Por: Oskar Cordova.
El contra-ataque boliviano puso en fuga a las unidades
paraguayas, ocasionándoles fuertes pérdidas en hombres y armamento...
LOS SOLDADOS PARAGUAYOS LEVANTABAN LOS BRAZOS IMPLORANDO
COMPASIÓN... (Relatos de un Corresponsal de Guerra para el peridódico El Diario
- transcripción textual). 8 - 11 de febrero de 1935 - Ataque paraguayo a
Ñancorainza.
1935- 02-12. — Por tercera vez, en menos de ocho días, ha
sido derrotado el ejército paraguayo en su intento de aproximarse a la zona
petrolífera boliviana. La novena división de Estigarribia fué aniquilada ayer
en Ñancaroinza después de tres días de combate. Rechazados varios asaltos en
grandes masas, se produjo el contraataque boliviano que puso en fuga a las
unidades paraguayas, ocasionándoles fuertes pérdidas en hombres, armamentos y
municiones. Hasta este momento pasan de 400 los cadáveres enemigos recogidos
por nuestros soldados.
En los parques de Ñancaroinza se acumuló el armamento
capturado consistente en 8 ametralladoras pesadas, 45 livianas, 32 pistolas
ametralladoras, un mortero y 724 fusiles. Aun no se ha podido contar el número
de cajas de munición pero se calcula que pasa de un millón de proyectiles. Hay,
además, abundante material de comunicaciones.
Se han entregado 64 prisioneros de los regimientos Lomas
Valentina, San Martín, Zapadores No. 4 y Batallón No. 2.
ESCENAS SANGRIENTAS
De las escenas más impresionantes de esta acción se puede
destacar el combate que los prisioneros llaman “del funesto desfiladero".
Mientras se efectuaba un ataque frontal, dos columnas enemigas de más o menos
300 hombres, se internaron, por lo que parecía un claro en nuestras filas y
tomaron esa quebrada que baja de la serranía de Aguarague en medio de cortes
casi perpendiculares. Ascendía una de las columnas por el costado Norte y la
otra por el Sud. Después de recorrer unos dos kilómetros junto al abismo
recibieron un formidable y concentrado fuego de fusilería, ametralladoras y
morteros.
CUNDE EL PÁNICO
La confusión de los soldados paraguayos fue espantosa.
Tropezaban entre ellos y rodaban al abismo para morir estrellados contra las
rocas o desgarrados por los arbustos que flanquean la quebrada. Otros
pretendían resguardarse en pequeñas depresiones del terreno, pero inútilmente
porque los disparos cubrían todo el desfiladero. — “Basta, bolivianitos,
basta" — gritaron entonces los sobrevivientes levantando las manos en
actitud desesperada.
EL FUNESTO DESFILADERO
Y esa angustiosa voz de súplica repercutió a lo largo de lo
que antes eran dos columnas de audaces conquistadores. De las dos columnas han
quedado 24 prisioneros para contar en su pueblo el horror del “funesto
desfiladero.”
No pudieron los bolivianos hacer lo mismo con los chileno, que convirtieron a Bolivia en un país sin mar?
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