Por: Raúl Calderón Jemio / Historiador. / Pagina Siete, 8 de
abril de 2018. / http://www.paginas iete.bo/campeones/2018/4/8/el-tigre-una-rutilante-mas-que-centenaria-historia-1908-2018-175891.html
Centuria y década del club The Strongest, que no están
libres de alguna situación complicada, ni del drama humano (1932-1935, 1953 y 1969).
El Tigre cumple 110 años, reflejada en trayectoria institucional que siempre
maravilla, por la visión y proyección iniciales cuanto el proceso y logros
continuos de distintas épocas.
Multiplicados y sostenidos éxitos deportivos, la característica. Pero,
asimismo, están los numerosos aportes a la sociedad, culturas, educación y
bolivianidad en última instancia. En la historia, The Strongest se caracterizó
por su carácter paceño y boliviano que constituye el signo permanente.
Persistencia y vanguardismo, que han compartido familias y
generaciones gualdinegras, motivo de genuinos orgullos.
Es que contadas instituciones aglutinadoras e impulsoras lucen hoja de
servicios como la aurinegra.
Pasos y referentes, acordes a contextos más amplios; y que a
su vez han incidido y dejado huellas perennes. Inspiración, acciones y
memorias, vivas en modos de ser y proceder inagotables, generadores. Once
décadas históricas, en las cuales hubo protagonismo generoso y ausencia de
repliegues. Papeles comprometidos y contribuciones diversas, en cada una.
Muestras de la posibilidad de existencia caracterizada por más que
triunfalismos, auges, recursos y poderes momentáneos.
Ejemplos de la complementariedad armónica de pasado,
actualidad y perspectivas, entretejida mediante fecundo obrar. Y que
ciertamente ameritan remembranza, reconocimiento e inmensa gratitud; tal el
sentido, del recuento didáctico o repaso ágil que sigue.
1910: Época fundacional en la que, a ritmos de la modernización y
democratización bolivianas, se define identidad. Para 1911, con casi cuatro
años, el stronguista obtiene su primer título paceño, en torneo prefectural que
inaugura la práctica sostenida del deporte. También de manera significativa, en
estreno de 1914 logra el campeonato de L.P.F.A., que repite en 1916 y 1917.
Rasgos que se agregan al ímpetu y rebeldía juvenil, son la velocidad y
habilidad en el campo de juego, que podían ser matizadas por intervenciones de
vigor, especialmente en la marca y ataques desde distancia.
1920: Consolidación institucional, en tiempos del Centenario de la
Independencia y las correspondientes conmemoraciones y reflexiones. Luego de
suspensión temporal de los certámenes paceños, el gualdinegro consigue
admirable tetracampeonato, 1922, 23, 24, 25. Además, asume la representación
boliviana en salida a Arikipa, 1924, que aunque no implica resultados exitosos,
no deja de ser reconocimiento a 16 años notables. Para esta etapa ya
habrá filiales en otros departamentos.
1930: Manifestaciones aurinegras maduras y comprometidas
ante las crisis y en el resurgimiento. Ahí están la impecable primera
colocación en torneo paceño 1930, y la victoria de 1931 sobre el rioplatense
“Almagro” que llegó invicto y soberbio. Durante el conflicto del Chaco, del 32
al 35, los esfuerzos del directorio, jugadores y socios/as serán volcados a
necesidades del país, en el frente, campos de prisioneros y la retaguardia.
Aquel coraje multidimensional valdrá homenajes en plena guerra y lo que
siguió. Y en la post-guerra, y reconstrucción que implica superar el dolor y
traumas, importantes los títulos de 1935 y 38. Acompañados por las diversas
expresiones culturales de los/as afiliados/as.
1940: En medio de debates e intentos de cambio social, notables jugadores
contribuyeron a éxitos internacionales y paceños. Memorable el triunfo
sobre “Independiente” de Avellaneda, 1941. Y recordadas las campañas de 1943,
45 y 46, que significaron campeonatos paceños adicionales para el cuadro de
honor del que ya empieza a considerarse atigrado.
1950: Marca la transición al deporte profesional. Contexto, el del
Nacionalismo Revolucionario, que entre sus áreas de atención tuvo al deporte.
Primeros sitiales paceño y boliviano, en 1952 y 1958, respectivamente, son
puntos altos. Asimismo, este último año la celebración de las “bodas de oro” y
el reconocimiento del país a la institución. La presencia de filiales y
socios/as en diferentes regiones es muestra de las dimensiones
stronguistas. Contraparte, el accidente de 1953 en Cochabamba, en el que
deportistas gualdinegros emblemáticos perdieron la vida. Situación sensible, de
la cual fue difícil la recuperación.
1960: Conjunción de directorio y equipo, lleva a satisfacciones paceñas
sostenidas en 1963 y 1964.
Además, está el título boliviano 64 que significó clasificación
a la “Libertadores”. En la participación internacional, el aurinegro consiguió
el primer triunfo copero boliviano de visitante, en Quito. Cierra aquellos años
60 la catástrofe aérea de Wiluku, de septiembre de 1969. En dicha
tragedia perecieron la mayoría del plantel, cuerpo técnico y cabeza de
delegación, junto a pasajeros/as regulares y tripulación.
1970: Lo que pudo significar la desaparición, fue volcado mediante inmensa
voluntad cuanto esforzada reconstrucción. Ello permite los campeonatos paceños
de 1970 y 1971, y más allá de contraste en el exterior, la consagración de
jugadores que llegaron a ser símbolos institucionales. El empeño por contar con
infraestructura en Achumani será otra faceta. Retoma anhelos de tiempos del
Chaco y el post-conflicto. A pocos años, 1974, la sólida base mantenida permite
nuevo primer sitial paceño y nacional. Y uno de los máximos lauros, el
conseguido al ser creada la Liga Profesional, a mediados de 1977. El título
inaugural correspondiente: atigrado, en final disputada en marzo de 1978.
Respiro y esperanza, cuando primaban autoritarismo e
intentos prorroguistas a nivel de país.
1980: Dificultades económicas y desaveniencias institucionales reflejaron la
situación del país. Sin embargo, a la experiencia de jugadores antiguos, se
sumará el talento de jóvenes figuras. Ello contribuye, luego de casi 10 años, a
los primeros puestos en 1986 y 1989. Es para reflexionar que la entrega
en prácticas y encuentros no hubiese sido acompañada por mayor estabilidad en los
proyectos dirigenciales. El primer año mencionado, hay que recordar, se estrenó
el estadio “Rafael Mendoza Castellón” de Achumani.
1990: Ensayos, a la par de las reformas bolivianas. Habrá iniciativas y
jugadores decididos. Aquella combinación llevará a la única y celebrada alegría
stronguista, de 1993. Ésta coincidió significativamente con la merecida
clasificación de Bolivia al Mundial 1994.
2000: El nuevo siglo y milenio, así como la proximidad del
centenario gualdinegro, implicarán motivaciones e ímpetu (en días de
encrucijada). Dirección técnica acertada del exterior y la casa, junto a grupo
humano sobresaliente, llevará a los dos campeonatos de 2003, nuevamente después
de pausa decenal. Para romper esquemas, el esfuerzo será continuado y
ratificado en el “clausura” 2004.
Ya en lo que fue la celebración de los “100 años”, el brillo
de la conmemoración y homenajes no pudo ser acompañado por la tabla. Empero,
retornos y surgimientos en el plantel constituirán base de la siguiente época.
2010: Continuidad de jugadores clave, recorrido más juventud, y estrategia
adecuada, la fórmula de otro tiempo exitoso a nivel local e internacional.
Muestra es el memorable tricampeonato, 2011 “apertura”, 2011 “clausura” y 2012
“apertura”. Logro que marca hito aurinegro, referente e inspiración en años
venideros. Como fruto, se obtienen los títulos del 2013 y 2016, ambos
correspondientes a la “apertura”. Gran cosecha, para remarcar, la que permite
abrigar esperanzas y canalizar múltiples energías actuales.
A modo de balance e inspiración, los cuatro decenios más salientes pudieran ser
los de 1910, 1930, 1970 y 2010. También merecen mención los de 1920 y
1960. Evidencian energías y capacidades que se complementan hacia
objetivos. Y consiguen éstos a base de ricas memorias y la ética de los legados
responsables a futuro. Llamativo, que destaque el período decenal en curso.
Permite apreciar que la historia atigrada no implica refugio nostálgico, sino
se halla viva y es retomada permanentemente en fecunda construcción.
Fuentes y bibliografía:
Comunicación personal de Iván Aguilar Murguía, 2017.
Comunicación personal de Marcelo Ramos Flores, abril de 2018.
Recuerdos propios del autor.
club-thestrongest.com
La Razón, The Strongest: 100 años de garra, 1908-2008, segunda edición, La Paz,
2008.
Oporto Lens, Freddy, “El Libro de Oro de The Strongest”, Vol. II, La Paz,
Imprenta “Catacora”, 1989.
Imagen: Primer Campeón de la Liga, torneo 1977; final jugada en Cochabamba, el
29 de marzo de 1978. Accesible en la página institucional citada arriba.
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