Fuente: Llallagua Historia de una Montana - Roberto
Querejazu Calvo.
El dueño de "La Salvadora" recibió la presencia chilena en la montaña
de Llallagua como un desafío. Rechazó tentadoras proposiciones de ser absorbido
por la empresa extranjera. Su reacción fue, más bien, de agrandar la suya para
no quedar disminuido al lado de la poderosa vecina. Compró las concesiones que
la compañía "Bebin Hermanos" tenía cerca.
Trató de adquirir la mina y el ingenio del ingeniero inglés John B.
Minchin, pero éste no quiso deshacerse de sus propiedades al principio pero al
final término vendiéndoselo.
John B. Minchin después de una larga estadía de negocios en Bolivia, volvió a
Inglaterra en 1910, dejando el manejo de sus negocios en Bolivia a cargo de un
sobrino. Este desconocía la idiosincrasia del trabajador boliviano. Entró en
conflicto con sus subordinados en la "Compañía Minera de Uncía". Uno
de los empleados llegó a agredirle, dejándole mal parado, física y moralmente.
Minchin, al conocer los hechos, sufrió un gran desaliento sobre el futuro de
sus intereses.
Patiño, informado de la situación, no perdió un minuto de tiempo. Destacó a su
amigo Gustavo Hinke a Antofagasta, para que hiciese una nueva proposición de
compra a Minchin. Este contestó que sólo vendería su empresa si alguien le
pagase 150.000 libras esterlinas al contado. El dinero líquido del que disponía
Patiño en ese momento no alcanzaba a esa cantidad. No titubeó. Recurrió al
Banco Anglo Sud Americano de Londres, con el que tenía negocios desde años
atrás. El banco aceptó hacerle un préstamo. La "Compañía Estañífera de
Llallagua" terció. Ofreció a Minchin 20.000 libras más que Patiño. El
ingeniero inglés consideró que sería incorrecto alterar su palabra empeñada. La
empresa chilena desvió su oferta a Patiño. Lo tentó con una utilidad neta de
esa suma por el simple hecho de su desistimiento. Patiño la rechazó y finiquitó
la operación con Minchin. "La Salvadora" y la "Compañía Minera
de Uncía" quedaron unificadas. La maquinaria de los ingenios se concentró
en una sola planta. Los trabajos de la mina fueron puestos bajo la misma
administración.
Patiño hizo otra importante inversión adquiriendo las minas de "Penny,
Duncan y Harrison" y otras existentes en el cerro Pozoconi de Huanuni, por
un valor total de 450.000 libras esterlinas. Con este motivo escribió a su
amigo Néstor Cueto Vidaurre, declarando que era de opinión que "los
intereses mineros del país deben estar en manos de bolivianos" y
explicándole que una de las razones por las que adquirió Huanuni fue el
conocimiento de que un sindicato chileno de capitalistas estaba interesado en
el mismo negocio.
En 1906 Patiño organizó el Banco Mercantil, con la oficina central en Oruro y
agencias que se fueron abriendo los años siguientes en La Paz, Cochabamba,
Potosí, Sucre, Tarija y Antofagasta. El capital de 1.000.000 de libras
esterlinas en oro físico fue trasladado de Londres a Oruro. Entonces existían
el Banco Francisco Argandoña, el Banco Nacional, el Banco de Bolivia y Londres,
el Banco Industrial y el Banco Agrícola. El capital de estas cinco
instituciones en conjunto, cinco millones de bolivianos, equivalía a una mitad
del millón de libras del Banco Mercantil.
En 1909 Patiño viajó solo a Hamburgo, para instalar una oficina que se
encargase de escoger y embarcar la maquinaria que seguía necesitando para sus
minas y, al mismo tiempo, le sirviese de agencia de venta de sus minerales en
Europa. A poco de estar en Alemania recibió un cable de su esposa llamándole
con urgencia a Oruro. La firma "Artigue y Compañía" había conseguido
un fallo favorable de un juez de Colquechaca, que ordenaba que Patiño debía
entregar su propiedad "La Salvadora" a los dueños de "La
Negra" y pagar una indemnización por las utilidades percibidas hasta
entonces. Los 30 días del viaje de Hamburgo hasta Oruro fueron una eternidad
para Patiño. Por suerte, su esposa, adelantándose a su arribo, había consultado
con los abogados y tomado las providencias del caso. La Corte Superior de
Justicia de Potosí dejó sin validez el fallo del juez de Colquechaca.
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- EN
REALIDAD, ¿CUÁNTOS MILES DE CIUDADANOS ARGENTINOS FUERON RECLUTADOS PARA EL
EJÉRCITO PARAGUAYO?
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