El clásico escritor y diplomático boliviano Eduardo Diez de
Medina describe en su gran obra: De un Siglo al otro. Memorias de un Hombre
Público, un aspecto interesante de los primeros meses de la Administración del
Presidente Hernando Siles Reyes; (1926 1930), como su primer Ministro de
Relaciones Exteriores, expresó lo siguiente: “Siles fue una revelación, aun
para sus ministros. Le sabíamos, inteligente y enérgico, pero no le
considerábamos suficientemente preparado para dirigir la nave del Estado. Tres
o cuatro reuniones del Gabinete, bastaron para disipar la incógnita: estábamos
al frente de un verdadero hombre de Gobierno. Exponía con precisión, elocuencia
y perfecto domino de la materia. Yo que había llegado a conocer, en largos años
de estudio y de experiencia, nuestras cuestiones internacionales, debí quedar
sorprendido ante el primer examen que hizo de nuestra posición en el campo
internacional, estaba perfectamente orientado en orden a nuestros problemas
internos como externos, siendo natural que su administración fuera, por lo
mismo, acertada y constructiva”. Pero el Presidente Siles, fue un adiestrado
diplomático y entendido en la materia de Relaciones Exteriores, antes de llegar
a la silla presidencial.
Nombrado como Ministro Plenipotenciario y Extraordinario en
Lima en 1924, es éste un aspecto poco conocido por la historiografía actual,
que estudia la vida de dicho Presidente. Es en este sentido, que a través de
esta nota describiremos y analizaremos esta corta misión diplomática que fue el
inicio de la vida diplomática de un gran boliviano. Para entender de una mejor
manera, es necesario mencionar que Hernando Siles, nació en Sucre el 5 de
agosto de 1883 y murió aquejado de una inesperada enfermedad a bordo de un
avión, el 23 de noviembre de 1942. Abogado de profesión alcanzó a ser profesor
y Rector de la Universidad San Francisco Xavier. Designado posteriormente
durante la Administración del Presidente Bautista Saavedra (1921 1925), como
Ministro de Instrucción y luego de Guerra y Colonización, al mismo tiempo ocupó
la presidencia del Comité Nacional del Partido Republicano.
Alfonso Crespo, en su libro Hernando Siles. El poder y su
angustia, menciona que durante este periodo, el “Presidente Saavedra se sentía
celoso del ascenso de Siles y no tardaría en producirse un rompimiento entre
ambos personajes, por lo que lo alejó del país como diplomático”. Pero este
castigo, se convertiría en una exitosa misión diplomática.
Informado el 14 de septiembre de 1923, que fue nombrado
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en el Perú.
Presentó el 18 de febrero de 1924, su Carta Credencial, expedida el 4 de junio
de 1923, ante el gobierno del Presidente Augusto B. Leguia.
Durante la ceremonia de presentación, el Ministro Siles,
expresó:
“…en la comunicación de naciones amigas, es siempre grata la
nota que recuerda sus vínculos y busca acrecentarlos… tales sentimientos llegan
al regocijo cuando emanan de países fraternales de identidad autónoma nacional
por la magna pelea que la procuró: de tradición armónica en la vida de ambas
democracias, confundidas al impulso de Santa Cruz en el ensayo de una vigorosa
organización política: aunadas en fin, por el denuedo que pusieron en la
defensa del suelo invadido…
Debemos sentir más que la concordia, la efusión de los
corazones. Hermanos fuimos y somos…”
Sin duda, estas palabras expresan un sentimiento magno de
fraternidad y afecto entre ambas naciones.
Pero dentro de la labor que desempeñó, la correspondencia de
la época refleja que estuvo siempre atento al desarrollo de los acontecimientos
del plebiscito disputado por el Perú y Chile, sobre Tacna y Arica. Por otro
lado, su espíritu crítico categorizó el libro de Tomas O’Connor D’ Arlach, El
General Melgarejo. Dichos y hechos de este hombre celebre, el cual lo calificó
como una publicación malsana que desprestigia la historia presidencial de
Bolivia.
En su función administrativa, mantendría en orden la
legación y consumiría más que sus ingresos particulares la manutención de esta.
Pero entre el trabajo agotador y ceremonioso, el 18 de agosto su esposa Luisa
Salinas Vega de Siles fue operada quirúrgicamente en el Hospital Italiano.
Luego, pasados unos días, el 21 de agosto de 1924, el Dr. Siles, fue también
operado, aunque las notas diplomáticas no expresan la dolencia, la recuperación
de ambos fue rápida.
Pasado un tiempo, el 19 de noviembre de 1924, el Dr. Siles, renunció
al cargo diplomático, debido a un desaire con el Presidente Saavedra, luego se
instaló en la ciudad de Tacna.
A modo de conclusión, podemos decir en las palabras de
Benigno Carrasco, que el Dr. Hernando Siles, “se esmeró en servir
brillantemente los intereses de nuestra patria con el fin de conservar y
acrecentar las relaciones con el Perú, nuestro ex–aliado de la guerra del
Pacifico y cuya amistad era necesario fortalecer en esa hora en que debía
definirse la soberanía de las provincias cautivas de Tacna y Arica pendientes
de la consulta plebiscitaria”.
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