26 de febrero de 1950: como amistoso preparatorio para el Mundial de Brasil, Chile
debuta en La Paz. Para Bolivia es un hito grande; por insólito que parezca, es
la primera vez en la historia que su selección juega de local ante otro
combinado nacional.
Originalmente, ese duelo Bolivia-Chile debió haber sido oficial. Ambas selecciones
compartían con Argentina el grupo eliminatorio para el Mundial de Brasil; sin
embargo, la albiceleste ha renunciado a disputar el torneo debido a una enésima
guerra entre la AFA y la Confederación Brasileña de Fútbol.
Esa decisión clasifica de manera automática a chilenos y bolivianos. De pura
buena onda, las dirigencias de ambos países deciden respetar el calendario y
jugar igual en partidos de ida y vuelta.
La revista Estadio señala que, el viaje a “la meseta boliviana” es una aventura
evitable, “No puede ir a buscar más dificultades nuestra selección. No
comprendemos cuál es la razón reglamentaria para tener que jugar esos partidos
con la selección boliviana. Si ambos están ya adentro, por el retiro de
Argentina, los resultados de esos cotejos no tendrán importancia alguna. ¿Qué
gana la selección chilena al competir en una altitud que no puede serle
favorable? En un ambiente que para los nuestros es absolutamente anormal, se
corre el riesgo de sufrir una nueva derrota. La confraternización, el espíritu
sudamericanista que debe siempre orientar el deporte nuestro, podría llevarse a
la práctica en una mejor oportunidad”.
El partido se juega igual. Ante una multitud, el propio presidente boliviano,
Mamerto Urriolagoitia, se encarga de dar el puntapié inicial. Es una de sus
últimas actividades públicas: meses después, será depuesto de su cargo.
En la cancha, Chile le regala al hincha paceño la oportunidad de disfrutar de
la primera victoria de su selección como local. 2 a 0 ganan la verde. Todo bajo
el arbitraje Alfredo Álvarez.
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