Soldados de la época de la Guerra del Chaco, maniobran
piezas de artillería. Foto de Omar Huanca Hermoso (La Patria)
Por: Maurice Cazorla Murillo - Investigador / Esta fue
publicada en el periódico La Patria de Oruro el 29 de septiembre de 2016
Se iniciaba la década de los años treinta, el país atravesaba una profunda
crisis, la caída de la Bolsa en octubre de 1929 en Nueva York había golpeado la
economía de muchos países latinoamericanos, especialmente aquellos que solo
eran extractores de materia prima.
El país era potencia en la producción de estaño mundial, y en ese tiempo aún
existía demanda.
Por la creciente minería el sector occidental del país se volvió atractivo para
muchos que terminaron sin trabajo para buscar mejor suerte.
Los millonarios más importantes del país, refiriéndonos a los magnates del
estaño tenían sus inversiones en la minería (Patiño, Hochschild y Aramayo), por
lo que sus minas seguían produciendo y generaban movimiento económico en los
distritos mineros del país, no solo en las capital de departamento, sino en
localidades como Siglo XX, Huanuni, Uncía y otros.
El conflicto de Fortín Vanguardia en 1929, generó un ambiente efervescente en
el país que buscaba recuperar el orgullo militar mellado en el conflicto del
Pacífico, un país como Paraguay en ese tiempo no se consideraba rival.
Se organizaron marchas, la prensa sensacionalista publicaba titulares que
invitaban a tomar las armas, se organizaban "meetings" o
manifestaciones patrióticas con improvisados oradores que llamaban a que el
país se organice para ir a la guerra.
El problema era ¿dónde estaba el Chaco? Aquel lugar aparecía solo como algunos
destinos forzados de militares para abrir picadas y construir edificaciones
llamadas pomposamente "Fortines".
Se tomó el Fortín Boquerón, nombre que tenía más significado para el Paraguay
que para Bolivia, espacio que tuvo que devolverse para evitar un conflicto
armado que la población pedía a gritos pero la prensa sensacionalista la
convirtió en una victoria militar, que en 1932 en el mes de septiembre después
de 23 días de resistencia se convirtió en el símbolo de la resistencia y del
valor del soldado que se enfrentó a todo un ejército.
Muchos paisanos del 14 de Infantería o el Regimiento Campos 6 de Caballería se encontraban
entre los primeros contingentes que tomaron ese fortín en agosto de 1932.
Entre 1930 y los primeros meses de 1932, Oruro era el centro ferroviario del
país, la estación "Gregorio Pacheco" se constituía en el centro de
comunicaciones con mayor movimiento por su conexión con Antofagasta, Potosí, La
Paz y Cochabamba.
En sus andenes llegaban pasajeros de todas partes. En este sentido, comenzaron
a llegar masivamente ex trabajadores de las salitreras que habían cerrado en el
norte de Chile y dejaron a muchos sin empleo.
Tuvieron que ingeniarse para no pagar un ticket de ferrocarril y otros con los
últimos ahorros se embarcaron en coches de segunda o tercera clase para llegar
a un ciudad que le permitiría el ingreso a otros distritos o bien para buscar
un espacio laboral por su conocida característica minera en el cual encontrar
trabajo no sería difícil.
En ese tiempo comenzaron a llegar muchos compatriotas que temporalmente se
fueron a trabajar pero con ellos llegaron muchos ciudadanos chilenos llamados
"pampinos" y que se ubicaron en lugares donde aún no llegaba la
urbanización de la ciudad armando precariamente sus viviendas; generaban
conflictos porque no tenían servicios y sus condiciones de vida no eran las más
adecuadas.
En algunos momentos se tuvo que soportar saqueos de importantes tiendas
establecidas en la ciudad.
El inicio del conflicto permitió que muchos de ellos tuvieran que ser enrolados
en la guerra, algunos sin ser nacionales optaron por tomar las armas porque
aseguraba un "diario" prometido que se pagaría en el mismo teatro de
operaciones de la guerra. Así muchos reclutas se embarcaron en los vagones del
tren y salieron con la esperanza de volver victoriosos.
La ciudad en ese tiempo entró en una profunda crisis, familias sin el jefe de
familia que permitiera la manutención.
Gracias a la labor humanitaria de la Hermana Nazaria Ignacia March se habilitó
la Olla del Pobre y se organizó el albergue para niños y niñas huérfanos de
guerra.
Los productos de primera necesidad no existían, y se acudía a comunidades
cercanas como Challacollo, Toledo, Paria, Sora Sora, Sillota o Caracollo para
adquirirlos, pues todos eran enviados al frente de operaciones en el Chaco.
Algunas mujeres se adelantaban a los ingresos de la ciudad especialmente en el
antiguo camino a Potosí para adquirir huevos criollos, pan, queso y otros
alimentos que en los mercados eran producto de la especulación.
La prensa sensacionalista en este tiempo solo reflejaba los hechos de armas,
resaltando hasta el mínimo detalle de los heroicos hechos de los que estaban al
frente para levantar la moral de los ciudadanos; sin embargo, el concepto de
sobrevivencia era tan importante en la ciudad como el del frente de batalla por
tener que buscar a diario poder mantener a una familia mientras delincuentes
aprovechaban de robar o delinquir en sus calles.
Los propietarios mineros optaron por contratar extranjeros entre peruanos y
chilenos para que la maquinaria minera no se paralice.
La oficina de Correos concentraba a diario gran conglomerado de gente que
buscaba cartas que llegaban del frente, o el mismo Cuartel Modelo actualmente
"Camacho" para conocer la suerte de sus parientes que habían partido
con los primeros contingentes, y que muchos de ellos habían caído en el frente de
operaciones, de los cuales las noticias no eran claras generando angustia en
sus allegados por no tener certeza.
Todos los estudiantes de último año de 1932 del colegio "Simón
Bolívar" reclutados para ir a la guerra perecieron en los campos de
batalla, ni uno solo sobrevivió.
Cuando aparecieron los primeros prisioneros paraguayos se los vio con rareza,
los concentraron en el Cuartel Modelo y los destinaron a trabajos de
mantenimiento urbano.
Así se encontró Oruro durante ese periodo de la guerra, que fue diferente a la
efervescencia de 1929, un pueblo sumido en una crisis que costó recuperar en el
tiempo y que duramente golpeó la economía de sus familias.
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