Imágenes: Decreto del presidente Hilarión Daza.
CORSARIOS BOLIVIANOS
Por: Álvaro Ríos – Este artículo fue publicado en dos partes
en el matutino El Diario de la ciudad de La Paz; el 11 y 12 de noviembre de
2014.
El año 2006, entre otros, será recordado porque se conmemoró
el 400 aniversario de la fundación de Oruro, Michelle Bachelet ganó las
elecciones en Chile y por el estreno de la película “Los Piratas del Caribe, el
cofre del hombre muerto”, film donde se rescata la frase “La vida es cruel.
¿Por qué la otra vida iba a ser distinta?”
Sea como fuere, la piratería es una actividad que dio origen
a otras actividades similares, como es el caso de los corsarios. En efecto, la
voz “corsario” proviene del latín “corsus” que significa “carrera”, porque
corrían en el mar; los corsarios, a diferencia de los piratas, tiene el derecho
de capturar y saquear a los barcos enemigos de un determinado país en tiempo de
guerra, aunque se acepta las acciones del corso en tiempo de paz como
represalia.
La práctica del corso nace en el Siglo XIII, pero se
intensificó en el Siglo XVI como una respuesta a los países europeos, para
romper la hegemonía comercial española en el mar y como una réplica del país
ibérico para recuperar los bienes de la corona.
Para iniciar su actividad los corsarios recibían una patente
del monarca (e inclusive subvenciones como naves, pertrechos u otros),
obligándose a aceptar los usos y leyes de guerra así como entregar una parte
del botín a la corona, e inclusive a algunos ayuntamientos que los apoyaban.
El derecho del corsario nace de la “Ley del Talión” como el
ejercicio del derecho de vendetta; el corso no podía ser calificado como un pirata,
ni como agresor privado, sin embargo, se ha identificado por lo menos ocho
circunstancias en las cuales el corso podía incurrir actos de piratería, lo
cual ha inspirado a Azcárraga a afirmar que: “todos los corsarios son piratas…
y todos los piratas son, o pretenden, por lo menos, corsarios”.
Esta institución no es extraña a los países americanos,
baste con señalar a manera de ejemplo que el Reglamento Constitucional
Provisorio de Chile del 27 de octubre de 1862, constitucionalizó la actividad
del corso en los artículos VII y VIII (como referencia obligada se debe
manifestar que dicho texto fue elaborado con la participación del chuquisaqueño
Jaime Zudáñez). Asimismo, el 14 de julio de 1815, en Puruarán (México), se
expidió un decreto abriendo el derecho de corso a mexicanos y extranjeros
contra España, dicha decisión se basó en el instructivo dirigido por José
Álvarez de Toledo al gobierno insurgente el 15 de febrero de 1815.
Un primer precedente en el cual Bolivia reconoció el derecho
de corso fue durante la Guerra Hispano – Sudamericana, oportunidad en la cual
se consintió el precitado derecho mediante el Reglamento de Corsarios, de 1 de
junio de 1866. Sin embargo, en dicha oportunidad nuestro país no llegó a
intervenir de manera directa, teniéndose como referencia principal del
ejercicio del precitado derecho de parte del país ibérico el 22 de agosto de
1866, con la captura de la corbeta “Tornado” de bandera chilena de parte de la
fragata “Gerona” bajo pabellón español.
Durante la Guerra del Pacífico, el Gral. Hilarión Daza,
emitió el Decreto Supremo de 26 de marzo de 1879, por el cual se reconoció el
derecho de corso contra los buques que navegaran con bandera chilena y contra
el comercio mercante chileno fuera o no contrabando de guerra y que estuvieren
a bordo de navíos neutrales, mismo que fue reglamentado a través de sus 16
artículos, derecho que se pretendió ejercer durante la precitada guerra y en
cuyo artículo final, se otorga el derecho de ciudadanía a la dotación del
buque.
En una segunda entrega hablaremos de los corsarios
bolivianos durante la Guerra del Pacífico, hasta mientras, recordemos otra
frase de la “Los Piratas del Caribe, el cofre del hombre muerto”, cuando Jack
Sparrow afirma que: “Llega un momento en que hay que asumir la responsabilidad
por los errores cometidos”.
El año 2007 será recordado, entre otros, por la pérdida de
Luciano Pavarotti; por el famoso “¿Por qué no te callas?” del rey Juan Carlos
de España y el estreno de la película “Piratas del Caribe: en el fin del
mundo”, donde se rescata la frase “Hoy en día el único modo de ganarse la vida
es por medio de la traición”.
En la primera parte desarrollamos la evolución del corso,
así como algunos precedentes en Chile, México y, desde luego, en Bolivia.
Retomando lo anterior, debemos señalar que durante la Guerra del Pacífico, eran
conscientes de que el dominio del mar otorgaría al país vencedor una ventaja
para proveer de víveres, armamento y pertrechos a sus respectivos ejércitos.
La superioridad del ejército agresor era innegable, su
escuadra naval estaba formada por los blindados “Blanco Encalada” y “Cochrane”,
las corbetas “Esmeralda”, “Abtao”, “O’Higgins” y “Chabuco”, además de las
cañoneras “Magallanes” y el “Covadonga”, en relación con los blindados
“Huáscar” e “Independencia”, los monitores “Huáscar” y “Atahualpa” y las
corbetas “Unión” y “Pilcomayo” del Perú y frente a la humilde flota boliviana
compuesta por el guardacostas “Gral. Sucre”, el bergantín “María Luisa” y el
cañonero “Morro”. El escritor chileno B. Vicuña Mackenna, en tono de sorna,
señala que la única ayuda que prestó Bolivia al Perú en la campaña por el mar
fue una lancha del señor Speedy y 16 balsas de totora del Lago Titicaca.
En ese sentido, el gobierno del Gral. Hilarión Daza emitió
el Decreto Supremo de 26 de marzo de 1879, por el cual nuestro país reconoció
el derecho de corso contra los buques que navegaran con bandera chilena y
contra el comercio mercante chileno fuera o no contrabando de guerra y que
estuvieren a bordo de navíos neutrales. Sin embargo, nuestro país no llegó a
emitir ninguna patente de corso, debido a la fuerte oposición de los gobiernos
de Estados Unidos y de Inglaterra, cuyos reclamos fueron presentados a través
del Ministro de Relaciones Exteriores del Perú al embajador boliviano en el
país incaico. Esta decisión se mantuvo invariable a pesar de la solicitud del
periódico “El Nacional” del Perú para que el Gobierno de Bolivia expida
patentes de corso a fin de causar daño a la flota chilena.
A pesar de ello, el C.N. S.P. J.A. Zurita Eguino nos ha
ilustrado sobre el corsario “Laura”, un vapor peruano que fue adquirido por
personal de la marina de dicho país, entre quienes destacan Narciso y Guillermo
García y García, Nicanor Asín, Enrique Taboada y Alejandro Saury, quienes se
habrían puesto en contacto con algunos diplomáticos y residentes bolivianos
para artillar el precitado buque que sería bautizado como “Antofagasta”, el
cual actuaría como corsario bajo bandera boliviana.
El objetivo era dar una serie de golpes audaces a la flota
chilena, comenzado la noche del 22 de marzo de 1879 con el vapor chileno
“Itata”, siguiendo con el “Loa” y posteriormente el “Rimac”, llegando a formar
una flota de corsarios. El corsario “Laura” nunca entró en operaciones, ya que
el presidente Prado mandó llamar a Guillermo García y García y lo disuadió de
la idea, optando por transferir el navío a la Comandancia General de la Marina
del Perú.
Retomando la película “Piratas del Caribe: en el fin del
mundo”, tengamos presente que la brújula de Jack Sparrow apuntaba a lo que más
deseaba, es decir que el norte de los hombres es aquello que su corazón anhela.
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A continuación los brindamos un artículo del historiador chileno
Pedro Sapunar Peric, cabe aclarar que la óptica de la historiografía chilena en
general es muy distinta a la Boliviana y peruana, y este historiador no es la excepción.
EL CORSARIO BOLIVIANO
“LAURA” DE 1879
Por: Pedro Sapunar Peric.
HECHOS PRELIMINARES
El 14 de febrero de 1879 fuerzas de desembarco transportadas
por el blindado COCHRANE y la corbeta O`HIGGINS tomaban posesión de
Antofagasta, iniciando así la recuperación para Chile de los inmensos
territorios que el Libertador General Simón Bolivar obsequió generosamente a
Bolivia en 1825, atropellando todas las normas del derecho internacional, para
que la recién creada nación tuviera salida al mar, rompiendo artificialmente el
hecho histórico de ser, desde su creación como una entidad administrativa del
imperio Español, una entidad geográficamente mediterránea.
Ante la realidad consumada, el Gobierno de Bolivia reaccionó
como correspondía a una potencia terrestre, lo cual era; ampliando y armando su
ejército y preparándolo para marchar a una teórica reconquista. Por otra parte,
consecuente con su herencia histórica, sin conciencia marítima, Bolivia no
tenía ninguna fuerza naval y ante la extraña situación, fuera de sus
“dimensiones“, del total dominio del mar por parte de Chile, el Gobierno
boliviano del General Hilarión Daza actuó con la única lógica posible al caso;
intentar fomentar la guerra de corso contra su enemigo.
Con fecha 26 de marzo
de 1879, el Presidente Daza firmaba en La Paz, un Decreto Supremo por medio del
cual legalizaba el otorgamiento de patentes de corso contra los buques que
navegaran con bandera chilena y contra las mercaderías chilenas, fueran o no
contrabando de guerra, y que estuvieran a bordo de buques neutrales. El Decreto
incluía un Reglamento de 16 artículos por los que debería regirse la guerra de
corso.
La noticia del Decreto Supremo boliviano según llegaba a las
grandes potencias, causaba declaraciones oficiales de “desagrado“: así en julio
de 1879, el Ministerio de Relaciones Exteriores tomaba conocimiento del
desagrado de Estados Unidos al respecto y, dos meses después, el de Inglaterra.
El encadenamiento de estos hechos desembocó en que finalmente, el 16 de
septiembre de 1879, el Ministro de Relaciones del Perú envió instrucciones a su
embajador en La Paz, a fin de influír ante el Gobierno de Bolivia para que no
expidiera patentes de corso; ello porque no causaría mayores daños a Chile y en
cambio, dicha guerra de corso no era del agrado de Estados Unidos ni de la
mayoría de las naciones de Europa.
LA HISTORIA DEL CORSARIO “LAURA“
En una fecha que se desconoce , pero que debe estar
encuadrada aproximadamente entre el 1 de marzo de 1879 (declaración de guerra
de Bolivia a Chile) y el 5 de abril de 1879 (declaración de guerra de Chile a
Perú y Bolivia), cinco marinos peruanos, Narciso y Guillermo García y García1,
Nicanoe Asín, Enrique Toboada y Alejandro Saury, encabezados por los dos
primeros, se pusieron en contacto con algunos diplomáticos bolivianos
residentes en Lima para armar un barco corsario, bajo bandera de Bolivia, y
luego, a costa del enemigo (Chile), se formaría toda una escuadrilla corsaria
con las naves capturadas por medio de una serie de audaces golpes de mano.
Para tal fin compraron el vapor LAURA, el que estimaron
apropiado para lo que querían intentar, pues se suponía que su pequeño tamaño y
débil construcción no podría inspirar recelos. Lo proveyeron de carbón y
víveres para el raid proyectado y se consiguieron ocho pequeños cañones rayados
para armarlo en guerra. Paralelamente a las gestiones antes mencionadas, se
trabajó activamente en contratar oficiales y tripulantes para reunir la
dotación necesaria para navegar el buque y lograr éxito en la empresa.
El LAURA una vez equipado y artillado, se transformaría
oficialmente en el cañonero Corsario ANTOFAGASTA, cuya primera acción de guerra
programada iba a consistir en la captura del hermoso vapor chileno ITATA2, en
las afueras de la isla San Lorenzo, a su salida del Callao, en la noche del 22
de marzo de 1879. Luego de reunidos los dos buques y marineado convenientemente
el ITATA, se tenía planeado capturar el vapor LOA3, de la misma Compañía
Sudamericana de Vapores, a su paso por Sargallán, 230 kms. al SSE del Callao,
dos días después, el 24 de marzo. El cronista de la “Revista Peruana “, de
donde se obtuvieron estos antecedentes históricos, dice al respecto de estas
dos capturas teóricas del corsario boliviano:
“No puede dudarse de que ante la poderosa artillería que de
improviso encontrare sobre su costado el ITATA, no le era dado de resistir, ni
menos de que el LOA sorprendido por un vapor como el ITATA, conocido para él,
tenía por necesidad de las cosas, que sucumbir “.
Los planes de campaña del corsario boliviano consideraban,
como tercera etapa, que una vez apresados y armados los dos rápidos vapores
ITATA y LOA, los tres buques harían rumbo al sur, hacia Arica, donde se
esperaba dentro de una semana más la arribada del vapor chileno RIMAC, el cual
debería ser la tercera y fácil presa de la escuadrilla corsaria boliviana.
El cronista de la “ Revista Peruana “ elucubraba sobre el
éxito de esta tercera etapa y escribía lo siguiente:
“Apenas alcanza la imaginación a medir la importancia de los
servicios que esos cruceros bolivianos habrían prestado a la campaña naval, sin
tener en cuenta la enormidad del daño que le habría causado a Chile la pérdida
de esos buques, que ha tenido después ocupados en el transporte de sus
ejércitos al teatro de la guerra y en el aprovisionamiento de la escuadra
bloqueadora de Iquique."
Sucedió que, antes de que zarpara el corsario boliviano
desde El Callao para iniciar sus correrías, el gobierno peruano tuvo
conocimiento de que el LAURA se armaba en corso y que se aprestaba a zarpar de
un momento a otro; entonces, tomando en consideración que en aquellos días de
marzo de 1879, si bien Chile y Bolivia estaban de hecho en guerra4, Perú era un
país neutral5, dicha neutralidad le convenía y le era necesaria mantenerla a
toda costa, para ganar tiempo mientras se aprestaban urgentemente su Armada y
su Ejercito para estar en buen pie ante la inminente entrada en guerra del
país. Por eso el Presidente de La República hizo llamar a Guillermo García y
García , que había sido señalado como uno de los dos jefes de la empresa, y se
le conminó a desistir de la aventura y desarmar el vapor, pues, de lo
contrario, si intentaba salir del Callao, sería echado a pique por el HUASCAR.
Es digno de destacarse el hecho que el intento de armar en
corso al vapor LAURA se efectuó en una fecha anterior a la publicación del
Decreto Supremo del General Daza que otorgaba patente de corso.
Frustrado el plan, Guillermo García y García, junto a otros
oficiales, solicitó al Gobierno ser reincorporado a la Armada del Perú, lo que
fue aceptado. El 21 de mayo de 1879, estando a bordo de la fragata blindada
INDEPENDENCIA en la acción de Punta Gruesa contra la goleta COVADONGA, rindió
la vida por su patria.
El Ministro de Relaciones Exteriores del Perú dio
oportunamente las debidas explicaciones al Gobierno boliviano sobre “el asunto
del corsario“. Por otra parte, los víveres comprados para abastecer a la
tripulación del LAURA después de su neutralización, fueron entregados por la
Legación Boliviana en Lima a la Comandancia General de Marina del Perú, con
fecha 26 de junio de 1879. El mencionado Ministerio envió una nota a dicha
Legación, informándole que se le cancelaría la suma de 9.179, 80 soles correspondiente
a los víveres en cuestión, conforme a la lista que se adjuntaba. Después de
este pago, el vapor LAURA, por así decirlo, desaparece de las crónicas en Perú
y Bolivia, no volviendo a ser mencionado en ningún documento o libro de
historia de estos países, por lo que se deduce que su actuación bajo bandera
peruana (¿o boliviana?) debe haber sido insignificante o nula durante 1879 -
1880; sin embargo, como se verá a continuación, reaparecerá fugazmente en
documentos históricos chilenos.
Al día siguiente de la batalla de Miraflores que aniquiló
prácticamente en forma definitiva el poder militar del Perú, el 16 de enero de
1881, casi a medianoche y en las primeras horas del día 17, los buques de la
Armada peruana fondeados en El Callao comenzaron a ser incendiados, volados o
hundidos por sus tripulaciones para evitar que cayeran en manos chilenas; otro
tanto sucedía con los fuertes que guarnecían el puerto.
El 12 de febrero de 1881, el Comandante en Jefe de la
Escuadra, Contraalmirante Galvarino Riveros informaba por oficio al Ministro de
Guerra en Campaña, José Francisco Vergara, sobre los restos de la Escuadra
Peruana en El Callao, el que incluía una lista de los buques, chatas y lanchas
a flote o hundidas en dicho puerto y su estado; en la mencionada lista aparecía
el pequeño vapor LAURA; de él se decía:
“LAURA, vapor fondeado en la bahía ; máquina en mal estado,
no podrá volver a navegar y sólo puede ser utilizado como chata“.
El Ministerio de Guerra y Marina en campaña, en base al
informe del Contraalmirante
Riveros, ordenó con fecha 25 de febrero, que se procediera
al remate público de los cascos a flote o hundidos en la bahía de El Callao y
que se mencionaban en la lista anteriormente citada. El remate se fijó para el
26 de marzo de 1881.
El remate se realizó finalmente el 28 de marzo, rematándose
la mayoría de ellos. El vapor LAURA fue adquirido por la firma Grace Hnos. en $
1.500, siendo el tercer precio más alto de los cancelados en esa oportunidad.
Aquí termina la pista histórica del caso corsario boliviano
LAURA; sin embargo, se tiene un hecho sucedido un año después y que quizás
podría ser el fin de este buque; el 12 de julio de 1882 se desencadenó un
fuerte temporal en la bahía de Valparaíso, produciéndose el hundimiento de
varios buques y lanchas. Vidal Gormaz en su documentado libro “Algunos
naufragios ocurridos en la costa de Chile ...”, da la lista de los siniestros
acaecidos en aquella fecha ; entre estos se encuentra citado el siguiente:
+ "LAURA"
+ “Lancha vapor“
+ “Lancha chilena al ancla en Valparaíso, el fuerte temporal
del 12 de julio de 1882 la echo a pique sobre sus anclas “
Los diarios porteños de la época no la mencionan por su
nombre. El diario “El Mercurio“, si bien detalla los casos de los buques
hundidos, sólo se refiere globalmente al hundimiento de tres lanchas, sin
mayores informaciones.
La Memoria de Marina correspondiente al año 1882 tampoco la
menciona.
Se cierra así este artículo histórico con esta duda. La
lancha a vapor LAURA, hundida en Valparaíso el 12 de julio de 1882, ¿era acaso
el pequeño vapor LAURA rematado en El Callao hacía un año? Ojalá algún lector
interesado pudiera presentar antecedentes que permitieran resolver este enigma.
BIBLIOGRAFÍA
“Revista Peruana“ Colección año 1879 – 1880
“Guerra del Pacífico“ Pascual Ahumada Moreno, volumen l, ll,
V y Vll.
“Bolivia y el Mar 1810 – 1864“. Oscar Espinoza Moraga.
“Algunos Naufragios Ocurridos en la Costa de Chile“,
Francisco Vidal Gormaz.
Diario “El Mercurio“ de Valparaíso, colección 1881- 1882
Diario “La Patria“de Valparaíso, colección 1881 – 1882
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1 Narciso y Guillermo eran hermanos del Capitán de Navío
Aurelio García y García, quien, en el Combate de Angamos estaba a bordo de la
Corbeta Unión.
2 Vapor ITATA, 1211 tons. de carga, 780 tons . de registro.
3 Vapor LOA, 1800 tons. de carga.
4 Bolivia declaró la Guerra a Chile el 1º de marzo de 1879 ,
pero Chile recién la declaró a Perú y Bolivia el 5 de abril de 1879.
5 Aunque sólo “teóricamente“, ya que existía el Tratado
secreto peruano- boliviano de 1873.
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