Foto: La catedral de Cochabamba en la Plaza 14 de Septiembre
en 1940. / Por: Guillermo Lora / 1952.
I.
Vistazo a la situación internacional
Este período de la historia boliviana, que es el del
gobierno nacionalista de contenido burgués del bloque RADEPA-Movimiento
Nacionalista Revolucionario, está internacionalmente dominado por el bloque
político formado por la URSS y el imperialismo, después del breve interregno
del pacto germano-soviético, iniciado el 23 de agosto de 1939.
De 1939 a 1945 tiene lugar la segunda guerra mundial, cuya
consecuencia más importante ha sido la división del mundo en zonas de
influencia dominadas por los aliados vencederos, reparto consagrado en las
Conferencias de Yalta y Postdam. El 7 de abril de 1943, el gobierno presidido
por el general Enrique Peñaranda -que llegó a la presidencia de la República
como candidato de la rosquera Concordancia- declaró la guerra a los países del
Eje, conformado por Alemania, Japón, Italia. En noviembre de 1936 fue sellado
el pacto antiKomintern, comienzo de la colaboración entre Alemania y el Japón
contra la Unión Soviética. En enero de 1937, se asoció Italia, habiendo nacido
así el Eje Roma-Berlín (1936).
Texto del Decreto del gobierno boliviano declarando la
guerra contra las potencias del Eje:
"Considerando:
"Que el Consejo de Defensa Nacional, después de
deliberar detenidamente sobre la posición de Bolivia en el consorcio de las
Naciones Unidas, comprometidos en guerra con las potencias del Eje y,
apreciando el alcance de los compromisos contraídos con las naciones americanas
en orden a la común solidaridad, ha sugerido el Presidente de la República que
en armonía con esos pactos, avance el país hacia el estado de guerra;
Que, la movilización integral, permitirá intensificar la
producción e impulsar las obras viales, relacionadas directamente con la
defensa continental y el futuro desarrollo inclustrial boliviano.
"En Consejo de Ministros,
"Decreta:
"Artículo 1º. Se dispone que la nación ingrese al
estado de guerra con las potencias del Eje y se reafirma su solidaridad con las
Naciones Unidas, que luchan por el triunfo del derecho.
"Artículo 2º. Se ordena la movilización integral,
quedando su ejecución a cargo de las autoridades correspondientes, conforme a
las leyes y reglamentos del caso.
"Artículo 3º. El Consejo Supremo de Defensa Nacional
funcionará con carácter permanente, para la adopción de las medidas emergentes
de este Decreto.
"Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La
Paz, a los siete días del mes de abril de 1946 años.
"General Enrique Peñaranda, etc..."
Así, la política boliviana tuvo como referencia obligada la
alineación de las potencias alrededor del Eje y de las mal llamadas
"democracias imperialistas" durante la segunda guerra mundial,
inconfundiblemente imperialista, aunque el huracán arrastró a la URSS, el más
visible Estado obrero degenerado. El gobierno RADEPA-MNR se sometió al Decreto
dictado por Peñaranda, instrumento indiscutido de la Casa Blanca.
Las fuerzas políticas conocidas como de izquierda,
representadas en ese momento de manera particular por el stalinista Partido de
la Izquierda Revolucionaria -fundado en año de 1940, en medio de luchas
callejeras con la reacción-, se colocaron con entusiasmo detrás de la política
timoneada por Estados Unidos de Norte América, sobre todo como consecuencia de
la incorporación de la URSS al bloque anti?Eje; avanzaron un buen trecho por el
camino del browderismo. Son ilustrativas las declaraciones de José Antonio Arze
al conocer el Decreto firmado por el "demócrata" general Peñaranda
-en verdad masacrador-, comentadas por "La Calle" de 27 de abril de
1943. La agencia AP trasmitió desde Washington el siguiente cable:
"Creo firmemente en la necesidad de que en este
continente -por tanto en Bolivia, G. L.- debemos emplear el máximun de nuestros
recursos y esfuerzos en la derrota del Eje. Creo que las masas democráticas de
mi país y especialmente las que pertenecen a mi Partido, acogerán
entusiastamente la posibilidad de enrolarse en los ejércitos de las Naciones
Unidas, etc." El, supuesto marxista sustituyó la obligación de usar la
táctica derrotista en una guerra de corte imperialista por el defensismo nada
menos que de la nación opresora. En ese momento Marx y Lenin han debido
retorcerse en sus tumbas.
Los gobiernos de Peñaranda y de Villarroel pusieron a
disposición de la metrópoli opresora -de Estados Unidos- todas las riquezas e
inclusive la política interna de Bolivia.
Las corrientes nacionalistas utilizaron como punto de
arranque de su política opositora al tan combatido "entreguismo" del
régimen encabezado por el general Peñaranda -un inconfundible gobierno rosquero-feudal
burgués-; antecedente que va a servir de base a una larga lucha con equívocos
rasgos antiimperialistas. Los movimientistas dijeron machaconamente que el
general Peñaranda entregó en malbarato los minerales estratégicos al
imperialismo, desperdiciando la oportunidad -creada por la guerra- de lograr
buenos precios para sus mercancías.
En verdad, Peñaranda se limitó a llevar a la práctica la
política tradicional de la gran minería, directamente entroncada en el capital
financiero, y a la que no se le podía exigir patriotismo y mucho menos tener en
cuenta solamente los intereses bolivianos. En "La Calle" de 20 de
abril de 1943 encontramos una crónica al respecto, cuya síntesis publicamos a
continuación:
"EL ESTAÑO A 139 LIBRAS.
"El precio que se paga ahora por el estaño boliviano es
el más bajo en los últimos 25 años. La carta informativa del Banco Minero
correspondiente a Abril, trae la siguiente demostración numérica obtenida de la
revista 'Tin':
"Siendo el precio de Libras 275 papel igual a Libras 139
oro inferior al precio oro promedio en los precedentes 25 años en un 21.5%.
"Esto es lo que dice el Banco Minero. Sin embargo,
estos precios satisfacen ampliamente a la minería, como que ésta, por medio de
sus órganos de prensa, sus ministros, sus técnicos y del propio Banco Minero,
elogio los contratos de venta del estaño, llamándolos "inmejorables".
Los productores mineros, en lugar de exigir buenos precios a
los compradores de minerales, encaminaron sus pasos para lograr que el gobierno
boliviano disminuyese algunas tributaciones que pesaban sobre ellos.
Crónica de "La Calle" de 18 de abril de 1943:
"En la tarde de hoy, a horas 16, su Excelencia, el
Presidente de la República y el Gabinete, recibieron en audiencia especial a
representantes de la minería grande y pequeña, con objeto de considerar algunos
asuntos relaciones con esta industria. "Los representantes de la minería
solicitaron la rebaja del impuesto adicional a las exportaciones, el ministro
de hacienda expuso los puntos de vista del gobierno.
"Concluida la exposición de los representantes mineros,
su Excelencia, el señor Presidente, dio por concluido el acto, disponiendo que
sea el Consejo de Ministro el que considere y resuelve en definitiva la
petición planteada".
Es con motivo de la segunda guerra mundial que aparece en
toda su evidencia el hecho de que los yacimientos minerales bolivianos no eran
más que las naturales reservas del imperialismo norteamericano, esto obligaba a
que los gobiernos criollos fuesen totalmente sometidos a la voluntad del
Departamento de Estado.
Desde fuera se arreglaron algunos problemas para incrementar
el volumen de la producción minera, según se desprende del cable que trascribió
"La Razón" de primero de enero de 1943:
"Washington. Se anticipa para dentro de poco un
incremento de la valiosa contribución a la producción bélica del hemisferio
occidental de parte de Bolivia. Las dificultades que restringen el
funcionamiento en gran escala de las minas de plata, plomo, wolfran, antimonio
y otros minerales bolivianos, pronto serán eliminados en gran extensión. La
falta de maquinaria será obviada por el envío desde Estados Unidos. Al mismo
tiempo, la conclusión de los cuatrocientos kilómetros de vías férreas que
vinculan Bolivia con el Brasil en la Costa Este de América por medio del puerto
de Santos. Importantes negociaciones diplomáticas se efectúan bajo la égida de
la Junta de Producción Bélica. La Junta de Guerra Económica, según se informa
de buena fuente, probablemente elimine la mayoría de éstos y otros obstáculos".
La oposición nacionalista, la del MNR, como veremos más
adelante, acabó convertida en cumplidamente entreguista.
II.
Influencia de la política internacional stalinista
Es explicable que la gran minería y "su" gobierno
hubiesen adoptado la línea de apoyo incondicional a la política norteamericana.
No podía esperarse otra cosa.
Desde los primeros decenios del presente siglo, la izquierda
y las masas combatieron sañudamente a la rosca por considerarla agente del
imperialismo. Los gobiernos feudalburgueses fueron señalados como gendarmes
encargados de garantizar que los inversionistas se embolsillen las ganancias
obtenidas gracias a la explotación de los obreros nativos.
Lo que apareció sorprendente, al menos para los menos
informados en política, fue la actitud del stalinismo frente a la rosca
boliviana y al Departamento de Estado; se alió cínicamente con ellos, les
sirvió incondicionalmente y combatió todo brote de protesta o de demandas
salariales en el seno de los explotados. Sin embargo, esa conducta política se
ajustaba al programa del stalinismo, a la revolución por etapas, al socialismo
en un solo país, al apoyo a las supuestas burguesías progresistas. Por otro
lado, esa actitud no era más que la concretización de la política internacional
desarrollada desde el Kremlin por la burocracia stalinista
contrarrevolucionaria.
En mayo de 1943 fue disuelta la Internacional Comunista,
conforme rezaba el escueto comunicado de su Comité Ejecutivo. Desde el punto de
vista de los intereses del proletariado mundial fue acaso una de las mayores y
hasta monstruosas concesiones hechas por Moscú a Washington. La noticia fue
registrada en Bolivia en la prensa rosquera y no ocasionó ninguna fractura en
el PIR, que estaba viviendo el esplendor de su propia agonía.
La información dada por "La Razón" de 23 de mayo
de 1943: "Será disuelta la Internacional Comunista como centro director
del Movimiento Obrero Mundial.
Londres, 22 (AP). De moscú anuncian que el Komintern, que es
la organización internacional del Partido Comunista, que fue fundado en 1919
por Lenin y Trotsky, con el declarado propósito de provocar la revolución
mundial, ha resuelto disolver la Internacional Comunista, como centro director
del movimiento obrero mundial. Después del meteórico resurgimiento de Hitler y
Mussolini, el lema comunista de la "revolución mundial" cambio a
"Lucha contra el fascismo".
La Internacional Comunista nació como Partido Mundial de la
Revolución Social y concluyó como guardián de la seguridad y de la política
mundial de la URSS.
La Tercera Internacional, que ha tenido una indiscutible
influencia en el desarrollo del movimiento obrero y del socialismo bolivianos,
fue fundada en Moscú en el mes de marzo de 1919 y según Lenin, el hecho
constituyó el "primer escalón de la república internacional de los soviets
y de la victoria universal del comunismo". Su primer presidente fue Zinoviev,
que acabó purgado por Stalin en 1936.
En Julio-agosto de 1920 tiene lugar en Petrogrado y Moscú el
segundo congreso que reúne a treinta y siete países. Se adoptaron las 21
condiciones de admisión de nuevas secciones, propuestas por Lenin y que buscaban
impedir el ingreso de elementos que no habían abandonado el reformismo
socialdemócrata o sus vinculaciones con la masonería. Los bolcheviques tuvieron
que reprimir a bala la revuelta de Kronstad (febrero de 1921).
En 1921 (junio-julio) se realizó el tercer congreso y se
adoptó la táctica del frente único desde las cumbres hasta las bases, esto para
los países altamente industrializados. Se buscaba ganar para las posiciones
comunistas a los obreros aún controlados por la socialdemocracia.
En 1922 (noviembre-diciembre) tiene lugar el cuarto
congreso. Siguiendo la línea del segundo congreso, se pone el acento en los
países que luchaban por libertarse del imperialismo, al respecto se adopta la
táctica del frente antiimperialista.
En el quinto congreso (febrero-marzo de 1924), se lanza la
consigna de la unidad por la base o colaboración con los obreros socialistas y
la unidad sindical internacional. Stalin, cediendo a las tendencias
reaccionarias de dentro y fuera de la URSS, lanza su teoría del socialismo en un
solo pais, en contraposición a lo que tradicionalmente habían sostenido los
marxistas de todo el mundo y entre ellos Lenin y Trotsky.
Julio-septiembre de 1928, el sexto congreso proclama el
programa de la Internacional Comunista, donde todavía se habla de dictadura del
proletariado, de la obligación de defender a la Rusia Soviética, de sostener a
los movimientos nacionales de liberación, de transformar las guerras
imperialistas en revoluciones, en guerras civiles, etc.
El séptimo congreso, el último, tiene lugar en 1936
(junio-agosto). Inaugura la política del, frente popular. Proclama la
cooperación con las tendencias democrática, para luchar contra el fascismo.
En la historia de la Internacional Comunista se distinguen
los siguientes períodos:
Primer período (1917-1924), profunda crisis del capitalismo
mundial y gran oleada de revoluciones después de 1917 (Finlandia, Alemania,
Hungría, Bulgaria).
Segundo período ) 1926-1928), dominado por la estabilización
capitalista.
Tercer período (1928-1934), época del ultraizquierdismo, del
aventurerismo, del sectarismo rojo sindical; período de la Liga
Antiimperialista, se lanzó la consigna del gobierno obrero-campesino.
En 1934 la Internacional Comunista propugnó, en los países
atrasados, la unidad nacional contra el fascismo y en defensa de la democracia,
lo que importó el colaboracionismo clasista. La política de la Internacional
Comunista, en su última etapa, sirvió de norma de conducta al Partido de la
Izquierda Revolucionaria, que desarrolló la táctica de la unidad nacional al
servicio de la burguesía y del imperialismo.
III.
Esbozo de los partidos políticos
El Movimiento Nacionalista Revolucionario. Fue fundado
el año 1941, alrededor del eje constituido por algunos intelectuales y
periodistas, entre los que se destacaban Carlos Montenegro, que pasará a la
historia como el teórico más coherente del nacionalismo; José Cuadros Quiroga,
de una notable habilidad para el periodismo; el literato Augusto Céspedes; el
periodista Armando Arce; Víctor Paz Estenssoro, con más cartel de economista
que de abogado de la Empresa Patiño; Hernán Siles Suazo, que encarnaba el
desplante y la aventura.
La primera plataforma programática movimientista fue
redactada por José Cuadros Quiroga -en sus primeros momentos vinculados a la Internacional
Comunista-, donde es posible descubrir la influencia de ideas fascistas y un
indisimulado odio al marxismo y a la lucha de clases; sin explicitar ya se
planteaba como fundamental la contradicción entre el imperialismo, esta vez
encarnado en los Estados Unidos, y la nación oprimida. Wálter Guevara Arze, que
venía de las trincheras marxistas, fue el que teorizó mayormente sobre este
tema, si se exceptúa a Montenegro. Estos intelectuales se levantaron
airadamente contra la cultura rosquera e influenciada por el imperialismo, a
pesar de su fuerte entroncamiento con el quehacer cultural tradicional; no
tuvieron tiempo ni fuerzas para imponer desde el poder su propia cultura.
El MNR, desde su organización fue señalado como
nazifascista, acaso porque "La Calle", punto de partida, juntamente
con el semanario "Busch", del movimientismo realizó durante la guerra
labor de difusión de las noticias emanadas de las agencias periodísticas nazis.
Sin embargo, el movimientismo, bajo el fuego graneado de las
rosca, del Partido de la Izquierda Revolucionaria y de sectores imperialistas
norteamericanos, fue girando gradualmente hasta adoptar posiciones francamente
democráticas y pro-yanquis, cosa que será mucho más visible durante el gobierno
Villarroel. El 19 de julio de 1941, la policía dijo haber descubierto un
"putch nazi". El gobierno Peñaranda decretó el estado de sitio en
todo el país y las autoridades policiales apresaron a los miembros de la plana
mayor del MNR, que fueron enviados al confinamiento en la zona oriental. El 21
del mismo mes circuló el primer manifiesto del MNR, con severas críticas a los
actos del general Enrique Peñaranda. Se señalaron los contratos lesivos al
interés del Estado sobre la venta de minerales estratégicos, y las
persecuciones de que son víctimas, los organizadores del MNR.
La Logia militar RADEPA. Aglutinó a jóvenes oficiales
que indignados se levantaron contra la vieja jerarquía castrense -causante de
la pérdida de la guerra del Chaco- y contra la política y partidos
tradicionales; muchos de ellos ascendieron a mayores en la orden general de
1942. Tal fue el caso de Jorge Eguino, que se hizo famoso por los fusilamientos
de Chuspipata, Alberto Taborga, etc. La Logia nació en las prisiones del
Paraguay y no ocultó sus simpatías por la Alemania Nazi. En vísperas de
diciembre de 1943, los jóvenes oficiales, que estaban seguros de salvar a
Bolivia de todos sus males, se vieron colocados ante la disyuntiva de escoger
como acompañantes en el poder entre la fascista FSB y el ya nacionalista
democratizante MNR. Se tuvo en consideración la popularidad ganada por los
seguidores de Paz Estenssoro, sobre todo con motivo de la interpelación de
gabinete por la masacre de Catavi, del 21 de diciembre de 1942. La
interpelación tuvo lugar en el mes de agosto de 1943. Los militares estaban muy
lejos de ser políticos avezados, encarnaban la euforia contenida, pero que no
pudo destruir a la gran minería a y a los explotadores de pongos. La derrota de
julio de 1946 se debió a que muchos radepistas, entre ellos el visible
Celestino Pinto, se pasaron al lado de la rosca. No olvidemos que en vísperas
del colgamiento del Presidente Villarroel algunos regimientos se negaron a
salir a las calles.
Partido de la Izquierda Revolucionaria. Se fundó en el
Congreso de Izquierdas de Oruro (1940). José Antonio Arze, fundador del PIR
intervino en las elecciones generales como candidato a la presidencia,
postulado por el Frente de Izquierda Socialista. Durante el período entre 1943
a 1946 aplicó en Bolivia la política diseñada por la Rusia Soviética, es decir,
la política de "coalición antifascista", que no fue otra cosa que la
coalición rosco-pirista y que tuvo su punto culminante en el levantamiento
contrarrevolucionario del 21 de julio de 1946. El Partido de la Izquierda
Revolucionaria, partido stalinista y cuya característica fundamental consiste
en que retoma los postulados del menchevismo ruso, plantea para el país, como
única tarea del presente, la revolución democrático-burguesa; para llevar a
cabo este su objetivo, entre otras cosas, auspició la candidatura de
Guachalla-Francovich. En 1947 participó en el gobierno de la rosca, en el
gabinete ministerial de Hertzog. Esta franca colaboración con el gobierno de la
feudalburguesía le llevó a actuar de manera totalmente subordinada a esta clase
social; es más, actuó en complicidad con el gobierno de la rosca para aplicar
medidas antipopulares y antiobreras. Cuando ya era tarde quiso iniciar una
línea independiente. Su alianza con la oligarquía lo perdió y provocó una
crisis interna, que se tradujo en una escisión interna.
De la escisión pirista de 1950 nació el Partido Comunista de
Bolivia, que en lo fundamental reproduce el programa del PIR propugnando la revolución
democráticoburguesa como tarea actual relegando para un futuro indefinido la
revolución proletaria. Todo esto no es más que una repetición de la
"teoría" de la revolución por etapas.
Partido Obrero Revolucionario. Fundado el año 1935, en
el congreso de Córdoba (Argentina). Nació como sección de la Oposición de
Izquierda, que en 1938 se transformará en la Cuarta Internacional.
Su fundador, el notable marxista José Aguirre Gainsborg,
tuvo presente la urgencia de poner en pie a la vanguardia revolucionaria capaz
de señalar una salida proletaria a la convulsión social que se esperaba
siguiese a la finalización de la guerra del Chaco. Este criterio primó para
englobar en una sola organización a elementos programáticamente heterogéneos.
El marofismo (grupo Tupac Amaru) fue incluido sin la necesaria discusión
necesaria y dilucidadora acerca del problema internacional, que involucraba
cuestiones organizativas y de caracterización del país.
El Partido Obrero Revolucionario llevó una larga vida
larvaria de cerca de un decenio sin poder aclimatarse en el país, sin penetrar
en las masas, afinar su instrumento programático y su organización, situación
que a veces se tradujo en crisis internas.
En 1938 tuvo lugar la escisión con Marof y sus seguidores
alrededor del carácter del partido. Aguirre sostuvo la tesis de la organización
de corte bolchevique, mientras que Marof se inclinó por poner en pie una
organización difusa, sin rigor programático ni organizativo, buscando así, ni
duda cabe, fáciles victorias electorales. La prédica porista, destinada a
pequeños grupos de iniciados no alcanzó a las masas y cuando éstas la
conocieron se limitaron a rechazarla, demostrando que no habían madurado aún
para comprender el programa revolucionario.
Se puede decir que los años cuarenta el POR debuta en la
política boliviana. Aprovechando un escenario del que estaba prácticamente
ausente el nacionalismo y gracias al rechazo popular al contubernio del
stalinismo con la rosca, pudo el POR penetrar relativamente en el movimiento obrero.
El programa trotskysta logró esa proeza porque los explotados, particularmente
los mineros comenzaban a sacar las conclusiones de su experiencia negativa en
el seno del gobierno nacionalista.
En el congreso de Pulacayo fue adoptado el programa de la
independencia política de la clase obrera, la revolución proletaria, de la
alianza obrero-campesina y de la acción directa. De esta manera, la clase
obrera en su conjunto dio un salto hacia adelante en la evolución de su
conciencia. Las consignas de Pulacayo se convirtieron en el eje de la
movilización de la nación oprimida durante el sexenio rosquero.
La revolución de 1952 fue hecha por la clase obrera, pero
ésta entregó el poder a un partido nacionalista de contenido burgués, en último
término al enemigo de clase.
El trotskysmo no pudo llegar al poder porque no logró
resolver, en la lucha de clases, el problema del papel del partido en la
insurrección; no logró transformarse en caudillo nacional y el MNR ocupó su
lugar. Esta frustración se tradujo en sucesivas crisis internas.
Comprobamos que la afirmación del POR como partido se debe a
su caracterización del nacionalismo, del que dijo que indefectiblemente se
desplazaría hacia las trincheras imperialistas.
Partido Socialista Obrero Boliviano. Marof ha perdido
la batalla, frente al stalinismo pirista, en su intento de estructurar un vasto
partido que fuese la unidad de las tendencias de izquierda que se movían en el
país. Poco después funda su propio partido, el PSOE, que pretendió en
multitudinario y por eso deliberadamente nació sin programa y sin claros
límites organizativos.
Logró penetrar relativamente en el movimiento obrero, aunque
tradicionalmente el marofismo fue un movimiento enraizado en el artesanado. En
cierto momento escisionó a la Confederación Sindical de Trabajadores de
Bolivia, habiendo llegado a poner en pie su propia central, aunque sin mayor
éxito.
Comenzó ocupando una posición centrista frente al trotskysmo
(todos conocían a Marof como exponente de esta tendencia) y el stalinismo, pero
gradualmente se fue inclinando hacia posiciones derechistas y pro-rosqueras,
hacia el socialismo democrático, planteamiento que es bien visto por el
imperialismo.
En 1941 propuso al POR conformar un frente y declaró que sus
concesiones a la legalidad burguesa se debían a razones tácticas, que su misión
era la de luchar contra todos los imperialismos (incluido el soviético, G. L.).
Es fácil advertir en el PSOE de esta época la influencia de
los schmanistas, pues no ocultó sus simpatías hacia los opositores dentro del
SWP norteamericano.
Marof llegó al parlamento y aquí se esmeró en criticar tanto
al PIR como al MNR, habiendo tipificado a este último como nazifascista.
Durante la segunda guerra mundial se ubicó sin dubitaciones en el campo de los
aliados y de la "democracia". Marof concluyó como secretario de los
presidentes feudalburgueses Enrique Hertzog y Mamerto Urriolagoitia.
Partido de la Unión Republicana Socialista
(PURS). Aparece como las ramas republicanas que se habían escisionado del
Partido Liberal.
La Unión Republicana Socialista nació en 1914-15, como un
intento de rectificación a las deformaciones que impuso el Partido Liberal
desde el poder el esquema de la "democracia boliviana", que debía
basarse en la pureza del sufragio.
Sus fundadores: José Manuel Pando, Daniel Salamanca,
Bautista Saavedra, Domingo L. Ramírez, Darío Gutiérrez, Román Paz, Adolfo Mier,
Abel Iturralde, Florián Zambrana, Rafael de Ugarte, León M. Loza, Demetrio
Canelas, etc.
Su programa. Saneamiento del sufragio: reforma de la Ley
Electoral, marginamiento de los funcionarios estatales del plebiscito,
representación de las minorías en el parlamento y en las municipales,
restitución al parlamento de su dignidad e independencia.
Moderar el aumento excesivo de la deuda externa. Libertad
industrial contra los monopolios. Formación de capitales nacionales y
desarrollo industrial. Fomento a la minería, agricultura y ganadería.
Equilibrio del presupuesto. Defensa del régimen metálico en oposición al papel
moneda.
Repulsa a los negociados hechos a la sombra del poder.
Restricción del estado de sitio. Libertad de prensa. Habeas corpus. Respeto a
las garantías individuales.
Modernizar la legislación militar y organización del
ejército para la defensa nacional.
Libertad para la enseñanza. Educación especial de la raza
indígena.
Fomento a la solidaridad obrera. Leyes sobre salarios y
accidentes de trabajo.
Implantación del registro civil. Descentralización
administrativa, departamental, etc.
Este partido protagonizó una larga lucha opositora en el
plano parlamentario. Uno de sus caudillos, Bautista Saavedra, sometió a una
severa crítica el funcionamiento de la democracia en Bolivia, para concluir
abrazando posiciones fascistas, que él identificó con el socialismo.
Los republicanos sacaron a los militares de sus cuarteles
para consumar la revolución de 1920; este acontecimiento motivó la división del
republicanismo entre los seguidores de Saavedra, que más tarde adoptaron el
rótulo de "republicanos socialistas", y los de Salamanca, que se
llamaron genuinos, siendo un sector estrechamente vinculado a la aristocracia
terrateniente.
Saavedra desde el gobierno dictó las primeras leyes
sociales, contrajo empréstitos internacionales en condiciones leoninas y
reprimió sangrientamente al movimiento obrero (masacre de Uncía de 4 de junio
de 1923).
En los años cuarenta ambas ramas republicanas se fusionaron
en el PURS, que llegó al poder en las elecciones de 1947.
El viejo Partido Liberal. Aprobó su programa el 2 de
diciembre de 1885.
Proclamó que tenía como base fundamental la libertad, la
legítima expansión de todas las actividades sociales hacia el progreso.
Los liberales dijeron que su objetivo era luchar contra los
excesos del poder -tiranía- y los actos sociales y personales que concluyen en
abuso -anarquía-.
El Partido Liberal sostuvo proponerse reformas progresivas,
lentas y paulatinas que demanden las condiciones sociales de un pueblo, según
sean su ilustración e ignorancia, sus virtudes y sus vicios.
Para el Partido Liberal "un pueblo libre es una
sociedad de hombres de bien, y los hombres de bien son quienes creen en un Dios
de bondad y de justicia" (Programa). Añadió que defendía los derechos
individuales "que amparan la vida, la libertad, el honor y la propiedad
del hombre, la soberanía del pueblo, el sufragio popular consciente y depurado,
la descentralización administrativa y municipal, la concentración y unidad
política, la tolerancia de opiniones, la instrucción obligatoria para el pueblo
y gratuita por el Estado, la libertad de trabajo, etc."
La verdad del sufragio -sostenía- es... el derecho
primordial de las sociedades constituidas bajo la forma representativa.
Sintetizó así su pensamiento, en ideas que las consideraba absolutas:
"Dios, Patria, Libertad". Debutó proclamando "la subordinación
militar a la sociedad civil, como condición esencial de las instituciones
libres".Estaba seguro que así acabaría con los cuartelazos.
En 1907 sancionó su carta orgánica. Tejada Sorzano, en 1937,
se empeñó en remozar los principios liberales: "el Estado dentro del
concepto modernos del liberalismo deberá tener un papel activo para modificar
las desigualdades sociales... Podrá y deberá el Estado tomar parte activa en la
realización de tales fines, hasta que resulte conveniente entregarlas a la
actividad privada". Recalca acerca de la necesidad de que el Estado tome a
su cargo las prestaciones sociales en favor de los sectores mayoritarios:
"dar a la propiedad un sentido de servicio social, sin atacar el derecho
de adquirir bienes, de poseerlos y de beneficiarse con sus frutos".
El Partido Liberal representó los intereses de la
feudalburguesía y actuó como punto de apoyo político para la penetración
imperialista, particularmente al inglés. No pudo desde el poder estructurar el
gran Estado nacional soberano, una de las tareas democráticas fundamentales y
que permanece incumplida hasta hoy.
El liberalismo subió al poder a horcajadas sobre los
campesinos y los artesanos y a través de la guerra civil. Este es un episodio
sugerente en extremo y que no ha sido debidamente analizado.
El que no hubiese podido ni querido resolver el problema de
la tierra y el que hubiese utilizado el asesinato en masa, la cárcel y la
persecución para obligar a los campesinos a retornar a su condición de siervos
-pongos-, imposibilitó que pudiese materializar su plan de un amplio desarrollo
capitalista con todas sus emergencias. La democracia formal, aunque elitista,
no pudo prosperar.
El Partido Liberal fue un perfecto partido feudalburgués,
compuesto por terratenientes y por instrumentos del imperialismo.
Pando fue el primer presidente liberal, al que siguió Montes
por dos períodos, Villazón y Gutiérrez Guerra, este último fue derrocado en
1920 por el republicanismo.
Partido Socialista Unificado. Fue un desprendimiento
del Partido Socialista de Enrique Baldivieso, José Tamayo, que a su turno fue
una la rama izquierdista que se desgajó del Partido Nacionalista organizado
alrededor del Presidente Hernando Siles.
La escisión socialista tuvo lugar para aproximarse al
Presidente Enrique Peñaranda. La convención de 1942 designó como jefe a Carlos
Salinas Aramayo, que murió trágicamente durante el gobierno Villarroel. Figuró
también como dirigente Francisco Lazcano Soruco, que en su juventud estuvo
vinculado a "Bandera Roja" fue ministro de Educación y parlamentario
durante el gobierno de Peñaranda. Apareció mezclado en la turbia maniobra del
"voto Mesutti" o escamoteo de un voto para evitar la censura
parlamentaria al gabinete ministerial con motivo de la masacre de Catavi.
IV.
Algunas observaciones sobre la cuestión social
Las condiciones de vida y de trabajo habían empeorado
visiblemente. Los trabajadores de diversos sectores sociales plantearon una
serie de reivindicaciones inmediatas, relacionadas con el empeoramiento de su
vida, y del trabajo en las minas, en las fábricas, etc.
Menudearon las huelgas, también las minas que sindicalmente
seguían desarrollándose al margen de las ciudades. En ese momento la dirección
sindical a lo largo y ancho del pais era la Confederación Sindical de
Trabajadores de Bolivia, (CSTB) brazo laboral del PIR y vinculada a la
Confederación de Trabajadores de América Latina, organización stalinistas
dirigida por el mexicano Lombardo Toledano.
El conflicto social de mayor volumen fue protagonizado por
los mineros de la empresa de Patiño, a raíz de que el Sindicato de Oficios
Varios de Catavi planteó el aumento salarial del cien por cien, con efecto
retroactivo al mes de junio de 1942.
A las largas tramitaciones y a la paulatina concentración de
tropas militares y policiales sobre el escenario de los acontecimientos, siguió
la huelga general e indefinida.
El 21 de diciembre de 1942, una imponente manifestación de
obreros, que estaban, a la que se sumaron mujeres y niños, fue diezmada a bala
en la planicie que une a Siglo XX con Catavi. La casualidad hizo que muriera
una mujer, María Barzola, que desde entonces dio su nombre al lugar en que se
consumó la masacre de los mineros. Vinieron el estado de sitio, los
apresamientos y destierros de supuestos y reales agitadores. Una represión
despiadada imperó en todo el pais. En el parlamento tuvo lugar una
interpelación al gabinete, que le sirvió al MNR para aparecer como el defensor
y abanderado de los intereses de los trabajadores. El PIR salió de la batalla
camaral totalmente aplastado.
"La Calle" de 22 de abril de 1943 dio
informaciones escalofriantes sobre las condiciones de vida de los obreros
mineros de Milluni y que, en realidad, eran comunes a todos los centros de
trabajo, salvando algunas pequeñas y secundarias diferencias. Dijo que los
obreros vivían en viviendas precarias, con pisos de tierra, sin ventanas, que
eran al mismo tiempo, cocina, dormitorio y comedor. En esas covachas, de cuatro
por ocho metros se metían hasta once personas. En el campamento Laikakota las
viviendas eran casi cuevas con techos de latas. No hay farmacia ni médico.
Lo anterior explica que las autoridades acentúense las
medidas represivas. La prensa informó que el gobierno del general Peñaranda
había prohibido las manifestaciones del primero de mayo, partiendo del supuesto
de que los agitadores extremistas pretendían desvirtuar su celebración.
La masacre de Catavi conmocionó a todo el pais y sus
emergencias ganaron las fronteras. Muchas organizaciones sindicales del
exterior se trasladaron al pais para prestar ayuda material a los
sobrevivientes y también para estudiar las condiciones de vida y de trabajo de
los obreros bolivianos.
La creciente inquietud social se proyectó al gobierno
Villarroel y sobre todo por la particular relación que se estableció entre el
nuevo régimen y los trabajadores, adquirió nuevas e insospechadas
connotaciones.
El trabajo servil imperaba en el campo, donde menudeaban las
sublevaciones de las nacionalidades nativas.
La clase media persistirá dentro de la tendencia de
convertirse en uno de los factores de importancia del proceso político. El
gobierno MNR-RADEPA forma parte de esta insurgencia.
V.
La revolución del 21 de diciembre de 1943
A un año de la masacre de Catavi, el 20 de diciembre de
1943, el bloque político conformado por la Logia militar RADEPA y el Movimiento
Nacionalista Revolucionario se hace cargo del gobierno, después de haber
derrocado al general Peñaranda en un golpe de estado incruento.
La evolución política del pais determinó que los golpistas
apareciesen como exponentes de los deseos populares y como rectificadores de la
política entreguista del general Peñaranda. El bloque MNR-RADEPA aparece como
una nítida expresión del nacionalismo de contenido burgués y existían razones
para esperar choques entre el gobierno Villarroel- Paz con los Estados Unidos.
Por su contenido de clase no podía menos que formular, por
lo menos en el plano de los enunciados imprecisos, el cumplimiento de las
tareas democráticas más importantes postergadas. Dicho de otra manera, podía
plantear el desarrollo del pais dentro del marco capitalista. En el plano de la
teoría, esta postura coincidía plenamente con el programa del PIR.
No hay que extrañarse que este último partido político
hubiese ofertado su cooperación a los nuevos dueños del poder.
Seguramente el Movimiento Nacionalista Revolucionario, que
comenzó a actuar como la virtual dirección ideológica del bloque gubernamental,
presionó para que la oferta fuese rechazada, oferta que tenía mucha coherencia
y que no podía sorprender a los que tenían sus esperanzas puestas en el
nacionalismo debutante.
El nuevo gobierno pagó muy caro el pasado propagandístico de
sus componentes, que, como tenemos indicado, hundía sus raíces en el
filo-fascismo. El Departamento de Estado se apresuró a colocar tanto al MNR
como a RADEPA en el casillero nazifascista, que, por tanto, debían ser
destrozados. Su medida inmediata fue la de recurrir a la consulta diplomática
recíproca entre los países del continente antes de proceder a su
reconocimiento. Los ministros movimientistas fueron colocados en cuarentena y
sus líderes más visibles, como Montenegro y Céspedes se vieron obligados a
renunciar, pagando caro su reilona campaña periodística contra el coloso
opresor.
Los partidos de la rosca y el propio PIR fueron empujados
por el nuevo gobierno al campo de la oposición y sintiéndose ya perseguidos se
abandonaron en brazos del imperialismo, estaban seguros que Estados Unidos
cumplirían con su obligación de derribar a los nazis, de imponer la democracia
en el pais andino y de devolverles la dirección su puesto de dirigentes de la
política boliviana.
El jefe del PIR, José Antonio Arze, desde México, propuso
telegráficamente al Departamento de Estado para que, antes de un posible
reconocimiento diplomático del gobierno Villarroel, obligase a éste a recibir
en su seno tanto al PIR como a la CSTB. El stalinismo se estaba ofreciendo como
garante de la pureza democrática nada menos que del eje MNR-RADEPA y como
celoso e indiscutido guardián de los intereses imperialistas.
La conducta posterior de Estados Unidos fue para muchos
sorpresiva. En el terreno de los hechos demostró que le interesaba únicamente
contar en sus semicolonia con un gobierno capaz de maniatar a las masas
levantiscas y no su ideología y que en este terreno se contentaba con cualquier
declaración formal.
Como quiera que el timonel del bloque imperialista sabía que
corría el riesgo serio de perder el control de las reservas mineralógicas,
estratégicas, ubicadas en Bolivia, se empeñó seriamente en domesticar al nuevo
gobierno golpista y pro-nazi, a fin de obligarle a marchar en el marco de su
política exterior. Sabía por experiencia que los renegados son los que mejor
cumplen este papel servil. Se apresuró en enviar a observadores encargados de
constatar si las promesas democratizantes de Villarroel -y éstas menudearon-
correspondían o no a la realidad. El enviado fue Avra Warren. En junio de 1944,
dicho diplomático elevó un informe favorable a la Junta de Gobierno: "no
quedaba ya ni un solo representante del MNR en ninguna de las posiciones de
importancia. Warren aseguró que el mayor Villarroel le había dicho "que el
MNR no tenía posibilidad práctica alguna para recibir una mayoría de votos en
las elecciones próximas, ni de coaligarse con otros partidos para
obtenerla". El testimonio respaldó la determinados de Estados Unidos de
reconocer diplomáticamente a la Junta de Gobierno el 2 de junio de 1944.
La verdadera prueba del sometimiento del nuevo gobierno a la
voluntad del imperialismo se dio cuando Villarroel decretó la nacionalización
de los bienes de los súbditos del Eje y entre éstos fueron apresados 83
ciudadanos alemanes y japoneses, a los mismos que se los embarcó en un avión
con destino a las prisiones norteamericanas. Se convocó a elecciones para el 2
de julio de 1944, como una formalidad dé apego del nuevo gobierno a la
democracia.
El MNR observó con la cabeza gacha la brutal presión yanqui
y la capitulación cínica de Villarroel, acaso esta actitud estuvo timoneada por
la bellaquería tradicional de los líderes movimientistas.
No deja de sorprender que en el pais altiplánico se hubiese
cumplido en el escenario de la farsa una de las leyes que rige el destino de
los movimientos nacionalistas de contenido burgués de nuestra época: comienzan
haciéndose populares por sus promesas de liberación nacional y concluyen
postrados de hinojos ante el imperialismo.
Siguiendo el rodeo electoral, el MNR volvió al lado de
Villarroel. Ironía de la historia, el Gobierno RADEPA-MNR aplicó con esmero el
Decreto de Peñaranda declarando la guerra a los países del EJE nazifascista. En
"La Calle" de 4 de enero de 1946 encontramos una nota que dice que
"por determinación de la Junta de Defensa Económica fue expropiada la
Empresa Minera Santa Fe. Dicha propiedad del alemán Gustav Eckenberg, situada
en el cantón Morococala, de la provincia Dalence del departamento de Oruro, fue
expropiada de acuerdo con los decretos elevados a rango de ley el 28 de
diciembre de 1944, donde se declara de necesidad y utilidad públicas y
expropiadas las propiedades de súbditos de países del Eje".
Puestas en orden las relaciones del gobierno boliviano con
el Departamento de Estado de Estados Unidos, aquel pasó a preocuparse del logro
rápido de una relativa estabilidad política y de aplastar la oposición de los
partidos tradicionales y del PIR. El imperialismo cerró los ojos ante la
despiadada represión de los opositores, los crímenes cometidos por la policía,
la violación de los derechos humanos, etc.
Una de las maniobras más hábiles del gobierno consistió en
su viraje hacia las masas campesinas y obreras, a fin de ganar apoyo popular y
socavar la base social del frente roscostalinista.
El oficialismo no solamente propició la realización del
congreso campesino, que puso en evidencia la capacidad de convocatoria que iban
adquiriendo los nuevos gobernantes, sino que dictó el Decreto Supremo de 16 de
mayo de 1946 suprimiendo -así, por Decreto y sin tocar para nada la base
estructural del pais- los trabajos gratuitos y el pongueaje en el agro. Desde
arriba se instituyó el régimen del salario, pese a que los campesinos seguían
pegados a la tierra en su condición de siervos de la gleba. Como era de
esperarse, la medida burocrática quedó como una simple declaración. También se
obligaba a los propietarios de fundos rústicos a establecer y mantener escuelas
rurales y se organizó una comisión para que redactase el Código del Trabajo
Agrario. Las buenas intenciones menudearon, pero no pudieron tornarse realidad.
Desde el Ministerio de Trabajo hubo una aproximación hacia
los obreros fabriles y ferroviarios, que se beneficiaron con una serie de
concesiones.
Principales medidas dictadas en materia social:
* Por Decreto Supremo de 7 de febrero de 1944 se estableció
por primera vez el fuero sindical: "Los obreros o empleados elegidos para
desempeñar los cargos directivos de un sindicato no podrán ser despedidos sin
previo proceso".
* El Decreto Supremo de 27 de noviembre de 1945 dispuso que
les cuotas sindicales fuesen descontadas por planilla.
* Se incluyó el período de prueba (tres meses) en el cómputo
de tiempo de trabajo para los efectos de desahucio y de retiro forzoso (Ley de
23 de noviembre de 1944).
* Por Decreto de 21 de diciembre de 1944 se estableció el
pago de aguinaldo y prima, como dos beneficios diferentes. Más tarde dará lugar
a aclaraciones, disputas obrero-patronales e inclusive huelgas.
* El 21 de diciembre fue declarado "Día del Trabajador
Minero Boliviano" (más tarde se añadirá el trabajador petrolero), según
establece la Ley de 18 de diciembre de 1944.
Como se ve, el gobierno RADEPA-MNR, hasta ese momento el
régimen nacionalista de perfiles nítidos, desarrolló una política de tibio
reformismo y de franco acercamiento a Estados Unidos. Internamente puso en
práctica una dura política represiva contra la oposición rosco-stalinista y
algunos de sus zarpazos alcanzaron a las avanzadas obreras y campesinas. En política
exterior se esforzó por aparecer como seguidor incondicional de los principios
de la democracia formal, del liderazgo de Estados Unidos y de la
"civilización occidental y cristiana", lo que venía a contrastar
nítidamente con todo lo que los nacionalistas habían escrito en
"Busch" y "La Calle". La maniobra era clara: se buscaba
lograr con la sinvergüenzura un soporte exterior poderoso y también neutralizar
a la oposición interna.
La rosca era muy poderosa y dueña como era de los medíos de
producción, controlaba los canales publicitarios. La iglesia -que en Bolivia
siempre ha tenido mucho poder- en general, estaba alineada junto a la reacción
opositora, pese a la presencia en su seno del "comunista" PIR. El
empeño del gobierno por organizar y controlar a las masas buscaba la finalidad
de su potenciamiento político y de ninguna manera la liberación de los
oprimidos.
Tanto RADEPA como el MNR eran organizaciones políticas
conformadas principalmente por elementos reclutados en las filas de la pequeña
burguesía, pero la política que desarrollaron fue una respuesta particular a
las exigencias y necesidades de las clases sociales extremas, de la burguesía y
del proletariado. No tuvieron que oscilar mucho, pues desde el primer momento
se esforzaron por identificarse con un esquema inconfundiblemente burgués. Lo
fundamental de su política se orientó a ganar la confianza del imperialismo, a
las masas explotadas se les arrojó promesas y un montón de Decretos, que no
pasaron de ser papeles, simples papeles y no realidades.
Algo muy importante. Por primera vez nos encontramos con un
proyecto político en el que aparecen los objetivos generales de un sector
social inexistente en el país, la burguesía nacional. Ya se percibe que en el
futuro la política retornará una y otra vez a este tema.
El desarrollo capitalista global e independiente, contando
con el apoyo de la metrópoli imperialista y de las masas, sería el punto de
arranque de una burguesía económicamente poderosa, de una democrática
representativa floreciente y palpable y del gran Estado nacional soberano..
Tenemos aquí planteada la realización de tareas democráticas fundamentales. El
capitalismo altamente desarrollado no puede permitir la supervivencia del
trabajo servil, por improductivo y por constituir una traba opuesta al
ensanchamiento del mercado interno.
¿Por qué la pequeña burguesía tiene que plantear el programa
propio de la burguesía nacional? Precisamente por la inexistencia de esta
última, pues, en caso contrario el partido pequeño burgués se limitaría a seguir
el camino señalado por la gran burguesía. Por otro lado, en un país en el que
no están cumplidas importantes tareas democráticas, el desarrollo de la
economía nacional solamente puede darse a través de su cumplimierto. Existen
dos posibilidades para el salto de las fuerzas productivas hacia adelante: el
desarrollo en el marco capitalista, que es lo que demanda la burguesía
nacional, y el poderoso desenvolvimiento integral de la economía por métodos
socialistas. Toda la historia política anterior, incluida la historia de la
izquierda, desembocó en la tesis propia de la burguesía nacional y en el mundo
superestructural faltaba aún mayor madurez para que fuese posible formular la
urgencia del desarrollo por métodos socialistas, lo que no pasaba de esbozo
informe o de atisbo instintivo.
La trayectoria seguida por el gobierno Villarroel-MNR puede
resumirse así: llegan al poder como bandera anti-norteamericana, como fuerza
política destinada a transformar radicalmente al país y particularmente las
relaciones entre las clases sociales. Como hemos visto, desde el poder se
apresuró a desmentir su aureola antiimperialista y también contribuyó a
desbaratar las esperanzas populares: no pudo consumar la liberación nacional y
como se subordinó totalmente a la política de guerra del imperialismo, el
proyecto de desarrollo de la economía fue abandonado o al menos ajustado a las
necesidades del momento de la metrópoli. Lo más importante en este proceso
radica en que la ley que rige la existencia y desarrollo de los movimientos
nacionalistas burgueses en esta época de la revolución proletaria, no se
cumplió de manera total, fue interrumpida en medio camino por el golpe
contrarrevolucionario del 21 de julio de 1946. El último fenómeno fue
determinante para el proceso político que sigue a 1942, que culmina en abril de
1952 y se proyecta a la etapa posterior.
La revolución de 1943 fue la sublevación de los mayores del
ejército, lo que es por demás sugerente. RADEPA desde su formación importó una
rebelión contra la alta jerarquía castrense, tipificada como incapaz e inmoral,
como la expresión acabada de la rosca. Por primera vez los mayores cumplen un
papel que estaba reservado a generales y coroneles. Se puede decir que
constituyó una insurgencia de la juventud militar contra sus jefes. Desde el
punto de vista clasista, la conjura de los mayores adquirió ribetes populares,
que muy pronto se confundirá con el movimiento instintivo de los obreros y
campesinos. Pese a todo, el gobierno Villarroel-MNR fue burgués y no se
presentó la posibilidad de su desplazamiento hasta el polo proletario, por
ejemplo:
Los militares y los políticos estaban seguros de que eran
ellos quiénes señalaban rumbos a la política boliviana, cuando, en realidad,
potencias extrañas les imponían ciertas normas de conducta. Para hablar de
manera más franca: las organizaciones pequeñoburguesas no pudieron desarrollar,
de manera consecuente y sostenida, su propia línea política, precisamente por
su contenido de clase; fueron actores del drama que correspondía a la ausente
burguesía nacional.
El primero entre sus iguales fue el mayor de ejército
Gualberto Villarroel, que actuando tesoneramente logró convertirse en el centro
director de la Logia RADEPA. Nació en un pueblecito de Cochabamba, el 15 de
diciembre de 1908, en el seno de un hogar humilde ("La Calle", 22 de
diciembre de 1943). Del valle cochabambino se trasladó a La Paz, en 1925, para
ingresar al Colegio Militar, tradicional refugio de los jóvenes que carecen de
un seguro porvenir. Es entonces cuando demuestra su apego al trabajo y a la
disciplina, llegó a ser condecorado. Con motivo de los sucesos del Fortín
Vanguardia en el Chaco (1928), el curso de Villarroel es precipitadamente
promovido al grado de subteniente.
Concurrió a la guerra del Chaco, luego de haber hecho un
estudio técnico en ferrocarriles. No fue un gran estratega, sino un aplicado
oficinista. En la Presidencia de la República tampoco demostró tener una gran
capacidad como político, se limitó a cumplir aplicadamente tareas
administrativas.
Empecinado o valiente, tuvo el coraje de permanecer en su
escritorio hasta el mismo momento en que las turbas irrumpieron en el Palacio
Quemado. La avalancha multitudinaria, enceguecida por su propia victoria colgó
de un farol de la Plaza Murillo de La Paz, junto a sus íntimos colaboradores.
VI.
Acerca de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de
Bolivia
Hasta 1944, los trabajadores mineros, en muchos lugares ya
organizados en sindicatos, prácticamente vivieron de espaldas al sindicalismo
de las ciudades, dominado por el artesanado. Cuando se fundó el PIR,
apuntalaron masivamente a la nueva organización, seguros de que se trataba de
un partido revolucionario; sin embargo, bien pronto concluyeron emancipándose
de la influencia del stalinismo, al constatar que éste actuaba junto a la gran
minería.
La CSTB intentó organizarlos, pero utilizando métodos
burocráticos que en las ciudades le permitió controlar a toda la masa
trabajadora. El 8 de agosto de 1939 y retomando el fallido intento de 1938, la
Central Sindical Stalinista realizó en Oruro el llamado Primer Congreso de
Trabajadores de la Industria Minera, bajo los auspicios de la Federación
Sindical Orureña. Sus principales animadores: Antonio Carvajal (marofista),
Trifonio Delgado, Nestor Marañon y Victor Chavez (marofista). La reunión, a la
que asistieron algunas decenas de delegados, careció de trascendencia porque
fue más una maniobra burocrática encaminada a ganar posiciones dentro de la
CSTB.
La actual Federación Sindical de Trabajadores Mineros de
Bolivia (FSTMB) fue organizada en el congreso que tuvo lugar en Huanuni del 3
al 5 de junio de 1944. Su fundación fue auspiciada, de manera directa, por el
gobierno Villarroel a través del Ministerio de Trabajo y del Sindicato Mixto de
la Solivian Tin Tungsten Mines Corp., que a la sazón estaba timoneado por el
connotado movimientista Emilio Carvajal. Originalmente decidió llamarse
Confederación Nacional de Mineros, con una secretaría permanente en Oruro o en
La Paz. El 21 de diciembre fue declarado día del trabajador minero. Se acordó
demandar la ejecución del contrato colectivo de trabajo, incluido de igual manera
en el contrato individual, que consigna el Código Busch. También se acordó
exigir la uniformidad de los salarios y precios de pulpería en todas las
empresas mineras.
A la inauguración fueron invitados el Presidente Villarroel
y el Ministro de Trabajo Monroy Block.
Una comisión de Huanuni había recorrido todas las minas
preparando el congreso, por esto resultó un desatino la desautorización pública
hecha por la CSTB. La central stalinista dijo que el congreso se reuniría con
fines políticos y que era ilegal por no contar con la autorización suya. Pero
tampoco la gran prensa dio importancia al acontecimiento, seguramente porque
creía que al margen del PIR no podía tener lugar ningún acontecimiento obrero
de importancia. Los delegados que asistieron al encuentro eran elementos
realmente entroncados en el movimiento obrero, si se exceptúan los casos de
Lechín y otros pocos.
Juan Lechín era ya militante del MNR y fue este Partido el
que lo incrustó en la organización sindical, pese a que carecía de antecedentes
al respecto. Apareció arbitrariamente en la nómina de delegados de Catavi,
sobre todo bajo la presión de veneros y de Antonio Gaspar, ambos totalmente
identificados con el gobierno Villarroel. Hasta entonces, las organizaciones
sindicales tenían a la cabeza un secretario general, pues el cargo de ejecutivo
fue impuesto más tarde y gradualmente.
Emilio Carvajal fue designado como secretario general y
Lechín como secretario permanente (o ejecutivo), en la creencia de que debía
encargarse de los trámites ante las autoridades.
El primer congreso de la Federación de Mineros pasó como
estrictamente oficialista y ese era su verdadero carácter. La prensa del país
apenas si registró el acontecimiento. Muy pocos percibieron que los
trabajadores mineros, bajo el impulso del oficialismo están incorporándose, es
decir, que se asistía a este evento de inesperada importancia histórica, que
habría de cambiar radicalmente el curso de la historia posterior.
"1º. primero de julio de 1945 se inauguró en Potosí el
Segundo Congreso de la Federación Minera. Emilio Carvajal seguía siendo la
cabeza visible, pero el secretario permanente Lechín ya había cogido la sartén
por el mango. Fue consolidada la identidad de la nueva organización con el
gobierno Villarroel. Carvajal abandonó el escenario sin mucha lucha. Lechín se
transformó en secretario ejecutivo y Mario Torres fue nominado secretario
general. Todos ellos eran hombre de confianza del Ministro Monroy Block.
Ninguna sospecha turbó la creencia oficialista de que la FSTMB sería su mejor
instrumento en la lucha contra el bloque rosca-PIR. Los trabajadores, que
comenzaron demandando algunas reivindicaciones inmediatas, se inclinaron
naturalmente a apoyar al gobierno movimientista, seguros de que así combatían a
la reacción y al imperialismo.
Algunas resoluciones aprobadas por este Congreso:
"1º. Pedir al Supremo Gobierno que dicte la Ley de
Amnistía General para dirigentes obreros, como único medio de reparar las
injusticias y atropellos que sufren las clases trabajadoras.
"2°. Solicitar sean reajustados a los salarios las
pérdidas de la pulpería barata para los conceptos de indemnización y desahucio.
"3°. Solicitar la institución del descanso sabatino
para empleados y obreros.
"4°. Cancelación de la autonomía de la Caja de Seguro y
Ahorro Obrero, debiendo pasar a depender del Ministerio de Trabajo.
"5°. Pedir que las maquinarias de procedencia alemana
pasen a poder el Estado, ya que están siendo destruidas sistemáticamente".
("Ultima Hora", La Paz, 21 de julio de 1945)
Nótese que no se usa el lenguaje tradicional en el
sindicalismo de "exigir" o "imponer" tal o cual
reivindicación, sino que se dice invariablemente "solicitar". Algo
más, el congreso buscó legitimar los atropellos que se venían cometiendo contra
las empresas alemanas.
El ministro de Trabajo recibió un voto de aplauso y gratitud
de parte de los congresistas. Declaró a la prensa que "esta clase de
agrupaciones van desligándose de la política, para dedicarse íntegramente a las
cuestiones sociales, cuya solución beneficiaría no solamente a los de su ramo,
sino también a los trabajadores en general". ("La Razón", 10 de
iulio de 1945).
Como se ve, el gobierno sólo quería que la Federación
Sindical de Trabajadores de Bolivia apoyase su conducta, sin inmiscuirse en
otros problemas extraños a los propiamente laborales. Buscaba una especie de
sindicalismo apolítico de corte norteamericano, a fin de controlar la ideología
de los trabajadores.
Ese mismo año de 1945 fue convocado el tercer congreso de la
stalinista CSTB.
Ya a comienzos del presente siglo, los obreros de la época
-casi todos ellos artesanos- comenzaron siendo organizados por el liberalismo
dueño del poder político. No bien se incorporaron los trabajadores y
adquirieron cierta experiencia en la lucha cotidiana, comenzaron a plantear sus
propios objetivos políticos y su independencia organizativa. Cuatro décadas
después parece repetirse la historia, ciertamente que con algunas variantes.
No se puede dudar que la Federación de Mineros fue
organizada por el gobierno movi-radepista para que le sirviese de instrumento
incondicional. De la misma manera que en el pasado, los trabajadores maduraron
en la lucha diaria por el logro de sus propias reivindicaciones: maduraron con
referencia al gobierno nacionalista y comenzaron a comprender que éste no tenía
capacidad para emancipar al pais de la opresión ejercitada por la metrópoli
foránea y tampoco para satisfacer las premiosas necesidades de los trabajadores
y de la mayoría nacional. El reformismo de Villarroel se estaban agotando muy
rápido, como corresponde en un pais empobrecido en extremo y de poco desarrollo
capitalista. Partiendo de esta experiencia, los sectores más avanzados de los
mineros hicieron planteamientos políticos que iban más allá del nacionalismo de
contenido burgués y adoptaron posturas que exteriorizaban la desconfianza
acerca de la capacidad liberadora del régimen imperante. La clase obrera, a
través de una reducida vanguardia, estaba comenzando a plantear su propia
política, vale decir, se estaba diferenciando ideológicamente del nacionalismo.
También este proceso, en su desarrollo evolutivo, sufrió importantes
interferencias por la contra revolución del 21 de julio.
A principios de marzo de 1946 se reunión en el distrito de
Catavi el tercer congreso minero y que marca el punto de arranque de un
fundamental viraje de los sectores de vanguardia hacia la izquierda.
Constituye una ley propia del movimiento de masas el que las
bases siempre se encuentren más a la izquierda que los congresos y éstos mucho
más que los dirigentes. La alta capa de dirigentes, que con tanta facilidad se
burocratiza, es siempre más conservadora que los propios dirigentes medios. Lo
anterior puede permitir comprender que los acuerdos del tercer congreso de
Catavi solo reflejaron pálidamente lo que estaba sucediendo en las corrientes
subterráneas antimovimientistas que iban ganando paulatinamente a las bases
sindicales cada día más amplias.
La enorme trascendencia del congreso de Catavi radica en que
la avanzada de los mineros planteó por primera vez posiciones que iban más allá
de las formuladas por el nacionalismo de contenido burgués. Con anterioridad se
había hablado de socialismo, pero se lo confundía con las demandas nacionales o
democráticas. Casi todos estaban seguros que el socialismo boliviano, por
corresponder a un país atrasado (semifeudal decían los supuestos
"marxistas" más avanzados de la época), debía ser necesariamente
moderado y que las grandes transformaciones vendrían de afuera. La discusión
teórica venía desarrollándose en este marco. Con posterioridad a la guerra del
Chaco, particularmente durante los gobiernos de Toro y Busch, se identificaba
socialismo con nacionalismo, que no pasaban de plantear sugerencias
progresistas y renovadoras. Esta mentalidad tuvo decisiva importancia para las
formulaciones programáticas del PIR y del PSOE, que no se atrevieron a plantear
objetivos más allá de los, puramente democráticos.
En marzo de 1946 se dijo con toda claridad que los
explotados de las minas no creían posible su liberación por los caminos del
nacionalismo y que solamente se lograría pasando por la implantación de su
propio gobierno.
Hasta entonces todos hablaban del pueblo, considerando que
dentro de él se encontraba la clase obrera. En Catavi se puntualizó que el
proletariado era la clase revolucionaria por excelencia, esto por el lugar que
ocupa en el proceso de la producción y no por su mayor o menor miseria, por su
número y otras consideraciones semejantes.
Hay dos fenómenos remarcables en dicha reunión. Uno de ellos
se refiere a la virtual ruptura pública entre el gobierno, que estaba seguro
que el congreso se desarrollaría bajo su control, y la avanzada obrera, no
solamente radicalizada sino marxistizada, trotskyzada.
Fue este acontecimiento espectacular el que logró ser
publicitado por algunos órganos de prensa del país.
El otro hecho, acaso más importante, permaneció ignorado.
Los que hablaban de socialismo lo hacían como si se tratase de un
acontecimiento que tendría lugar mucho más tarde o acaso nunca, sin tocar para
nada a la organización social imperante en Bolivia. Eran socialistas
inofensivos y se podía descartar que nunca se orientarían hacia la liberación
de los explotados.
En dicho congreso minero y por primera vez, fue planteado un
programa de reivindicaciones transitorias: la lucha diaria por la satisfacción
de las necesidades más sentidas de los obreros debía permitir que éstos,
teniendo en cuenta sus prejuicios y su real desarrollo político, se encaminasen
hacia la conquista del poder político. De esta manera, la dictadura del
proletariado, el gobierno propio de los explotados, aparecía como algo
factible, como un objetivo que se tornaba alcanzable al calor de la lucha. La
lucha por los salarios no se agotaba en un estrecho marco, sino que podía
proyectarse hacia el socialismo. En la lucha cotidiana se trabajaba para
aproximarse a la revolución proletaria. En Catavi ya se habla de salario mínimo
vital con escala móvil referida a los precios de las mercancías; de la escala
móvil de horas de trabajo con relación al volumen de la masa de desocupados;
del contrato colectivo de trabajo como única forma de contener la prepotencia y
las ventajas patronales; del control obrero en las empresas en general; de la
independencia sindical; de las bolsas prohuelga y, sobre todo, de la ocupación
de las minas por los trabajadores. Fue repudiado todo método de conciliación
por considerar una forma de sometimiento de los obreros a la voluntad patronal
y se le opuso la acción directa de masas, sin olvidar su polifacética
expresión.
VII.
Esbozo de la famosa "Tesis de Pulacayo"
La contrarrevolución rosco-stalinista del 21 de julio de
1946, que importó el retorno de la rosca al poder, no pudo menos que acentuar
el radicalismo de los trabajadores mineros; la represión gubernamental
prácticamente marginó del escenario al Movimiento Nacionalista Revolucionario y
se proyecto a neutralizar a los activistas sindicales no piristas, sobre todo a
los militantes poristas. El país ingresó a una etapa de efervescencia social.
Es en este clima que tiene lugar el Congreso Minero Extraordinario en el
distrito de Pulacayo (noviembre de 1946).
En la Junta de Gobierno presidida por el abogado Tomás Monje
Gutiérrez, que en sus años mozos fue nada menos que animador del Centro Agustín
Aspiazu, considerado como un reducto socialista, fue designado como ministro de
Trabajo el artesano Aurelio Alcoba, que se había iniciado en la Unión Obrera de
Potosí y militado, más tarde, en la CSTB, en su condición de activista del PIR.
En Pulacayo, los trabajadores mineros arremetieron con
inesperada violencia contra el "ministro obrero", dando así expresión
humana a la colosal lucha que se venía librando en el campo social entre el
sindicalismo artesanal, heredado del pasado, y el proletariado, que comenzaba a
dar sus primeros pasos.
Pulacayo todavía estaba en actividad como mina de estaño,
recordando así y en alguna forma, su pasado de mole de plata imponente. La
montaña y el Salar de Uyuni dominan y configuran al paisaje y a los hombres.
Admirable y adecuado escenario para el lanzamiento de la proclama
revolucionaria más importante de nuestra historia. El descomunal y agorero choque
entre las tendencias ideológicas extremas que son expresión de nuestra
sociedad, tuvo lugar en ese punto elevadísimo de la Cordillera de los Andes,
desde donde se domina la altiplanicie que comienza dividiéndose en el paisaje
lunar del salar y que nuevamente vuelve a empinarse en la cordillera
Occidental. En ese escenario cósmico -grandiosa creación de la naturaleza-
nació el nuevo movimiento obrero revolucionario, que esperamos cumpla su
descomunal tarea de transformar radicalmente a la atrasada Bolivia.
A diferencia del tercer congreso, el de Pulacayo fue
precedido de una apasionada polémica periodística. Los que dirigieron las
jornadas contra-revolucionarias estaban seguros de que les correspondía actuar
como amos de todo el movimiento sindical. La pasión puesta por los mineros en
la lucha arrancaba de la certeza de que en el país se había abierto un período
de restauración ronquera y que correspondía luchar enconadamente para defender
las conquistas sociales logradas.
En un ambiente tenso, cuando todas las miradas del país
estaban fijas en Pulacayo, los mineros adoptaron por unanimidad un documento
principista, redactado en elevado estilo panfletario, en un lenguaje ajustado a
la ortodoxia marxista. No era, ciertamente, el lenguaje propio de una clase
obrera dominada por el analfabetismo, pero esa elevada forma política expresaba
las ideas y los sentimientos que flotaban en el ambiente, que pugnaban por
salir a primer plano en los medios sindicales. Desde este punto de vista estaba
bien que la rudeza de propósito de los trabajadores hubiese encontrado el
afilado lenguaje del teórico político: de alguna manera la forma sirvió para
subrayar el contenido. Los propósitos obreros aparecieron como apasionada
arenga revolucionaria, como un llamado a la acción. El documento, que
inicialmente ostentaba un largo título ("Tareas Centrales de la
FSTMB") ha ingresado a la historia como la "Tesis de Pulacayo").
Pocos se han dado cuenta que la Tesis polemiza con el pasado
del movimiento marxista y sindical, con mucha energía sanja los problemas en
disputa. Es por esto que se convierte en un hito que marca un profundo viraje
en la historia de la formación de la clase. También va a pagar tributo a muchos
de los aspectos débiles de un proletariado muy joven y que concentra el atraso
cultural del país, que es la resultante del poco desarrollo capitalista de
Bolivia.
¿País semifeudal o precapitalista? Este extremo se venía
repitiendo mecánicamente en todo el continente desde hacía muchas décadas. Era
la línea oficial de la Internacional Comunista, que apostaba a la carta de la
revolución democrática o burguesa. Lo extraño es que los primeros grupos
trotskystas no hubiesen sido ajenos a este verdadero prejuicio, demostrando así
que muy poco aprendieron de su maestro Trotsky acerca del carácter de la
economía mundial. ¿País campesino? La respuesta afirmativa se asentaba en una
sociología puramente descriptiva. ¿País indio? Nadie ponía en duda la tesis,
pues, el socialismo de la época estaba profundamente impregnado de indigenismo
y tenía en éste una de sus raíces. El destacado teórico Bujarín suscribió la
premisa de que gran parte de los países del mundo eran campesinos. Así, en
pleno siglo XX cuando el imperialismo ya se encontraba en plena disgregación,
se dejaron abiertas las puertas para la teoría de que los países de poco
desarrollo capitalista conocerían una particular vía de desarrollo. El
menchevismo se daba la mano con el populismo.
La Tesis de Pulacayo da la inesperada definición: Bolivia
país capitalista atrasado, es decir, ya capitalista aunque arrastrando, como
resabio del pasado, los modos de producción precapitalistas. Ese capitalismo
como economía combinada forma parte de la experiencia del país como
capitalista, lleva implícita la premisa de que ya no conocerá un capitalismo
totalmente desarrollado.
Esta afirmación de la Tesis de Pulacayo constituye un
valioso aporte a la teoría de la revolución boliviana, porque al definir así al
país está ya señalando qué tipo de revolución deberá realizarse y cuál mecánica
de clases corresponde a la realidad nacional concreta.
Con todo, la revolución tiene que corresponder a los rasgos
diferenciales del capitalismo boliviano: estará protagonizada por lo que Lenin
llamó la nación oprimida, por las clases sociales que soportan la opresión
imperialista, que ciertamente es nacional. El movimiento obrero tradicional
siempre asumió una actitud paternalista hacia el campesinado y en alguna forma
se sumó a las corrientes que en medio de la clase dominante buscaban domesticar
a los indios salvajes mediante el alfabeto. No se encuentran ejemplos de que
las direcciones sindicales hubiesen alentado a los campesinos para que usen sus
propios métodos de lucha contra el gamonalismo. En Pulacayo donde confluyeron
muchos delegados campesinos, cosa no extraña en nuestro sindicalismo, se dijo
programáticamente que los explotados del agro sólo podían libertarse si
colocaban su belicosidad y su enorme capacidad de lucha detrás de la estrategia
del proletariado. La alianza obrero-campesina, que tiene que entenderse como un
hecho político en el que la clase revolucionaria de la ciudad arrastra tras de
sí a la masa del agro y ésta lleva al proletariado al poder, fue señalada como
el eje básico de la estrategia revolucionaria.
Siguiendo lo que ya se había dicho en Catavi, se repudió el
arbitraje obligatorio y se le opuso la acción directa. Los obreros, en su lucha
revolucionaria, estaban llamados a tomar en sus manos todos los problemas
sociales y nacionales para resolverlos por sí mismos y para imponer sus soluciones
con ayuda de su propia fuerza. Las organizaciones que actúan así necesariamente
entran en choque con el gobierno central y de esta manera se abre un período de
dualidad de poderes.
También por primera vez se delimitaron con nitidez los
métodos de lucha propios del proletariado con referencia a los de las otras
clases. El parlamentarismo fue señalado como una forma de actividad que puede
ser utilizado sólo en determinadas condiciones políticas y a condición de que
los parlamentarios obreros transformen sus curules en tribuna revolucionaria,
que sirva para organizar, educar políticamente y movilizar a los del llano. Se
estaba repitiendo lo que enseñó Lenin al respecto.
La movilización de masas que siguió a 1946 tuvo como eje las
consignas fundamentales de la Tesis de Pulacayo. La clase obrera en su conjunto
dio un salto adelante en el desarrollo de su conciencia y más tarde se
planteará el problema de la relación entre las masas y su partido político,
pero este es un problema que no encaja en el límite del presente trabajo.
Diremos, finalmente, que alrededor de la tesis de Pulacayo se estructuró el
Bloque Minero Parlamentario.
VIII.
La oposición rosco-stalinista
La derecha ensayó una y otra vez conformar un bloque de
unidad nacional antifascista. Estaba segura que esta táctica obligaría a los
EEUU no sólo a prestarle decidido apoyo, sino a intervenir en la política
boliviana para reponer la "democracia". El PIR y la CSTB se
identificaron con esta política desde el primer momento y que, como hemos
indicado, coincidía con la conducta de la burocracia del Kremlin. La campaña
desatada por los dueños de los medios de producción fue descomunal: utilizaron
los periódicos, los púlpitos de las iglesias, las reuniones sociales para
agigantar las medidas represivas, reales o imaginarias que tomaba el gobierno.
El objetivo era el de concentrar la atención de todos los descontentos por el
malestar social y económico imperantes, de las víctimas de la persecución de la
masa estudiantil, del magisterio y también de los trabajadores.
El trabajo de mayor envergadura estuvo dirigido hacia el
ejército, unido a la feudal-burguesía por numerosos canales. Villarroel cayó
porque la rosca logró ganar en favor de sus posiciones a parte de las fuerzas
armadas.
Los frentes anti-fascistas fueron realmente muy amplios y se
involucraron a vastas capas de las diferentes clases del país. El 24 de mayo se
constituyó la Unión Democrática Boliviana, (UDB) mediante pacto suscrito por
Juan José Campero, por el Partido Republicano Genuino; Waldo Belmonte Poi, por
el Partido Republicano Socialista; Max Atristaín, por el Partido Socialista y
José Antonio Arze, por el Partido de la Izquierda Revolucionaria (ver
"Bolivia bajo el terrorismo nazi-fascista" por José Antonio Arze).
Programa de la UDB: "Por la extirpación del
nazi-fascismo y por la completa solidaridad con la causa de las Naciones
Unidas. Por la constitucionalización del país y la efectividad de las libertades
políticas. Por la más amplia protección a las clases trabajadoras y por el
efectivo respeto a sus libertades sindicales. Por un plan inmediato y práctico
para el abaratamiento de la vida. Por la organización de un Consejo de Economía
planeada que ponga las riquezas nacionales al servicio del país".
A la UDB sucedió un bloque político mucho más amplio que
adoptó el nombre del Frente Democrático Antifascista, constituido por el
Partido Liberal, por el Partido Republicano Socialista, por el Partido de la
Izquierda Revolucionaria, por el Partido Republicano Genuino, por el Partido
Socialista, por la CSTB, por la FUB, por la FUL paceña, por el bloque
Democrático Universitario, por el Frente de Estudiantes de Secundaria, por el
Centro de Acción Paceña, por el Centro Alonzo de Ibáñez. En 1946, el escenario
político estaba casi completamente copado por el FDA, que se convirtió en el
estado mayor que canalizó todo el descontento social hacia la contra-revolución
del 21 de julio.
G. Lora.
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