Foto: Pedro Miguel Álvarez Carvalho y su esposa Domitila Suárez
cuando estaban en la Guerra del Chaco.
Varias parejas se fueron de la mano, como Domitila Suárez de
Álvarez, quien acompañó a su esposo Pedro Miguel Álvarez, hasta la misma línea
de fuego.
Con nuestros contingentes llegaban a Trinidad grupos de
mujeres llamadas “soldaderas” vestidas con pantalón kaki y mochila al hombro
para continuar, hasta donde vayan ellos.
Muchas heroicas benianas comprendieron que debían ayudar a
rescatar de la muerte a los combatientes heridos y, con su apostolado, llegaron
como enfermeras entre el fuego y la metralla, entre estas abnegadas tenemos a:
Celima Vaca Becerra de Trinidad, Domitila Olmos de Riberalta, Laura Roca
Sanguino de Santa Ana, Clementina Pardo de Guayaramerín, Longina Moreno de
Menacho de Exaltación.
Y muchas otras extraordinarias benianas que, en las miradas agradecidas,
recibían una recompensa más valiosa que todas las riquezas del mundo. El
Gobierno Nacional les concedió el grado de Sargentos. Otra decidida
beniana que un año después, el 14 de noviembre de 1934, vistió el uniforme militar
llena de orgullo y civismo, fue Elvira Céspedes de Tezanos Pinto, quien
acompañó a su esposo, el medico sucrense Luis de Tezanos Pinto, como enfermera
en el sector norte “SAN JOSÉ DE CHIQUITOS” donde fundó el hospital civil para
variolosos y fue designada primera presidenta de la Cruz Roja con atención de
dicho hospital.
Desmovilizada en 1935 como Suboficial de Sanidad, fue
diplomada por la Sanidad Militar “POR SERVICIOS PRESTADOS COMO ENFERMERA EN LA
ZONA DE OPERACIONES”.
Otro caso notable fue el de Abigail Beltrán Torrico quien
con los primeros contingentes riberalteños vistió el uniforme y marchó como
enfermera de la Cruz Roja.
Con arrojo increíble en una mujer, estuvo en la zona de
operaciones cumpliendo su rol de Ángel de la Guardia y manejó armas y combatió
como hombre, reemplazando a los caídos, con el coraje y la inexperiencia de sus
pocos años.
Permaneció en la campaña hasta el final. No sufrió heridas y
regresó a Riberalta llena de orgullo por haber servido a su amada Bolivia.
En Riberalta, sus hazañas en las puertas del infierno de
pólvora y fuego, eran comentadas con gran admiración por todos aquellos
excombatientes testigos de su heroísmo. Nuestra heroína Abigail Beltrán Torrico
falleció en Riberalta en la década de 1980.
Extracto del libro: Hazaña beniana en la Guerra del Chaco
edición 2014 de Arnaldo Lijerón Casanovas SOCIEDAD DE ESTUDIOS GEOGRÁFICOS E
HISTÓRICOS DEL BENI.
La beniana Elvira Céspedes junto a su esposo el medico
sucrense Luis de Tezanos Pinto y otras enfermeras.
Elvira Céspedes Añez.
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