Para que comprendamos que antes de sentirnos dueños o de
decir que pertenecen a una determinada región, y desfigurar nuestra identidad,
deben saber que somos bolivianos/as, antes que nada
11 DE ENERO DE 1935
Con todo ahínco evoca mi mente los días pasados en el Fortín
de Capirenda. Después de la avalancha guaraní al cantón de Villamontes a cuyas
proximidades el General Estigarribia proclamaba en sus manifiestos que el
Ejército paraguayo tomaría Villamontes haciendo irradiar su espada en tal o
cual fecha. Todo aquel sueño fantástico se frustró al estrellarse contra el
baluarte inexorable de nuestros obstáculos y posesiones bien fornidas. Al ver
fracasadas aquellas intentonas es que se trasladó casi todo el ejército pila
hacia nuestro sector.
CAPIRENDA.
Era un lugar donde existían tres lagunas, una delante de
nuestra línea y las otras detrás.
ORDEN IMPARTIDA POR EL COMANDO DE LA 3ra DIVISION
A las diez de la mañana del día 4 de Enero de 1935, cuando
trabajábamos nuestras posiciones, empapados de sudor y tierra, para poner
resistencia al invasor que avanzaba paulatinamente del lado de la Picada
Escobar; un estafeta del Comando del Regimiento, con el fusil a la bandolera y
su pijchu de coca se aproxima ante el Comandante de Compañía, Guido Pradel y
dice:
Mi Suf. Le traigo ésta Orden Circular.
Leyó frunciendo el ceño y nos pasó para cerciorarnos como
amigos a mí y a Caldera (estafeta) que era como su hermano. Lo copiamos
rápidamente y devolvimos. El tenor literal decía lo siguiente:
MANIFIESTO
Al soldado del Regimiento "Parapetí".
En la defensa de Capirenda debéis portaros con todo valor
para aniquilar al enemigo que inútilmente ha de querer pasar adelante. Para
esto observad las siguientes reglas:
A.- Observad al enemigo, apreciad la distancia a la que se
encuentra, graduad el alza y disparad apuntando a conciencia, si cada uno mata
o hiere a cinco pilas.
B.- Será suficiente para terminar con ellos.
C.- Aquí el enemigo se ve a la distancia por consiguiente no
hay sorpresas.
D.- Conservad la serenidad y rechazad con continuo fuego
todos los asaltos que el enemigo intente, ya los verás caer como moscas.
E.- En ésta defensa, cada tirador defiende a otro con el
fuego cruzado o flanqueante.
F.- Cada grupo está defendido por otro.
G.- Cuando el enemigo quiera tomar agua hay que
aprovecharlos.
H.- No dejes de hostigar en todas las direcciones para que
el enemigo no pueda emplazar sus ametralladoras, hostiga las alturas y partes
arboladas, en las noches hostiga las orillas de la laguna.
I.- Si de día no puedes abastecerte, espera tranquilo la
noche para comer, Agua tienes a la mano.
J. Cuando el enemigo quiera envolverlos, entonces.
K.- Los otros Regimientos atacarán.
L.- No dispares sin apuntar bien.
M.- La Patria exige tu sacrificio, debes morir o vencer.
Fado. Cmdo.3ra Div.
Tal fue el manifiesto que nos impartieron de retaguardia y
por eso se preparó fuertes posiciones de defensa.
El 5 de Enero, ya las patrullas enemigas acudieron a nuestro
frente aproximándose a menudo al frente de la laguna que nos circundaba.
Los entretenimientos frontales con fuego cerrado, nuestras
patrullas destacadas lateralmente vuelven constatando la maniobra de cerco que
nos preparaban los regimientos paraguayos en gran número, siendo algunas de
nuestras patrullas sorprendidas y dispersadas en el monte.
El 9 de Enero, se nos concentra el fuego incesante de
artillería queriendo extinguirnos. Estuvimos de mucha buena suerte porque los
proyectiles que nos disparaban se clavaban en las lagunas ¡sápak…sápak…! En la
noche nos cruzan proyectiles luminosos de su artillería despidiendo luces
blancas.
El 10 de Enero un hostigamiento lejano se escucha a nuestra
espalda o retaguardia, era el choque, después el combate de fuerzas pilas con
nuestro grueso. Otro tiroteo estalla próximamente, signo del cerco ya formado
en su totalidad. Se preguntan con su rugido las ametralladoras, una grave
situación la nuestra. El Comandante de mi Regimiento Mayor Monje Gutiérrez, fue
asaltado en su puesto logrando huir a nuestras líneas. Cocinas y todos de
retaguardia fueron sorprendidos.
El 11 de Enero de 1935, de acuerdo a las opiniones del
Comandante del Regimiento y Oficiales, se propuso salir del cerco a costa de
cualquier sacrificio, dejando centinelas que distraigan mientras la reunión del
grueso.
Recuerdo las frases de aliento del Mayor Monje Gutiérrez,
que dijo:
"ESTA ES UNA DECISIVA PARA NOSOTROS, MORIREMOS O
SALDREMOS DE ESTE CERCO".
El agotamiento de nuestra munición es un fracaso, el enemigo
es seguramente toda una División, como se aprueba por nuestra misma
observación. Efectivamente gritaban los pilas "bolivianitos a acostarse
temprano que mañana estarán de viaje a Asunción", mas ironías de la
guerra.
A las cuatro de la tarde nos constituimos en nuestras
posiciones. Fui a socorrer a un herido que gritaba, constatando que no era
grave sino de pequeñas carcazas en la espalda, en las regiones escapulares.
Vuelto de aquella tensión vi que el Sbtte Pradel había reunido a todos los
Clases de la Compañía Avaroma Flores y otros que por esa vez el Regimiento
Parapatí 47 de Infantería se componía la mayor parte de benianos y cruceños,
especialmente la Compañía de Pradel, quién después de reflexionar a los citados
Clases dice: No es la primera vez que me veo en este trance, en Alihuatá y en
el Carmen me sucedió igual cosa pero siempre yo he salido; así que si las otras
Compañías se niegan a salir, nosotros romperemos a la noche el cerco y
saldremos a costa de cualquier sacrificio, la orden de la reunión sigilosa en el
puesto del 2do Batallón, ES TRES MORTERAZOS SEGUIDOS, hay que dejar centinelas
que distraigan a los pilas mientras la reunión del grueso ¡entendido…!
-Sí mi Teniente. (responden a una sola voz).
A eso llega otra orden del Regimiento, de que la hora de la
reunión sea modificada, en vez de morterazos la entrada de la Luna que debía
caer a las dos de la mañana aproximadamente.
Hay instantes en el corazón humano que por más fuerte que
uno sea, se apodera el desvanecimiento, así como un ser desamparado vi caer y
entrar el Sol en su ocaso, clamando las siguientes palabras ¿Oh Sol mío, mañana
a estas horas ¿qué será de mi?, y el Sol penetró con sus últimos destellos del
día. Medité y clamé a Dios y a mis detentes que me salven del peligro de esa
noche.
El griterío cercano de los pilas ¡bolivianos acostarse
temprano que mañana temprano estarán de viaje a Asunción!, este griterío se
calló un tanto en la noche. Todo se cumplió con la orden del Regimiento, se dispuso
centinelas al contorno del cerco, verdaderos hombres de sacrificio, quienes
contestaban con el tiro del fusil al traqueteo de las ametralladoras pilas.
Mientras tanto el grueso del Regimiento, iba reuniéndose en el puesto del
segundo batallón.
Llegada la hora a eso de la una a dos de la mañana en un
avance sigiloso tropezamos y rompimos la línea telefónica enemiga, mas
rápidamente el grupo delantero o satinador tropieza con el cerco de las ramas.
Formados en línea de un solo grupo todas nuestras ametralladoras y fusiles al
grito de ¡Hui…ja…Viva Bolivia! Acegó nuestra timidez con la valentía única, en
ese momento no había cerco que resista ni enemigo que nos detenga, nos
convertimos en fieras furiosas, nuestras armas y nuestros pechos vomitaban fuego
y exhalaban cólera, parece que en ese momento se reencarnaron en nuestros
cuerpos los titánicos espíritus de nuestros antepasados, Avaroa, Cabrera, Max
Paredes, Corneta Mamani y otros. Algo que nos hizo caer en sí fue la caída en
la zanja enemiga, los paraguayos al ver el volcán de fuego no hicieron mas que
acurrucarse dentro la zanja, sentimos una confusión entre bolis y pilas,
salimos empujándonos unos a otros arañando con la agilidad inexplicable; ya la
Luna había perdido su claridad, entonces fue mas visible el parpadeo del fuego
rojo de las armas que en esa niebla se observaron. Se escucharon gritos de
ayes, en fin dependía del destino y suerte de cada uno. A las cuatro a cinco de
la mañana el clavarse y cruzar de las balas enemigas de las piezas pesadas que
custodiaban el cerco formado no hicieron mecho efecto debido al terreno
felizmente accidentado.
Durante esa jornada se dieron cuantas pisoteadas a pilas,
cuántos últimos suspiros, en fin cuánta tragedia de la guerra y cuanta
valentía.
Vi que en la parte alta de una loma de arena una
ametralladora enemiga que despedía una cortina de fuego, nos aproximamos y
pasamos por debajo de tal cortina de balas.
El grito de una orden del Tte Mérida que decía ¡Alto, pase
la voz!, existe otro cerco mas allá, ¡Hay que mandar el parlamento! (quería
decir rendición), a esta voz nadie escuchó. Un solo aliento, una sola decisión
y un solo valor cundió en los soldados, ¡Cobarde, qué ni qué mandar parlamento!
Respondió un soldado.
Se desparramó el Regimiento, infiltrándose en el monte con
gritos de coraje por todos lados. Dos pesadas más, posesionadas
estratégicamente en las puntas de las lomas segaban con el fuego cruzado, se
vieron arrojar chispas de fuego que parecían ser bombas pero que no explotaron,
palabras de astucia de ¡Viva Salamanca! Se escuchaban las voces afeminadas de
los pilas; nuestro fin era salir del cerco con que pretendían nuestros
enemigos, tomarnos prisioneros y cumplimos con nuestro propósito.
Cuando el albor del día ya aclaraba, se distinguió que un soldado
disparaba desde una chapapa de un árbol próximo con una ametralladora pesada,
un Cabo nuestro apellidado Angulo, apuntó y disparó su ametralladora liviana,
habiendo quedado colgado de los pies, hecho un muñeco el paraguayo, ¿estaría
amarrado o se incrustaría en los palos de la chapapa los pies de aquel soldado?
No había tiempo que perder y había que seguir adelante.
Salió el Sol, renaciéndonos con una vida nueva el 12 de
Enero de 1935… ¿Alguien dijo de aquella epopeya boliviana?
Aquí vale decir, que la furia humana es incontenible como un
río caudaloso que va en busca de su cauce. Así fue el coraje inevitable de los
soldados del Regimiento Parapetí 47 de Infantería.
EXTRACTO DEL LIBRO 1003 DIAS EN EL INFIERNO VERDE
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