El Santa Cruz de la Sierra de antes, durante y después de la
Guerra de la Independencia, es apacible y bañado por los rayos de un sol
radiante, un clima cálido, privilegiado que permite a su gente disponer de una
abundante cosecha de productos agrícolas y pecuarios.
El hombre cruceño con costumbres ya consolidadasdesde sus
ancestros trabaja en el campo mientras esposa e hijos permanecían en la ciudad,
estos últimos formando y consolidando su personalidad o estudiando para
proseguir su formación profesional en las Universidades de Charcas, Buenos
Aires o Chile. El cruceño comienza a construir su ciudad con esfuerzo propio y
el deseo de superación más grande que podía darse.
Fuente: hoybolivia.com
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