Por: O. Cordova.
Captura del fortín paraguayo “Corrales”
“El fortín estaba en nuestro poder. Constatamos muchos muertos del enemigo...
bastante material bélico, munición, prendas personales, frazadas y ponchos con
el escudo argentino, fusiles con el mismo símbolo...”
(Guerra del chaco — 1 de enero de 1933).
Batería Sossa—
...“Su Comandante, había consultado si se animarían a avanzar hasta las piezas
que no tenían protección y de allí se podría disparar algunos cañonazos a
metralla...un apuntador a la cabeza, su personal y el Capitán Sossa, se
arrastraron y llegaban sin ser vistos por el enemigo hasta una de las piezas,
se midió aproximadamente la distancia como quien dice “a ojo de buen
cubero" y en dirección al emplazamiento de las piezas enemigas y el reducto
que habría pasado desapercibido a la vanguardia “graduación de la
espoleta-cero. Tambor-Cero-Plato-Cero” y salían dos tres cañonazos con disparos
a “metralla”, unos gritos de dolor, un humo denso y las fracciones enemigas
apostadas con sus automáticas, habían sido silenciadas, el enemigo barrido, y
quedaba expedito el camino. Esta brillante iniciativa del Comandante de la
Batería N° 9 y parte de su personal, tiene que escribirse con letras en moldes
de Oro... Uno de los cañones vomitaba su carga mortífera a metralla, que con
uno, dos y tres cañonazos fueron suficientes para silenciar las automáticas
paraguayas.
Se entablaba combate intenso, el enemigo no tenía tregua, todas las unidades
nuestras los acosaban y mientras tanto la situación era favorable a nosotros,
prácticamente estábamos ya en poder de “Corrales”, ya se iniciaba la
persecución. Con el fracaso del “Pari”, solo habían esperanzas en la compañía
Varnoux, que debía salir a Betty, recorrido que lo había efectuado por senda
trabajada por el entonces oficial de reserva recién ascendido a este grado
Ismaél Noriega. Serían más o menos las dos de la tarde y algo más, el fortín
estaba en nuestro poder. Constatamos muchos muertos del enemigo... bastante
material bélico, munición, prendas personales, frazadas y ponchos con el escudo
argentino, fusiles con el mismo símbolo, machetes, herramientas. Las cocinas
estaban con fuego y los turriles con abundante mote y carne; es decir que no
les dimos tiempo ni para voltear sus tanques, estábamos hambrientos y sedientos
asaltamos y nos servimos a nombre de nuestros enemigos, un frugal almuerzo
encontramos abundante agua y no obstante la prohibición superior, no hicimos
caso y bebimos hasta la saciedad”.
(EL CAMPO DE LOS MUERTOS — TTE. JOSE S. GARCIA G. Relatos de
la Guerra del Chaco).
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