Foto: Argentinos Voluntarios como parte de las fuerzas paraguayas,
De izq. a Der. de pie Tte 1º Dr. Maciel, Tte 1º Dr. Rosensweig, Capitan Dr. C.
de Sanctis, practicantes Ttes segundos Medina y Bonino. Sentados un soldado y
practicante Vannucci. / Fotografía extraída del libro: La Guerra del Chaco.
Ciudadanía, Estado y Nación en el siglo XX. de: Gabriela Dalla-Corte Caballero.
Por: MSc. Lic. Oscar Violeta Barrios
Como miembro componente de los Gobiernos Mediadores, y en su carácter de
Arbitro de equidad, juntamente con las Repúblicas de Brasil, Chile, Estados
Unidos de América, Perú y Uruguay, "la República Argentina participó
directamente como país neutral en la resolución del conflicto de la Guerra del
Chaco entre Bolivia y Paraguay, peroexistían algunas evidencias que
contribuyeron a confirmar las sospechas de la parcialidad argentina en el
conflicto boliviano-paraguayo sobre el Chaco Boreal. Una de ellas es la carta
que el ministro paraguayo en la Argentina, Vicente Rivarola, envió al
Presidente de su país, Eusebio Ayala; afirmando:
La simpatía general de todas las poblaciones argentinas para la causa
paraguaya, en contraposición a la antipatía general para Bolivia, tiene que
facilitar enormemente el contrabando de guerra para nuestro país. La
circunstancia de no traer materiales de Europa será motivo para que en este
país nos los faciliten sin restricciones. Los intereses creados son siempre
respetables, aparte de la amistad y la buena voluntad cada vez mayores del
Presidente Justo y su gobierno" [7]
Al principio de la guerra, la legación de Bolivia en Buenos Aires no dejó de
reclamar contra las constantes violaciones de la neutralidad argentina
efectuadas por las propias autoridades de Buenos Aires. Pero estos reclamos
bolivianos no obtuvieron ningún resultado.
A su vez, Rout afirma que más que un país neutral, la Argentina fue un
beligerante cuidadosamente disfrazado de mediador durante la guerra del Chaco [8]
Durante buena parte de la misma, las autoridades de Buenos Aires aportaron al
gobierno paraguayo inteligencia, información, medicinas y asistencia militar y
financiera. Rogelio Ayala Moreira, en su libro Por qué no ganamos la guerra del
Chaco, sostiene que el gobierno argentino envió préstamos al Paraguay por un
monto de 6.000.000 de pesos [9]
A diferencia de los bolivianos, los historiadores paraguayos han sido
reticentes en reconocer la colaboración argentina a las autoridades de
Asunción. Pero a pesar de ello, existen evidencias de la asistencia argentina
al Paraguay durante la guerra del Chaco, las cuales obligan a replantear hasta
qué punto las autoridades de Buenos Aires fueron neutrales en el conflicto
boliviano-paraguayo.
Una excepción es la escritora Beatriz R.A. de González Oddone, quien expresa en
su libro "Testimonios Veteranos", lo siguiente:
"Y así se van develando hechos conocidos por muy pocos, como el de la
solidaridad, con nuestra causa, del Servicio de Inteligencia de la República
Argentina, que todas las noches, a las doce y media en punto; pasaba un parte
del Estado Mayor Argentino, firmado por su Jefe, el Coronel Esteban Vacarezza,
en el que se daba la opinión táctica y estratégica argentina, con la situación
del día, y las apreciaciones de ese Estado Mayor para el futuro de las
operaciones. Con ello conocíamos una cantidad importantísima de datos"
[10]
Así, algunas empresas argentinas con intereses en Paraguay proporcionaron
fondos para el esfuerzo bélico de este país. La Compañía Nicolás Mihanovich,
cuya casa matriz estaba en Buenos Aires, otorgó un crédito de 500.000 pesos
argentinos destinados al sector naviero, aunque retiró la oferta cuando los
informes la dieron a conocer. Por su parte, la firma yerbatera argentina
Larangeira donó 250.000 pesos paraguayos al gobierno de Asunción para la compra
de equipos de aviación [11]
Hacia mayo de 1.935 la economía paraguaya, exhausta por el esfuerzo de la
guerra, se había vuelto virtualmente dependiente de los productos argentinos,
especialmente gasolina y bombas de artillería. Todo el trigo, la nafta y el
fuel oil que consumió el ejército paraguayo durante los tres años de guerra le
fueron facilitados gratuitamente por el gobierno argentino [12]
"Por cierto, el gobierno argentino envió ininterrumpidamente armas a
Asunción a través del río Paraguay, mientras bloqueó la venta de productos a
Bolivia a través del río Pilcomayo. Si el gobierno argentino hubiera decidido
cerrar el trasbordo de bienes a Asunción a través del Paraguay, el suministro de
armas se habría tornado imposible para el gobierno paraguayo.
Respecto de los materiales de guerra que el Paraguay adquiría en Europa, el
Ministro paraguayo en Buenos Aires Vicente Rivarola relata en sus
memorias:
Los elementos bélicos de Europa y Norteamérica eran trasbordados discretamente
en la rada del puerto de Buenos Aires en lanchones de donde eran reembarcados
con otro destino aparente, para luego ser conducidos a Asunción por medios
reservados y seguros... con conocimiento y amistosa tolerancia de las
autoridades argentinas.
Por el lado del transporte terrestre por los ferrocarriles del Estado o de
cualquier otro medio, estaban igualmente previstas y organizadas las cosas
perfectamente" [13].
Pero la falta de neutralidad de la República Argentina, se evidenció también en
la participación de tropas que combatieron junto al Ejército paraguayo.
Una prueba de ello se materializa en un artículo editado el año 2.003, por el
Ejército Argentino en la Revista Militar No. 175, escrito por el Gral. Jorge
Gorleri, el mismo que se transcribe a continuación:
"La Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia se fue gestando desde muchos
años antes de que las Fuerzas Armadas Bolivianas ocuparan el fortín Carlos
Antonio López, sobre la laguna de Pitiantuta, en junio de 1.932.
Allí se encontraba una pequeña guarnición paraguaya y el hecho marcó la
iniciación de las hostilidades. Los residentes argentinos en el Paraguay y los
paraguayos que querían a la Argentina ya en aquella época, se reunían en la
Casa Argentina ubicada, aún hoy, en la Avenida Mariscal López de la ciudad de
Asunción. Todos ellos decidieron contribuir al esfuerzo de guerra de la nación
guaraní la cual no se encontraba en las mejores condiciones para iniciar la
movilización.
Desde los tiempos de paz disponía de 3.000 hombres bajo bandera, mal armados,
con fusiles españoles modelo 1.928, descalibrados, llamados "mata
paraguayos", sin transportes ni equipos y con un servicio de sanidad
desorganizado. El país carecía de industrias, las fábricas y talleres existentes
eran rudimentarios. La situación se presentaba muy crítica.
En la Casa Argentina se decidió organizar un Regimiento de Caballería para
incrementar el Orden de Batalla del Ejército del Chaco. Conseguida la
autorización del Gobierno del Paraguay, decretos y leyes mediante, se dio
comienzo, apresuradamente, a la organización del Regimiento 7 de Caballería,
con el nombre de General San Martín.
La Casa Argentina se convirtió en centro de movilización; se recaudaron fondos,
se compraron armamentos y organizó la provisión de uniformes, equipos y
víveres. Desde tempranas horas, largas filas de voluntarios concurrieron a
inscribirse para integrar el Regimiento, algunos desde Goya, Corrientes,
Formosa y del Chaco Austral.
Entre la oficialidad se encontraban muchos argentinos, varios de los cuales se
convirtieron en héroes durante la campaña. El Mayor argentino, Domingo Aguirre
fue el Segundo Jefe del Regimiento, Aristigueta, Ortiz, Ochoa, Léxica, Barrera.
Flores, Alvarenga, Chávez, fueron algunos de ellos.
El Mayor Francisco Vargas, Edecán del Presidente de Paraguay fue nombrado Jefe
del Regimiento, habiéndose educado en la Argentina.
El 14 de noviembre de 1.932, el Regimiento "Gral. San Martín", se
desplazaba al son de la marcha de San Lorenzo desde el Campamento de Cerro León
hacia el Puerto de Asunción para embarcarse hacia el teatro de operaciones.
Al frente, la Bandera de Guerra con los colores paraguayos y con el bordado en
oro del nombre del Libertador de América, despertaba la emoción del pueblo de
Asunción. La enseña fue bordada y donada por la Madrina del Regimiento,
Señorita Dora Gelosi.
Con un efectivo de 1.000 hombres el Regimiento fue embarcado en el Vapor
Holanda, de la empresa Mihanovich, luego de 48 horas de navegación por el río
Paraguay con rumbo al norte, desembarcó las tropas en Puerto Casado.
La penetración hacia el desierto chaqueño se produjo en un convoy ferroviario
de trocha angosta, el cual cubrió 145 km. en 12 horas hasta llegar a punta de
rieles. La recepción no fue nada cordial, puesto que a la bienvenida dada por
los mosquitos y los mbariguis, en medio de un calor insoportable y nubes de
polvareda, se sumaron tres aviones bolivianos que bombardearon y ametrallaron
el lugar ocasionándole al regimiento su bautismo de fuego y ocasionándole 6
muertos y 15 heridos.
Con mucha tristeza se enteraron que harían la campaña desmontados, dado que no
se proveerían caballos ni mulas. Caminando por charcos, esteros y por un
espantoso desierto sin agua, debieron recorrer más de 250 km. hasta el frente
de combate.
En diciembre de 1.933 el Regimiento cortó el camino Alihuatá Saavedra,
contribuyendo a cerrar el cerco de dos Divisiones bolivianas, que debieron
rendirse con más de 10.000 hombres. El fuerte ruido de motores que se escuchaba
en una picada, era producido por dos tanques enemigos que avanzaban disparando
con sus cañones y sus ametralladoras. Un tronco de corpulento quebracho
derribado a hachazos por los soldados del "San Martín", cortó el paso
de los tanques y sus tripulaciones cayeron en la emboscada.
Uno de esos tanques se exhibe en la plazoleta frente al Colegio Militar del
Paraguay, en Asunción.
El Regimiento participó en las batallas de Fortín Toledo, Alihuatá, Cañada El
Carmen, Algodonal y otras, llegando al final de la guerra, en 1.935, hasta los
cerros andinos bolivianos, amenazando los pozos de petróleo del altiplano en el
camino a Camiri.
Jóvenes oficiales argentinos quedaron para siempre en las caldeadas soledades
chaqueñas. El Fortín Boliviano "Palmar Ustares" fue bautizado por el
Comandante en Jefe del Ejército con el nombre del Tte. Evaristo Ochoa,
correntino, caído al frente de su escuadrón, en el asalto a un nido de
ametralladoras" [14]
Es pertinente señalar que después de las incursiones aéreas de parte de la
Fuerza Aérea Boliviana, sobre Puerto Casado, el Gobierno argentino amenazo a
Bolivia, expresando que no tolerarían bajas de sus civiles y enérgicamente
insinuaron que quizás apoyarían a Paraguay si los ataques continuaban. Ante ese
dilema, Bolivia sensatamente canceló los ataques aéreos. Desde ese momento en
la campaña, el Cuerpo Aéreo Boliviano se utilizaría principalmente en el frente
llevando a cabo misiones de reconocimiento, patrullaje aéreo y apoyo aéreo
cercano [15]
Con referencia al hecho histórico descrito por el Gral. Jorge Gorleri; se
sustenta esta narración con el relato concerniente a la Srta. Dora Gelosa, de
nacionalidad argentina, Madrina de Guerra del Regimiento "General José de
San Martín" [16]
"En el año 1.932 estalló la guerra del chaco entre dos naciones hermanas:
Bolivia y Paraguay. Por entonces el ciudadano italiano Nazareno Gelosi,
radicado en nuestro país desde fines del siglo XIX, pasaba sus inviernos desde
tiempo atrás, por razones climáticas, en Asunción junto a su hija menor Dora,
encontrándose por tal motivo vinculados social y afectivamente con su
comunidad.
Esta mujer que en aquellos tiempos contaba con 27 años, frente a la acuciante
demanda de tropas que existía en el vecino país, decide promover personalmente
la creación de un Regimiento, más tarde el Nº 7 de Caballería, que integrarían
17 oficiales y 1.000 individuos de tropa; estos últimos reclutados la mayoría
en Paraguay y algunos otros en territorio argentino.
El 17 agosto de 1.932, Dora Gelosi, impulsora y Madrina de Guerra del
Regimiento Nº 7 de Caballería del Ejército del Paraguay, propuso que como
homenaje al Libertador de medio continente americano, la Unidad llevara el
nombre de General José de San Martín, lo cual fue aceptado por las autoridades
castrenses y el Gobierno paraguayo.
Cuando el recientemente creado Regimiento, partía para el frente de combate
recibió su Bandera de manos de su Madrina de Guerra, quien en el transcurso de
su arenga expresó:
Sr. Comandante, Soldados:
Satisfago un deber y un anhelo profundo al poner hoy personalmente en vuestras
manos aquí, sobre este suelo evocador y bajo la luz de este cielo esplendoroso,
el Estandarte de Guerra del 7º Regimiento de Caballería José de San Martín que
debe distinguirlo entre las unidades del Ejército paraguayo.... estoy segura Señor
Comandante y señores soldados que cuando los valientes argentinos y paraguayos
penetren en la tierra hollada por el invasor, los bosques del Paraguay
legendario, cubiertos ya de gloria, se poblaran nuevamente de laureles, allí
donde a su paso flamee el estandarte del RC. 7 Gral. José de San Martín, y
terminó diciendo: Soldados ahijados de guerra: ¡Os dejo en manos de Dios y de
la Patria!
En la ocasión y como reconocimiento a esta joven Argentina, le fue prendida al
pecho la Flor de Aire de la Selva Paraguaya por el Capitán de Navío, Elías
Ayala, General en Jefe del Ejército y Marina del Paraguay.
El regimiento, por su actuación, fue objeto de las más altas condecoraciones de
la campaña: Cruz del Chaco y Cruz del Defensor.
En el panteón de los héroes de la capital paraguaya existe una placa dedicada
por los veteranos de guerra del Regimiento, a sus camaradas muertos en acción.
Años después de sellada la paz definitiva entre los dos pueblos vecinos, su
madrina de Guerra, por sus méritos excepcionales, recibió la Medalla al
Reconocimiento Paraguayo, concedida por el presidente de la República del
Paraguay (Decreto del 13 de junio de 1.959).
Finalmente, Dora Gelosi, recibió también las Palmas Sanmartinianas, de manos
del entonces Presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano, Gral. Tomas
Sánchez de Bustamante, el 21 de septiembre de 1.990 por su destacada acción
sanmartiniana" [17]
Referencias bibliográficas
7. Autor: HISTORIA GENERAL DE LAS RELACIONES EXTERIORES DE LA REP. ARGENTINA.
R. Ref. Querejazu Calvo, op. cit., p. 174.Vicente Rivarola. "Memorias
Diplomáticas", 3 vols., Bs.As. Ayacucho. 1.952.
8. OBCIT: L.B. Rout, op. cit., p. 58.
9. IBIDEM: Rogelio Ayala Moreira, POR QUÉ NO GANAMOS LA GUERRA DEL CHACO, La
Paz, Talleres Gráficos Bolivianos, 1.959, pp. 345-349 y 356; Bautista Saavedra,
El Chaco y la conferencia de paz de Buenos Aires, Santiago de Chile,
Nascimento, 1.939, pp. 24-25; y Eduardo Diez de Molina, Problemas
internacionales, La Paz, s/l, 1.936, pp. 125 y 213, fuentes citadas en ibid.,
p. 59.
10. Autor: Beatriz R.A. de Gonzales Oddone. TESTIMONIOS VETERANOS. Talleres
Gráficos de Casa America SAIC. Asunción. Paraguay. 1.977.
11. OBCIT: Ver al respecto V. Rivarola, Memorias..., op. cit., III, 83-92; U.S.
Archives, RG 59, Decimal File 724.3415/3265, N1 83, Nicholson (Asunción) to
Secretary State, July 28, 1933, p. 3; y U.S., Archives, R.G. 59, Decimal File
724.3415/42222, N1 1997, G-2 in Paraguay, Sept. 12, 1934, enclosure I, p. 1,
fuentes citadas en L.B. Rout Jr., op. cit., p. 60.
12. IBIDEM: D. H. Zook, op. cit., p. 232, cit. en ibid., pp. 58-59. También R.
Querejazu Calvo, op. cit., p. 166.
13. IBID: J.F. Bratzel, op. cit., p. 86.
14. Autor: Gral. Jorge Gorleri. REVISTA MILITAR. Enero-Abril 2.003 No. 175.
Ejército Argentino. Transcripción.
15. Fuente: WIKIPEDIA. Operaciones aéreas en la Guerra del Chaco. es.wikipedia.org/.../Operaciones_aéreas_en_la_Guerra_del_Chaco.
16. Fuente: Síntesis de la conferencia pronunciada en el Instituto Nacional
Sanmartiniano el 12 de junio de 2.002. Transcripción.
17. Autor: Revista Militar. Enero-Abril 2.003 No. 175. Ejército Argentino. Ing.
Jorge Gelosi, sobrino de la señora Dora Gelosi. Transcripción.
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