El presidente de Bolivia, Víctor Paz Estenssoro, y el
ministro de Relaciones Exteriores, Walter Guevara Arce, reciben al embajador de
Chile en Bolivia Alejandro Hales Jamarne, en 1955.
"Todo sucedió en realidad el día tres, pero el
acontecimiento se llamará, sin embargo, del ‘4 de noviembre’ porque parece que
la historia festejara las conjuraciones más cuando concluyen que cuando se
trabajan”. Así empieza Rene Zavaleta Mercado su análisis sobre la caída del de
MNR y el golpe de Estado de Rene Barrientos Ortuño aquel 4 de noviembre de
1964, un día como hoy, hace 51 años.
Así como el 10 de octubre de 1982 marca el reinicio de la
etapa democrática en Bolivia, ese 4 de noviembre de 1964 inauguró un ciclo de
dictaduras militares con cortas interrupciones por 18 años.
Los historiadores coinciden en que ese hecho histórico fue
el inicio del periodo de influencia de la Doctrina de Seguridad Nacional
emanada desde Estados Unidos hacia los ejércitos latinoamericanos.
Veamos los antecedentes. Paz Estenssoro tenía un recorrido
político democrático casi impecable.
En su primera elección de 1951 había obtenido el 42,9 por
ciento de los votos. En la segunda de 1960, ya con voto universal, había
obtenido el 74,5 porciento. Tenía dos tercios en el Congreso Nacional y ello le
permitió modificar la Constitución Política del Estado en 1961, introduciendo
la figura de la reelección, hasta entonces proscrita. El Congreso, en 1961,
redactó y aprobó el nuevo texto constitucional de Bolivia, era el décimo cuarto
texto constitucional de la historia. Su legalidad ha sido cuestionada por haberse
sancionado a nivel congresal y no a través de una Asamblea Constituyente.
Además de aceptar la reelección presidencial, ese texto
constitucional postula la proyección social del Estado. Incluye las minas
nacionalizadas al patrimonio del país; legaliza las milicias populares y
determina la validez del trabajo como suficiente título para la propiedad en el
campo.
Si bien esas modificaciones respondían a la necesidad de
adecuar la constitución al proceso de 1952, es muy evidente que el deseo de
reelección del Presidente fue uno de los móviles mayores de la sanción del
nuevo texto.
Con la repostulación casi asegurada de Paz y a pocos meses
del finalizar su mandato, el MNR convoca en enero de 1964 a su Novena
Convención. La historiadora Magdalena Cajías escribe que participaron 300
delegados, “aunque ya había roto con el MNR el sector de izquierda se hizo
presente. Sin embargo, muy pronto sus delegados abandonaron el cónclave,
calificándolo de antidemocrático”.
La convención era un hervidero de alas y facciones. Se
proclamó, el 28 de enero, al binomio Víctor Paz - Federico Fortún, este último
controvertido exministro de Gobierno.
Cuenta Magdalena Cajías en “Bolivia, su historia” que “la
alegría de Fortún duro muy poco, ya que Rene Barrientos uso una estrategia
maquiavélica para desplazarlo. En marzo de ese año, Barrientos sufrió un
atentado en realidad un autoatentado que lo dejo herido en un brazo. Llevado a
Estados Unidos para ser curado (en un avión que la embajada norteamericana puso
a su disposición), desde allí el General consiguió que el jefe movimientista
anulara la decisión de la convención y lo nombrara a dedo como su acompañante
de formula”.
Mientras tanto, la oposición política al MNR califico de
“prorroguismo” a la pretensión de Paz de candidatear para a una reelección,
acusó de violar la Constitución Política del Estado que él mismo había firmado
en 1961 tras ser aprobada en el Parlamento.
La elecciones se realizaron el 31 de mayo de 1964 con el
triunfo del binomio Paz-Barrientos, que como contendientes tenían al Frente
Boliviano Anticomunista y la Unión Cívica Radical, partidos que no entregaron
listas completas, lo que llevó a denunciar a los opositores que no eran más que
partidos fantasmas creados por el propio MNR “para dar la impresión de que
existía una auténtica pugna democrática”, según Magdalena Cajías.
El 6 de agosto de 1964 se inició el tercer y efímero mandato
de Paz. El partido se había quebrado, se habían debilitado los postulados de
1952 y deteriorado las relaciones con sectores obreros, lo que generó una
oposición plena de partidos conservadores y partidos de izquierda. Elementos
que confluyeron hacia una decisión drástica de los militares: volver al
gobierno.
El golpe de estado de Rene Barrientos, entre el 3 y 4 de
noviembre de 1964, tal como relato Zavaleta Mercado en su libro “La caída del
MNR”, la acción fue claramente apoyada por Estados Unidos. Los norteamericanos tuvieron
como instrumento decisivo a su embajador en La Paz y a la propia CIA.
Los militares, “cerebros” del golpe, fueron Barrientos, a la
sazón vicepresidente del país, y Alfredo Ovando, comandante de las FFAA, que
hasta el mismo día del golpe juró lealtad al presidente al que derrocó sin
miramientos, según el intercambio de telegramas con el propio Paz, citados por
Zavaleta.
Dominados por sus enconos personales, los dirigentes
“históricos del MNR” Hernán Siles Suazo, Juan Lechín y
Walter Guevara participaron activamente del movimiento subversivo que derriba a
Paz y al proceso iniciado en 1952. Siles hizo conocer un documento público de
respaldo a los golpistas el 28 de noviembre de 1964.
200 muertos
Hubo enfrentamientos en La Paz y esporádicos en Oruro. La
resistencia fue escasa, al final defendieron el régimen los milicianos que
fueron atacados y reducidos por la aviación (las acciones más duras se
produjeron en el cerro Laikakota). Irónicamente sectores movimientistas aliados
a la vieja derecha desplazada por la Revolución, partidos marxistas como el PCB
y el propio POR, la FSB y universitarios, todos alrededor del ejército, se
aliaron para derrocar a Paz Estenssoro, quien en la mañana del 4 de noviembre
emprendió vuelo a un exilio que duraría más de seis años.
La historiadora Guadalupe Cajías escribe que “fue notable el
asalto a antiguas casonas de los movis y la toma de centros clandestinos de
tortura a opositores, como la famosa Casa de San Román en Sopocachi de La Paz”.
Zavaleta Mercado, quien cuenta con detalle (en “La caída del
MNR”) lo que pasaba en el Palacio de Gobierno mientras se desarrollaba el
golpe, escribe: “Ovando (Alfredo) mismo hizo posible la salida del avión que
llevó a Paz Estenssoro a Lima y Barrientos llegó a la capital en la tarde del 5
(de noviembre). No se cumplió el pacto de respeto a la vida de los vencidos: la
euforia de los aviadores barrientistas se descargó cruelmente sobre las
milicias que guardaban el cerro Laikakota, que fueron diezmadas en un número
que, según la denuncia de Paz Estenssoro, llegó a los 200 muertos”.
Interesante...
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