Foto: Tropas bolivianas expedicionarias al Acre. Cochabamba, junio de 1900.
Por: E. Jorge Abastoflor Frey.
(Advertencia: la
carta que consta a continuación es ficticia, pero toda la información que
contiene es históricamente correcta)
Informe del Delegado Nacional para el Acre y el Alto Purús,
Sr. Andrés Muñoz, a la Junta de Gobierno, integrada por el Sr. Serapio Reyes
Ortiz, el Gral. José Manuel Pando y el Sr. Macario Pinilla.
Este día 30 de noviembre del año 1900, me emociona informar
a la Junta de Gobierno, que se ha concretado la victoria total de nuestras
armas en la región del Acre, restaurándose la soberanía boliviana hasta en el
último rincón de este territorio.
En este fausto día, me permito hacer una relación de los
hechos más relevantes que han tenido que ver con nuestra victoriosa campaña.
Sé de las restricciones que debe darse a la información
debido a la difícil situación que atraviesa Bolivia, luego de la guerra civil
que desangró a nuestra Patria y la ha debilitado terriblemente con grave
peligro para su existencia, cuando debe afrontar la presión expansionista
simultánea de las repúblicas vecinas. No obstante, la verdad debe saberse.
Las noticias del avance del movimiento separatista en el
Noroeste boliviano habían llegado a los principales centros poblados del país y
ello contribuyó a la formación de Destacamentos, en la medida que lo permitían
las menguadas posibilidades materiales y humanas de un país arrasado por la
Guerra Civil y sumido en la desconfianza regional.
Mediante Decreto de 15 de septiembre de 1899 fui designado
por la Junta de Gobierno en la ciudad de La Paz como Delegado Nacional para el
Acre y el Alto Purús, y en esta condición realicé los preparativos para marchar
al territorio en conflicto. El pueblo boliviano demandaba la presencia del
Ejército en el Noroeste, para defender el Acre. Pero dicha demanda era
imposible de cumplir. Pocos conocíamos la espantosa realidad: Bolivia carecía
por completo de Fuerza Armada. El Ejército republicano se había dividido en dos
por la guerra civil y ambas partes se enfrentaron hasta casi aniquilarse,
defendiendo las causas de Sucre y La Paz, que eran las causas de la
Constitución y la del Federalismo, respectivamente.
El Ejército tuvo que regresar de entre los muertos para
inmolarse nuevamente en el Acre. Y aún me conmueve que 800 sobrevivientes del
Ejército republicano volviesen voluntariamente a vestir los colores de la
Patria y marchar bajo nuestra bandera. ¿Por qué lo hicieron? Sólo puedo pensar
que fue por amor a Bolivia.
Sólo este amor incondicional a la Patria llevó a nuestros
soldados a caminar más de 1.200 Kilómetros, vencer cumbres de 4.000 metros de
altura, soportar temperaturas de hasta 40 grados centígrados, sobrellevar la
absoluta falta de alojamiento bajo techo en el trayecto y sobreponerse a
enfermedades como el beri-beri y las fiebres palúdicas.
Y los que pudieron llegar con vida, pelearon en la selva más
densa y menos explorada del planeta, donde debieron innovarse métodos y
formaciones de combate, más allá de los preceptos reglamentarios en que fueron
instruidos nuestros soldados.
El Ejército debió combatir contra una fuerza separatista que
contaba con recursos que llegaban desde las ciudades de Pará y Manaos, en 20
vapores de gran tonelaje. También es sabido que las autoridades del Estado
brasileño de Amazonas suministraron armas y municiones, y facilitaron la
incorporación de combatientes a los separatistas.
El pueblo boliviano debe saber que, aún con tantos
obstáculos en contra, las tropas bolivianas consiguieron triunfar primero en
Cajuero, luego en Riosinho y finalmente en Puerto Alonso; culminando la campaña
sin ser derrotados en ninguna oportunidad, lo cual es algo muy raro de ver en
la historia bélica de las naciones del orbe.
Pero el enorme esfuerzo militar hubiese sido vano si el
bloqueo que pesaba sobre Puerto Alonso no era roto.
El día de ayer, 29 de diciembre, se produjo el
restablecimiento de la ruta Madera-Amazonas, como resultado directo de la
derrota sufrida por los separatistas, el 24 de diciembre, en el Combate de
Puerto Alonso, que produjo división entre sus líderes. Esta circunstancia
brindó la oportunidad para que el Capitán del vapor “Affuá”, Álvaro Rodríguez,
en coordinación con Luis Donato Moreira, convencieran de romper el bloqueo a
los Capitanes de los vapores que navegan el río Acre.
Moreira, empleado de la Casa Suárez, se encontraba en la
proa del barco "Affuá", cuando los vapores ingresaron a Puerto Alonso
y no dejaba de gritar ¡Viva Bolivia! Al tocar tierra, Moreira distribuyó entre
los defensores bolivianos víveres y vestuario. (Mercado)
Pero todo cuanto pueda relatar, es poco para constancia de
los esfuerzos y sacrificios que fueron invertidos en la campaña, con la
esperanza de que la posteridad sepa dar el justo lugar que le corresponde en el
panteón de los inmortales, a los bolivianos, de todas las provincias de nuestro
país, que han ofrendado su vida para que prevalezca la justicia de nuestra
causa.
Por todos estos esfuerzos y sacrificios, en el epílogo de
este informe, sólo pido de la Junta de Gobierno, que nuestros muertos sean
honrados con una lápida que perpetúe su memoria y que su inscripción consagre
la inigualable proeza de los 800 defensores del Acre, con una sola palabra:
“INVICTUS”
Fotos: Tropas Bolivianas en el Acre.
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