Hasta las elecciones de 1951 (que ganó el MNR) el voto era restringido. No
podían votar ni los analfabetos ni las mujeres (que habían votado por primera
vez en los años cuarenta pero sólo en las elecciones municipales).El concepto
de ciudadanía estaba restringido además a quienes podían demostrar una renta
mínima.
El voto universal fue una consecuencia lógica en el marco de una Revolución de
corte policlasista e integradora. Se concedió el derecho a voto (decreto del 21
de julio de 1952) a todos los bolivianos mayores de 21 años (de 18 años siendo
casados) cualquiera sea su sexo, instrucción, ocupación o renta. De este modo
se dio acceso a la decisión política a más del 70% de la población, marginada
hasta entonces del proceso democrático.
Pero esta universalización de un derecho político esencia conllevó además
algunas modificaciones estructurales al sistema que había regido antes del 52,
más allá del voto mismo. Se eliminó la democracia municipal, que se recuperaría
recién en 1987, los alcaldes fueron designados por el ejecutivo centralizando
el poder. Se eliminaron las re novaciones parciales del poder legislativo,
estableciendo una elección simultánea para presidente, vicepresidente,
senadores y diputados una vez cada cuatro años (la última renovación parcial
del parlamento se produjo en la elección del 3 de junio de 1962) y finalmente
se eliminó e diputado uninominal, es decir aquel que representaba a las
provincias. Se estableció el voto en “paquete”, el votante elegía a la vez al
presidente al vice a los senadores y diputados por lista completa. Este sistema
estaba vinculado a la idea del MNR de una máxima centralización y control
directo del poder sobre la base del modelo mexicano.
El otro ingrediente negativo fue que a la par que la universalización del voto,
se sofisticó una maquinaria de fraude ya existente en el período oligárquico
que hizo poco creíbles los resultados. El MNR tenía indudable mayoría de
respaldo en el país, pero forzaba las cosas para controlar la casi totalidad del
parlamento, dejándole a la oposición apenas un margen mínimo de representación.
El modelo mexicano de partido único con sistema de voto abierto se seguía casi
al pie de la letra.
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