Por: Tomas Molina Céspedes // 25 de junio de 2014. // Foto: Tapa del libro mencionado.
Estamos en junio, mes del fin de la guerra del Chaco, por lo que vale la pena algunas reflexiones sobre ese terrible conflicto bélico.
Los jefes paraguayos ensoberbecido por sus triunfos militares, estaban sordos, ciegos y mudos ante los pedidos de la Liga de Naciones para aceptar un alto al fuego, porque estaban decididos a conquistar a cualquier precio Villa Montes, llave de la región petrolera y objetivo largamente acariciado por el Paraguay. El entonces general Estigarribia, el máximo Comandante paraguayo, exhortó a sus tropas diciendo “PRONTO BRILLARÁN NUESTRAS BAYONETAS AL SOL DE VILLAMONTES”, al iniciar el asalto final. Pero en Villamontes nuestras tropas se habían atrincherado adecuadamente y allí los esperaban. En Villamontes se libró la batalla más grande y sangrienta de la Guerra del Chaco y fue allí donde se destrozó el ejército paraguayo, obligándose a aceptar la paz. ¿Cuántas bajas tuvo el Paraguay en las sucesivas acometidas a las trincheras bolivianas? En el libro ¡ALTO EL FUEGO! de Luís Azurduy, publicado en la Argentina el año 1935, se dice: “¿Cuántos hombres perdió Paraguay en sus recias pero inútiles arremetidas contra Villamontes? Ha sufrido la plaza TREINTA Y DOS ATAQUES en los que se han empleado a fondo grandes masas. Si ponemos un promedio de 300 bajas experimentadas en cada uno de los sangrientos rechazos, tenemos las cifras de un balance terriblemente macabro…” (32 x 300, son 9.600 bajas las que tuvo el Paraguay en Villamontes)
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