El Libertador Simón Bolívar abandonó la ciudad de Potosí el
31 de octubre de 1825, luego de haber recibido una apoteósica bienvenida y
haber ascendido a la montaña más famosa del mundo. Luego, la comitiva tomaba
rumbo a Chuquisaca, cerca ya de la ciudad una multitud de jinetes y el pueblo
rodeó al héroe. Indígenas ataviados con trajes vistosos y al son de sus
instrumentos de música danzaban alegres. La comitiva atravesaba arcos
triunfales, ornados de flores, guirnaldas, platería y banderas, entre
aclamaciones de júbilo. A las dos de la tarde del aquel memorable día, 4 de
octubre de 1825, descargas de artillería anunciaban el ingreso del Libertador a
la ciudad, el general Andrés de Santa Cruz, prefecto y amigo del Libertador le
dio la bienvenida en una breve pero expresiva alocución al ingreso a la ciudad
de los cuatro nombres.
Desde los balcones llovían flores y mixtura, bellas damas
chuquisaqueñas agitaban gozosas sus blancos pañuelos, se repetía una vez más la
apoteosis mostrada por el pueblo en Lima, La Paz, Potosí y ahora en Chuquisaca.
A continuación se realizó un solemne Te Deum y luego la
comida en el Palacio. Al día siguiente se celebró una majestuosa misa a la que
concurrieron el Libertador, el Mariscal Sucre, el prefecto y las personalidades
más distinguidas. Por la noche se desarrolló un magnífico baile, impresionado
por tantas muestras de afecto y de suprema expresión Bolívar dijo: “He sido
recibido en Sucre con una gracia digna de la Grecia antigua”.
Luego de dictar algunas medidas administrativas, el 10 de enero
de 1826, Bolívar tomó la ruta de Cochabamba, una desbordante multitud entre
lágrimas y ovaciones le dio la despedida.
*Este artículo fue publicado en el periódico El Diario el 4
de Noviembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario