Por Camilo Francka / @camilofrancka / Este artículo fue
publicado originalmente en: http://www.tycsports.com
Las botas negras del orureño José Rosendo Bullaín pisan
charcos de sangre y su uniforme militar también se tiñe del rojo que desprenden
los heridos de la Guerra del Chaco. Los cadáveres se cuentan de a cientos.
Luego serán miles. Tiene a su cargo la Batería 8 de Artillería. Además, Bullaín
es delantero, juega en The Strongest y es una de las figuras del futbol
boliviano. El 25 de mayo de 1934, mientras corre junto con ocho compañeros para
buscar cañones enemigos durante la batalla de Cañada Strongest, se ve
sorprendido por la desgracia: una balacera paraguaya lo hiere de muerte.
Víctor Hugo Estrada Cárdenas es un carismático jugador
devenido en capitán, pero no de equipo sino de traje oliva: el 11 de diciembre
de 1933 cae prisionero. Luis Emilio Aguirre fallece cuando las fuerzas
bolivianas intentan tomar el fortín Boquerón. El delantero y poeta Froilán
Pinilla, quien en 1936 escribiría el himno de The Strongest, no escapa al sonar
de las ametralladoras. El mediocampista Renato Sainz, que en 1930 representó a
su país en el Mundial de Uruguay, ahora lo hace en el campo de batalla.
Bullaín, Estrada, Aguirre, Pinilla y Sainz fueron sólo
algunos de los futbolistas de The Strongest que participaron en la guerra
fronteriza del Chaco, protagonizada por Bolivia y Paraguay entre septiembre de
1932 y junio de 1935, recordada como “el más grande conflicto bélico que vivió
la región en el siglo XX”, según considera el sitio especializado El
Historiador.
En junio de 1932, el presidente de la institución, Víctor
Zalles, quien en la Guerra perdería a dos de sus tres hermanos, firma una nota
dirigida al Jefe del Estado Mayor General en la que afirma: “(…) Tengo el honor
de dirigirme a Usted para llevar a su conocimiento que el Directorio que
presido ha resuelto ofrecer todo el contingente de reservistas que militan en
el Club The Strongest (…) Juzgo que el ofrecimiento que formulo en nombre de
centenares de socios del Club, dispuestos todos ellos al sacrificio de sus
vidas en aras de la defensa del hogar patrio, ha de merecer una acogida
favorable (…)”. El 16 de noviembre de 1932, el club refuerza la idea a través
de una carta: “(…) El Dios de la Guerra ha querido que abandonemos, entre otras
cosas, la casa stronguista, para que acudamos a defender la soberanía de
nuestra patria. Por eso nos enrolamos complacidos y entusiastas en las filas
del ejército, sacrificando todo cuanto teníamos. Uno de esos sacrificios es
nuestra ausencia de la institución deportiva más prestigiada de Bolivia: ´The
Strongest´ (…)”.
La prédica se cumplió sin vacilar. Jugadores, directivos e
hinchas fueron a “defender la soberanía” de la patria. Vale aclarar que The
Strongest no fue el único club que tomó esa determinación, pero sí uno de los
más influyentes. Para 1933, The Strongest tenía más de 1500 socios, entre
hombres, mujeres, jóvenes y niños. Se estima que cuando explotó la Guerra un
pelotón de cerca de 600 socios se unió al Ejército. Más adelante y hasta el
cese de las hostilidades se sumaron nuevos combatientes. Todos ellos llevaron
un distintivo en su uniforme: el escudo de The Strongest con un soldado que
tenía un fusil colgado en la espalda.
Es importante considerar que la gran mayoría de los
futbolistas de The Strongest que estuvieron en la Guerra tenían formación
militar. Por ejemplo, Estrada, Bullaín –fue Brigadier Mayor- y Aguirre pasaron
por el Colegio Militar en su época de estudiantes. Jorge Medrano se define como
“un hincha de The Strongest que ama a su club” y me cuenta: “El servicio
militar era y es obligatorio. Lo que pasa es que existía un equipo de fútbol
que pertenecía a las Fuerzas Armadas denominado ColMil (Colegio
Militar) y los jugadores los sacaban de sus gentes y muchos fichaban después
para otros clubes como The Strongest. Además, en Bolivia ser futbolista no era
para nada rentable, lo hacían más por pasión. Y ser militar en esas épocas era
de las profesiones que más seguridad y estabilidad generaba en el país”.
En mayo de 1934 la batalla de Cañada Strongest significó un
hito. Medrano explica con detalles: “Cañada Strongest fue la única victoria
boliviana en la Guerra del Chaco y lleva este nombre en honor a todos los
dirigentes, jugadores y socios stronguistas que ganaron esta batalla. Esta
victoria es importante porque si no se la lograba Paraguay tenía el paso libre
para llegar a los departamentos de Tarija, Sucre y Santa Cruz. Cañada Strongest
es la única mancha que tiene el general José Félix Estigarribia, que era el
líder del Ejército paraguayo”.
Desde Bolivia, The Strongest puso en marcha un mecanismo de
solidaridad que tuvo centro en la secretaría del club, que ofició como oficina
de correspondencia del soldado para ayudar a prisioneros de guerra y familiares
de oficiales y soldados, entre otros propósitos. También se realizaron
actividades para juntar fondos que serían utilizados para colaborar con los
combatientes bolivianos.
Otro capítulo interesante de esta historia es que el fútbol
siempre se mantuvo latente en el teatro de operaciones. Así como hay relatos de
partidos entre soldados durante las Guerras Mundiales o en los campos de
concentración, la Guerra del Chaco no fue la excepción. Así lo contó la
revista La Semana Gráfica en su edición del 7 de octubre de 1933:
"Es así como cuando los gloriosos regimientos Lanza 5 de Caballería y 16
de Infantería gozaban de un corto pero merecido descanso en Fortín Saavedra,
cuando el Comando Superior del Ejército obsequió a ambas unidades hermosas
pelotas de fútbol, para que se distrajeran en sus ratos de ocio (…)”.
Cuando terminó la confrontación bélica, el gobierno
boliviano recompensó a The Strongest por la labor de sus miembros: donó tierras
para la construcción de un complejo donde ahora funciona la escuela de fútbol
Antonio Asbún. Probablemente en el fútbol –y en el deporte- no abunden casos
como el de este club, que puso toda su estructura para defender a su país.
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