Por: Adriana Zapata Rosso. // Tomado y disponible en: https://palabramen.wordpress.com/2016/04/04/el-secuestro-de-arturo-taus/ // Fotos: Arturo Taus.
Temprano en la mañana del sábado 20 de febrero de 1954, la recién llegada
nodriza de Arturo Taus sacó al niño de su domicilio en Miraflores con el pretexto
de ir a tomar sol. Fue lo último que se supo de ellos, por lo que los avisos de
su desaparición no tardaron en llegar, primero a las radioemisoras y luego a la
prensa, donde la foto del pequeño de dos años aparecía junto a un aviso de
gratificación.
Al cabo de unos días, el caso parecía alcanzar un final feliz. Se tenían
noticias de que Arturo había sido devuelto a sus padres. Sin embargo, el 10 de
marzo, El Diario, que había tomado la delantera en la cobertura del caso,
desmentía aquella versión al asegurar que el niño Taus seguía desaparecido y
que sus padres se habían visto obligados a mentir en virtud de una amenazadora
carta en la que su autor exigía el desembolso de un millón de bolivianos
(aproximadamente 320.000 bolivianos al cambio actual) a cambio del niño y
advertía de su muerte en caso del incumplimiento de sus demandas.
A partir de ese momento, el caso pasó a ser tratado como un secuestro, hecho
por demás inusitado en aquella época; y que por su gravedad, no tardó en
convocar a todos los sectores de la población. A las labores de búsqueda que
estaban a cargo de la Jefatura de Investigaciones y de Rastro Policial, pronto
se unió la Prefectura, que a la cabeza de Gastón Velasco, organizó la llamada
“Cruzada Social” en pro de la búsqueda de Arturo Taus. A ésta se sumaron los
comandos zonales del MNR, la Arquidiócesis y la ciudadanía en general, la cual
se ocupó de colocar miles de carteles con la imagen del menor, tanto en La Paz
como en las otras ciudades troncales; algunos civiles hasta se ofrecieron para
colaborar en las tareas de cierre de fronteras y vigilancia de distritos,
barrios y calles.
En cuanto a los medios, jugaron un rol fundamental en la campaña. Las
radioemisoras acordaron la transmisión en cadena de audiciones extraordinarias,
los medios escritos publicaron grandes avisos con la foto y descripción del
menor, y hasta el espacio infantil del Abuelito Tito se sumó a la iniciativa de
que todos, niños incluidos, participaran en la búsqueda de “Arturito”.
Sin embargo, a medida que el caso crecía, también lo hacían las preocupaciones
de la familia Taus. Tanto Félix Taus, padre del niño, como su esposa, Felisa
Minckier, ambos judíos y casados en segundas nupcias, se encontraban en la mira
de la Policía a causa de sus problemas maritales y de las acusaciones que se
hacían mutuamente. Minckier acusaba a Taus de querer sacar a Arturo del país
sin su consentimiento –hacía poco había iniciado la tramitación de un pasaporte
para Arturo; y Taus afirmaba que su esposa había sido asistida por su madre
para sacar al niño del país con rumbo a Buenos Aires.
Estas afirmaciones pusieron en entredicho la versión del plagio. “Sigo creyendo
que no hay tal secuestro”, declaraba Mario Abdala, Jefe de Investigaciones, a
cargo del caso, para la edición del 14 de marzo de La Nación, medio que, a
diferencia de El Diario, también se decantaba por esta hipótesis.
Mientras tanto la Cruzada Social entraba a su segunda fase. Ante la falta de
noticias, la Prefectura ofreció una recompensa de 500.000 bolivianos, la cual se
sumaba a los 400.000 bolivianos y 1.000.000 de bolivianos, ofrecidos por Taus y
su esposa respectivamente, reuniendo así una recompensa total de 1.900.000
bolivianos (aproximadamente 610.000 bolivianos al cambio actual). Asimismo, se
sumaron a la Cruzada el Ministerio Público, los Oficiales de Reserva de la
Guerra del Chaco e incluso los escolares, quienes con las iniciales P.I.
(Policía Infantil) en el pecho, se lanzaron a las calles en búsqueda del niño
de dos años.
En la Jefatura de Investigaciones también se hicieron avances significativos
cuando fue detenido Lino Yana Bernabé, acusado de obrar de intermediario entre
Taus y los captores de su hijo. Fue a partir sus declaraciones que se pudieron
dar los primeros pasos concretos para encontrar a los culpables.
Finalmente, el 16 de marzo se obtuvo la tan ansiada noticia de que Arturito
había aparecido. Una pareja de esposos, José y Andrea Román, afirmaba haberlo
encontrado en la puerta de su casa en la calle Villamil de Rada cuando volvía
del cine; posteriormente, Arturito fue trasladado a la Seccional de Chijini,
donde Mario Abdala, Jefe de Investigaciones, lo reconoció por sus señas
físicas: cabello rubio y un problema en la pierna derecha. Su hallazgo era de
lo único que se hablaba al día siguiente.
Los periódicos le dedicaron sendos titulares a la noticia. El Diario incluso
abrió su portada de ese día con: “Apareció el niño Arturito Taus, sano y
salvo”, hecho insólito sin duda alguna porque ese espacio privilegiado se
reservaba siempre para las noticias internacionales.
Un día después, otra noticia sacudía a la población. Había sido descubierta la
identidad del autor del secuestro, Teófilo Ramallo. Este ex boxeador de 38 años
fue identificado gracias al testimonio de José Román, el hombre que afirmaba haber
encontrado al niño en la puerta de su casa. Cuando la policía llevó a Román a
sus oficinas a prestar su declaración, Lino Yana Bernabé (intermediario entre
Taus y los secuestradores), lo acusó de haber sido el hombre que le entregó la
carta para Taus, por lo que Román se puso tan nervioso que acabó admitiendo que
el hallazgo de Arturo había sido en realidad planificado por Teófilo Ramallo,
quien lo había contactado para que le ayudara con la farsa.
También fue sindicada la esposa de Ramallo, Nelly Guevara, de quien se
descubrió que había dado un nombre falso para entrar a trabajar a casa de los
Taus. Era ella Elena Soliz, la nodriza que había sacado a Arturito de su casa
aquella mañana del 20 de febrero.
Comenzaba así a desenmarañarse la trama del secuestro.
En sus primeras declaraciones, Ramallo admitió ser el autor material del
secuestro, mas no el intelectual: señalaba que estaban implicados elementos
extranjeros. Después de un día cambió su testimonio y admitió que tanto la
concepción del plan como la ejecución habían sido iniciativa suya. Interrogado
por las razones que lo habían empujado a cometer este delito, dijo:
“Yo faccioné el plan, influenciado por las revistas y novelas extranjeras por
una parte, y por otra, la mala situación económica en que se encontraba mi
familia”
Sobre su plan declaró orgulloso: “…estaba bien hecho pero falló. No sólo en el
extranjero pueden llevarse a cabo estos planes; había que demostrar que en
Bolivia también se cuecen habas.”
Respecto a la amenaza a la vida de Arturito: “Yo nunca habría dado muerte al
niño porque tengo mis hijos. Quise aprovechar este secuestro para salvar mi
situación económica. Al final, soy padre de familia.”
Declaraciones tomadas de El Diario (21/03/54)
Unos meses después el Ministerio Público inició un juicio en contra de Teófilo
Ramallo, Nelly Guevara de Ramallo, José Román y Andrea de Román; contra el
intermediario, Lino Yana Bernabé no se encontraron las pruebas suficientes para
acusarlo, por lo que el proceso en su contra fue sobreseído.
En cuanto al protagonista de la historia, Arturo Taus, se fue del país en 1955.
Actualmente vive en Israel, y desde allí accedió a una entrevista con este
medio, en la cual brinda su testimonio sobre el secuestro y nos deja dar un
vistazo a su vida 62 años después.
CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS
18 de febrero: Una mujer llamada Elena Soliz se presenta ante el señor Taus
para ocupar el puesto de nodriza que éste había solicitado en un anuncio.
19 de febrero: Elena Soliz comienza a trabajar en la casa del señor Taus.
20 de febrero: Desaparece Arturo Taus.
22 de febrero: Aparecen los primeros anuncios de gratificación.
26 de febrero: Se da a conocer que Arturo Taus fue devuelto a sus padres a
cambio de una fuerte suma de dinero.
10 de marzo: El Diario desmiente la información previa. Afirma que Arturo Taus
se encuentra secuestrado y que se pide 1.000.000 de Bs por su rescate.
Ese mismo día La Prefectura se une a la Jefatura de Investigaciones y organiza
la “Cruzada Social” para encontrar a Arturo Taus. Se suman los comandos zonales
del MNR y el clero.
11 de marzo: La Nación publica: “La Policía presume que el niño Taus fue
llevado a Buenos Aires por su abuela”, dejando ver así las dudas de la Policía
respecto a la versión del secuestro.
12 de marzo: la Prefectura se comunica con las autoridades provinciales y
dispone la facilitación de órdenes de allanamiento. Se unen los Oficiales de
Reserva de la Guerra del Chaco y la “Policía Infantil”.
Se informa que, en el mes de febrero, Félix Taus había iniciado la tramitación
de un pasaporte para su hijo.
14 de marzo: Se detiene a Lino Yana Bernabé, acusado de ser el intermediario
entre Taus y los secuestradores.
16 de marzo: Arturo es encontrado por los esposos Román en la puerta de su
domicilio.
17 de marzo: Es llamado a declarar José Román, a quien el intermediario Lino
Yana Bernabé reconoce como el hombre que le había entregado la carta para Taus.
Posteriormente, Román revela otro nombre clave: el de Teófilo Ramallo.
Ramallo es capturado al igual que su esposa Nelly Guevara. Ésta había entrado a
trabajar a la casa de los Taus usando un nombre falso: Elena Soliz.
18 de marzo: Ramallo confiesa ser el autor material e intelectual del
secuestro.
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