, el Gobierno Paraguayo refrendó tan insigne distinción. También el
Presidente Juan Carlos Wasmosy en los preparativos de su viaje a Bolivia, pidió
al Gobierno que incluyera en su agenda la visita que deseaba hacer la Hé- roe
Nacional Cnl. Carmelo Cuéllar Jiménez, en La Paz. Como el benemérito y héroe
radicaba en Santa Cruz, el mandatario paraguayo viajó hasta la capital oriental
para conocerlo y rendirle honores por su valentía en la guerra.
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