Decía el historiador costumbrista Dr. Aquiles Goméz Coca en
el año 1991 con mucha nostalgia: Llego la fiesta de los cruceños, llena de
algarabías y pintadas con los colores de las casacas y demás utensilios
carnavaleros… llegó como se esperan las cosas lindas cargadas de ilusiones,
antojos y hasta sueños que se hacen realidad al compás de nuevos taquiraris y
carnavales, ejecutados por esos músicos que ya son parte de la historia de
Santa Cruz de la Sierra.
Tres días pasan con la mirada y la músicas a cuestas, desde
todos los rincones del pueblo hoy llamado Casco Viejo, salen las comparsas
bailando y haciendo ruedos, como lo hicieron sus abuelos y antepasados, en
busca de las casas de espera donde un ramillete de hermosas muchachas esperan a
los grupos carnavaleros con quienes se divierten bailando, saltando, comiendo y
tomando algunas bebidas tradicionales como el Culipi, el Coctel, la Leche de
Tigre, refrescos etc, etc.
Y finalizan estos días de baile juegos con agua, aguas
perfumadas, mistura, serpentinas, polvos teñidos de colores y otros elementos
que motivan al cruceño para participar de esta fiesta tradicional.
Toda esta fiesta grande de los cruceños ya fue anunciada por
las calles de la ciudad, una semana antes, a través del correo del carnaval que
con su bando carnavalero lleno de chistes lugareños y sátiras a las autoridades
de la época prepararon o preparaban el ambiente para la coronación de la reina
del corso del carnaval, tres días de fiestas y confraternización, once noches
de bailes de mascaritas donde la mujer cruceña mostraba todo su esplendor,
belleza y picardía y finalmente el entierro del carnaval o carnavalito, una
semana después del inicio.
Texto: hoybolivia.com
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