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5 DE DICIEMBRE DE 1917/ PLIEGO ACUSATORIO CONTRA EL PRESIDENTE ISMAEL MONTES GAMBOA


Por: Roberto Ossio Ortube. / 17 de Diciembre de 2017. / Este artículo fue tomado y está disponible en https://www.oxigeno.bo/26150 // Foto: El Presidente de Bolivia, Ismael Montes Gamboa, encabeza un desfile militar a principios del Siglo XX. // Para más: Historias de Bolivia.

Para sus apologistas, Ismael Montes Gamboa era el referente, el epítome, la quintaescencia del liderazgo. El hombre que había sido soldado desde su temprana juventud y que participaría a lo largo de su vida en tres conflictos internacionales, sin olvidar la Revolución Federal. También era abogado, el militar que silenciosamente, tanto en La Paz como en Sucre, transcurría caminando discretamente estrechas callejas con dirección a las aulas de la Universidad. 
Su propia fisonomía reflejaba seguridad , respeto y orgullo: estatura un poco más elevada al promedio de la época , rostro pálido, cabellera negra, frente amplia, perfil de facciones correctas , con ojos oscuros, fuertes, casi escrutadores que intimidaban y le otorgaban aire de superioridad, todo ello rematado con gruesos y tupidos mostachos, su característica perenne. Quizás el único detalle que desentonaba en ese retrato, son algunas verrugas que se presentaban en las manos y el rostro.
Montes era uno de los prohombres del Liberalismo Boliviano, junto con José Manuel Pando, Serapio Reyes Ortiz, Fernando Guachalla y Macario Pinilla. Asumió la presidencia en 1904 y le tocó firmar el lapidario Tratado de Paz y Amistad con Chile. Entabló un proceso de vertebración caminera y de ferrocarriles como no se había visto desde el tiempo de Aniceto Arce. Tuvo que finalizar su mandato en 1909 debido a la prórroga ocasionada por la muerte del Presidente electo Fernando Guachalla, circunstancia cubierta de muchísima controversia puesto que se consideró inconstitucional e ilegal esta determinación, al no respetar la sucesión del Vicepresidente electo Eufronio Viscarra, “muerto el tronco muertas las ramas” el pueblo dijo . “muerto el perro, muertas las pulgas” . Fue sucedido por Eliodoro Villazón. 
Como Ministro de Bolivia en Francia, simplemente aguardó cuatro años para su reelección, nadie podía compararse al General Abogado, su triunfo era un hecho en las elecciones de 1913 y así fue. Pero las circunstancias bonancibles de su primer periodo fueron marcadamente diferentes en el segundo teniendo en cuenta la recesión, la falta de presupuesto, el estallido de la Primera Guerra Mundial y el cambio de preferencias políticas a nivel nacional.
El Partido Liberal después de diecisiete (17) años de supremacía indiscutida en cuatro periodos presidenciales se encontraba desgastado en su estructura y agotados sus postulados. Su propio líder se encontraba consciente de ello. Surgieron las primeras imprecaciones y cuestionamientos contra el personaje. Mientras sus adeptos consideraban que Montes era la “flor de la raza”, sus detractores simplemente lo denostaban como “cobre tacho” una afrenta a su padre Clodomiro Montes quien explotaba unos yacimientos de cobre en Corocoro. 
Fueron liberales disidentes los que empezaron a agruparse y a componer un nuevo Partido, que se denominaría Republicano y en el figuraban hombres de la talla de José Manuel Pando, Bautista Saavedra, Daniel Salamanca, Hernando Siles Reyes y Abel Iturralde, quienes consideraban que era demasiado tiempo seguir tolerando una continuidad permanente de una inamovible línea política. 
La muerte de Pando en extrañas circunstancias en 1917, significó un nuevo golpe al Partido Liberal que comprometió la imagen del presidente saliente y el mandatario electo José Gutiérrez Guerra, en acusaciones de presunta complicidad en el magnicidio. Sin embargo ese no sería el único frente. La creciente oposición republicana en el Parlamento, pese a su minoría, decidió que había empezado el momento para cuestionar con fuerza al mandatario saliente, quien si bien se encontraba aun con talante, se encontraba cansado y desgastado. 
Montes debía explicar muchas cosas entre ellas : el controvertido Contrato Speyer, el incremento de su patrimonio en sus dos periodos de gobierno, las suntuosas casas de La Paz, las tierras adquiridas en comunidades del altiplano, específicamente en Taraco y un contrato de alcoholes donde se encontraba involucrado Simón I. Patiño. A lo que se debe añadir el cuestionamiento a la mordaza impuesta a la oposición , las elecciones amañadas y el destierro de políticos siendo el más notorio Bautista Saavedra. Por ello los diputados Domingo L. Ramírez, Juan Manuel Sainz y Rafael Ugarte presentaron un Pliego Acusatorio que debía ser respondido el 5 de Diciembre de 1917.
Ese día en medio de una gran expectativa y mucha tensión tanto en el Palacio Legislativo como en la Plaza Murillo, Ismael Montes se presentó en el hemiciclo en la fecha citada, para responder la acusación. Los taquígrafos registraron el desarrollo de la sesión y los presentes también tomaron nota del hecho para la posteridad, entre ellos Alcides Arguedas, Gustavo Adolfo Otero y Moises Alcazar, referentes de las letras bolivianas. A partir de las 15: 30 empezó la defensa de Montes, que hizo gala de su experiencia, su oratoria, su elocuencia y su imponente presencia, donde rebatió uno a uno los puntos del pliego, identificándose a sí mismo incluso con el Mariscal Sucre a quien la perfidia y la traición habían hecho que se le acuse de los hechos más abyectos y funestos rodeado de traidores. La voz sonaba casi de forma metálica a decir de Otero, lacónica y directa, mientras que Alcazar afirma que fue uno de los mejores discursos de la Historia reciente en el Congreso, asímismo Arguedas en determinado momento se levantó como testigo de descargo cuando Montes negó que hubiese recibido un soborno de la Bolivian Railway.
A las 18:00 mientras los ánimos se caldeaban y la tensa exposición seguía , se escucharon disparos en la Plaza Murillo y calles adyacentes que terminaron en una refriega que finalizó con el saldo doce (12) muertos y veinticuatro (24) heridos. Montes esperó impasible poder proseguir su defensa en medio de los rumores y las solicitudes de suspensión. Cuando esta finalizó, Domingo L. Ramirez pretendió fundamentar su acusación, allí fue que el ex presidente interrumpido tajantemente y con muchísima arrogancia manifestó que no tenía que escuchar nada de nadie y manifestó lo siguiente: “arrojo este pliego y ¡PISO Y PASO! Señor Presidente, no he de volver a este recinto, porque no tengo nada que discutir con nadie, ni tengo que oír nada de nadie”
El Parlamento con 42 votos contra 5 aprobó a Montes. Bautista Saavedra, que había sido desaforado junto con Daniel Salamanca, David Alvestegui y Abel Iturralde, manifestó “En principio no abrigo grandes confianzas en el régimen parlamentario. En Bolivia no creo que el Parlamento sea un poder…será un cuerpo de empleados sumisos al ejecutivo como lo es en la actualidad”. 
Sin embargo, esta fue una clara señal que el Liberalismo había agotado sus fuerzas y existía cansancio por el largo periodo de gobierno, la magra y apática administración de Gutiérrez Guerra , la corrupción generalizada en la administración liberal, hicieron que el Partido Republicano cobrase fuerza y derrocase con la Revolución de 1920 al hasta entonces invencible Partido Liberal. Montes siguió como Ministro en Francia y pudo ser testigo como representante de Bolivia en la firma del Tratado de Versalles. Tuvo retornos esporádicos al país.
Sin embargo durante el Gobierno de Hernando Siles en octubre de 1929, quiso mandarse nuevamente la parte regañando al Presidente como a un subalterno cualquiera, este no lo admitió y salió ofendido, fue allí que el Ministro de Gobierno de nombre Guillermo Viscarra quien era hijo del Vicepresidente frustrado Eufronio Viscarra por la prórroga de Montes en 1909, tuvo la oportunidad de vengar a su padre y se dirigió a casa de Montes para sacar en medio de empellones al viejo político con los más mordaces e hirientes insultos, siendo el momento de mayor humillación para Montes. 
La Historia de Bolivia es manifiestamente cíclica. Ismael Montes tuvo momentos destacables tanto en la política, así como en la administración pública, teniendo en su haber obras modernizadoras importantes, pero su propio sobredimensionamiento, orgullo y arrogancia , sumado a que el Partido Liberal sólo lo tenía a él como su referente, hizo que su derrocamiento justamente respondiera al cansancio, al hartazgo, al aburrimiento , al agotamiento natural, algo que Bolivia lleva inmersamente inserto en su conducta respecto a todos sus gobernantes desde su nacimiento, como una dama casquivana, los atrae con pasión y los aleja con desprecio. Nada ni nadie es para siempre, ni siquiera Montes.

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