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NACEN LAS RADIOS EN BOLIVIA

Si dejamos de lado los ensayos experimentales de radiotrasmisión de los años 1910 y 20, destacamos dos periodos en la llegada de la radio en Bolivia. Primero, Radio Nacional, emitiendo a partir de 1927, inaugurada en 1929, funciona como un típico negocio (satisfacer a los clientes y aumentar los beneficios), administrado por sus fundadores, los hermanos Costas.
El estallido de la guerra en 1932 marca la ruptura con los años de radio comercial libre. Nace Radio Illimani, en 1933, radio estatal, con un elaborado aparato de propaganda para difundir el discurso preparado por las élites oligárquico-criollas bolivianas, dirigido al conjunto de sus conciudadanos. 

A. LA PRIMERA BROADCASTING BOLIVIANA: RADIO NACIONAL

A principios de los años 1920, la radio es todavía un medio de comunicación elitista. Los receptores capaces de captar las emisiones foráneas (Argentina, Estados Unidos) han de ser potentes pudientes. Por eso son caros. El lujo de poseer uno dentro de un espacio privado4 limita el número de radioescuchas. Sin embargo la tecnología hace bajar estos elevados precios y la radio se vuelve más accesible.
Consciente del extraordinario potencial del nuevo medio y de su éxito fulgurante, el Estado boliviano expide una serie de leyes, en 1925, que controla la emisión y la recepción de los mensajes radiofónicos. Define la radio como un servicio de interés o utilidad general, [difundiendo] observaciones meteorológicas, cotizaciones minerales, cambios sobre plazas del exterior, conferencias de interés social o educativo, artículos literarios, conciertos musicales, noticias de prensa, artículos de propaganda industrial, y todo cuanto puede tener carácter cultural, recreativo, moral o de interés comercial.
Se reserva el derecho de incautarse de cualquier estación en caso de alteración del orden público y por razones de defensa nacional6. Además impone una cuota inicial (Bs.5) y mensual (Bs.3) sobre la adquisición y posesión de aparatos receptores. Esta medida, impopular, en lugar de frenar el número de auditores o aumentar los ingresos del Gobierno, favorece la compra colectiva de material y las reuniones (en casas particulares, clubes, asociaciones) para escuchar las trasmisiones. Frente a tal éxito, la ausencia de una emisora nacional es insoportable.
La mayoría de los países de América Latina7 se han dotado ya de su propia emisora broadcasting. En 1927, Ricardo Vargas Palenque oficializa el ensayo de la primera estación de radio-cultura en La Paz. En mayo de 19289, se trasfiere la estación  de Palenque a los hermanos Enrique y Rodolfo Costas, los padres de Radio Nacional.

EL ESTRENO

Los Costas son los actores del auge de la radio en Bolivia. Para paliar el alto precio de los receptores, los importan y los prestan a la gente para despertar el gusto y la costumbre de escuchar las noticias y disfrutar de la música desde una caja de madera. Hacen instalar más de 150 aparatos receptores en lugares públicos, como bares, restaurantes o clubes, y colocan altoparlantes en las plazas y avenidas principales de La Paz10, así como en las principales capitales de la República11. Trabajan en la creación de la futura Radio Nacional y el sábado 2 de marzo de 1929, la inauguran en El Alto de La Paz, junto con personas de la élite. Ese día, El Diario12, periódico paceño, titula:
Hoy se inaugura solemnemente el primer broadcasting boliviano. El Presidente de la República hablará al país por medio del micrófono de El Alto. En representación del periodismo local también dirigirá un saludo a las poblaciones del interior un representante de la prensa paceña. Todos los números del programa será completado con audiciones musicales, podrán ser escuchados en El Diario [Calle Illimani, esquina Correo], La Razón [Calle Ballivián, esquina Loayza], Plaza Murillo, Calle Comercio, Plaza Alonso de Mendoza y Club Ferroviario.
Esta primera audición empieza a las 17:30. Como lo describe la prensa, la gente se agrupa alrededor de los altoparlantes colocados por la empresa en los lugares mencionados y escuchan la transmisión. Las personalidades eminentes (políticos, periodistas, abogados, etc.) acuden a la inauguración y por primera vez un presidente boliviano, Hernando Siles Reyes, se dirige al pueblo de Bolivia. El director de El Diario aprovecha la ocasión para enviar un saludo a las poblaciones del interior, señalando el positivo adelanto obtenido mediante el primer broadcasting nacional, que ha de suscitar el interés de las masas populares hacia todos los acontecimientos del país y del extranjero. La prensa añade:
[tiene] para el país enorme significación el hecho de que las comunicaciones por radio se pongan al alcance de la masa popular. El diario, la revista y el libro, propulsores de la cultura no tienen suficientemente difusión por múltiples factores, siendo los principales la falta de vías de acceso a las poblaciones rurales y el analfabetismo. El broadcasting tendrá la virtud de despertar inquietudes y suscitar el anhelo de conocer lo que ocurre en los principales centros de la república. [es] una máquina poderosa[que] tiene el fin primordial de vulgarizar conocimientos de todo índole15.
El discurso de la prensa, o sea el de las élites liberales16, subraya el rol educativo de la radio hacia las masas populares y su poder en términos de vinculación nacional. Insiste en los problemas de comunicación que conoce el país, la desarticulación entre los diferentes núcleos de población. El potencial de la radio para colmar las fisuras de la sociedad boliviana (distancia, luchas políticas) no deja de fascinar. Esta primera audición nacional17 tiene una dimensión simbólica muy fuerte. La difusión musical es cuidadosamente escogida.
Se trasmite el Himno Nacional boliviano; Aires Nacionales (tocados con instrumentos clásicos europeos, piano y violín, símbolos de refinamiento cultural); un solo de piano, el charango (un instrumento clásico imitando un instrumento nacional); ritmos de moda (tango y shimmy); una referencia a los veteranos de la Guerra del Pacífico (Orquesta. Llamada a los Colorados); y música militar (marcha). Los discursos patrióticos (Palabras del S.E. el señor Presidente de la República apadrinando la inauguración; Alocución del señor ministro de comunicaciones) exhortan a la unión nacional. Simbólica e ideológicamente, la inauguración quiere presentar a Bolivia como un país culto, unido, fuerte, ecléctico, progresivo, abierto a las influencias exteriores (mezcla entre música nacional, internacional y militar).
Hasta 1933, los Costas son los únicos bolivianos que emiten en el éter latinoamericano. Cuando estalla la guerra con Paraguay, Radio Nacional, por ser una empresa privada (los Costas son empresarios, no políticos) no satisface a las necesidades de propaganda del Estado y de sus élites. Los Costas se preocupan por la satisfacción del gusto de un público, sin interés estratégico en preparar la batalla de las palabras que se está armando entre los beligerantes. 

B. RADIO ILLIMANI, AL SERVICIO DEL ESTADO

Pocos días después del estallido de la guerra con Paraguay, el 22 de junio de 1932, para controlar la difusión de la información, Salamanca promulga una Resolución Suprema18 donde exige la inscripción obligatoria de las estaciones y aparatos receptores, prohibiéndose la trasmisión (sic) de noticias, porque se ha constatado que se trasmiten noticias e informaciones falsas, alarmantes, y perjudiciales a los intereses de la nación y pide el registro, en las 24 horas, de toda receptora y difusora. Empieza la guerra del éter. El mismo año, el Centro de Propaganda y de Defensa Nacional (CPDN)19 dibuja un proyecto de radio y lo publica en la prensa. Su meta es:
1°, organizar un completo servicio de propaganda para el exterior, 2°, establecer una propaganda apropiada en el interior, junto con un servicio comercial y familiar, 3°, ponerse en contacto con la raza indígena ya sea aimara o quechua, en su propio idioma organizando conferencias y enseñanzas apropiadas que serán amenizadas con variados programas musicales.20
Claramente, el proyecto determina tres espacios o frentes de batalla para la futura radio: los países extranjeros, la población nacional y la población indígena. Es relevante que esta última no esté incluida en la propaganda del interior. Muestra que está aparte, fuera de la vida nacional y que despierta suficiente interés para reunir los esfuerzos del tercer eje de la propaganda oficial de guerra. Después de este cuadro ideológico de la futura radio, el CPDN y varios actores preparan la instalación de una emisora creando, el 15 de noviembre de 1932, la Compañía de la Radio Boliviana, para recaudar fondos. Los actores que participan son el CPDN, la RCA Víctor Company, el Gobierno, la Casa Grace, las Cámaras de Industria Nacional y Comercio, el Banco Central, aportes voluntarios de la ciudadanía 21. La élite paceña, círculo reducido y cerrado, junto con empresarios e ideólogos extranjeros, constituyen el núcleo de personas22 que diseña la Radio Illimani y la controla durante la guerra.
El estreno es cuidadosamente preparado y el primer programa de la Illimani da el tono al discurso que difunden las radios (y otros medios de comunicación) durante la guerra. Afirmar que forma un concentrado de propaganda estatal nacionalista es apenas un eufemismo.

Por: Daphné L’Angevin (www.revistasbolivianas.org.bo) agosto de 2009.

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