Fragmento de la nota escrita por: Ricardo Aguilar Agramont / La Paz, La Razón,
26 de octubre de 2014.
Para la prensa en La Paz, lo noticioso en cuanto a la guerrilla del Che (1967)
en mucho era dar eco a la voz oficial de las Fuerzas Armadas. Así, las noticias
que se pueden ver están relacionadas con el interés del Ejército de causar
temor en la población y hacer ver la incursión guerrillera como una invasión.
En cuanto a la prensa de opinión, Politicus y Xavier son los pseudónimos de uno
o dos periodistas que, en el periódico Presencia y bajo el anonimato, opinan de
la guerrilla con diferentes recursos de humor: desde ironía y paralelismos
maliciosos hasta recursos menos elaborados como diminutivos o la ocurrencia.
Otro autor de textos de opinión corrosivos contra la guerrilla es Paulovich.
Sin embargo, antes de juzgar el tono de la opinión difundida en prensa o cómo y
qué era considerado noticioso, hay que tomar en cuenta que la cuestión era
delicada: una incursión bélica de extranjeros en el país; lo cual, aún en democracia
y bajo el Gobierno que fuere, podría valer a un periodista ser acusado de
traición a la patria en caso de pronunciarse a favor de la misma.
En este sentido, por ejemplo, el periodista Humberto Vacaflor, que cubrió los
hechos desde Camiri, admite que había una línea en Presencia, porque este
matutino era de la Conferencia Episcopal, dirigida ese entonces por el italiano
monseñor Genaro Prata, “que era un napolitano de la línea de (Benito) Mussolini
(dictador italiano), y Huáscar Cajías (el director del medio) era
militantemente católico. La línea era ésa, pero eso no impedía que los
redactores manifestaran con sus acciones simpatías”.
En todo caso, es evidente que el ambiente de 1967 contrasta mucho con la
oficialidad actual en la que el Ejército se dice ser anticolonialista,
antiimperialista y anticapitalista, y grita “Patria o muerte, venceremos”; y
cuando no es raro que afiches del Che decoren oficinas de ministerios.
A continuación, se relata —con base en fuentes hemerográficas— el periodo en que
empiezan los rumores de la presencia de los guerrilleros hasta la confirmación
oficial de que los comandaba Ernesto Guevara, todo atravesado por el modo en
que los periódicos informan y opinan.
Primero, la prensa siempre califica a las guerrillas de “Castro-comunistas”. El
11 de marzo de 1967 se registra posiblemente una de las primeras alusiones
oficiales, en una conferencia del presidente René Barrientos. La noticia lleva
un titular que hoy se confirma falaz: “Desde 1970, Bolivia ya no necesitará de ayuda
del exterior” (El Diario, 12 de marzo). Se trata de un desmentido de la
existencia de la guerrilla, solo 12 días antes del primer enfrentamiento (23 de
marzo). “Las guerrillas solo existen en proyecto. Su ejecución sería desastrosa
pero no puedo dejar de informar que existen aprestos de algunos grupos
extremistas”, afirma el Mandatario.
El 24 de Marzo, es decir cuando Barrientos sabe perfectamente que la guerrilla
existe, tras el enfrentamiento del 23, Juan José Torres, jefe de Estado Mayor,
dice estar “extrañado” por los rumores y hace eco de Barrientos. (El Diario, 25
de Marzo).
MUERTOS. El Diario del Che habla de “7 muertos, 14 prisioneros sanos y 4
heridos” tras la primera emboscada exitosa al Ejército boliviano. El Diario (26
de marzo) saca un editorial sobre los rumores... “Entre la alarma y la
realidad”; en éste pone en duda la información de otros matutinos, la
confiabilidad de sus fuentes y ratifica el discurso gubernamental. Pide
“serenidad” al informar y llama “traidores” y “desnaturalizados” a los
bolivianos que puedan querer una guerrilla, si bien considera que son “una
insignificante minoría”. 48 horas después, el Gobierno ya no puede seguir
ocultando la verdad y el El Diario titula: “Se admitió oficialmente la
existencia de guerrilleros” (27 de marzo).
En conferencia de prensa, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Jorge
Belmonte, muestra una valija incautada con la inscripción “hecho en Cuba”, por
lo que señala que es un “ataque” contra la “existencia misma de la Nación”.
El comunicado oficial de las FFAA afirma que los siete soldados muertos fueron
“cobardemente fusilados” tras caer heridos. La campaña mediática del Ejército
comienza ese mismo día. Los datos de Belmonte exageran, intencionalmente, el
número de guerrilleros y su equipamiento.
Los siguientes días, la prensa publica datos, que hoy se sabe inexactos, a
partir de los partes oficiales. Se habla de un grupo de “50 barbudos” por el
Mesón y otros “200 por Muyupampa y Camiri”, cuando la realidad de los
combatientes del ELN era menos alentadora.
El 28 de marzo, El Diario titula: “El Che estuvo dos veces en Bolivia, en 1953
y 1955”. Sin embargo, nada está confirmado. Las FFAA harán pública la presencia
del Che meses después, el 30 de junio, aunque contaban con la información
tiempo atrás.
A partir de ahí, la prensa da cobertura a grupos de la sociedad o a partidos
políticos que se pronuncian contra la guerrilla. Así, el Movimiento Popular
Cristiano (MPC) se declara en emergencia para detener el “atentado contra la
soberanía nacional”; la Federación Departamental de Campesinos de Cochabamba
(evidentemente barrientista) también se declara en “estado de emergencia para
repeler las hordas de invasores extranjeros”; o acusaciones sin coherencia como
la del MPC, que asegura que detrás de la guerrilla están tres partidos del todo
disímiles: Falange Socialista Boliviana (FSB), el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR) y el Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista
(PRIN); o también notas del estilo: “Partidos preocupados por las guerrillas”
(El Diario 28 de marzo).
Los comunicados oficiales son replicados por la prensa y aparentemente el
Ejército tiene la intención de atemorizar. Así, el 29 se informa que los
guerrilleros cuentan hasta con pistas de aviación. El 29, El Diario sigue con
datos que salen de voceros de las FFAA. Ahora se dice que el comandante de los
rebeldes es un ayudante del Che y sus soldados 400.
El 30 de marzo, ese mismo periódico saca un editorial: “Amenaza Guerrillera”.
Aquí el medio casi pide disculpas por haber creído los desmentidos del Gobierno
sobre la existencia de la guerrilla: “Al cabo de reiteradas negativas
oficiales, que por ser tales no pudieron dejar de creerse...” Mas luego, la
nota vuelve a incurrir en el mismo supuesto de las “pistas de aviación”. El
editorialista reprocha a la Fuerza Aérea no hacer un monitoreo previo que
habría evitado que dichas pistas sean construidas... El editorial concluye
sugiriendo acciones para “eliminar completamente los focos guerrilleros”. Éste
es en general el tono con que se opina en la prensa de 1967 sobre los
combatientes del ELN; es decir, se quiere que sean aplastados, que es como
finalmente sucedió.
El tratamiento de El Diario es orgánico a Barrientos a tal punto que cuando uno
lee un comunicado presidencial y una nota informativa sobre el conflicto
encuentra uniformidad en los adjetivos. El 28 de marzo, un supuesto enviado
especial de ese periódico dice: “La primera impresión que se recoge aquí es la
creciente alarma de los pobladores ante la presencia de guerrilleros y la
alevosía de sus procedimientos”.
CAMPESINOS. Hoy acaso se puede presumir que tal “enviado especial” no habló con
algún poblador de la zona de acción de la guerrilla, pues es conocido que en
los contados encuentros con campesinos, los guerrilleros les dejaron unos
cuantos víveres y el Che en persona dio atención médica... En cuanto a un par
de sucesos en que los guerrilleros pidieron dinero a los pobladores
(Muyupampa), el hecho está lejos del adjetivo “alevoso”. Las FFAA están
interesadas en sembrar temor, entonces lanzan la noticia que es recogida por la
prensa. El primero de abril se informa sobre un foco de 200 guerrilleros “fuertemente
armados” en Sucre.
En contrapartida, un columnista diario anónimo de Presencia, que firma como
Politicus, hace notar esas exageraciones y se ciñe a una versión extraoficial
que viene de dentro de las FFAA: que los guerrilleros fueron sorprendidos antes
de tiempo y que aún estaban en la fase de planificación...
Lo que Presencia informa tiene matices, intenta desconfiar de la versión
oficial; sin embargo, en muchas notas, por el uso insistente de sustantivos
como “Castro-comunismo”, no deja de haber un sesgo. Esto se nota más en el
hecho de que Presencia da espacio a columnistas que sistemáticamente ponen en
ridículo a los guerrilleros, si bien las notas firmadas por los enviados Luis
Enrique Dorado, Humberto Vacaflor y Juan Carlos Salazar logran evadir el
direccionamiento. Ese periódico, el 21 de marzo, titula como primicia:
“Guerrillas castro-comunistas operan en territorio nacional”.
Ese momento, el director de Presencia era Huáscar Cajías, a quien se debe
atribuir el editorial del 3 de abril: “Bloque internacional contra los
guerrilleros”. En el texto, el autor en el marco de la diplomacia de Barrientos
(cuyo canciller era Wálter Guevara) de coordinar acciones con los Estados
fronterizos para “bloquear” a los guerrilleros, ataca a “un expresidente” que
“censuró” a las FFAA por haber pedido ayuda a Argentina. Paz Estenssoro (ese
“expresidente”), desde su exilio, dijo días antes que pedir ayuda era
“vergonzoso”. Luego Cajías señala: “Dada la índole de las actividades
guerrilleras, la cooperación internacional (...) asume para todos los
interesados una necesidad de legítima defensa”.
De pronto desaparecen de los titulares de Presencia apelativos como
“castro-comunistas” hasta que se informa del segundo enfrentamiento en que
mueren 11 soldados bolivianos. Ahí reaparecen titulares como: “Es el segundo
encuentro entre las tropas e insurrectos Castro-comunistas...” (Presencia, 12
de abril).
PAULOVICH. El que sí firma es Paulovich (Alfonso Prudencio Claure). Con un
talento que no se puede negar, es el más mordaz con la guerrilla. Escribe casi
todos los días. En “El vocabulario de la semana”, muy al estilo del Diccionario
del diablo de Ambrose Bierce, redefine palabras. Su diccionario del 1 de junio
(Presencia) pone: “Conscriptos: jóvenes enrolados para cumplir el Servicio
Militar y que han cumplido los 19 años. Los guerrilleros se empeñan en que no
cumplan 20”; “Rojos: se designa con este color a los guerrilleros comunistas,
aunque sean negros o amarillos”.
Como Politicus, hay un columnista anónimo que escribe cartas a “sus lectores” y
firma como Xavier. Ambos debieron ser importantes en Presencia pues tienen un
espacio diario. El centro de las noticias cambia con la captura del teórico
francés Regis Debray. Los medios extranjeros posan su vista en Bolivia. Politicus
le dedica varias “cartas” al affaire Debray, que corre el riesgo de ser
ejecutado.
Cuando la madre del francés llega a pedir clemencia, Xavier deja de escribir a
“sus lectores” y se dirige a Alexandre Debray: “Señora: Aquí hay 19 madres que
lamentan la muerte de sus hijos. (...) Ñancahuazú e Iripití fueron cementerios
para muchos. Para muchos que siguieron las enseñanzas de su hijo Regis.
Enseñanzas teóricas y prácticas sobre cómo matar gente y dejar sumidas en el
dolor a madres y viudas que hoy sufren lo mismo que usted”.
La señora Debray causó simpatía. En un diálogo paródico con la carta de Xavier,
Paulovich escribe otra “A las mamis de los guerrilleros” (Presencia, 7 de
mayo). En ella insta a las madres “peruanas, chilenas, chinas, cubanas, venezolanas,
argentinas, cochabambinas y potosinas” de los guerrilleros a imitar a la señora
Debray y “reclamar por la vida de sus hijos y manifestar que son unos
idealistas” (que es lo que Alexandre hizo).
“Agarran a sus hijitos, les dan unos coscorrones (...), una leve reprimenda sin
usar palabrotas porque los idealistas guerrilleros son muy sensibles (...)”. Da
a entender que los combatientes son unos niños que están jugando a la
guerrilla.
El 30 de junio se oficializa la presencia del Che, tras muchos rumores y
alusiones al argentino en la prensa. Sobre esta noticia, Paulovich escribe
“Niño extraviado”. Como se vio, este columnista usa el paralelismo
guerrilleros-niños. “Este niño es argentino, engrupe como argentino, habla como
cubano, piensa como chino, trabaja como negro, friega como mosca y se hace el
italiano”, se lee. Más abajo dice: “Ernestito es patotero rey del bailongo,
patotero sentimental. Ernestito tiene su patota y ‘a los bosques se ha
internado a ahogar sus penas matando y los bosques le contestan lo que has
hecho estás pagando...’”
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