Historias de Bolivia, Archivos Históricos.- Sitio dedicado a la recolección de notas periodísticas, revistas, libros, fotografías, postales, litografías, investigaciones, curiosidades, etc., etc. Todo lo relacionado con la historia de nuestra patria Bolivia. (Historia de Bolivia).

EL LABERINTO HISTÓRICO DE LAS SUCESIONES PRESIDENCIALES EN BOLIVIA


La historia de las sucesiones constitucionales en Bolivia es tan compleja y fascinante como la historia política del país y el diverso papel que jugaron las Constituciones en un contexto de inestabilidad que, sin embargo, forjó una realidad pendular entre los momentos de mayor descalabro político y los ensayos históricos exitosos de construcción de un orden democrático o un orden político, con la idea de consolidar el estado nacional.

La primera sucesión "pre constitucional". 1825

De hecho, la primera sucesión se produjo antes de que el país contara con su primera Constitución (entregada por Bolívar a la Asamblea boliviana el 19 de junio de 1826). El 29 de diciembre de 1825, Simón Bolívar que fue Presidente del país desde que pisó territorio de Bolivia hasta que lo abandonó. en una gestión que puede considerarse como honorífica más que ejecutiva, decidió delegar el mando que se le había conferido al Mariscal Antonio José de Sucre, que era hasta entonces general en jefe del ejército libertador. La decisión personal de Bolívar fue, obviamente, aceptada por la Asamblea sin observación alguna. Esta primera sucesión no es ni constitucional ni inconstitucional, podríamos definirla como preconstitucional, por las razones antes anotadas. Se hacía sin embargo bajo los parámetros de la legalidad, en tanto la Asamblea le había otorgado a Bolívar un poder total e irrestricto, en la medida en que el nacimiento del país había dependido de que las ideas de Olañeta, respaldadas por Sucre, fueran aprobadas por Bolívar por muy a regañadientes que éste hubiese tomado la decisión.

Una sucesión con el sino histórico del levantamiento. 1828

La acción inaugural de lo que sería una larga y dolorosa saga de levantamientos, golpes y amotinamientos la sufrió Sucre el 18 de abril de 1828. menosde tres añosdespués de lacreación de IaRepública. - Pero, esa rebelión hay que entenderla no sólo en la dimensión de la felonía contra un hombre de bien como sin duda lo era el Mariscal de Ayacucho, sino también en la sensibilidad de un sector de las elites que estaba cansada de la presencia del ejército colombiano que muchos consideraban como invasor, pero sobre todo porque esas tropas eran sostenidas por el erario boliviano. Sea como fuere, el Presidente, herido en un brazo como consecuencia del motín. alcanzó a mantener intacto el orden constitucional. De acuerdo a lo prescrito por la carta magna, se hizo cargo de la presidencia el presidente del Consejo de Ministros José María Pérez de Urdininea. Contra lo que se cree, en ese momento Sucre no presentó su renuncia definitiva al cargo. El 2 de agosto de 1828 el Mariscal presentó ante el Congreso General Constituyente su renuncia definitiva a la presidencia, lo que determinó un cambio en el mando. Simultáneamente se nombró mediante decreto un nuevo gabinete, cuyo presidente era el ministro de guerra José Miguel de Velasco, quien apareció por primera vez en la primera magistratura de la nación, que ocuparía cuatro veces a lo largo de veinte años. Diez días después, el 12 de agosto, el Congreso eligió Presidente a Andrés de Santa Cruz y vicepresidente a Velasco. Como Santa Cruz se encontraba en Santiago como embajador del gobierno del Perú ante el gobierno chileno, Velasco como vicepresidente se hizo cargo del mando, aunque en realidad lo que hizo fue continuar en el. De hecho, Santa Cruz nunca tomó posesión como producto de esa elección congresal. El 18 de diciembre de 1828, la presión de las tropas peruanas al mando del Gral. Gamarra, llevó a una nueva elección. La Asamblea Convencional nombró Presidente Provisional del país al Gral. Pedro Blanco, quien tampoco se hallaba en La Paz. Por esa razón ocupó la presidencia otro general, José Ramón de Loayza, a la sazón elegido vicepresidente, quien ocupó la presidencia más tiempo que el propio Blanco. Loayza entregó el poder el 26 de diciembre, ocho días después. Pedro Blanco fue asesinado en la madrugada del lo de enero de 1829, apenas seis días después de posesionarse. Si la primera crisis fue desatada por la presencia de los colombianos, la segunda la provocó el ejército peruano que buscaba, de la mano de Gamarra, la anexión de Bolivia al Perú. Blanco era parte de ese proyecto.
Este escenario zigzagueante, inestable, de crisis permanente, que explica las tensiones posteriores al parto de la República y que se resolverían recién apartir del ascenso de Santa Cruz a la presidencia en 1829, generó situaciones muy particulares que sin embargo, fueron cuidadosamente atadas a la legalidad constitucional, aunque fuese sosteniéndola con pinzas. Un análisis detenido de los casos mencionados, nos lleva a la conclusión de que el gobierno de Pérez de Urdininea fue en puridad un interinato mientras el Presidente se hallaba impedido. La sucesión objetiva la hizo Velasco al reemplazar a Sucre siguiendo el texto constitucional después de la renuncia definitiva de Sucre, recibida y aceptada por el Congreso. Esta sucesión duró escasamente diez días. Luego, Velasco asumió la presidencia interina por ausencia de Santa Cruz, aquí no se produce la figura de la sucesión, tampoco en el caso de Loayza que ejerció un interinato hasta la llegada de Blanco. En suma, en estos años de formación de la nación, contamos dos sucesiones legales, la de Sucre que sustituye a Bolívar y la de Velasco que reemplaza a Pérez y sustituye a Sucre. En ambos casos por renuncia definitiva del mandatario legalmente constituido.

Una sucesión "in extremis" y una acefalía "interminable". 1847

Tendríamos que esperar hasta 1847, cuando José Ballivián agobiado por la presión incansable de Belzu y Velasco, y carente de respaldo en el poder militar que fue el verdadero poder en la política boliviana de ese período, decidió una transición que sabía precaria pero que le permitía una salida personal relativamente digna, entregar el mando al presidente del Consejo Nacional, el Gral. Eusebio Guilarte, respetandoel artículo 54 de laconstitución vigente (la de 1843 aprobada en su gobierno). El Consejo Nacional era en realidad el consejo de ministros y como en 1828. lo presidía el ministro de guerra. Guilarte tendió en realidad un breve puente de apenas diez días. El gobierno estaba ya herido de muerte. Esta sucesión constitucional terminó malamente el 2 de enero de 1848, con el derrocamiento del poder legal, abriendo la más larga acefalía en el gobierno en la historia de Bolivia. Durante dieciseis días, dos caudillos se disputaron el poder, Manuel Isidoro Belzu y José Miguel de Velasco. Belzu en La Paz y Velasco en el sur se proclamaron presidentes, pero la fuerza militar era equilibrada. El conflicto se resolvió en una transacción, Velasco ascendió a General y nombró ministro de guerra a Belzu y con el apoyo mayoritario del ejército se proclamó Presidente en Moraya (Potosí) el 18 de enero de 1848. Otra vez la sucesión constitucional estuvo envuelta en la confrontación y el motín.

"El" sucesor. 1872 y 1874

El único boliviano que llegó a la presidencia dos veces por la vía de la sucesión constitucional ha sido Tomás Frías. Hombre de derecho y ocho veces ministro de estado, Frías accedió por primera vez a la presidencia tras la trágica muerte del Presidente Agustín Morales a manos de su sobrino Federico Lafaye, quien lo asesinó de dos disparos en el salón rojo del palacio de gobierno de La Paz. Aplicando la norma constitucional, Frías, presidente del Consejo de Estado tomó posesión el 28 de noviembre de 1872. Inmediatamente convocó a elecciones que ganó por mayoría relativa (ratificada luego por el Congreso) Adolfo Ballivián, posesionado en abril de 1873. Las circunstancias condujeron nuevamente a Frías a la presidencia. Un cáncer de estomago obligó a Ballivián a retirarse temporalmente de la presidencia. A su muerte, Frías que ocupaba nuevamente el cargo de presidente del Consejo de Estado (ésta vez no como sinónimo de gabinete ministerial), en virtud de la sucesión estipulada por la Constitución de 187 1, volvió a la presidencia tras 1amuertedeBallivián. En esta ocasión sin embargo, el desenlace de su mandato fue el golpe de estado protagonizado por el Gral. Hilarión Daza quien lo derrocó el 4 de mayo de 1876.

Una anulación electoral y una sucesión sui generis. 1925

Pasaron prácticamente cincuenta años hasta que se produjera una nueva situación de sucesión. Fue en 1925, producto de una nueva crisis en el poder. El triunfador en las elecciones de ese año Gabino Villanueva, cometió el "desatino" de anunciar que conformaría un gabinete de unidad con la participación de todos los partidos del espectro. Fue motivo suficiente para que el temperamental y autoritario caudillo republicano, el Presidente Bautista Saavedra, que esperaba de Villanueva docilidad en su gestión. "recordara" que éste había incumplido la ley al no renunciar a su cargo de ministro de instrucción seis meses antes del día de la elección. Rápidamente las elecciones fueron anuladas. El Presidente saliente entregó el mando al presidente del Senado Felipe Segundo Guzmán. En este caso caben algunas consideraciones. La primera. que la legitimidad de Guzmán era la misma de Saavedra, la elección de 1921, cuyo mandato fenecía en agosto de 1925. El Congreso prorrogó ese mandato en la persona del presidente del Senado. quien lo recibió de Saavedra el 3 de setiembre con el encargo de convocar a elecciones y entregar el mando al ganador. Lasegunda, hay que recordarque Saavedra gobernó sin vicepresidente, pues Luis S. Paz elegido por la convención nacional para ese cargo. renunció al mismo antes de posesionarse. Esa decisión tuvo mucho que vercon laamargadivisión en el seno del republicanismo y la pulseta entre Saavedra, Escalier y Salamanca que ganó el primero. Como puede verse, este es también un caso muy particular de sucesión, ya que una circunstancia anómala alteró el escenario y la solución del conflicto, alteró también el sentido conceptual de la sucesión, a la vez que le dio una salida razonable a la crisis.

Un "corralito" que disfrazó un golpe de estado. 1934

El tristemente célebre "corralito" de Villamontes que en pleno centro de operaciones de guerra derrocó al Presidente Salamanca. intentó disfrazarse de sucesión constitucional por renuncia del mandatario. Las elecciones realizadas pocos días antes del golpe fueron anuladas. José Luis Tejada Sorzano cuya trayectoria democrática hastaentonces eralímpida, se avino acohonestar esa lamentable acción, aceptando el encargo de los militares de continuar en la presidencia bajo la tutela explícita del ejército. No hay posibilidad alguna de aceptar la figura de sucesión constitucional en este caso. El 22 de mayo de 1936 el Cnel. Toro terminó con la ficción asestando un golpe de estado al débil Presidente.

El suicidio del dictador y la sucesión iniposible. 1939

Cuando Germán Busch se quitó la vida era dictador, pero lo era mediante un documento oficial que así lo establecía (expedido el 24 de abril de 1939). Esto era en los hechos un golpe de estado que el Presidente había propinado a la democracia, lo que automáticamente anuló la legitimidad del vicepresidente Enrique Valdivieso que no podía reclamar en puridad constitucional la sucesión presidencial. Lo que ocurrió fue la consumación de otro golpe de estado incruento, cuando el comandante de las FF.AA. Carlos Quintanilla asumió el mando de la nación por decisión propia y con el respaldo del ejército.

El enfermo que no estaba enfermo. 1949

Veintitrés años después. otra situación de debilidad en el poder provocó la sucesión. El Presidente Enrique Hertzog, jaqueado por los cuatro costados parecía incapaz de llevar a buen termino su mandato presidencial. Su partido, el PURS, tomó la decisión de operar la sustitución. El primer paso fue el retiro temporal del Presidente por razones de "salud", impedimento que duró nada menos que cinco meses. Entre mayo y octubre de 1949 el vicepresidente Mamerto Urriolagoitia gobernó interinamente el país. Fue precisamente el momento en que estalló la llamada guerra civil que Urriolagoitia sofocó con muchas dificultades, pero que fue a la vez el elemento que convenció a la elite gobernante que él era el hombre con la energía que se requería ante la presión casi insoportable que ejercitaba el MNR sobre el poder. El 22 de octubre Hertzog desde Chulumani, envió su renuncia definitiva alegando razones de salud, al Congreso Nacional que la aceptó. El 24 Urriolagoitia fue posesionado con sobria solemnidad en el Congreso. Las razones de salud fueron un alibí, tanto que Hertzog gozó de buena salud hasta su muerte en 1981. Pero la formalidad constitucional se respetó. Urriolagoitia no terminó el mandato al ejecutar un autogolpe en mayo de 195 1 y entregar el mando a los militares, tras el triunfo por mayoría relativa de Paz Estenssoro, a quien no estaba dispuesto a entregarle el poder bajo ninguna circunstancia. La Revolución de 1952 fue la contundente respuesta.

El sucesor huérfano. 1969

El penúltimo caso es el ya reseñado de Luis Adolfo Siles Salinas que sucedió al malogrado Presidente René Barrientos Ortuño, en medio de circunstancias de incertidumbre y temor en un país que no tenía dudas de que el verdadero poder emanaba del comandante en jefe de las FF.AA. y no del Presidente constitucional. Fue el período en el que el ejército secuestró la democracia boliviana por casi dos décadas.

El inexperto. 2001

Jorge Quiroga en cambio, afrontó con calma y tino una delicada transición de algo más de un mes. desde que se hizo pública la noticia oficial de la enfermedad irreversible del Presidente Banzer y su decisión de dejar el mando. Preparó el paso con tiempo suficiente y se ciñó la banda presidencial y la medalla de Bolívar en un solemne acto el 7 de agosto en la testera del salón de la Asamblea de la casa de la libertad. El país había aprobado una de las materias más difíciles, la transición democrática bajo el mandato constitucional, sin un solo sacudón, sin una duda, sin una mancha. I,a turbulenta historia de las sucesiones constitucionales culminó al comenzar el siglo XXI con la sensación correcta de varias lecciones recibidas y aprendidas.

El destino de los sucesores

Si analizamos cómo concluyeron sus presidencias los sucesores que cumplieron lo establecido por la Constitución, que como hemos visto fueron nueve en nuestra historia (con las explicaciones en el caso de Sucre y las reservas en el caso de Guzmán), veremos un preocupante signo de inestabilidad. Recordemos estas figuras:

1 Antonio José de Sucre
2 José Miguel de Velasco
3 Eusebio Guilarte
4 Tomás Frías
5 Felipe Segundo Guzmán
6 Mamerto Urriolagoitia
7 Luis Adolfo Siles
8 Jorge Quiroga

Sucre fue obligado a renunciar a la presidencia y no terminó su mandato. Velasco lo concluyó por decisión soberana del Congreso. Guilarte fue derrocado. Frías terminó su primera sucesión entregando el mando al Presidente electo. La segunda terminó en su derrocamiento. Guzmán terminó su mandato entregando el mando al Presidenteelecto. Urriolagoitia hizo un autogolpe e interrumpió su mandato. Finalmente, Siles Salinas fue derrocado. Cinco de los ocho no pudieron concluir su mandato, solo tres lo lograron. Esta realidad marca claramente la precariedad de la institucionalidad constitucional boliviana a lo largo de su historia republicana.

Biografía

Cámara de Diputados. H. Constitución Política del Estado, La Pu: 1995, H. Cámara de Diputados. 140 pp.
Consejo Ciudadano para La Reforma  Constitucional -Anteproyecto de Ley de lvecesidad de Reforma Constitucional - La Paz: 2001, PNUD, H. Camara de Diputados, Proriuu b, 161 pp.
Díaz Machicado, Porfirio - Historia de Bolivia, Saavedra, La Paz 1954, Alfonso Tejerina Editor, 270 pp.
Mesa, José de - Gisbert, Teresa - Mera Gisbert, Carlos D. - Historia de Bolivia, editorial Gisbert. 906 pp.
Mesa Gisbert, Carlos D. - Presidentes de Bolivia: Entre Urnas y Fusiles, La Paz 1990, Editorial Gisbert, 495 pp. Coti 11.
Santa Cruz: Schihkruffr, Andrés - Cuadros Sinópticos de los Gobernantes de la República de Bolivia 1825 a 1956 y de la del Perú 1820 a 1956. Edición de la Fundación  Universitaria Simón I. Patiño, 112 pp.
Trigo, Ciro Félix - Las Constituciones de Bolivia, Madrid 1958, instituto de Estudios Políticos, 535 pp.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Historias de Bolivia. Con la tecnología de Blogger.