Por: Juan Manuel Fajardo - Abogado, Ensayista, Crítico de
Cine / Este artículo apareció publicado en el periódico La Patria el 31 de mayo
de 2015.
La tregua de 1884 no fue resultado de una rendición
incondicional de Bolivia; sucedió que luego de la derrota del Alto de la
Alianza - Tacna, el 26 de mayo de 1880, y cuando las tropas bolivianas se
replegaron hacia La Paz, Chile continuó la guerra, desentendiéndose de Bolivia
consolidando la ocupación del territorio peruano. Los plenipotenciarios de
Bolivia, Belisario Salinas y Belisario Boe-to suscribieron el Pacto de Tregua
en Valparaíso el 4 de abril de 1884 en términos que les fueron impuestos,
punitivos y no negociables. Luego de acaloradas discusiones, el parlamento
boliviano finalmente aprobó la firma del acuerdo, debido en gran parte a la
debilitada situación militar, y a la decisión de Chile de mantener un férreo
bloqueo que colocó a Bolivia al borde del colapso económico.
Chile tenía dos objetivos para imponer el acuerdo, primero
debilitar a Bolivia aún más de lo que estaba, de modo que no pudiera volver a
ser una amenaza militar y segundo impedir su resurgimiento económico, después
de haberla despojado de su extenso territorio costero, para más tarde obligarle
a cederlo forzosamente, en una especie de reparación de los costos de una
guerra que Bolivia no la provocó y que en resumidas cuentas no fue sino una
invasión, una ocupación, con el disfraz de "Casus belli" que nunca
existió. Este Pacto de Tregua en sus Arts. II y III, implícitamente obliga a
Bolivia a aceptar la responsabilidad de la Guerra, "La República de Chile,
durante la vigencia de ésta tregua, continuará gobernando, con sujeción al régimen
político y administrativo que establece la ley chilena, los territorios
comprendidos desde el paralelo 23 hasta la desembocadura del río Loa".
"Los bienes secuestrados en Bolivia a nacionales chilenos por decretos del
Gobierno o por medidas emanadas de autoridades civiles y militares, serán
devueltos inmediatamente a sus dueños...". "Les será igualmente
devuelto el producto que el Gobierno de Bolivia haya recibido de dichos
bienes...". "Los perjuicios que por las causas expresadas o por la
destrucción de sus propiedades hubiesen recibido los ciudadanos chilenos, serán
indemnizados en virtud de las gestiones que los interesados entablaren ante el
Gobierno de Bolivia". Todos estos puntos constituyeron a la larga, la base
INMORAL de Chile para consumar el despojo "legalmente" en el Tratado
de 1904. Este Pacto de Tregua durante veinte años fue el dogal de hierro que
Chile le puso a Bolivia, para desgastarla moralmente hasta casi la asfixia.
LOS TRATADOS DE 1895...
Explicada como está brevemente, la situación desesperante
por la que atravesaba Bolivia, desde el asalto a Antofagasta en 1879 hasta el
Pacto de Tregua de 1884, fue durante las presidencias de Aniceto Arce y Mariano
Baptista, que el país se vio en la dura necesidad de negociar con Chile un
Tratado de paz, que regularice el desenvolvimiento comercial aduanero y ponga
fin al estado de guerra y encierro en que prácticamente se encontraba, sin
abandonar para nada la idea, de obtener un acceso propio y soberano al
Pacífico, situación terrible en que la firma del Tratado de Ancón en 1883, por
el cual el Perú entregaba a Chile a perpetuidad la provincia de Tarapacá, la
había colocado.
Tres eran los Tratados firmados en Santiago en mayo de 1895,
el de Paz y Amistad por el que Bolivia cede a Chile el Litoral perdido en la
Guerra del Pacífico; el de Transferencia de Territorios por el que Chile se
compromete a ceder a Bolivia la zona de Tacna y Arica, si el plebiscito
acordado con el Perú en el Tratado de Ancón, le era favorable, obligándose en
caso contrario, a dar a Bolivia la "caleta Vitor u otra caleta
análoga"; el Tercer Tratado era de Comercio; Dn. Alberto Crespo Gutiérrez
en la obra "Los Tratados suscritos con Chile en 1895", señala:
"En marzo y abril de 1895 se intensifican las negociaciones; el Ministro
de Relaciones Exteriores de Chile Luís Barros Borgoño entrega a fines de abril
al Ministro Plenipotenciario de Bolivia Heriberto Gutiérrez, las bases escritas
de los Tratados; a fines de abril éste envía a Bolivia copias de los proyectos,
con una nota que dice "Entiendo que nuestro objeto queda satisfecho con el
compromiso absoluto y terminante que Chile contrae, de reconocer a Bolivia un
puerto en el Pacífico, sin dependencia de condición alguna".
La cancillería boliviana envía a la legación en Santiago un
telegrama señalando: "Si fuese urgente concluir los arreglos de paz, firme
los tres Tratados, consignando aquellas (las observaciones), después en
Protocolo de Conferencias". Siempre siguiendo la narración del autor antes
citado, se tiene que la nota del Ministro Gutiérrez concluye así: "Es de
esperar que la opinión pública de nuestro país y el Congreso Nacional harán
justicia a nuestro Gobierno y acogerán con satisfacción las negociaciones
definidas con Chile que, aunque no corresponden a las legítimas aspiraciones
del patriotismo, son la expresión de un éxito superior a nuestras esperanzas,
dada la situación de nuestra República, después de la Guerra del
Pacífico". Sin embargo apunta Crespo Gutiérrez, "un mes después se
presentan indicios de que el Ministro de Relaciones Exteriores Emeterio Cano,
desea mayores compromisos sobre la transferencia de Tacna y Arica a
Bolivia", y en fecha 29 de mayo escribe al representante de Bolivia en
Santiago, "aquí parece acentuarse cierta hostilidad nacida indudablemente de
la falta de conocimiento exacto del texto de los Tratados, y que lo que está
fuera de toda duda y se manifiesta con carácter general, es el propósito de
rechazar toda solución que no se cimiente en la seguridad amplia e inmediata de
que los territorios de Tacna y Arica pasarán a nuestro dominio, en compensación
del Litoral ocupado por las armas de Chile".
Lo más grave señala, es que el Canciller boliviano advierte,
"que el gobierno presentará el Tratado a las Cámaras, solo cuando la
transferencia de Arica y Tacna sea un hecho susceptible de realizarse
legítimamente...". El Ministro Gutiérrez, alarmado por la falta de
decisión de la Cancillería para llevar a la Cámara los Tratados suscritos con
Chile, escribe a su hermano Lisímaco Gutiérrez: "...aquí empiezan a soplar
malos vientos contra Bolivia, no ha faltado quien diga, puesto que en Bolivia
no quieren entenderse con nosotros, entendámonos con el Perú, que nos acepta
sin luchas y sin muchas pretensiones...". "Para no salir de la
realidad de las cosas, tenemos que dar por sentado que Chile cumplirá los
Tratados y que, según ellos, nos transferirá Tacna y Arica; está obligado a
negociar y obtener territorios mediante todos sus esfuerzos, sin tasa ni
medida, reconociendo al mismo tiempo en los Protocolos complementarios que sólo
tienen el carácter de una previsión extrema, la cesión de una caleta sobre el
Pacífico".
Las observaciones más serias a los Tratados de 1895 se
basaron en la insuficiente compensación que ofrecía Chile a cambio de la cesión
que hacía Bolivia de su Litoral, y que la entrega de Tacna y Arica dependía de
un plebiscito, que si le fuera adverso a Chile, éste se obligaba a entregarnos
"la caleta Vitor u otra análoga". El Congreso boliviano en amplio
debate concluyó señalando, que siendo la compensación insuficiente, era
necesario determinar con mayor precisión lo que Bolivia iría a recibir a cambio
de su costa marítima. El Ministro Emeterio Cano, en su discurso de 4 de
diciembre de 1895 al Congreso, no llegó a persuadir a los miembros de la
oposición de la bondad de los Tratados de 1895; algunos días después señala
Crespo Gutiérrez, "un diputado, había pedido un cuarto intermedio a objeto
de poder concurrir a una reunión en una casa particular, donde se encontraba el
Presidente Baptista quien pronunció un discurso pidiendo la aprobación de los
Tratados"; después del discurso de Baptista, "el Presidente del
Congreso don Severo Fernández Alonso, pidió que le esperasen, pues iba a
reunirse con el Ministro de Relaciones Exteriores; poco tiempo después se
presentaron estos dos personajes trayendo un Protocolo que había firmado poco
antes el Canciller y el Ministro de Chile, don Juan Gonzalo Matta; el punto 2)
de este documento establecía, que la cesión definitiva del Litoral de Bolivia a
favor de Chile, quedaría sin efecto si Chile no entregase a Bolivia, en el
término de dos años, el puerto en la costa del Pacífico de que habla el tratado
de transferencia";en el 3) "Que el gobierno de Chile, queda obligado
a emplear todo recurso legal dentro el pacto de Ancón, o por negociación
directa, para adquirir el puerto y territorios de Tacna y Arica, con el propósito
ineludible de entregarlos a Bolivia en la extensión que determine el pacto de
transferencia" y en el 4) "Que si a pesar de todo empeño de su parte,
no pudiere Chile obtener dichos puertos y territorios, y llegase el caso de
cumplir las otras prescripciones del pacto, entregando "Vitor" u otra
caleta análoga, no se dará por llenada dicha obligación por parte de Chile,
sino cuando se entregue un puerto y una zona que satisfaga ampliamente las
necesidades presentes y futuras del comercio e industrias de
Bolivia".
El Congreso aprobó por 64 votos contra 2 adversos los
Tratados de 18 de mayo y el Protocolo de 28 de mayo de 1895, y el de 09 de
diciembre, que fue introducido en lugar de otro, también de 28 de mayo referido
a créditos. Chile el 31 de diciembre, solamente aprobó los tres Tratados
firmados el 18 de mayo y los dos Protocolos de 28 del mismo mes, no aprobó el
Protocolo de 09 de diciembre suscrito en Sucre entre Juan Gonzalo Matta,
Plenipotenciario de Chile y Emeterio Cano, Canciller de Bolivia". Luego
vinieron las dificultades para el canje de ratificaciones de los convenios,
dispares en su aprobación en los Congresos de ambos gobiernos. Chile consideró
inaceptable, especialmente el punto 4); Las exigencias y reproches del
Canciller a Cano a Heriberto Gutiérrez, agente acreditado en Santiago,
determinaron la renuncia del diplomático boliviano. Un nuevo Protocolo suscrito
en abril de 1896, dio paso al canje de las ratificaciones de los tan mentados
Tratados de 1895, éste aclaraba la cláusula 4, con la eliminación de lo
referido a puerto apto para atender las necesidades presentes y futuras del
comercio de Bolivia.
EN LA ENCRUCIJADA...
El 30 de abril de 1896, se canjearon las ratificaciones de
los Tratados, menos el Protocolo referido a créditos que no fue introducido al
Congreso boliviano y el de 09 de diciembre de 1895, que no fue considerado por
el Congreso chileno, los que quedaron así, para tramitarlos por separado.
Pasaron los años y este enredo con el tiempo se convirtió en un enigma, Crespo
Gutiérrez se pregunta ¿Si el representante de Chile estaba autorizado a
suscribir el Protocolo de 09 de diciembre?, y se responde señalando: "Es
de suponer que sí, puesto que continuó a la cabeza de la representación
diplomática de su país en Bolivia". ¿Si hubo autorización, fue dada de
buena fe por el Canciller Barros Borgoño, o fue una trampa para eludir después
el cumplimiento de los tres Tratados firmados el 18 de mayo? "En todo caso
si fue una trampa el gobierno boliviano cayo muy fácilmente en ella". El
Protocolo de 30 de abril de 1896 explicativo de su similar de 09 de diciembre
de 1895, fue aprobado por Bolivia, con la proposición de que se consigne un
inciso por el cual se estatuya "que en el caso previsto por la cláusula 4ª
del Protocolo de 09 de diciembre corresponderá a las cámaras legislativas de
Bolivia pronunciarse sobre el puerto que ofrece Chile en sustitución de Arica,
si reúne o no las condiciones establecidas en el Protocolo de 30 de
abril". El Congreso de Chile nunca consideró el Protocolo de 09 de
diciembre de 1895 y menos el de 30 de abril de 1896, estos quedaron para el
olvido junto a los Tratados.
Finalmente el parlamento boliviano en 1899 debatió la
necesidad de derogar la Ley aprobatoria de los Tratados de 1895, del Protocolo
de abril de 1896, creyendo resguardar de esta forma los intereses nacionales.
Mientras las estipulaciones del Pacto de Tregua de 1884, dice Crespo Gutiérrez,
"seguían ahogando a Bolivia, se había perdido la oportunidad de firmar un
Tratado de Paz que nos aseguraba una salida propia al mar, quedó así abierto el
camino para la pérdida de nuestro Litoral y nuestro enclaustramiento rubricado
en 1904". En las conferencias realizadas en Viña del Mar en 1898, para
fijar nuevas bases para un acuerdo, allí ya no se habló de que Bolivia
adquiriera un puerto sino de compensaciones pecuniarias a cambio del Litoral
boliviano.
Don Alberto Crespo Gutiérrez, cuya obra hemos comentado, al
final de la misma, considera triste la historia de los convenios de 1895
"que nos aseguraban una salida propia y soberana al Océano Pacífico
mediante instrumentos internacionales, en los que se establecía claramente, la
obligación que asumía Chile de ceder a Bolivia los territorios de Tacna y
Arica. Dirigiendo una mirada a lo acontecido desde 1895 nos preguntamos, ¿Cuál
sería la situación de Bolivia si el Congreso de aquel año hubiera aprobado
simple y llanamente los Tratados de Paz, de Transferencia de territorios y de
Comercio, suscritos en Santiago el 18 de mayo y los dos Protocolos de 28 de ese
mismo mes, tal como lo hizo el Congreso chileno? Bolivia con ese título en sus
manos pudo haber esperado tranquilamente el desenlace de lo acordado en el
Tratado de Ancón por Chile y Perú. Cualquier solución que estas naciones
hubieran dado al problema de la posesión de los territorios de Tacna y Arica,
mediante plebiscito o arreglo directo, como finalmente lo hicieron en 1929, no
habría afectado al derecho adquirido por nuestro país. El resultado final tenía
que ser la cesión de Arica, de Vitor o, en último extremo de una caleta
análoga, pero no el enclaustramiento".
Bolivia en los gobiernos liberales de Pando y Montes,
terminó cediendo por 2.000.000 de libras esterlinas en 1903, el territorio del
Acre al Brasil, por el Tratado de Petrópolis perdiéndose, 190.000 kilómetros de
la heredad nacional, y en 1904 el Litoral por 300.000 libras esterlinas. Al
término de su mandato el Presidente Ismael Montes en su mensaje al Congreso en
1908, decía:"Ajustamos el Tratado? porque en los hechos no había nada que
ceder, desde que nuestros bienes concurrían ya de algún tiempo a formar la
fortuna del vencedor, porque languidecíamos penosamente sin rentas, sin
industria sin esperanza... El gobierno cree, pues, haber cumplido su deber, un
deber doloroso y sin gloria". Momentos cruciales para Bolivia.
La interpelación a la historia es: ¿Arce, Baptista, Pando y
Montes, consideraban irremediablemente perdido el Litoral boliviano y su
imposibilidad de recobrarlo por la fuerza? ¿Tenían la firme convicción de que
la cesión definitiva de esa porción del territorio nacional se imponía
fatalmente? ¿La base de la cesión perpetua del Litoral, bajo condición sine qua
non, de obtener de Chile en compensación las provincias de Tacna y Arica del
Perú, antes del Tratado de Ancón, era la solución más adecuada y patriótica?
Notas.-
A. Crespo Gutiérrez: "Los Tratados suscritos con Chile
en 1895".
Ed. Los Amigos del Libro. 1976.
J. Eyzaguirre: "Breve Historia de las Fronteras de
Chile".
Ed. Universitaria. Santiago 1971.
J. Siles Guevara: "Chile y Bolivia, Esquema de un
Proceso Diplomático".
Ed. Camarlinghi. 1976.
El Libro del Mar. Ed. Diremar. Bolivia 2014.
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