Extractado del libro: "LA HISTORIA DEL SIGLO XX EN BOLIVIA". Transcriptor: Juan Alberto
Quiroz Maida // Para más historias: Historias de Bolivia.
El General prusiano obstinado, desestimó todo ruego y desoyó todo consejo.
El 4 de julio de 1933 la Septima División frente a Nanawa desde enero, empezó a
agitarse nuevamente. El Cnl. Toro manifestó su disconformidad y como toda
respuesta el Gral. Kundt lo invitó a observar la batalla. A las 07:00 am. La
artillería amagó el fortín y a las 08:00 am. Mientras una escuadra de aviones
vickers bombardeaban el reducto Paraguayo, la herradura que formaban los
soldados Bolivianos empezó el desplazamiento desde el centro y con presión en
las puntas izquierda y derecha.
Pero en cinco meses los paraguayos habían convertido a Nanawa en una
fortificación medieval. Habían realizado verdaderas obras de ingeniería y sus
defensivos estaban protegidos por alambradas de púas, estacas, foso, y minas
personales. Más allá de esos detentes estaban los artilleros, los puestos de
ametralladoras y los diestros tiradores Paraguayos que hicieron una carnicería
con las tropas que atacaban por el centro.
Fue una de las batallas más crueles por la cantidad de sangre derramada. Los
soldados Bolivianos, fieles a las instructivas, se lanzaron en sucesivas cargas
suicidas. Los ataques con tanques y lanzallamas en el ala sur fueron repelidas.
Sin embargo en el sector norte el combate fue espectácular. Se había preparado
el ataque de tal forma que empezaría con la explosión de una mina subterránea
justo debajo de las fortificaciones de los defensores. Pese al mal cálculo fue
un buen inicio.
Las estrellas fueron dos tanques que moviendose en zigzag causaron estragos
incidiendo profundamente en las fortificaciones, permitiendo que se acerquen
los hombres que portaban lanzallamas y que chamuscaron los nidos de
ametralladoras de los Paraguayos. Las acciones de un arrojo personal notable
permitieron la toma de las trincheras paraguayas en dos puntos de ese sector. Era
la primera vez que sucedían en el Chaco y los Bolivianos estaban eufóricos al
haberlo conseguido.
Pero el comando paraguayos decidió desalojarlos cueste lo que cueste y una
lluvia de bombas y metralla destrozó a los nuestros y tras encarnizada lucha tuvieron
que abandonar sus conquistas. Al anochecer todavía estaban soldados Bolivianos
en varios puntos de las trincheras tomadas por los Parguayos. Una batalla final
cuerpo a cuerpo, redujo a los Bolivianos y los últimos 25 hombres al mando del
Teniente Félix Reyes terminaron prisioneros. La batalla de Nanawa duró ocho
días, fue increíblemente feroz, pero resultó una sangría inefectiva para las
tropas bolivianas que perdieron dos mil hombres entre muertos, heridos y
prisioneros. Paraguay sólo tuvo alrededor de doscientos muertos y unos
cuatrocientos heridos.
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