La desolada hacienda marca la disputa entre la viuda de Paz Estenssoro y el
único hijo varón, Ramiro Paz Cerruto. Por más de una razón, diversas voces
parecen invocar hoy a algo así como al fantasma de San Luis. Pese a la quietud
y soledad de la célebre finca, el nombre de Víctor Paz Estenssoro no deja de
ser mencionado a 13 años y dos meses de su muerte.
En el barrio San Luis y a dos kilómetros y medio de la ciudad de Tarija, se
encuentra una otrora célebre casa de hacienda. Se halla junto a un viejo camino
empedrado, cuyo notorio desgaste genera frecuentemente baches y nubes de polvo.
Desde que murió el propietario la casa quedó vacía y herméticamente cerrada.
Paradójicamente, a 13 años y dos meses de aquella partida, el nombre del dueño
de la hacienda de San Luis sigue siendo mencionado y no sólo por vecinos e
historiadores. Víctor Paz Estenssoro es parte, incluso, del debate electoral.
Ahí, en San Luis, el cuatro veces presidente boliviano, pasó sus últimos 12
años de vida. Ahí, alejado por decisión propia de la actividad política, se
acercó más a sus familiares y a la tierra que lo vio nacer, 93 años antes.
Pese a la quietud reinante en el lugar, su existencia también motiva otras
múltiples citas, esta vez leguleyas, al ex presidente. La hacienda, el
cumplimiento de los términos de la supuesta última voluntad del estadista,
genera en estos tiempos más frecuentes alusiones a su nombre. La viuda de Paz
Estenssoro, María Teresa Paz, y el único hijo varón del ex mandatario, Ramiro
Paz Cerruto, sostienen desde hace 10 años una batalla legal para su definición.
Paz Estenssoro murió el 7 de junio de 2001. Desde entonces, la hacienda de San
Luis se encuentra vacía, silenciosa, apenas con el recuerdo de un hombre
solitario que solía tomar el sol en el patio de su casa, sentado en su silla de
ruedas, mientras leía un libro.
Al llegar a San Luis, la vivienda pasa desapercibida, pues el ingreso no está
asfaltado. Tampoco hay una plaqueta o un recordatorio que indique que en ese
lugar vivió el caudillo que decretó medidas como el voto universal, la Reforma
Agraria, la Nacionalización de la Minería y décadas más tarde, la reforma
neoliberal. La hacienda, de aproximadamente 10 hectáreas, está rodeada por un
tosco muro de ladrillos. Es custodiada por varios bravos canes que ladran sin
cesar cuando sienten la presencia de algún desconocido.
Al ingresar se observa el único lujo de la propiedad, una pequeña piscina
vacía. La casa, hecha con ladrillo barnizado y tejas, no presenta mayores
ostentaciones. Aún está estacionado en el garaje el jeep Toyota Land Cruiser de
color crema en el que Paz Estenssoro se transportaba por la capital chapaca.
Luce deteriorado, le faltan algunas piezas, tiene los vidrios rotos, las ruedas
aplastadas. Para darle alguna utilidad alguien le cargó canastas y botellas
vacías.
De Paz en San Luis se recuerda también su metódico hábito para cuidar sus parrales.
Casi todos se han secado con el tiempo. Se hallan al costado Este de la casa
hacienda.
Desde que murió Víctor Paz Estenssoro la propiedad permanece herméticamente
cerrada con grandes cadenas selladas con candados. Placas blancas tapan los
vidrios de las ventanas. Ya nadie llega a descansar u organizar reuniones
familiares. Ni siquiera las hijas, Patricia, Silvia y Moira, ni la viuda del ex
presidente, María Teresa Cortez.
“Es que a Chichina (apodo con el que es conocida la viuda) nunca le gustó venir
a Tarija, por eso no volvió desde que murió el doctor Paz”, recuerda una amiga
cercana de la familia Paz Estenssoro. El único habitante de San Luis es don
Mario. Cuida la finca desde hace más de 30 años. Vive al lado de la casa con su
familia. Ya es un hombre de casi 80 años y recuerda muy bien al doctor Paz,
pero no quiere hablar.
Yola, hija de don Mario, mientras atiza el fuego para cocinar, comenta que ya
nadie visita la casa. “Antes, cuando el doctor estaba vivo, sus hijas venían y
se quedaban dos semanas. Pero después ya no”, recuerda.
Víctor Paz era atendido por dos empleadas y una enfermera. También era cuidado
por una persona de mucha confianza, Manuel Bass Werner. Él lo acompañó hasta
que fue hospitalizado por una trombosis cerebral que luego le provocó la
muerte.
“Era una buena persona”, así lo recuerda Yola, como un hombre al que le gustaba
leer, pasear por los viñedos y por la acequia que marca el límite norte de la
casa y donde todavía fluye agua clara y fresca.
El hombre que inició las reformas en casa
Gonzalo Campero Paz, sobrino del ex Presidente, guarda como mayor recuerdo “la
profunda y penetrante mirada” de su tío, ese semblante que denotaba firmeza en
sus decisiones.
“Esta es una casa muy humilde para un hombre que fue cuatro veces Presidente de
Bolivia”, dice Campero Paz mientras recuerda que Paz inició la Reforma Agraria
con su familia.
“Las tierras de la familia ocupaban unas 200 hectáreas, hasta El Portillo era
de mi abuela, de mi tía, todo esto. Víctor Paz empezó la Reforma Agraria con él
y sus hermanos, fue algo destacable. Él se quedó sólo con este pedazo de
tierra”, comenta mientras muestra el terreno por donde paseaba el fundador del
MNR.
Durante los últimos años de su vida, Paz Estenssoro se acercó más a su familia.
“Se volvió fanático de la familia, nos invitaba a su casa todo el tiempo, hacía
reuniones familiares. Todo lo que no se acordó en su vida como político, lo
hizo en sus últimos años”, rememora Paz Campero. Sin embargo, fueron contadas
las personas ajenas al círculo familiar que conocieron la casa de San Luis por
dentro.
El militar que vio la sencillez del ex Presidente
Una de ellas fue el suboficial R. Méndez. El uniformado resultó destinado en
diversas ocasiones al Regimiento Padilla. En julio de 1980 recibió una
instrucción desde La Paz: el Gobierno del dictador Luís García Meza le ordenó
tomar la casa de Víctor Paz Estenssoro. “Suponían que encontraríamos algo de
valor – recuerda-. Pensábamos hallar dinero o joyas o cosas así, pero no había
nada de eso”.
Méndez y los soldados que lo acompañaron se quedaron sorprendidos. “Era una
casa común, su cama era sencilla, al igual que sus muebles. La verdad, nada
servía. Tenía muebles viejos y no de muy buena calidad”. El ahora militar
jubilado recuerda que salieron con las manos vacías, ni siquiera con documentos
de interés para el Gobierno de facto.
Con el paso de los años y por casualidades del destino, Méndez llegó a ser
vecino de Paz Estenssoro. Nunca habló con él, asegura, porque solo se
relacionaba con quienes eran de su partido. En alguna ocasión lo vio por el
barrio, cuando era presidente Víctor Paz solía llegar a San Luis para
descansar.
Y aunque nunca hizo jactancia de lo que tenía, el ex Presidente no era muy
querido por sus vecinos. Según Méndez, los lugareños de San Luis no hablaban
bien de él. “¿Por qué? Porque evitó que el progreso llegue hasta esa zona”.
Según Méndez, cuando se inició el proyecto para asfaltar las calles de San
Luis, Paz Estenssoro se opuso. Decía que quería preservar esa zona tal cual
estaba.
“El progreso no llegó nunca, ni cuando él era Presidente. Más bien se opuso a
que asfaltaran y claro, cuando llovía llegaba el río y se llevaba todos los
sembradíos de los terrenos aledaños. Y de yapa, luego nos pusieron las lagunas
de oxidación”.
La disputa por la casa “convertida en prisión”
La desolada hacienda de San Luis hoy marca la disputa entre la viuda de Paz
Estenssoro y el único hijo varón del ex presidente, Ramiro Paz Cerruto, hijo de
Carmela Cerruto, la primera esposa del “hombre del siglo XX”.
En 2002, Paz Cerruto impugnó el testamento de su padre que hace referencia
exclusivamente a la hacienda de San Luis. El reconocido analista económico
observó varias irregularidades en el documento, entre ellas, la firma de Paz
Estenssoro que –denuncia- presenta evidencias de haber sido falsificada.
En 2011 el caso se volvió a activar cuando la viuda del ex mandatario y sus
hijas intentaron iniciar un proceso de usucapión sobre la finca. Pero Paz
Cerruto frenó el proceso y ahora espera una respuesta de la justicia.
Ramiro Víctor Paz Cerruto recuerda la finca como una prisión, la prisión de
Víctor Paz Estenssoro. En su libro “Los pasillos del poder”, el hijo del ex
mandatario rememora su último encuentro, cuando -asegura- prácticamente fue raptado
y llevado casi en secreto a San Luís por un servidor de confianza de su
progenitor.
Paz Cerruto solía verse con su padre casi a escondidas, pues no era del agrado
de su entorno político ni de su segunda familia. La última vez que visitó la
hacienda de San Luis, Paz Estenssoro le invitó a bañarse en la piscina.
Recuerda que cuando ingresó a la casa vio un mueble largo con unos diez marcos
de fotos dados la vuelta y hacia abajo, cosa que le pareció muy extraña. “Al
salir me picó la curiosidad y alcé dos o tres marcos. Eran fotos de sus hijas”,
rememora.
En ese encuentro, Paz Estenssoro le comentó a su hijo que estaba experimentando
con unas nuevas píldoras para dormir. También le mencionó que había dejado de
tomar circunstancialmente sus pastillas contra el Parkinson. Paz Cerruto
recuerda además que hablaron de la reencarnación, y que el ex mandatario no
dudó en indicar que le hubiera gustado renacer en Alberto Fujimori (ex
presidente de Perú).
Ese encuentro fue noticia, el año 1993. Sin embargo, salió un comunicado que
negaba esa reunión de padre e hijo. Paz Cerruto indagó y llegó a una
conclusión: “Era evidente que la carta había sido fraguada, que le habían
obligado a firmarla. Paz Estenssoro, ya anciano, continuaba siendo prisionero
de intereses oscuros”.
La verdad de lo sucedido entonces queda enmarcada en medio del infinito
silencio que hoy reina en San Luis.
la FRASE
“Es que a Chichina (apodo con el que es conocida la viuda) nunca le gustó venir
a Tarija, por eso no volvió desde que murió el doctor Paz”
Los candidatos apelan al fantasma de Paz
A 13 años y dos meses de su muerte, la imagen de Víctor Paz Estenssoro
permanece activa. No sólo en los libros de historia, sino también en el debate
político. Los ahora candidatos electorales no desaprovechan la oportunidad para
nombrarlo y hacer gala de sus ideas.
Jorge Tuto Quiroga, del Partido Demócrata Cristiano, plantea nominar al Palacio
de Gobierno “Víctor Paz Estenssoro”. Francisco Navajas, del Movimiento Al
Socialismo, lo relaciona en sus discursos a su actual partido como el impulsor
de la Reforma Agraria. Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo, ha tomado
como suya la frase “Bolivia se nos muere”, expresada por el ex mandatario
cuando lanzó el Decreto 21060. Eric Morón reclama defender al MNR de Paz
Estenssoro desde Unidad Demócrata.
Para el único hijo del gestor de la Revolución del 52, los opositores recurren
al “fantasma” de Víctor Paz porque no tienen un pasado qué destacar. “Es gente
que ha cambiado de partido, gente que no tiene tradición, que no ha pasado
sufrimientos, los exilios”.
Paz Cerruto ha sido crítico sobre todo con Tuto Quiroga. Recordó que ese
candidato fue socio político de Hugo Bánzer Suárez, ex presidente y dictador
que estuvo asociado al Plan Cóndor.
“¿Por qué Tuto no menciona a Bánzer en su campaña electoral?”, reprochó Paz
Cerruto, a tiempo de indicar que en el país, y sobre todo en los partidos
políticos, hay nostalgia de Víctor Paz y en lo que fue el MNR. Comparó esa
situación a lo que ocurre en Argentina.
“A Perón lo usan para todo, lo usa la derecha, la izquierda, todos”,
recalcó.
Por: NATALIA SEAS Y. – RAFAEL SAGÁRNAGA L. / Para el País de Tarija, 15 de
septiembre de 2014.
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