Soldados Bolivianos saliendo hacia el Acre. Foto en vidrio
coloreada. // Por: Pilar Mendieta /
Publicado en el periódico La Razón, el 10 de octubre de 2015.
Una vez concluido el conflicto que llevo al país a la Guerra
Federal (1899), José Manuel Pando, ahora presidente de la República, tuvo que
enfrentarse a otro frente de conflicto esta vez en las alejadas tierras del
Acre, un escenario en el que se desarrollaba el auge de la explotación de la
goma elástica.
Para 1899 el territorio del Acre ya reducido en los tratados
de 1867 y 1897 era el espacio comprendido entre el río Madre de Dios en el sur
y la línea oblicua Cunha-Gómez (1897) al norte. Hasta 1899 se había producido
un importante avance de colonizadores brasileños que atraídos por las riquezas
de la región habían ocupado el área de los ríos Purus y Acre al sur de la línea
de fronteras. Desde Bolivia los pioneros del caucho habían logrado establecerse
en el Abuná y comenzaban a ocupar el Acre. A pesar de ello, el Estado boliviano
no tenía mucha presencia en la región y se hallaba imposibilitado de ejercer un
adecuado control en lo que se refiere a la presencia brasileña.
En un esfuerzo por tomar el control de la frontera el
Gobierno boliviano creó en enero de 1899 la aduana de Puerto Alonso sobre la
margen izquierda del río Acre con propósitos eminentemente administrativos.
Debido a ello, prontamente Puerto Alonso se convierte en centro de conflictos
provocados por gomeros y banqueros brasileños que sintiéndose afectados en sus
intereses decidieron resistir el impuesto del Gobierno boliviano declarando la
“República independiente del Acre, Purús y Yacu”. Cajueiro, Riosinho, Puerto
Acre, Bague son los nombres de algunas batallas en los que el Ejército
boliviano peleó defendiendo la soberanía de Bolivia.
La resolución del Gobierno boliviano de cobrar un impuesto
en lo que ahora se llamaba Puerto Acre (antes Puerto Alonso) provocó la llamada
Segunda Revolución del Acre liderada por Plácido de Castro en agosto de 1902,
quien tomó Puerto Acre y otras posiciones bolivianas como la barraca gomera del
empresario boliviano Nicolás Suárez.
Nicolás Suárez resolvió organizar una columna de defensa que
se llamo Porvenir en la que tuvo una destacada participación el después coronel
y general del ejército Federico Román. La columna Porvenir constaba de 250
siringueros armados con rifles Winchester, con los cuales Suárez combatió
tenazmente durante varias semanas en un desesperado esfuerzo por defender su
imperio y la soberanía boliviana.
La batalla más heroica de esta columna fue la de Bahía
(actual Cobija), que se produjo un 11 de octubre de 1902. Solo el arroyo de
Bahía, de unos 500 metros, dividía las fuerzas bolivianas de las brasileñas
dirigidas por los coroneles José Galindo y Antúnez de Alencar. Se destaca la
acción de hombres provenientes del actual departamento de Pando, pero también
de un siringuero tacana oriundo de Ixiamas llamado Bruno Racua, quien en su
ofensiva lanzó flechas incendiarias a los galpones de madera donde se
refugiaban los brasileños, dejando 57 muertos, ocasionando su fuga y evitando
una mayor pérdida territorial para Bolivia.
De modo que en febrero de 1903 la revolución había adquirido
un nuevo aspecto, con todas las características de una guerra local entre dos
estados, y aun con la posible inclusión de Perú. Mientras Pando marchaba al
Acre, el Gobierno boliviano en La Paz debía decidir entre una segura derrota militar
o una derrota diplomática. En febrero de 1903 se firmó un Modus Vivendi que
establecía la desmovilización de las tropas bolivianas y la suscripción de un
nuevo tratado. Finalmente, el gobierno de José Manuel Pando firmó el Tratado de
Petrópolis el 17 de noviembre de 1903, poniendo fin a la Guerra del Acre y a
las tensiones entre ambos países.
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