Por: Wilson García Mérida /Redacción Sol de Pando /
Este artículo fue tomado de Sol de Pando.
Corrupto y autoritario, además de estar internacionalmente
aislado y carente de todo de apoyo político o social, el gobierno de García
Meza ejerció el terrorismo desde el Ministerio del Interior a la cabeza de Luis
Arce Gómez. Hubo alrededor de 500 asesinatos, desapariciones forzadas y 4.000
detenidos.
Es aquella sangre derramada y aquel dolor sufrido bajo ese
régimen de terror, el tributo que Bolivia pagó para gozar la democracia que hoy
vive el país.
De la impunidad a la escalada del terror
El juicio impulsado por el diputado Quiroga Santa Cruz en
1978 contra la dictadura de Banzer, por delitos que abarcaban desde la
protecciòn al narcotráfico, nepotismo y malversaciones al más alto nivel, hasta
crímenes de lesa humanidad (como la masacre de Tolata y Epizana), no tuvo un
respaldo efectivo del Congreso Nacional y la estrategia de impunidad que
desplegó la derecha fascista contemplaba destruir la tribuna acusadora de
Quiroga Santa Cruz cerrando el Parlamento mediante un golpe militar que se
gestó dentro un proceso sistemático de terrorificar la democracia.
La estrategia terrorista fue encabezada por el fugitivo nazi
alemán Klaus Barbie, quien llegó a Bolivia en la década de los 50 y tras el
golpe de Banzer en 1971 contra el gobierno popular de Tórres, el
dictador lo incorporó al aparato represivo del régimen delegándole tareas
relacionadas con su propia seguridad personal y con la renovación de los
métodos de represión en el Ministerio del Interior. Banzer también le otorgó la
ciudadanía boliviana y le dio un pasaporte diplomático bajo el nombre de Klaus
Altmann, con el cual recorrió Europa negociando la importación de carros de
combate y armas ligeras para el Ejército boliviano.
Klaus Barbie y los mercenarios neofascistas que trajo desde
Europa para destruir la democracia boliviana.
Klaus Barbie “Altmann”y Luis Arce Gómez fueron los
principales planificadores y ejecutores de la estrategia de terror desatada
mientras Quiroga Santa Cruz intentaba abrir el juicio de responsabilidades
contra Banzer desde el curul parlamentario.
Entre marzo y julio del 80, a partir del secuestro y
asesinato de Luis Espinal perpetrado el 22 de marzo de ese año, el país se
estremeció con una escalada terrorista (atentados dinamiteros, persecución y
espionaje contra líderes políticos y sindicales) que tenían el claro propósito
de sabotear las elecciones generales previstas para el 29 de junio.
El día 21 de ese mes previo al golpe, un avión que
transportaba a dirigentes de la UDP en campaña electoral, explotó en el aire
causando varios muertos. Jaime Paz Zamora, candidato vicepresidencial de Siles
Zuazo, estaba en ese avión y se salvó milagrosamente quedando con el rostro
estigmatizado por las quemaduras.
El atentado del 21 de junio de 1980, contra lo esperado por
los golpistas, radicalizó la voluntad electoral de la opinión pública. Las
elecciones dieron el triunfo a la UDP y, en gran medida, al PS-1 de Marcelo
Quiroga Santa Cruz que duplicó su votación en relación a los comicios del 78.
Este ascenso habría significado el inminente juicio de responsabilidades contra
la dictadura de Banzer, que Quiroga Santa Cruz venía impulsando en el
Parlamento desde 1979.
El golpe y la dictadura
Los golpistas estaban decididos a impedir la posesión de Siles
Suazo que debía ministrarse el 6 de agosto de 1980. El 17 de julio los tanques
y comandos paramilitares ocuparon las calles de La Paz para liquidar en un baño
de sangre el proceso democrático.
Tras la tramoya de un “ensayo de golpe” en Trinidad, que obligó
a reuniones de emergencia entre los ministros de Lidia Gueiler (la Presidenta
interina) en el Palacio Quemado, y del Comité Nacional de Defensa de la
Democracia (Conade) en la sede de la Central Obrera Boliviana (COB), los
golpistas tomaron ambos puntos para consumar sus objetivos.
En el palacio Quemado, García Meza y Arce Gómez, acompañados
por los generales y coroneles del Alto Mando, pusieron a Gueiler ante la
disyuntiva de renunciar o prorrogar indefinidamente su mandato clausurando, en
palabras de Arce Gómez, “ese boliche del frente” (el Parlamento). “Sólo así
podremos gobernar este país como una taza de leche”, le dijo García Meza a
Gueiler. La Presidenta optó por la renuncia y sus ministros fueron apresados
junto al grupo de periodistas que cubrían fuentes gubernamentales.
Banzer en Cobija a comienzos de su dictadura.
Simultáneamente, los paramilitares organizados por Klaus
Barbie y dirigidos por Arce Gómez, asaltaban la sede de la COB donde fueron
asesinados el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, el diputado Carlos
Flores Bedregal y el dirigente minero Gualberto Vega Yapura.
La hordas asesinas asaltaron también varios medios de
comunicación, atacando con terrible saña especialmente a Radio Fides. Los
paramilitares se movilizaban en ambulancias facilitadas por el entonces
responsable de la CNSS, Willy Sandóval Morón.
Luis Arce Gómez, apenas posesionado como Ministro del
Interior, lanzó públicamente esta advertencia a sus futuras próximas víctimas:
“De hoy en adelante cualquier subversivo que vaya en contra del Gobierno de
Reconstrucción Nacional, deberá andar con el testamento bajo el brazo”.
Así mataron a Marcelo
Arce Gómez y García Meza llamaron “Operativo Avispón” al
ataque paramilitar contra la sede de la COB, perpetrado la mañana del 17 de
julio del 80, cuando Marcelo Quiroga Santa Cruz fue herido y luego trasladado,
todavía con vida, al Gran Cuartel de Miraflores donde le dieron los tiros de
gracia para después, presuntamente, incinerarlo en un macabro acto aún no
esclarecido. Arce Gómez, hoy recluido en Chonchocoro donde debe cumplir sus 30
añoas de presidio sin derecho a indulto junto a García Meza, “confesó” que los
restos de Marcelo fueron llevados a una hacienda de Banzer en santa Cruz, a
pedido del ex dictador. Tal versión no ha sido debidamente corroborada hasta
hoy. Los restos de Quiroga Santa Cruz están oficialmente desaparecidos. Quienes
lo vieron por última vez ofrecieron conmovedores testimonios registrados
durante el juicio contra los militares golpistas.
Los paramilitares asaltaron la COB pocos minutos antes del
mediodía del 17 de julio, cuando debía efectuarse una conferencia de prensa
para informar sobre las medidas adoptadas por el Conade en defensa de la
democracia. El edificio fue atacado con ráfagas de metralleta y la irrupción de
los paramilitares se produjo en medio del tiroteo, que facilitó la reducción y
apresamiento de los dirigentes.
Según testimonio del sacerdote metodista Germán Crespo, uno
de los paramilitares reconoció a Marcelo y lo hirió con una ráfaga cuando se
resistía a ser detenido y separado de sus compañeros. Noel Vásquez vio el
cuerpo de Marcelo caído en las gradas. Todavía estaba vivo. “Logré ver que con
un tremendo esfuerzo levantaba sus ojos”, relató el secretario permanente de la
COB.
Diodato fue “Novio de la Muerte”
Los organismos de inteligencia norteamericanos ocultaron la
verdad sobre la llegada a Bolivia del mafioso y narcotraficante italiano Marco
Marino Diodato, que fue para apoyar el golpe de García Meza en 1980. La CIA
facilitó la infiltración de Diodato en las estructuras de la democracia, bajo
la cobertura de Banzer que se emparentó con el mafioso a principios de los
noventa, afirmando que llegó al país en septiembre de 1983. Pero lo cierto es
que este ex policía italiano ingresó al país junto con Stefano della Chiaie y
Pierluigi Pagliani, autores del atentado dinamitero contra un tren de Bolognia
que ocasionó cientos de muertos y heridos, conformando el grupo paramilitar
“Los Novios de la Muerte” comandados por Klaus Altman Barbie para respaldar el
golpe del 17 de julio.
La prueba es una foto publicada en el famoso libro
“Narcotráfico y Política (Militarismo y mafia en Bolivia)” que editó el
Instituto de Estudios Políticos para América Latina y África (Iepala) en 1982,
un año antes de la fecha de ingreso falsificada por la Interpol, donde Diodato
aparece junto a otros “Novios de la Muerte” ostentando sus uniformes de
campaña.
El detalle de dicha foto es el siguiente: Parados, de
izquierda a derecha: “Ike” Koplin, Jacques Leclerc, Hans Stellfeld, Joachim
Fiebelkorn y Adolfo Ustáriz. Agachados: Marino Diodato, el hermano del “Mosca”
Monroy, Wolfgang Walterkirche y el “Mosca” Monroy.
Enmayo de 1981, este grupo neo-fascista fue capturado en el
Brasil intentando generar una corriente separatista desde Santa Cruz mediante
el tráfico de armas y de cocaína que fueron incautados por la Policía Federal
del vecino país. Sin embargo fueron liberados al poco tiempo por las
influencias politicas que prevalecían entonces en ambos paises.
Continuidad activa del narco-fascismo
El italiano Diodato llegó a Bolivia como instructor de
paracaidistas militares y fue un importante enlace de otro criminal
italiano, Alfredo Mingolla Montrezza, también reclutado en Europa por
Klaus Altman.
Durante los gobiernos civiles de Paz Estenssoro, Bánzer y
Sánchez de Lozada, Diodato, como un resabio activo del garcíamecismo en las dos
últimas décadas, ejerció funciones de asesor del Ministerio de Defensa y de las
Fuerzas Armadas, con facilidades para realizar negocios vinculados al tráfico
de drogas y y juegos clandestinos de azar (casinos), contando bajo su mando con
jefes y oficiales del Ejército y de la Policia, algunos de los cuales aún
influyen dentro de ambas instituciones. El mafioso italiano también es el
precursor en Bolivia de la “clonación” de teléfonos celulares para interceptar
conversaciones privadas.
Diodato convirtió a la la Unión Juvenil Cruceñísta en un
grupo de choque que en el 2008 intentó desatar una ola separatista con nuevos
mercenarios extranjeros que murieron en ese afán.
Tras una ruptura entre Banzer y su ministro de Defensa
Fernando Kieffer a raiz del escándalo de un avión comprado con sobreprecios en
el año 2001, además por presión de la DEA, el gobierno de ADN dejó de proteger
a Diodato y permitió que la justicia se encargue del criminal nazi. Sus
actividades de narcotráfico y venta ilegal de tierras eran investigadas por la
joven fiscal cruceña Monica von Borries, quien murió asesinada con una bomba
colocada en su automóvil en febrero del 2004. Diodato planificó el
asesinato de la fiscal von Borries junto a dos sicarios brasileños y luego, con
ayuda de varios jefes policiales, huyó de la cárcel de alta seguridad de
Chonchocoro tras internarse en una clínica fingiendo una supuesta enfermedad. A
los pocos meses hizo propalar una muerte ficticia para desaparecer de la
escena. El italiano, sobrino político de Banzer, es aún hoy un “muerto”
prófugo.
Diodato era miembro activo de la Unión Juvenil Cruceñista, convirtió
esa entidad en un grupo de choque fascista “transmitiendo” sus conocimientos
como instructor militar y fue y uno de los ideólogos de las tentativas
separatistas que explotaron en la llamada “media luna” oriental tras la
elección de Evo Morales, cuyo gobierno exterminó de manera cruel a unos nuevos
mercenarios extranjeros atraidos por la idea bajo el lideraazgo de Rozsa. El
abogado de Diodato fue su socio Jorge Flores Reus, elegido diputado
opositor por Santa Cruz durante las recientes elecciones del 2010.
Fue por todo esto que la corrupción, el fascismo y el
narcotráfico tuvieron la visión estratégica de asesinar a Marcelo Quiroga Santa
Cruz hacen 34 años, dejando al país sin un liderazgo ético y moral sólido e
inclaudicable.
(*) ARTÍCULO ORIGINALMENTE PUBLICADO EL 17 DE JULIO DEL 2006
EN LA REVISTA ADITAL, REMEMORANDO LOS 26 AÑOS DEL GOLPE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario