Foto: La Razón anuncia la muerte de Germán Busch. / Foto:
Oxigeno Digital.
En la madrugada del 23 de agosto de 1939 tras una fiesta
familiar, llega la hora fatal para el joven Presidente. Su esposa y dos de sus
edecanes vivieron de cerca la tragedia. Todas las versiones parecen ratificar
la tesis de suicidio. El Presidente era proclive a cambios bruscos de carácter
y etapas de depresión. Una versión indica que esa misma noche intentó pegarse
un tiro en presencia de sus edecanes Carmona (hermano de su esposa Matilde
Carmona) y Goitia y éstos se lo impidieron. El hecho es que a las cinco y media
de la mañana, encerrado en su escritorio se disparó en la sien, quedando
agonizante. Murió a las pocas horas en el hospital General de La Paz. Al
anoticiarse el pueblo salió a las calles dando gritos de dolor. Una
romería impresionante lo acompaño hasta su última morada.
La figura de la sucesión era compleja porque, si bien
Enrique Baldivieso había sido elegido vicepresidente en 1938, al declararse
Busch dictador, el orden constitucional se había alterado y la legitimidad del
vicepresidente se podía cuestionar. El tema pasaba, sin embargo, por la
decisión del poder armado. El ejército ya había tomado la decisión, Carlos
Quintanilla se hizo cargo de la presidencia y Bernardino Bilbao ocupó el
comando en jefe de las FEAA. Baldivieso intentó convencer en palacio a los
jefes militares pero era ya tarde. No cabe duda de que fue una sustitución
inconstitucional en el mando de la nación.
Fuente: www.educa.com.bo
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