Por: Luis S. Crespo / gonzalocrespo30@gmail.com /
Publicado en el periódico El Diario, el 23 de Junio de 2014.
Al tener conocimiento de la incursión argentina (11 de junio)
el general Otto Felipe Braun movió sus fuerzas de Tupiza y marchó con ellas a
Tarija, donde adquirió noticias exactas del rumbo que habían tomado tos
argentinos.
El Gral. Gregorio Paz, que era el jefe de todos estos, al
notar el movimiento de Braun, retrocedió precipitadamente hacia el río Bermejo,
atrincherándose en la aldea y serranías de Montenegro, a orillas de este río.
Después de una tenaz persecución, Braun logró alcanzarlo el 24 de junio de
1838.
Los argentinos se habían parapetado en 5 posiciones
paralelas, cubriendo sus costados con las nuevas fuerzas de caballería que
tenían. Braun ordenó atacar estas posiciones. Los soldados bolivianos a pesar
de hallarse fatigados y rendidos por 20 días de viajes continuos por caminos
fragosos y quebrados, cargaron impetuosamente y desalojaron una tras otra de
sus posiciones a los argentinos, quienes se replegaron a las cumbres del cerro
Montenegro, donde volvieron a atrincherarse.
Restaba, pues, a los bolivianos un supremo esfuerzo para
completar el triunfo. Una violenta embestida mandada por el mismo Braun, y
hábilmente secundada por Agreda y O’Connor, dio el resultado apetecido. Los
argentinos, desalojados de su última posición, huyeron buscando su salvación en
la fuga.
El parte oficial dice:
“Era necesario perseguir a los fugitivos por una bajada de 3
leguas de una montaña espesa y por una senda casi perpendicular y llena de
precipicios; mas, olvidando su fatiga y presentándoseles este nuevo obstáculo,
descendían rápidamente hasta los márgenes del Cuyambú que la vio aquella misma
tarde coronados con los laureles de la victoria”.
El mismo parte oficial continúa:
“El campo destinado a la gloria de nuestras armas quedó
cubierto de cadáveres enemigos y casi obstruido su paso con armamento de toda
clase, monturas, mochilas, maletas caballos la mayor parte de los elementos de
guerra que trajeron los invasores. Se tomó también a un teniente coronel, 17
oficiales y 180 de tropa, sin hacer cuenta de los dispersos que se estaban
reuniendo por las partidas que se destacaron de inmediato, y con los que, según
los partes que se han recibido, se aumentaron a más de 250. Un estandarte, 230
fusiles, 84 tercerolas, 65 lanzas, 25 corazas y 165 caballos, los más de ellos
con monturas, son los 230 fusiles, 84 tercerolas, 65 lanzas, 25 corazas y 165
caballos, los más de ellos con monturas, son los trofeos recogidos en aquella
jomada. Nuestra pérdida consiste en 10 muertos y 15 heridos, todos de tropa”.
A su vez el general en jefe, Felipe Braun, dirigió al
general Andrés de Santa Cruz el siguiente parte:
“La división vencedora de Montenegro, que arde en amor y
entusiasmo por su Gran Capitán, cuya imagen querida llevan fuertemente impresa
en sus corazones todos los individuos del ejército del sur, considerando que a
ninguno corresponden los trofeos recogidos por su constancia y valor en el
campo de batalla, sino al guerrero ilustre, que abriéndole el camino de las
gloria, ha dado brillo y esplendor a sus armas, coronándolas de laureles.
Animado de tan noble y justo sentimiento, se complace anticipadamente con la
idea de que el estandarte enemigo que le dirige por mi conducto, y que fue arrebatado
en la gloriosa jornada del 24 de las manos mismas de los temerarios, que
tuvieron la inconcebible demencia de pisar con sus impuras plantas el suelo
sagrado de los pacificadores del Perú, lo aceptará V.E. como una prenda de sus
entusiasmo y devoción y como un testimonio evidente de lo que es capaz esta
porción de bravos, cuando combatiendo por sostener la dignidad de la patria y
las glorias del restaurador de ellas se halla inflamada por el recuerdo del
Vencedor de Yanacocha y Socabaya, que aun a la distancia enciende y preside sus
corazones en el combate….”.
Tal fue la acción de Montenegro, que la desproporción de las
fuerzas era de 1 a 3, es decir que luchó un boliviano contra 3 argentinos como
en Iruya.
Los jefes superiores, que concurrieron a esta acción,
fueron:
General Otto Felipe Braun, comandante en jefe del ejército.
Fue ascendido al grado de Mariscal de Montenegro.
Coronel Sebastián Agreda, jefe de estado mayor general.
General O’Connor, jefe de los guardias nacionales de Tarija. Coroneles Manuel
Dorado y Eustaquio Méndez.
Por esta acción, los vencedores fueron condecorados con una
cinta de paño con esta inscripción: “Luchó contra 3”.
Después de su derrota, los argentinos no volvieron a
presentarse más ante las fuerzas bolivianas, ni se atrevieron a defender sus
territorios invadidos por éstas.
Esta situación se mantuvo hasta la caída de Santa Cruz, en
1839, año en que el nuevo presidente José Miguel de Velasco ordenó la
desocupación del territorio argentino por las tropas bolivianas.
Fuente: EL DIARIO, 24 de junio de 1927.
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