Por: Marco Zelaya, periodista / Página Siete, 6 de agosto de
2014.
Nació en Cochabamba en 1921. Falleció en 2011.
Si algo caracterizó durante toda su vida a la expresidenta
de la República, Lydia Gueiler Tejada, fue su condición de luchadora de causas
políticas y sociales.
Ella contó que en su infancia su madre le había prohibido
llorar. Según su biógrafo, el escritor Alfonso Crespo Rodas, su férreo carácter
de luchadora se hizo patente cuando, a contracorriente de las opiniones
reinantes, se casó con un prisionero de guerra paraguayo, el capitán Mareirián
Pérez, cuando apenas tenía 19 años y era una joven a la que, más que la
política, le gustaba jugar tenis. Cuando terminó la Guerra del Chaco, en 1935,
se fue a vivir con su esposo a Asunción, donde nació su única hija, María
Teresa.
Años después esa relación terminó y Lydia retornó al país
para establecerse en La Paz, donde trabajaba en el Banco Central de Bolivia; en
oportunidad de una huelga en esa institución estatal, ella se comprometió a
fondo con ese movimiento. "Fue en esa ocasión cuando se encendió en mí esa
llama ardiente de reivindicación social que me devoraría el resto de mi vida”,
le dijo a Crespo.
Posteriormente, en 1948, juró como militante del MNR y
participó desde el llano, y como "la Gueiler”, en los sucesos previos a la
Revolución del 52; conoció, entonces, a Hernán Siles Zuazo y a Wálter Guevara
Arze; el primero de ellos le anunció el 8 de abril, por teléfono, que al día
siguiente tomarían el poder.
"La labor de la mujer en las filas revolucionarias
durante la insurrección fue realmente encomiable y digna de mención. La mujer
revolucionaria templó su espíritu en la lucha callejera y compartió con el
hombre los riesgos y los peligros”, rememoraría años después.
Luego del período de las dictaduras militares que frenaron
el proceso del 52, Lydia Gueiler llegó a la presidencia de la Cámara de
Diputados, cuando la elección en el Congreso entre los dos ganadores de las
elecciones generales de 1979, Hernán Siles Zuazo y Víctor Paz Estenssoro, se
empantanó.
Como fórmula de conciliación, se resolvió que Wálter Guevara
Arze ejerciera por un año la primera magistratura, pero el golpe del Gral.
Alberto Natusch Busch, en la tristemente célebre " Masacre de Todos
Santos”, interrumpió ese mandato; sin poder y sin apoyo internacional, el
militar tuvo que dar un paso al costado y el 16 de noviembre de 1979 Lydia
Gueiler llegó al poder: fue la primera mujer en la historia nacional en asumir
la máxima investidura del país y la segunda en América Latina, después de la
argentina María Estela Martínez de Perón.
No obstante, el limitado tiempo que estuvo en el Palacio
Quemado no fue suficiente para luchar contra la crisis que azotaba al país,
pero sí para impulsar las elecciones de 1980, en las cuales nuevamente ganaron
Siles Zuazo y Paz Estenssoro. El sangriento golpe de Estado del Gral. Luis
García Meza el 17 de julio de 1980 puso fin a su interinato. Pero tras ese
breve período de mando, la ciudadanía la identificó como uno de los referentes
de la democracia en el país. Y así la despidió la nación cuando murió: como uno
de los íconos de la recuperación del Estado de Derecho.
La oscura sombra del golpe de EstadoDurante su mandato, el
golpe de Estado era como una mala sombra.
Narró a Magalí Vega un incidente en el que estuvo a punto de
perder la vida a manos del coronel Carlos Estrada, comandante del Regimiento
Escolta Presidencial: "Se presentó armado y ebrio en la puerta de mi
recámara con la intención de agredirme, matarme y reflejar un crimen pasional,
cariz que se buscaba dar al suceso protagonizado, nada menos que con la persona
encargada de mi seguridad”.
Los militares golpistas no sólo buscaban tomar el poder,
sino desprestigiarla.
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