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LA LLEGADA, PROCLAMACIÓN DE ÚNZAGA Y LA MARCHA DEL HAMBRE

Por: José Hurtado Gonzales / La Patria, 5 de octubre de 2014.

Estos 3 actos públicos fueron tan apoteósicos que paralizaban las actividades en la ciudad, por la gran cantidad de gente que participaba de los mismos, demostrando su apoyo total FSB, que las organizaba.
Y el desgobierno del MNR a cargo de Siles Suazo, y Ñuflo Chávez Ortiz, vivían en permanente zozobra, a tal punto que se veía venir la implantación de nuevo del tristemente célebre control político.
Era tanto el repudio del pueblo a este régimen, por su política hambreadora, la carestía y especulación en los artículos de primera necesidad, la inflación insostenible que tuvieron que tomar la decisión de la estabilización monetaria que no estabilizó nada.
En cuanto a la proclamación para las elecciones del año 1956 fue tan extraordinaria, e increíble el apoyo de la población al líder máximo de FSB, Óscar Únzaga de la Vega, concretándose con el triunfo abrumador de su candidatura; pero el fraude ya estaba dispuesto de antemano, porque tenían el control total de su Corte Nacional Electoral, nombrada por ellos, o sea que al mismo tiempo eran jueces y parte de esas elecciones fraudulentas; y todo reclamo que se hacía al respecto nunca lo tomaron en cuenta.
Espectacular motín a bordo del avión, fue uno de los primeros en el mundo. La tarde del sábado 22 de septiembre de 1956 se produjo en la ciudad de La Paz, una populosa marcha del hambre contra el gobierno de Hernán Siles Suazo, quien se vio obligado a disolverla violentamente, apresando a varios centenares de ciudadanos que le eran desafectos.
Para proceder en igual forma en la capital cruceña, llegó a su ciudad natal esa misma tarde el vicepresidente Ñuflo Chávez Ortiz, quien, la mañana siguiente ordenó el apresamiento de más de medio centenar de coterráneos suyos, la mayoría de filiación falangista. Con ello el flamante régimen instaurado menos de dos meses atrás pretendía reabrir los campos de concentración que escasamente seis meses antes se habían cerrado con motivo del periodo eleccionario.
Seleccionados 47 de los presos políticos, en las primeras horas del día jueves 27 fueron embarcados en un avión DC-4 del Lloyd Aéreo Boliviano, para conducirlos fuertemente custodiados a la ciudad de La Paz.
Sin embargo, a escasos nueve minutos de vuelo, ocurrió lo que menos podían haber esperado las autoridades del Gobierno; Y al principal de los custodios el Jefe de Investigaciones Zoilo Villarroel, le exigieron enérgicamente su rendición, mientras que el capitán Mario Adett Zamora, con la ayuda de otros camaradas de infortunio, consiguió apoderarse de la pistola ametralladora que portaba un segundo custodio. Simultáneamente, otro "viajero", el señor Randolfo Liado, mediante una acción sorpresiva y enérgica pudo anular al tercer custodio, todos los cuales fueron llevados al extremo de la aeronave, fuertemente vigilados para evitar alguna reacción de parte de ellos.
Dueños de la situación los "exprisioneros", los principales de ellos, portando las armas arrebatadas como la propia del Cnl. Saucedo penetraron a la cabina de mando, donde encañonaron al piloto Marcelo Estenssoro, y lo obligaron que haga entrega del mismo al piloto civil Capitán Saúl Pinto Landívar, que también viajaba, el mismo que inmediatamente desvió el timón de la aeronave, enfilándola hacía la ciudad argentina de Salta, donde solicitaron y obtuvieron asilo político, siendo recibidos con enorme júbilo por los residentes bolivianos y toda la población salteña. En Salta estuvieron alojados en los cuarteles del Reg. 5º de Artillería. El 30 llegó orden de la Cancillería de Buenos Aires, para que se conceda el asilo político y que se les dejara salir libremente, pero bajo la protección del Ejército. Tres días después a gestiones del gobierno boliviano el avión con sus tres tripulantes y los tres agentes de policía retornaban a Bolivia avergonzados, y frustrados los matones de triste recuerdo, Gayán Contador, Claudio San Román, y Ademar Menacho, por no haber logrado sus objetivos de tenerlos presos nuevamente en los campos de concentración; y por tal motivo este cargamento humano no llegó a La Paz. 

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