Por: Vicente González Aramayo Zuleta / Revista Dominical del
periódico La Patria de Oruro de fecha 30 de junio de 2013.
Tenemos la costumbre secular de recordar, gloriosamente o
tristemente las fechas históricas cada año a festejar, empleamos casi siempre
las mismas palabras, casi los mismos oradores, las mismas autoridades en los
cargos de turno. En suma, una tautología sacramental, pero pocas veces, y por
pocos evocadores del hecho histórico se ha rememorado desde un punto de vista
filosófico o sociológico necesarios a lo largo del discurso histórico.
En efecto, quizá el cuadro más doloroso de nuestra historia
es la Guerra del Chaco, donde desde 1932 hasta 1935, se quemaron 50 mil vidas
como se quema estopa, en un verdadero holocausto, en una hoguera que pudo
haberse evitado, pero existen grandes culpables. La Standard Oil Co., la Shell
Oil, militares bolivianos de alta graduación, millonarios bolivianos que
arrojaron migajas al sombrero del Estado. Patiño, por ejemplo, hasta 1947,
explotó las montañas bolivianas, y éstas le dieron la suma de 1.200 millones de
dólares, en la misma época de los poderosos gamonales norteamericanos como
fueron Carnegie, Morgan, Vanderbilt, Rockefeller y otros. Esos 1.200 millones
de entonces ahora serían, según los entendidos en finanzas de esa envergadura
1.250.000 millones de dólares. El Estado tuvo que tramitar un empréstito. Luego
de la guerra el Estado bolivianos se hallaba al borde del colapso. Hubo
hambruna, viudas y huérfanos terriblemente empobrecidos, mientras el señor
Patiño saboreaba manjares en París o Ginebra.
La Guerra del Chaco ha estado llena de contradicciones; ha
sido un aluvión de fuego como dice un notable escritor nuestro en el que se
puede encontrar valientes, temerarios, irresponsables y cobardes. Han habido
efectivamente héroes muy pocos, y seguramente que hubo entre los combatientes
rasos también héroes, a los que el que manto de la muerte los sepultó alma y
todo. Nadie pudo ver nunca ni siquiera sus huesos.
Hacer una breve síntesis sobre la situación del Chaco,
durante la guerra: Tras la conquista de los imperios americanos y la imposición
del sistema colonial, España y Portugal tomaron la mayor parte de la parte
sudamericana del nuevo mundo. Hubo exagerada competencia por ambas naciones por
abarcar más, de ahí que estuvo largo tiempo indiviso el límite Matto Grosso,
por el que entraron en una lucha política Portugal y España, hasta que durante
ya la república de Bolivia, el infame Melgarejo definió la frontera a cambio de
dos caballos y un título que le regaló el Brasil, por supuesto en desmedro de
Bolivia. El sistema colonial español había creado cuatro virreinatos, desde el
río Bravo (México) hasta la Tierra del Fuego, audiencias reales, intendencias,
con las autoridades respectivas que iban desde el virrey hasta los
corregidores. Bolivia nació a la vida republicana con la misma extensión
territorial que constituía la Real Audiencia de Charcas, es decir, 2.363.769
Km2.
Los países fueron creados en base a las reales audiencias a
las que correspondían. (Bolivia perdió 1.265.188 por tratados y guerras
internacionales; actualmente tiene la extensión de 1.098.581 Km2). Entonces hay
que entender que el Chaco Boreal, siendo parte de la Real Audiencia de Charcas
originalmente por el uti possidetis, eran de Bolivia. También resulta preciso
razonar en sentido de que los países no siempre se crearon en torno a su lengua
o raza.
Eso habría sido óptimo, y en cierto modo Bolívar, con su
faceta de visionario vio este punto, de ahí que deseaba crear una nación
sólida, cuyos orígenes estuvieran en sus idiomas, costumbres, razas y otros
factores. Santa Cruz, con la Confederación Perú-Boliviana vio lo mismo, pero,
como las reales audiencias habían definido los territorios, dieron la pauta de
del estado político, llamado república y no nación. No obstante, puede haber
países con varias lenguas (México, Bolivia) y países de una sola lengua como
países de una sola lengua, con varios estados.
Ahora bien, el Paraguay es un país donde la lengua principal
es el guaraní, pero esta lengua se extiende a territorios vecinos como
Argentina, Brasil y Bolivia. En un alarde de nacionalismo el Mariscal Francisco
Solano López, máximo héroe paraguayo por la Guerra de la Tiple Alianza exclamó
"¡El Paraguay es hasta donde se habla guaraní, así sea la Argentina,
Brasil y Bolivia!". Había dicho también: "¡El Paraguay debe abarcar
hasta el río Parapetí... ni más aquí ni más allá!". Por esas sentenciosas
palabras el Paraguay se creía dueño de todo el Chaco Boreal y por eso que hizo
paulatinamente la penetración (1). La toponimia era guaraní. Por eso la pequeña
laguna, donde comenzó el conflicto se denominaba Pitiantuta, y se hallaba
dispuestos a defenderla a cualquier precio. Y el problema sobre el Chaco Boreal
no era reciente, ni cuando comenzaron las hostilidades. Era un viejo problema,
por el que ya entraron en conversaciones desde 1862 hasta 1879.
No faltaron visionarios que intuyeron la posibilidad de un
enfrentamiento, y hasta calcularon que el Paraguay tendría mayores ventajas en
caso de ese enfrentamiento, pues estaba cerca de casa y podía poner sobre las
armas un gran contingente, en tanto que para Bolivia el Chaco era trasmano…
lejos, y la gente que tendría que ir, sería en un gran porcentaje hombres del
altiplano o algunos valles, y así fue. Un viejo adagio dice "No comiences
una guerra, pero acábala". Bolivia, virtualmente inició la guerra pero no
la terminó…no la terminó bien.
En síntesis la guerra, según Roberto Querejazu, tiene el
siguiente esquema: "Sangre en el Chaco; Represalia boliviana; La Batalla
de Boquerón; Claudicación y reacción; Triunfo bolivianos en Alihuatá y Campo
Jordán; Desangre en Nanawa y lágrimas del Presidente de la República en el
Congreso; La Batalla de Alihuatá cambia el curso de la guerra; 1934, año de
retrocesos; Defendiendo Villa Montes y la zona petrolera; Fin de la guerra y
conferencia de paz" (*). Paraguay había puesto en línea 150 mil hombres,
sirvieron en puesto de retaguardia 10 mil, cayeron prisioneros 2.505, murieron
40 mil. Bolivia puso en la guerra 200 mil hombres, sirvieron en puestos de
retaguardia 30 mil, fueron prisioneros 25 mil, murieron 50 mil" (*).
En tres años de guerra hubo actos epopéyicos, nuevas
Salaminas y Plateas, Leónidas en Termópilas como tengo dicho, pero también
lamentables errores, e irresponsabilidades y, por qué no mala fe, malicia y
corrupción. Un ejemplo de la mala fe es un hecho que pocos deben conocer y es
el siguiente: el soldado Pompilio Guerreo, en alguna misión iba a pura ojota a
Pocitos, Argentina. Sentóse a descansar sobre algo metálico curvo que parecía
aflorar de la tierra, No tardó mucho en descubrir que era un oleoducto. Dio
aviso, se supo luego que era en efecto un oleoducto clandestino ordenado por la
Standard, nos robaba carburante, esta potencia que ocasionó la misma guerra por
sus intereses.
Es conocida la denuncia que hizo un senador norteamericano
hizo en el Congreso de ese país, acusando a voces a la Standard.
"¡Criminal... prostituta, que se alimentaba de la sangre de dos pobres
pueblos para aumentar sus caudales!..." Es verdad, cuando a esta potencia
petrolera comenzó a dudar de la victoria de Bolivia, lo que afectaba a sus
intereses, comenzó también a boicotearle, le negó hasta la venta de gasolina
para nuestros aviones. Por otro lado, Bolivia tuvo también que habérselas con
la Argentina.
Este país ayudó descaradamente al Paraguay, bajo la mirada
severa de su canciller Carlos Saavedra Lamas, el enemigo jurado de Bolivia, que
era el mandamás en el país de gauchos y porteños. Este canciller precipitó el
fin de la guerra, viendo (y esto asaz probable) que existían fuertes
posibilidades para que Bolivia recuperara durante la defensa de Villa Montes y
la zona petrolera, Saavedra Lamas y Estigarribia se asustaron, y calcularon que
Bolivia podía echar mano a sus recientes ventajas de estar ahora cerca de sus
abastecimientos, lo cual fue una ventaja para el Paraguay pero no para nuestro
país.
Ante este dilema, el canciller argentino amenazó con
declarar la neutralidad. A mi juicio hubo también debilidad en los hombres de
nuestros poderes. En cuanto a desaciertos, para un hombre de gran capacidad
intelectual como Augusto Céspedes, fue un error colocar el mando de la guerra
en el general prusiano Hans Kundt, manejó la guerra con los métodos teutónicos.
Céspedes dice en su hermoso libro de cuentos de la guerra: "Sangre de
mestizos" dice que con Kundt Europa le enseñaba a hacer la guerra
a América.
El profesor de escuela, hoy fallecido, don Antonio Arzabe
Reque, publicó en la Editora Universitaria de Oruro, su diario escrito
precisamente cuando fue uno de los sobrevivientes de Boquerón. Me honró con la
tarea de ilustrar su libro "Boquerón", como era diario, me empapaba
de la pura realidad de aquel hecho tan heroico mientras dibujaba.
Para escribir sobre la Guerra del Chaco se puede acudir a
una fuente muy valiosa: la tradición oral. Sí, porque la vida es breve que
pocos beneméritos viven con sus familias. Algunos siguen contando anécdotas y
hechos dolorosos. Dicen que poco después de la guerra volaba en un avión de la
Liga de las Naciones una comisión. Volaba sobre un terreno desolado, arenoso,
seco, yérmico, parecía calcinado por el sol canicular. De pronto vieron los
ocupantes una fila larga de objetos blancos relucientes. Bajaron un poco para
ver mejor y quedaron pasmados de sorpresa: eran los esqueletos de cerca de dos
mil soldados muertos de sed por causa de un manejo irresponsable al efectuar la
retirada de Picuiba. Acusan de aquello hasta hoy mismo a Toro Ruilova. Así, en
muchos casos, ha habido irresponsabilidades que influyeron en el fracaso de la
guerra.
Un hecho que también conocen todos es el famoso corralito al
Presidente Salamanca, en Villa Montes. Allí, los militares de alta graduación
tuvieron fuerza y valor para darle el golpe de Estado a un viejo apenas
sostenido por su bastón, pero en el desfile de post guerra, en La Paz, todo el
armamento que dizque no supieron usar en la contienda apuntaron al pueblo como
diciendo: "A ver, quién nos pide cuentas"
(1) NOTAS;
(*) Querejazu Calvo, Roberto, La Guerra del Chaco
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