Foto: Catedral de Santa Cruz años 1920. / El Diario 22 de
Septiembre de 2015.
Desde 1809 el Alto Perú dio inició a una larga marcha hacia
la independencia. El pueblo cruceño también se adhirió a las corrientes
libertarias que comenzaban a propagarse por el continente americano.
La población cruceña en todos sus estamentos no podía estar
al margen de esta sagrada causa y acudió masivamente al Cabildo Abierto
del 24 de septiembre de 1810 apoyando la causa libertaria. Escasamente a
los 10 días de la revolución de Cochabamba, el 24 de septiembre, en la entonces
lejana tierra de Santa Cruz de la Sierra, se produjo otro movimiento
revolucionario siguiendo las consignas del comisionado chuquisaqueño Juan
Manuel Lemoine aprovechando la efervescencia que se vivía por las alentadoras
noticias de la revolución bonaerense.
Por entonces gobernaba las provincia el subdelegado español
Pedro José Pimentel, los instigadores a la rebelión, Eustaquio Moldes, Antonio
Seoane, y Lemoine, con el fingido pretexto de guardar fidelidad y los
intereses del rey Fernando VII, intentaron, aunque sin conseguirlo, atraer a la
causa a varios realistas influ-yentes, como el Cnl. José Miguel Becerra,
comandante de una guarnición en el partido de Cordillera, y el mismo
gober-nador; pero el Cnl. Antonio Suárez –segundo jefe de aquella guarnición– se
plegó con entusiasmo a la causa libertaria, habiéndose resuelto que estallara
la revolución para la fecha indicada.
Suárez tomó bajo su responsabilidad la ejecución del plan:
el 24 de septiembre de 1810 se presentó con un piquete de soldados y, previa notificación
del reconocimiento de la nueva dirección de la Colonia, y apoyando las
peticiones del pueblo reunido en una Cabildo destituyó del cargo al Subdelegado
español Pedro José Pimentel (cuadro de arriba) y se instauró en su lugar una
Junta de Gobierno encabezada por el Cnl. Antonio Suárez, el Dr. Antonio Vicente
Seoane y el cura José Andrés Salvatierra, Eustaquio Moldes y Manuel Lemoine.
Sin embargo, la alegría duró poco ya que la corona española
en 1811 retomó el control de la Gobernación de Santa Cruz de la Sierra, el
comandante Becerra reprimió sangrientamente a la población. En 1813 las fuerzas
del Gral. Belgrano lograron retomar la ciudad nombrando como gobernador al
porteño Ignacio Warnes, en cambio Becerra huyó del lugar y Landívar otro jefe
realista murió ejecutado por los patriotas.
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