Trabajadores de Cervecería Boliviana Nacional fotografiados
en la planta en la década de 1950.
Por: Alejandra Pau / Publicado en el periódico Página Siete
el 15 de octubre de 2016.
Es un día de diciembre de 1923, los indígenas labradores
Dionisio Quispe y Manuel Ventura compran 36 docenas de botellas de cervezas de
la Cervecería Boliviana Nacional (CBN). Tienen el firme propósito de trasladar
el producto a la localidad de Viacha, según se estima, con la finalidad de
comercializarla durante alguna festividad local. Sin embargo, algo impediría
que concreten sus planes.
Este documento hallado en el Archivo de La Paz fue bautizado
por los historiadores Ana María Lema y Roger Mamani como los "indígenas
cerveceros”. Ambos se encargaron de elaborar una recapitulación de la historia
de la CBN en conmemoración de sus 130 años de existencia.
Cervecería Boliviana Nacional 1886-2016: 130 Años de Historia
repasa diferentes hechos relacionados a una de las bebidas más emblemáticas del
país y el mundo. La demanda de la cerveza que impulsa la conformación de la
industria en La Paz, su contribución en el desarrollo económico del país, su
papel como estrategia de vida y su presencia en las fiestas populares forman
parte de la investigación.
"Este es el primer documento que encontramos sobre la
vinculación, tan temprana, de la Cervecería Boliviana Nacional con un sector
popular que está haciendo un negocio, transportando cerveza desde La Paz hasta
Viacha en un entorno muy difícil, por las condiciones de las carreteras, para
distribuirla”, explica Mamani.
La CBN fundada el 20 de octubre de 1886 como resultado de la
fusión de Cervecería Americana, del alemán Alejandro Wolf, y Cervecería
Nacional, teniendo como propietarios a Luis Ernst, Hugo Preuss, Federico
Groenewold, y Eugenio Stohmann, también de nacionalidad alemana.
Labradores vs. impuestos
Al comprar las 36 docenas de cervezas, Quispe y Ventura
pagan el impuesto estipulado para la venta de bebidas alcohólicas en La Paz.
Emprenden entonces el largo y pesaroso camino hacia Viacha por rutas de tierra
y, por la cantidad de carga, probablemente ayudados por mulas.
Amarga es su sorpresa, cuando al llegar a Viacha, el
licitador del impuesto de internación a la cerveza del país les dice que su
carga es contrabando.
"Rosendo Valencia era el cobrador de impuestos de la
localidad, él les pide que paguen un nuevo impuesto para la internación de esa
cerveza en Viacha (...). Ellos se identifican como labradores, pero señalan que
por necesidad de ganar dinero adquieren la bebida para distribuirla”, detalla
Mamani.
Valencia les decomisa la cerveza. Como la inversión de la
tal vez única dotación de cerveza para la celebración en la localidad
peligraba, los labradores deciden tomar cartas en el asunto y llegar hasta las
últimas consecuencias.
Después de buscar sin éxito al Prefecto, Quispe y Ventura
deciden llevar al tal Valencia a los estratos judiciales exigiendo que les
restituyan la cerveza. La Corte Suprema de Distrito interviene y ordena que la
carga de bebida sea devuelta a sus propietarios una semana después.
Si las cervezas fueron devueltas o no, es un misterio. El
documento finaliza con la determinación de la justicia. El hallazgo de este
documento resultado de la búsqueda de Mamani, que también es archivista, abrió
una puerta a los historiadores para observar cómo la cerveza se establece como
vínculo entre la empresa y sus consumidores, ello a través de estos labradores
que son distribuidores.
"Estos labradores son los ‘proto’ distribuidores que
conocemos en la segunda mitad del siglo XX y cuya figura paradigmática es Max
Fernández. Esto nos muestra cómo la cerveza se va abriendo camino en el ámbito
del consumo popular”, explica Lema.
Para los historiadores, el documento refleja que la venta o
reventa de cerveza en acontecimientos sociales era percibida como una valiosa
estrategia económica.
El gusto del pueblo
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la
cerveza era consumida por alemanes y por algunos sectores de la élite paceña,
pero para la segunda década del siglo pasado ya se consumía en Viacha, según el
documento. Sin embargo, no se sabe con certeza cuál fue la primera experiencia
de distribución de esta bebida realizada por indígenas en alguna
localidad.
La ciudad de La Paz de Quispe y Ventura, de quienes se
ignora si nacieron en Viacha, tiene impuestos municipales para la venta de
"los alcoholes”, además del gravamen nacional para su consumo. El vino,
champaña, coñac y, por supuesto , la cerveza importada y la nacional tenían una
carga impositiva. La asignada a la cerveza estaba en constante ascenso debido a
la creciente demanda nacional.
En 1923 el presidente de Bolivia es Bautista Saavedra, se
vive el auge del estaño y son las vísperas del centenario de la República de
Bolivia. Años antes (1899) La Paz se convirtió en sede de Gobierno, lo que tuvo
implicaciones políticas y económicas.
La contribución económica de la cerveza se da desde entonces
en varios aspectos, como la comercialización en la que intervienen cada vez más
intermediarios. Los beneficios se distribuyen no sólo en la CBN, sino entre los
involucrados en la intermediación.
La presencia de indígenas migrantes del campo en las filas
de los obreros de la CBN se observa años después en registros fotográficos de
la década de 1950.
Los insumos de la cerveza que compraron los labradores eran
en su mayoría importados. Para entonces la demanda de producción de la CBN
superaba a la producción nacional de cebada, por ejemplo, que también era
adquirida por la compañía cervecera.
Del oro a la cerveza
Pero el ingrediente clave de la cerveza era el agua.
"Sospechamos, es una hipótesis, que la ubicación de la cervecería, donde
ha estado desde un principio, no fue casual. Y que se determinó en gran parte
por la presencia de vertientes en la zona, conocida como Challapampa”, comenta
Lema.
Fueron esas vertientes, según los historiadores, las que se
utilizaron en la época prehispánica para lavar oro. En la zona se ubicaba un
asiento aurífero que fue el que atrajo a los españoles al valle de Chuquiago.
El papel del agua de vertiente y su pureza fue puesta
nuevamente en valor cuando CBN adquirió la cervecería Unión Huari en 1930, en
Oruro.
"Pasamos del oro a la cerveza (...). Una bebida que
pasó de ser importada a tener un creciente consumo. Ya en 1908, Bolivia exporta
351 litros de cerveza a Europa, una cantidad mínima, pero simbólica para el
orgullo boliviano”, concluye Lema.
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