Por: Oscar Cordova.
De súbito los estafetas gritaron alborozados: -Lo pilas! ya
se han rendido ¡ya se han rendido! ! ya están aquí!...Salimos presurosos a la
picada. El capitán Tovar ponía en formación a un grupo de soldados con uniforme
azul. !Hay tres oficiales! - borboto alguien Han caído sin un tiro! comento
otro...Entre tanto los oficiales paraguayos entraron al puesto. Venían trémulos
de miedo, vencidos de humillación. Se nos dirigieron los tres. Uno de ellos
ofreció un prismático a alguien. Otro alargó una hermosa brújula a un oficial
divisionario que apareció no sé de dónde. El tercero se me aproximó
atropelladamente con varias cajetillas de cigarrillos en las manos extendidas.
Sírvase usted.. . mi. .. Sírvase usted. .. dijome con
miedosa amabilidad. Le temblaban las manos y en su mirada había, una angustiosa
imploración. -Gracias...le dije secamente.- No fumo. El pobre hombre sintióse
perdido y, acezante y desesperado, siempre con las manos extendidas, rogóme:
Hágame el bien de aceptarme. No me rechace usted... No me desaire.. --No es por
desairarle. . . No tengo costumbre de fumar. Pasó el infeliz a ofrecer sus
cigarrillos a Ivanovic. Este le aceptó, En el mismo estado psíquico sus
camaradas seguían cediendo trofeos a otros oficiales que habían acudido. -
Nunca he visto un derrumbe de espíritu doloroso ni una impotencia más
convencida de su desamparo. Unas horas antes esos hombres eran todavía
guerreros íntegros capaces de muchos triunfos. Unas horas antes constituían aún
una amenaza para nosotros. Ahora eran tristes guiñapos desechos y dispuestos a
echarse en el charco de todas las ignominias. Ahora se habían convertido en
seres miserables que en su ansia de seguir viviendo nos demandaban misericordia
con toda elocuencia de su pavor y con todo el temblor de su cuerpo.
Uno era
capitán y los otros tenientes segundos... El Tte. Ivanovic y yo condujimos a
los tres oficiales al comando del Jordán, en un camión. Redacté el acta de
rendición en los términos que acordaron los jefes. -Que la copie de su puño y
letra el capitán -ordenó el Tte. Coronel Ramos y que sea en dos ejemplares y
que la firmen los tres oficiales. Si no quieren firmar, los hacemos fusilar...
No hay remedio... Yo estaba seguro de que el capitán se negaría a copiar el
acta y me temía una catástrofe... Cuando le pusieron delante del papel y la
pluma empezó a temblar de nuevo y el terror volvió a reflejarse en su semblante.
Hizo las dos copias, las firmo sin vacilar. Se llamaba Irineo Díaz... Los otros
estamparon sus firmas como quienes saben que en ello está su salvación. Se
llamaban Bernardo Ocampo y Novel Llamosas, dos hombrecitos menudos y morenos.
Con estos oficiales caían ochenticinco soldados. Habían venido a su mando tres
oficiales y noventa soldados; pero uno de los primeros había caído herido al
rebasar la línea del “Jordán” y cinco soldados habíanse desprendido de la
colina llevando partes. No se sabía si estos cumplieron su misión o perecieron
en el camino. Ricardo Rodríguez nos hizo una síntesis de la captura. El día
ocho cuando se restableció la línea del “Jordan” soldados nuestros vieron pilas
en el bosque situado al oeste de la picada de circulación. Se destacó entonces
una patrulla con la orden de no desprenderse del adversario No tardó en llegar
un parte en sentido de que los pilas se habían posicionado sobre una colina.
Fue la compañía Calderón del batallón Rodríguez, con al misión de controlar
todo movimiento enemigo. Con parte del batallón Tovar se cerró el cerco anoche.
La colina ocupada media unos tres kilómetros de largo. Esta mañana nuestros
morteros fueron emplazados para concentrar su fuego sobre las posiciones
enemigas. No se disparo un tiro. Aparecieron banderas blancas en la cumbre. El
subteniente Adet Zamora subió como parlamentario y regresó seguido de los
prisioneros. El capitán Díaz obsequió su pistola al capitán Rodriguez. Veíase
un montón de fusiles y de automáticos. Algunos soldados revolvían papeles en
dos cajas de munición. Todo aquello era el botín de la mañana, me acerqué a ver
las armas, había 11 ametralladoras livianas, de las cuales dos eran bolivianas,
cuatro paraguayas y cinco no llevaban escudo. Estas sin escudo son argentinas -me
dijo un cabo veterano que custodiaba el botín. Había también dos pistolas
ametralladoras...
(Jesús Lara: Diario de un hombre que fue a la Guerra del
Chaco (1938) libro REPETE).
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- EL TENIENTE ORUREÑO JOSÉ ROSENDO BULLAÍN, NOTABLE GUERRERO Y HÉROE DE CAÑADA STRONGEST
- AL MUNDIAL DE URUGUAY 1930 FUIMOS CON OCHO ORUREÑOS, TRES POTOSINOS, TRES PACEÑOS Y DOS COCHABAMBINOS
- LA SITUACIÓN DE SANTA CRUZ (EL ORIENTE BOLIVIANO) ANTES DE LA GUERRA DEL CHACO
- 1862 Y 1865 LA PUGNA REGIONALISTA DE LA PAZ Y COCHABAMBA
- LOS SERVICIOS DE ESPIONAJE A FAVOR DEL PARAGUAY EN LA GUERRA DEL CHACO
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- EL TENIENTE ORUREÑO JOSÉ ROSENDO BULLAÍN, NOTABLE GUERRERO Y HÉROE DE CAÑADA STRONGEST
- AL MUNDIAL DE URUGUAY 1930 FUIMOS CON OCHO ORUREÑOS, TRES POTOSINOS, TRES PACEÑOS Y DOS COCHABAMBINOS
- LA SITUACIÓN DE SANTA CRUZ (EL ORIENTE BOLIVIANO) ANTES DE LA GUERRA DEL CHACO
- 1862 Y 1865 LA PUGNA REGIONALISTA DE LA PAZ Y COCHABAMBA
- LOS SERVICIOS DE ESPIONAJE A FAVOR DEL PARAGUAY EN LA GUERRA DEL CHACO
Los bolivianos son unos inútiles,acaso no saben quien ganó la guerra? Un año más y hubiéramos conquistado todo el país! Agradezca a Dios que todavía existen!
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