Por: MARCELO FERNANDEZ / CATEDRATICO EMERITO - UMSA / El Diario, 27 de Agosto de 2013.
Aproximadamente las once de una mañana de Julio del 80,
límpido azul, plenitud de sol.
- Hola..…….!
- ¿ Si………?
- te habla Cristo………..
Silencio patético, no se siente ni la propia respiración,
una súbita angustia en la garganta, la mirada hacia lo alto tratando de
encontrar alguna explicación o de pronto una imagen, sentado junto a la ventana
de esa oficina de CORDEOR, se ve el total y profundo cielo a través de los
cristales.
Vuelve a sonar la voz:
- H.O.O.O.O.O.O…L.A…..!
No hay contestación, sigue la mirada al cielo, hay que tener
en cuenta que para un cristiano evangélico….., es un intento de de-cir algo,
algo inesperado, no sé, quizás, un pensamiento silencioso, no me animo, de
pronto un qué quieres de mi Señor…?, No….., sería una ilegítima pretensión, no
me correspondería una revelación.
- Soy Cristo……. Cristo Baldivieso, ……….
… Jorge Baldivieso.
Vuelve la respiración, recién me doy cuenta que, sin pensar,
mecánicamente, alcé el auricular del teléfono; es una convocatoria para que
hablemos, que es urgente. Llega más tarde a las instalaciones de la
Corporación, solía hacerlo siempre para hablar de proyectos y de cuestiones
sociales con Cassius, ellos eran entrañables amigos desde su lucha rebelde
estudiantil en la Universidad, el Movimiento Universitario Cristiano creo, no
se bien, pero de ahí probablemente su nombre y su revolucionario rebautizo en
la prestigiosa FNI donde seguramente compartieron aulas, o…, luchas, ideales,
las hermosas trincheras de la lucha universitaria. Preocupado por la inminencia
del golpe de García Meza, recomendaba entrar a la clandestinidad, para lo que
brindaba apoyo solidario, porque entendía de los peligros y las consecuencias
del sangriento golpe que se avecinaba. Él tenía dentro ya una realidad, una
visión certera; nosotros no la entendíamos. No había nada que temer, no hicimos
nada, trabajamos por el pueblo, sin intereses personales, éramos místicos, así
nos entendíamos o presumíamos. Solo nos oponíamos a los abusivos despropósitos
de un prefecto Capulina que quería disponer a su arbitrio de los fondos del
pueblo, atemorizando a cuantos se le pusieran al frente.
Cristo Baldivieso era una personalidad en las aulas, en los
patios, en las asambleas estudiantiles, y en los pasillos universitarios de la
UTO, tanto como en la misma ciudad de Oruro, de donde entendemos que no era
originario, no conozco con precisión el detalle de su lugar de nacimiento. Pero
pertenecía a la vida misma de la ciudad, su figura delgada, su inconfundible
chompa tiahuanacota o a veces camisa de leñador, sus gruesos lentes verdes,
algo de barba, siempre preocupado por la vida del país, por el pueblo, era esa
su razón de vivir, revolucionario místico, luchador de espíritu limpio, sin
condiciones, sin manipulaciones, sin pausas, la maldad no cabía en su mente ni
en su espíritu, demasiado honesto y sacrificado para ser entendido ca-balmente,
ni siquiera por su mismo partido. No, no lo entenderíamos aho-ra, está claro
que tampoco lo entendimos entonces.
Llegan los días de la prisión política, los golpes, la
tortura, aquella violencia y sus conse-cuencias que los de CONRE-VIP, y también
algunos funcionarios de antes y de ahora del Ministerio de la inJusticia no
conocen ni entienden, ni saben de qué trata, mejor que no conozcan ni la
entiendan nunca, podría doler. Esforzarse por lo menos para entenderla en algo,
les haría bien.
- Hablá c……, donde está el Cristo!!!!!.
Es inútil, nunca supimos donde vivía, los otros “tiras”
miran en silencio, el Pasamon-tañas grita, golpea con su fusil automático en la
mano, levanta el seguro, te voy a matar, te voy a limpiar, está con alcoholes,
Capulina es el de las órdenes, Gery apacigua un poco, talvez salva una vida, al
final…., el vecindario cuenta. El tiempo vuela adentro de la fría prisión, la
prisión política es sustituida por el exilio, ese triste y silencioso personaje
real que se come nuestros días, nuestro tiempo, que consume la existencia y la
alegría de tantos, que corta nuestro caminar, que devo-ra la sonrisa y la
felicidad de niños y niñas, los inocentes de siempre.
Llega un periódico de Bolivia, un número pasado, creo El
Diario o La Patria, los han matado en la calle Harrington, el Cristo tam-bién
ha caído, el Cassius no puede creer, o no quiere creer, no lo admite. Ha sido
el 15 de Enero, más de treinta años ha, y nadie di-ce nada, solo hipócritas
declaraciones, nadie se preocupa tampoco de sus familias, ni de ellos, de los
que murieron combatiendo por la libertad, por la democracia; ni de los presos,
ni de los exiliados, de los torturados, de los que perdieron un hijo, un padre,
un esposo, de las familias que se destrozaron, de los que perdieron un
hogar…….para siempre, de la novia amada que en su tristeza quedo para otro, y
el hermano inocente…?, de regalo de navidad quiero el retorno de papá, del
espo-so o del hijo ausentes, quien le devuelve a esa niña, a ese niño, la
alegría y la inocencia de su infancia perdidas para siempre…?, y qué de
aquellos jóvenes estudiantes de la FNI y de la UTO, de las Universidades del
país que nunca más volvieron a las aulas, y de aquellos otros tantos jóvenes
que nunca más volvieron a la patria, de los que ya no están definitivamente,
-nos estamos murien-do como perros-, decía Arturo, un bravo y leal combatiente
de toda la vida, se fue hace poco con la amargura de haber sido olvidado,
ignorado por los de ahora y los de antes que siempre disfrutaron de aquel
sacrificio. Qué ironía, absurdo seguir hablando de esto que no le interesa a
nadie, a ningún gobierno, aunque son todos ellos, en todos los tiempos,
beneficiarios de esa lucha, de ese sacrificio que no se lo paga a ningún
precio, por que vale demasiado, mucho mas que el dinero. Conclusión: No hay
resarcimiento para las víctimas. Con un simple informe de CONRE-VIP del Min.
Justicia, desaparecen exiliados, presos políticos, torturados, desaparecen la
violencia y la represión, desaparece el golpe del 80, no hubo, es una calumnia,
es pura mentira; no hubo víctimas; los dictadores y genocidas, parecería,
tuvieron siempre abo-gados infiltrados en algunos niveles de poder, a los de
CONREVIP les compete escribir una nueva Historia de Bolivia en la que no exista
victimas de la violencia política ni de las dictaduras militares, les sería muy
fácil que de paso, ejerciendo de cirujanos plásticos, hagan desaparecer las
cicatrices de la violencia, incluyendo lo de la calle Harring-ton. Y, entonces,
por qué hablar de los 30 años de retorno a la democracia, si esta, nunca se
había ido. A otro cantar, la estupidez humana no tiene límites, decía un
bri-llante maestro de post grado de la Univer-sidad de Georgetown, ella es
inmensa, y entendemos, tan grande e inmensa como la ingratitud humana. Pero
estos y estos otros, siempre los de turno, los que ayer y los que hoy son
agraciados con aquella lucha, están embadurnados de injusticia, desconocen la
historia real y verdadera, o la ignoran preme-ditadamente, pero se dicen
revolucionarios unos; demócratas los otros; está demostrado que no lo son, por
que la revolución es por la justicia social, por la reparación histórica,
podríamos pensar en una nueva ley con voto de urgencia y dispensación de
trámites, o también ese instrumento pretenden no conocer.
El Cristo Baldivieso, por lo menos es un recuerdo, trató de
salvar la libertad de las personas, la democracia, sigue su lucha, intentó
salvar la vida de los amigos, de los camaradas, de los compañeros; perdió la
suya, pero vive.
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