Por: Diego Martínez Estévez. // 15 de agosto, 2015. (Inscripción en la fotografía: "Viaje de EM. 1921", "El "Sajama 6.520 m. de altura")
Esta fotografía fue tomada el año 1921, cuando una parte del Estado Mayor del Ejército de Bolivia realizó un reconocimiento de las proximidades de la frontera con Chile, desde el río Desaguadero.
En aquellos años, se gestionaba los acuerdos finales de paz entre Chile y Perú y que se materializó en el denominado Tratado de Lima de 1929. Mediante este tratado, finalmente Tacna es devuelto a Perú y Arica pasa a depender de Chile. Varios años antes, el gobierno boliviano venía gestionando para que Chile le cediera en propiedad perpetua al territorio tacneño, al que los distintos gobiernos peruanos se oponían. Tanto fue así, que el Perú les propuso a Chile, Argentina y Brasil, repartirse el territorio boliviano. Esta idea de hacer desaparecer Bolivia nació poco antes de la guerra del Pacífico y fue propalada por Chile. Este mismo país lo replanteará el año 1927.
Los distintos gobiernos bolivianos prestaban su mayor interés al enclaustramiento marítimo, por tanto, a la posibilidad de reiniciar la guerra con Chile y casi simultáneamente con Perú.
En lo referente al territorio chaqueño, se esperaba solucionarlo mediante la diplomacia, pues, Bolivia contaba con documentos coloniales irrebatibles que justificaban su derecho propietario.
La presente fotografía, es otra de las expresiones - si se quiere pruebas - de la preocupación boliviana de tener que asistir a una nueva guerra con Chile. Dos años más tarde - 1923 - se llevará a cabo una maniobra, al mando del general alemán Hans kundt, quien venía tomando el mando del ejército, desde el año 1910, excepto durante el período de la Primera Guerra Mundial a donde concurrió convocado por su país..
Como es rutina en la política exterior chilena, sus distintos representantes diplomáticos acreditados en Bolivia y hasta la actualidad, se dedican a realizar labores de espionaje. Su mayor despliegue en este sentido fue llevado a cabo desde varios años antes de la Guerra del Chaco y hasta su finalización; sus informes eran entregados al gobierno paraguayo, por intermedio de su embajador acreditado ante el gobierno chileno.
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