Don Pedro de La Gasca, gobernador-presidente del Virreinato
del Perú había logrado pacificar a los españoles -pizarristas y almagristas-
que se habían enfrascado en una cruenta lucha por la po-sesión del Cusco y para
conmemorar esta exitosa campaña ordenó con gran entu-siasmo la fundación de una
ciudad como símbolo de paz entre los discordes. El co-misionado para hacer
realidad este pro-yecto, fue uno de sus más audaces y va-lientes colaboradores,
el Cap. Alonso de Mendoza, a quien le otorgó La Gasca una provisión u orden
escrita con fecha 8 de septiembre de 1548, instruyéndole que buscase un sitio
adecuado, para la funda-ción de una ciudad intermedia en el tránsito entre el
Cusco, Potosí y Charcas. Además, la ciudad debía llevar la denomina- ción de
“Nuestra Señora de La Paz” y que tuviese “mayor número de buenas costumbres que
de leyes”.
Alonso de Mendoza contagiado por el entusiasmo de La Gasca,
organizó de in-mediato una expedición que salió del Perú con rumbo al sur y
tras una agobiante marcha llegó hasta el poblado indígena de Laja, donde fundó
la ciudad, un 20 de octubre de 1548 (aniversario de la batalla de Huarina donde
fue derrotado Gonzalo Pizarro).
Sin embargo, el lugar no ofrecía las con-diciones necesarias
para la fundación de una ciudad, entonces el Cap. Mendoza anoticiado de la
existencia de tierras más benignas, decidió trasladarse con su comitiva hacia
el valle de Chuquiago, tierra fértil y con un gran río que atravesaba por la
mitad del valle. Tres días después los es-pañoles descubrían asom-brados un
hermoso valle al pie de un nevado que los in-dígenas llamaba Illimani.
Descendieron con gran júbilo hasta una pequeña planicie que los lugareños
llamaban Churupampa (lugar de cara-coles) y allí plantaron la cruz y la picota
en señal de pose-sión de estas tierras, a nom-bre de S.M. el rey de España
Carlos V y allí quedó definiti-vamente establecida la ciu-dad de La Paz.
En la designación de las primeras autoridades el capi-tán
Alonso de Mendoza fue nombrado Corregidor y Justi-cia Mayor; se nombraron también
dos alcaldes, cinco corregidores, un alguacil ma-yor y un escribano. Además del
cabildo, entre los prime-ros edificios a construirse en la naciente ciudad
estaba una iglesia que se llamó San Sebastián y en la que fue entronizada la
Virgen del Pilar de Zaragoza, más tarde, enterado el rey de España por este
feliz acontecimiento, otorgó a la ciudad un escudo de Armas que lleva la
siguiente leyenda:
“Los discordes en concordia, en paz y amor se juntaron y
pueblo de paz fundaron para perpetua memoria”.
Así nació la ciudad de La Paz, hoy ciudad maravilla, y por
mucho tiempo sus habitantes acostumbraban llamarla “Pueblo Nuevo”.
Fuente: El Diario, 20 de Octubre de 2015.
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