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“ARICA EXISTE PORQUE HA EXISTIDO POTOSÍ, BOLIVIA…ENTREVISTA SOBRE “LA HISTORIA DEL MAR BOLIVIANO”

Extracto de blog personal de Carlos D. Mesa G.carlosdmesa.com / 20 de julio de 2016

Entrevista realizada por Ricardo Aguilar, publicada en “Animal Político” del periódico “La Razón” el 17 de julio de 2016.

Carlos Mesa habla sobre su nuevo libro, un compendio para comprender la historia del mar boliviano, también se refiere a la política y al Silala.
“Arica, pequeño lugar creado por los españoles en el siglo XVI, es un puerto que tiene sentido porque existe Potosí. De otra manera no se explica Arica hoy, a pesar de que jurídicamente no perteneció a Bolivia ni a la Audiencia de Charcas”, explica el representante Oficial de Bolivia para la Causa Marítima y ex- presidente, Carlos Mesa.Si Bolivia retirara el 100% de su comercio de importación y exportación de ese puerto, Arica muere. La gran ironía es que por razones incomprensibles Arica jurídicamente nunca”
“Se trata de la historia del mar desde la llegada de los primeros hombres hasta la llegada del presidente Evo Morales”. Mesa también habla de las últimas polémicas y dichos de autoridades de Gobierno sobre él.
El texto “La Historia del Mar Boliviano”, comenta el autor, recoge y aclara episodios que han sido distorsionados por la historia oficial de Chile. En ese sentido, por ejemplo, se establece que el vínculo de Bolivia con el mar es previo a la República y previo a la Colonia; que Bolivia nació con mar. La interpretación chilena al respecto es que Simón Bolívar incorporó el mar a Bolivia arbitrariamente. “Eso no es cierto, Bolívar se basó en el uti possidetis iuris que valía como concepto general para todas las naciones de América del Sur en el momento de nacer”.
— ¿Qué otras distorsiones?
— Otro de los elementos que Chile ha planteado como una tesis es que respondió a una agresión y que Bolivia inició la guerra. Ahí hay dos aspectos clave: uno, el hecho de que la historiografía boliviana ha planteado, como el detonante fundamental, que la razón de la guerra era el impuesto de los 10 centavos por quintal exportado a la Compañía de Salitres de Antofagasta. Hubo un impuesto que evidentemente violaba el Tratado de 1874 que establecía que Bolivia no podía ponerle a las empresas extranjeras ningún impuesto nuevo durante 25 años. Pero el punto aquí está en la decisión del presidente Daza, posterior al impuesto de los 10 centavos. Cuando Daza acepta que es un argumento difícil de defender para Bolivia, se reúne de emergencia con su gabinete y firma un decreto estableciendo la rescisión del contrato con la Compañía de Salitres. Es una decisión incuestionable, como la nacionalización de la Gulf (1969) o el decreto de mayo de 2006. Esto se toca poco, no se le da la importancia suficiente.
El elemento siguiente, la invasión de Antofagasta —producto de la decisión del Gobierno de Chile de defender los intereses de senadores, diputados y ministros del gobierno de Aníbal Pinto e intereses británicos—, que define la invasión militar de Antofagasta, que es un hecho de armas absolutamente unilateral, inaceptable e injustificable por donde se lo mire.
(Por otro lado), una tesis que vengo sosteniendo y que no era aceptada es que se ha afirmado que Bolivia había tenido una política internacional errática, contradictoria, frente a Chile. Mi tesis es la contraria. A partir de 1910 los propios liberales hacen un mea culpa y Sánchez Bustamante plantea una negociación con Chile y Perú para tener acceso soberano por los puertos de Tacna y Arica. Ahí se establece una línea que Bolivia, salvo una excepción, no ha cambiado un milímetro a partir de entonces. Esa línea ha sido que no hay una solución definitiva al problema bilateral si Chile no reconoce que tiene que darle una salida soberana al mar independientemente del Tratado de 1904. En esa línea podemos entender que la petición de anular el Tratado a la Liga de las Naciones (1921) es la excepción. La línea maestra de la política boliviana de Sánchez Bustamante a Evo Morales es clara: plantearle a Chile que negociemos un acceso soberano al mar. ¿Cuál es el resultado? Los actos unilaterales de Chile, que se compromete desde 1920 en adelante a negociar con Bolivia sabiendo, por supuesto, que había firmado un tratado en 1904.
—Un tema que toca es el de Arica, cuya población en el siglo XIX pidió adherirse a Bolivia, lo que tiene que ver con el Cerro Rico de Potosí en su escudo. ¿Qué papel juega en esto Andrés de Santa Cruz?
— El primer elemento para comprender porqué Arica nos concierne tanto, cuando hablamos del mar, es que Arica ha sido y es el puerto natural de Bolivia. La creación de la Audiencia de Charcas se da por la necesidad de administrar la riqueza del Cerro Rico de Potosí, eso obliga a la Corona a crear una jurisdicción especial con su capital económica en Potosí y su capital política en La Plata, hoy Sucre. La salida de la plata del Cerro Rico se hace por la vía de Buenos Aires, larga y cara; o por Arica, que es mucho más próxima y es la más usada. Arica, pequeño puerto creado por los españoles en el siglo XVI, es un puerto que tiene sentido porque existe Potosí. De otra manera no se explica Arica. Hoy, si Bolivia retirara el 100% de su comercio de importación y exportación, Arica moriría.
La gran ironía es que, por razones incomprensibles, Arica jurídicamente nunca perteneció a Bolivia ni a la Audiencia de Charcas. Ahí juegan dos personajes. Francisco de Toledo pidió a las autoridades de Sevilla que trasladen la jurisdicción de Arica de la Audiencia de Lima a la de Charcas, pero se negaron. En el siglo XVI, el rey Felipe IV le otorga a Arica su escudo de armas: en la parte superior, como no podía ser de otra manera, está el Cerro Rico de Potosí, en la versión moderna está el mismo cerro pero “adecuadamente” estilizado para que no se distinga con claridad.
La otra personalidad es Santa Cruz, que es presidente del Perú cuando el presidente Antonio José de Sucre le pide una negociación para canjear una parte de Apolobamba y Copacabana más una compensación económica a cambio de Arica. Santa Cruz se niega, es un error que explica al decir que como presidente del Perú, siendo boliviano de origen, no podía dar lugar al equívoco de estar perjudicando al Perú. Luego, como presidente de Bolivia, se dio cuenta de su error y negoció la misma posibilidad con el presidente peruano Agustín Gamarra, que negó la posibilidad. Cuando se hizo Protector de la Confederación Perú-Boliviana asumió que Arica había pasado a formar parte del esquema integral de los dos países y consideró que ya no era necesario insistir en el tema.
— En el siglo XIX la misma población pidió la anexión.
— No de manera formal. Sí hay una corriente en el caso de Tacna muy clara, donde hay un pedido formal a Bolívar de que Tacna forme parte de la República, lo cual habría arrastrado a Arica, hubo movimientos por la lógica del relacionamiento existente.
— Pasando a otro tema, el No ganó el referéndum, usted dijo que iba a votar No…
— Aquí lo que vale la pena subrayar no es tanto un análisis de la victoria del No, sino el hecho de que mi decisión personal de votar por el No marca lo que yo entiendo que debe ser la comprensión que diferencie política de Estado de política de Gobierno. El Presidente planteó, cuando comenzó el proceso contra Chile, que Bolivia iba a hacer una política de Estado de esta causa. Sobre esa base me invitó a ser Representante Oficial de Bolivia para la Causa Marítima. Mi aceptación tenía que ver con que se entendía y compartía la idea de que es una política de Estado.
En ese entendido decidí como cualquier ciudadano mi voto. Esa discrepancia no debió haber afectado en absoluto mi relación con el Presidente en el tema del mar. Entiendo que el expresidente Paz Zamora y el expresidente (Jorge) Quiroga también han mostrado opiniones distintas y eso es legítimo. Lamentablemente esa no ha sido la interpretación, pero espero que después del paréntesis se pueda volver al cauce normal y original.
— No se ven señales de esa comprensión, al contrario incluso le acusan de un desembolso de dinero a Lupe Andrade. Usted no se pronunció al respecto.
— No ha habido una respuesta porque no tiene que haber una. El Gobierno de Bolivia que yo presidí, en función de una petición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, llevó adelante un acuerdo amistoso con la señora Andrade. Yo como Presidente tuve conocimiento superficial del tema cuando el Ministro de la Presidencia me dijo que había esa cuestión pendiente y le respondí que haga lo que haya que hacer desde el punto de vista de la ley para defender los intereses de Bolivia, porque el punto era evitar que se produjera un proceso que fuera más costoso que el de un acuerdo de partes. No puedo ni debo darme por aludido.
— También se habló de la vocería sobre el Silala, Doria Medina y la decisión de no incluirlo en el equipo.
— ¿Qué puedo decir? Es un punto de vista del Presidente.
— El Silala… En un charla acerca de los acuíferos, un expositor de la desaparecida Udapex (Unidad de Análisis de Política Exterior) dijo que no sabemos cómo es en el sub- suelo, aunque por lo general los acuíferos son muy grandes. Es decir, hay la posibilidad de que el acuífero bajo la superficie sea transfronterizo…
— El concepto es el siguiente. El Gobierno de Bolivia adelantó que iba a llevar un proceso contra Chile, y el Ministro de Relaciones Exteriores poco después dijo que los estudios para concretar la demanda iban a durar por lo menos dos años, probablemente por los temas que acabas de mencionar. No olvidemos que el que está haciendo el juicio es Chile a Bolivia. Dicho lo cual todas las dudas van a ser resueltas por la Corte Internacional de Justicia. Es un conflicto cuyas respuestas son jurídicas y técnicas.
— ¿Qué perspectivas ve a la defensa?
— Muy importantes, siempre he creído que Bolivia tiene argumentos muy sólidos. Planteas, y me parece muy bien, una serie de explicaciones que dan lugar a preguntas que hay que responder, pero mi impresión es que si la posición de Bolivia no habría sido sólida, Chile hubiera respondido desde mucho antes a las acciones que Bolivia planteó cuando en 1997 rescindió el contrato con una empresa privada, el famoso contrato de 1908. ¿Por qué Chile tardó tanto en plantear una respuesta que podía haber hecho hace 20 años cuando se hizo la observación?
— Cuáles son las próximas accio- nes de la representación suya en la causa marítima.
— Mi representación es parte de una estrategia de equipo. Chile esta misma semana, se da por seguro, va a presentar su contramemoria a La Haya [al día siguiente de esta entre- vista fue presentado el documento por Chile]. En el día o al día siguiente La Haya hará conocer al agente [Eduardo Rodríguez Veltzé] el documento, que será analizado por el equipo; lo conocerá el Presidente, quien convocará al consejo de estrategia de asesoramiento marítimo, que definirá una política con relación a varios temas como el comunicacional. Estoy a la espera de ser convocado una vez que Bolivia conozca el contenido de la contramemoria para definir las acciones comunicacionales.
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