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¿CÓMO LLEGABAN LAS CARTAS A SUS DESTINATARIOS? LAS HISTORIAS DE LOS CARTEROS EN BOLIVIA

Por: Fernando García – Pagina Siete, 4 de marzo de 2018 / http://www.paginasiete.bo/economia/2018/3/4/hace-aos-correo-llegaba-destino-llevado-bicicleta-171830.html // Fotos: 1) Grupo de carteros en La Paz. / 2) Estampilla en homenaje a los carteros bolivianos.

A mediados de 1984, don Ernesto había dejado su trabajo de portero en un edificio de la zona Central, para enrolarse al equipo de carteros de la que por entonces era la Dirección de Correos de Bolivia.
“Vivía en Chijini y conocía bien El Alto, que por esos años ni siquiera era una ciudad. Entré jovencito, tenía mis 26 años, tres wawas y la necesidad de agarrar un buen empleo”, recordó, sentado en las gradas de ingreso al edificio de la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol), que la mañana del jueves amaneció  cerrada y con resguardo policial.
“Ganaba 700 pesos, esas veces era nomás un buen sueldo, pero el trabajo era fregado. Al amanecer, la camioneta (de la empresa) nos iba dejando en diferentes lugares, a mí en lo que ahora es El Ceibo. Bajaba mi bicicleta y desde ahí tenía que ir pedaleando hasta la altura de Río Seco, y más allá todavía, donde estaban algunas fábricas”, contó.

Don Ernesto relató con nostalgia, que por aquellos años, la visita del cartero era celebrada en todos los vecindarios donde ningún otro acontecimiento era más importante que recibir noticias de algún ser querido.
“Los señores destinatarios nos esperaban más que a Papá Noel. En el sector donde ahora está la estación del teleférico (azul), tocábamos el timbre de la bici y la persona que esperaba carta salía a recibirnos. Otras veces, los mismos chiquitos que jugaban en la calle, al vernos, gritaban ‘cartero, cartero ha llegado’”.
En el caso de don Mario, que acumuló 19 años de servicio en el departamento de carteros de Ecobol, él realizaba la repartición de correspondencia a pie, principalmente en Sopocachi, San Jorge y la zona de Miraflores. “Como se dice, teníamos nuestros caseros. Al llegar a sus barrios tocábamos el silbato y en toda la cuadra ya sabían que el cartero estaba dejando las cartas. La gente esas veces era hasta más agradecida, porque nos invitaban un vasito de fresco o un sándwich, para que llevemos sus cartas a tiempo”, manifestó.
Además del buen trato dispensado por los receptores, los carteros recibían cada día un ingreso adicional a su sueldo, gracias a las propinas que recibían de sus ocasionales clientes.
“Nos daban uno, dos pesitos. En el día, hasta 20 o 25 bolivianos se ganaba de puro cariño de las personas. En esa época, diariamente llevaba a mi casa bolsas de leche y pan, que compraba con ese dinero”, agregó don Mario.
En la década de 1980, el equipo de carteros contaba con 42 funcionarios, que llevaban las cartas y encomiendas hasta las zonas más distantes de la ciudad.

Aunque hay antecedentes de que el servicio postal funcionó en Alto Perú desde 1557, el envío y recepción de correspondencia se institucionalizó en el país recién en 1890, en la ciudad de La Paz, según los antecedentes históricos que aparecen en la web de Ecobol.
A inicios del siglo pasado, los técnicos postales ya contaban con el Reglamento de Correos y se inauguró la Dirección General de Correos, que años más tarde fue reemplazada por Ecobol.
“Aquí adentro hemos dejado la vida, la juventud. Dicen que ya no hay cartas, que estamos viejos, pero quién creen que ahora lleva los paquetes con mercaderías, las compras por Internet. Los carteros, pues, los carteros, que desde siempre hemos llevado noticias, buenas, malas, pero noticias al fin”, añadió don Mario, padre soltero de dos hijos, y ahora exempleado de Ecobol.

SALIERON DEL PALACIO CHICO A UNO DE LOS EDIFICIOS MÁS MODERNOS


Por Decreto Supremo del 9 de enero de 1933, el otrora Palacio Chico, donde por esa época se recibía y despachaba la correspondencia, pasó a ser propiedad de la Dirección de Correos de Bolivia.
Las instalaciones de la calle Ayacucho dieron cobijo a las cartas, sobres, paquetes y otras encomiendas durante al menos 55 años, hasta que la empresa inauguró el moderno edificio del Palacio de Telecomunicaciones, de la avenida Mariscal Santa Cruz.
En una placa conmemorativa a la inauguración del rascacielos, ubicada en el nivel plaza de la torre, se lee: “República de Bolivia. Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Obra iniciada en 1973”.
Ya en el hall principal del edificio, otra plaqueta muestra: “Dirección General de Correos. Edgar Prudencio Velasco, director general de Correos, gestor de la presente obra iniciada en 1973 y concluida en la gestión 1988, del Sr. Armando Lino Soza”.
“Quién no ha ido a recoger una cartita al Palacio Chico o ha quedado en encontrarse con alguien en el edificio de Correos. Este es patrimonio de los paceños y es una pena que una empresa tan grande, tan icónica de nuestra historia cierre”, lamentó doña Teresa, usuaria de  Ecobol.

LAS CARTAS DE LOS MIGRANTES ERAN LAS MÁS ESPERADAS

Allá por los años 90 del siglo pasado, en los barrios de la periferia de La Paz, la visita de los carteros era esperada con una ansiedad inusitada, porque en decenas de casas había madres, esposas e hijos que esperaban noticias del ser amado que había partido a otro país, en busca de mejores días.
“En Nuevos Horizontes, Senkata, Río Seco, las villas de La Paz, usted hubiera visto cómo esas madres, esas esposas esperaban noticias de sus hijos, de sus maridos, era emocionante verles paradas en las puertas de sus casas, esperando al cartero, que les llevaba noticias de ese familiar”, rememoró don Mario, encargado de llevar las cartas a pie por la ciudad de La Paz.
En su experiencia, la mayor cantidad de la correspondencia en sobre que llegaba a la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol) por esos años provenía de Argentina, Brasil y Estados Unidos.
“Nos contaban que sus hijos trabajaban en talleres textiles, en el caso de los compatriotas que migraron a Argentina. A Brasil se fueron muchos artesanos, y en Estados Unidos estaba gente que  había logrado irse gracias a que otro pariente que estaba allá le dio una mano”, acotó  don Ernesto, experto en repartir la correspondencia en bicicleta.
Doña Salomé, por su parte, fue la primera cartera de Ecobol, y en sus 20 años de servicio conoció la emoción de entregar la carta que un destinatario esperaba.
“Conozco todos los edificios del centro de La Paz y es un orgullo para mí decir que he sido cartera, porque  nosotros a Ecobol le hemos entregado la vida entera”, afirmó la señora.

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CORREO: “LOS CARTEROS AÚN EXISTIMOS, NUNCA NOS FUIMOS”

Por: Sabrina Lanza – Publicado originalmente en el matutino Los Tiempos de Cochabamba el 10 de Septiembre de 2017. / http://www.lostiempos.com/actualidad/local/20170910/correo-carteros-aun-existimos-nunca-nos-fuimos

Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas cuando el cartero depositó un sobre entre sus manos. Pasaron meses en los que ella esperó noticias. Esa mañana, José Luis, el cartero, entregaba una carta sin saber de qué trataba. Apenas otorgó la correspondencia, recibió una abrazo de la destinataria, que no paraba de agradecerle y llorar. La madre de la joven se encontraba en España y hace tiempo que no sabía de ella.
Los carteros son testigos de alegrías y momentos de tristeza al realizar una entrega. De algún modo, se convirtieron en los mensajeros de confidencias y testigos de las promesas cumplidas. Aunque ya no se oye mucho de ellos, su trabajo nunca terminó y hoy viven una nueva etapa.
Tarjetas de visita y postales
Antes de la independencia de Bolivia, exactamente tres días antes, el 3 de agosto de 1825, nació el Servicio Postal Boliviano. Unos años más tarde, en 1990, bajo el Decreto Supremo Nº 22616, firmado por Jaime Paz Zamora, se creó la Empresa de Correos de Bolivia (Ecobol). Una vez establecido el servicio postal, los ciudadanos se hicieron usuarios asiduos de éste.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la aparición de la fotografía generó una nueva moda en la correspondencia. En 1860, las “tarjetas de visita”, unos fotorretratos de 6x9 centímetros, empezaron a circular en Cochabamba. “Se mandaban a hacer 20 copias de su fotografía para enviárselas a sus amigos y familiares; las tarjetas que recibían, las coleccionaban en un álbum. Éste fue el primer sistema de cartas de visitas, después apareció la tarjeta postal”, señaló Walter Sánchez, docente de la carrera de Música de la Universidad Mayor de San Simón. Las tarjetas de visita eran enviadas a través del sistema postal, de ciudad a ciudad y de pueblo a pueblo, también existía un sistema paralelo a cargo del servicio privado de “chasqui cachas”, servicio de familias de colonos en las haciendas que trasladaban cartas y encomiendas. En cuanto a las provincias, las iglesias eran las que recibían y revisaban la correspondencia. Las tarjetas de visita llevaban mensajes de amistad, avisos, saludos en declaraciones personales. No todos accedían a ellas debido al alto costo de las fotografías. Posteriormente, la “tarjeta postal”, popularizó el sistema de correspondencia.
Las postales mostraban paisajes y retratos de famosos del cine, entre otros. En ese momento se vivió el “boom” de las postales y cartas en Cochabamba. Un tiempo después, el envío de postales disminuyó, en la década de 1930, con la llegada del teléfono. Aún así, el correo se mantuvo en pie y los ciudadanos seguían enviándose cartas y encomiendas.

EL OFICIO DE UN CARTERO

Gonzalo sintió decepción tras recorrer una larga distancia y no encontrar al destinatario de una carta. Desesperado por cumplir la entrega, se asomó a la verja y observó un amplio jardín. Entonces, decidió arrojar la correspondencia al interior, esperando que el propietario pueda encontrarla cuando llegue. Lo cierto es que el cartero no advirtió la presencia de un perro que cuidaba el hogar y que apenas vio el sobre empezó a morderlo. “No supe qué hacer, empecé a tirar piedras para ahuyentarlo”, señaló Gonzalo Zapata, quien trabaja desde hace más de 30 años como cartero en Ecobol.
“Los carteros aún existimos, nunca nos fuimos”, dijo Gonzalo con una sonrisa. En su carrera en el correo postal, cuenta las travesías que debe pasar un cartero, pero también las anécdotas que tiene guardadas en un cofre de recuerdos. Alguna vez sintió la alegría de quien recibió un paquete de medicamentos que llevaba esperando. Otro día tuvo que perseguir en bicicleta a una mujer que acaba de recoger correspondencia de su esposo, sin su consentimiento. Cuando pudo encontrarla, le pidió de vuelta el documento, ella se negó.
Cuando Gonzalo empezó a trabajar como cartero, la bicicleta era su principal medio de transporte junto a un elegante maletín donde llevaba los paquetes, hoy fue remplazada por las motocicletas. Asimismo, cuando se inició el servicio, 32 carteros trabajaban en toda la ciudad; hoy quedan apenas nueve. La entrega a domicilio disminuyó. Ahora los carteros llaman a los destinatarios para que pasen por las oficinas del correo a recoger sus encomiendas. Aunque el servicio postal cambió, sigue causando alegrías y tristezas entre los usuarios. “Puede cambiar, puede pasar el tiempo, pero el correo nunca morirá”, aseguró Gonzalo con alegría.

CAUSAS DE PÉRDIDA

“Desde 1990, el Estado nos dejó solos, nos abandonó y nos dejó a nuestra suerte”, manifiesta Gonzalo Zapata, jefe de operaciones del servicio express de la Empresa de Correos Bolivia (Ecobol). El trabajador atribuye el descuido de la empresa a la mala administración que vivió durante años, desde su creación. “Los profesionales que trabajaban en el correo olvidaron que teníamos una obligación con el Estado: pagar impuestos. Eso hizo que debamos 200 millones de bolivianos por evasión de impuestos”, mencionó Zapata. Asimismo, añadió que gerentes de anteriores gestiones cambiaron de personal por cuestiones políticas. “Contrataban más de 100 trabajadores y, después, cuando entraba otro gerente, despedía a todos y contrataba a otros 100”, señaló.

ESTADO ACTUAL

Pese a los esfuerzos por gestionar propios ingresos sin ayuda del Estado, Ecobol aún sufre la falta de recursos. “Aquí hay bastante trabajo, es como una mina de oro que tranquilamente, con una buena administración y más personal, podría funcionar”, dice José Luis Choque, primer secretario del sindicato de trabajadores de correos Cochabamba. La ausencia de personal suficiente y equipamiento, transporte y tecnología, impiden al servicio postal crecer y adaptarse a las demandas del público. En Cochabamba existen más de 30 servicios de courrier que compiten con Ecobol. La tardanza y extravío de correspondencia por un tiempo hicieron que los clientes dejen de confiar en el servicio de Correos Bolivia. Sin embargo, actualmente el servicio mejoró y recibe nuevas encomiendas.

NUEVA ETAPA


“El Internet no hizo que el correo muera, más bien le volvió a dar vida”, dijo Gonzalo Zapata, trabajador de Correos Bolivia. Durante los últimos años, la población más joven de Cochabamba, empezó a realizar pedidos de todo tipo de artículos a través de Internet. La mayoría de estos paquetes se entrega a través del servicio de Ecobol que recibe paquetes de China, Singapur, España, Estados Unidos y América Latina. El servicio postal tradicional se redujo en casi un 70 por ciento, mientras las entregas de origen internacional representan la mayoría de la correspondencia. “Sobre todo llegan artículos que no hay en Bolivia de China y EEUU”, dijo José Luis Choque, trabajador postal. Esta es la nueva etapa que vive Ecobol, sin embargo, no logra cubrir toda la demanda.
3er Foto: Las tarjetas postales llegaron durante la mitad del siglo XIX, éstas permitieron popularizar el sistema de correspondencia.
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