Por: Roberto Ossio Ortube en el periódico
"Oxigeno". 22/07/2017 / Texto
editado para su publicación en "HISTORIAS DE BOLIVIA".
Cuando la Guerra del Chaco parecía que tendría un resultado
sombrío, El ejército paraguayo se encontraba en franca ofensiva, estaban en la mira los pozos petroleros y toda
la región adyacente a ellos.
El último bastión que impediría esta hazaña era Villamontes, población que se
encontraba a orillas del río Pilcomayo y a la que se llegaba a través de
embarcaciones precarias y caminos tortuosos, su abastecimiento por sí mismo era
muy complicado. Este último emplazamiento era todo lo que se interponía entre una
derrota total o un último estertor de dignidad de todo un país. En este lugar
se jugaba el destino de dos países, si el ejército paraguayo tomaba
Villamontes, tenía libertad para avanzar mucho más al Norte y al Oeste, de
forma irrefrenable, sin oposición, con la posibilidad de cercenar o desmembrar
tres departamentos: Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz, así como tomar dos
ciudades importantes como Santa Cruz de la Sierra y Tarija. Y aún más grave, en
perspectiva futura, se dirigirían a la región petrolera tomando posesión de
ella como trofeo de guerra.
La responsabilidad para la defensa de esta plaza fue asignada a un hombre,
Bernardino Bilbao Rioja. Este militar tenía entre sus virtudes la disciplina,
la organización, la estrategia, el conocimiento, empacados dentro de una
personalidad valiente, responsable, sin ambiciones mezquinas, que reflejaban su
aplomo y su modestia.
Nacido en Arampampa – Potosí, el 20 de mayo de 1895, ingresó al Colegio Militar
y fue uno de los pioneros de la aviación, fundando la primera Escuela Militar
de Aviación, para implementar esta nueva técnica con fines bélicos, siendo uno
de los primeros pilotos. Habiendo estallado el conflicto, tuvo un destacado
papel en la reorganización del Ejército Boliviano en la Batalla de Kilometro Siete,
que empezó el 28 de Noviembre de 1932 y que se prolongó durante varios meses,
donde en un impresionante despliegue defensivo, la artillería boliviana detuvo
el embiste paraguayo, evitando lo que pudo terminar en un desbande, que ya
parecía una huida desordenada, restituyendo el orden y la disciplina. Esa
habilidad organizativa y táctica fue el factor decisivo en la defensa exitosa
de la plaza en disputa. Bilbao dispuso un sistema efectivo de artillería,
trincheras, alambrados y tropas concentradas adecuadamente para resistir el
ataque.
La Batalla de Villamontes, fue exhaustivamente descrita y estudiada,
sobresaliendo la obra del Gral. Juan Lechín Suarez, en dos tomos de título
homónimo y Masamaclay, obra escrita por Roberto Querejazu Calvo. La ofensiva
definitiva del Ejercito Paraguayo buscaba derrotar definitivamente a Bolivia.
José Félix Estigarribia, dispuso un ataque demoledor, precedido por la
artillería procedería a destruir los caminos y vías de comunicación alterna a
Tarija y Yacuiba, para aislar el lugar y bombardear despiadadamente el mismo
hasta lograr la rendición total e incondicional de la plaza.
Los paraguayos se encontraban a menos de doce (12) kilómetros de Villamontes,
una evacuación boliviana sería imposible, puesto que sólo se puede llegar al
poblado mediante chalanas; si se perdía la batalla se debía abandonar todo:
hombres, equipo, armamento, hospitales. Un cerco de fuego parecido a la Batalla
de Sedán de 1870 en la Guerra Franco Prusiana, donde se diezmaría a los
acorralados y que derivaría en la rendición del Ejército Boliviano.
Bilbao era un estratega avanzado, procedió en primer lugar a proteger el
perímetro de la población, dispuso el cavado de líneas de trincheras, se colocó
cuidadosamente alambre de púas, se sembraron minas, se construyeron nidos de
ametralladoras. Dispuso el emplazamiento del fuego de artillería en las orillas
noreste y sur del Pilcomayo. Se preparó el escenario con responsabilidad
táctica hasta el mínimo detalle.
El Ejército Paraguayo se lanzó a la captura de la posición el 16 de Febrero de
1935, el mes anterior hubo intenso duelo de cañones. Se produjeron violentos
ataques en todo el sector utilizando toda la potencia de fuego y artillería
pesada, los combates son sumamente encarnizados en algunos lugares, muchos de
ellos cuerpo a cuerpo, con bayonetas. La bravura y tenacidad de los soldados
paraguayos son impresionantes, quienes incluso se lanzaban a nado para romper
las líneas bolivianas, por ello el coraje y valor de los soldados bolivianos en
la defensa de las posiciones, es total y absolutamente merecido . El enemigo al
que se enfrentan es formidable. La decisión y encarnizamiento es épico, en
muchos sectores no quedan sobrevivientes. Sin embargo, los esfuerzos son
inútiles, los paraguayos no pudieron romper las líneas de defensa.
El fuego artillero concentrado y las ametralladoras, segaban centenares de
vidas, fue un intento sobrehumano por parte del Paraguay, casi suicida, la
palabra heroico es demasiado pequeña. Los efectivos bolivianos, con las mismas
cualidades y determinación, los superaban en número y pertrechos, Bilbao Rioja
tuvo bajo su mando la fuerza combativa más grande que un militar boliviano haya
conducido jamás en toda su Historia, cerca de treinta (30) mil hombres en un
sitio relativamente reducido. Estigarribia, reconociendo que el sitio era
inexpugnable procedió a la retirada. Es el triunfo más importante de Bolivia en
la Guerra del Chaco.
La Victoria de Villamontes logró conservar toda la región petrolera y evitó la
pérdida o un cercenamiento catastrófico de tres departamentos, que hubiese sido
exigido por el Paraguay en recompensa por su triunfo y por conceder el
armisticio.
Bernardino Bilbao Rioja, fue el único militar boliviano a la altura de su rival
José Félix Estigarribia, ambos fueron verdaderos estrategas militares, sin
embargo el boliviano lamentablemente llegó al final de la campaña. Si bien el
Paraguay obtuvo a la postre ¾ partes del territorio en disputa, la rica región
petrolera donde se encuentran actualmente los reservorios más grandes de gas
natural del continente, se quedaron con Bolivia. Se perdió una extensión
territorial considerable, no obstante , estratégica y económicamente se
preservó lo más importante.
Quizás el testimonio más revelador de la importancia de la batalla, es señalada
por el propio Presidente del Paraguay, Eusebio Ayala , respecto a la
importancia de la toma de Villamontes y su objetivo a largo plazo, que terminó
en derrota para sus armas y en un triunfo boliviano: “Bolivia tiene ocho
millones de hectáreas de los más ricos territorios petroleros. Esa fortuna
fabulosa hará de la zona uno de los más grandes centros productores del mundo.
Si tomamos las petroleras, será difícil abandonarlas. Esta es una guerra
nacional y el ejército no admitirá sin violencia se devuelva lo que se ha
ganado con sangre” (Vicente Rivarola “Memorias”)
Bilbao Rioja fue un gran estratega militar, quien analizó las principales
batallas de la Primera Guerra Mundial, donde las grandes y aparatosas ofensivas
podían ser detenidas con nutrido fuego de artillería y ametralladoras.
Asimismo, el cuidadoso aprovisionamiento y organización previa, como los
preparativos oportunos para un transporte y suministro efectivo de pertrechos,
reflejan la influencia dejada por Helmut Von Moltke, gran organizador del
ejército prusiano a finales del siglo XIX.
Asimismo las tácticas defensivas que se aplicaron en la Batalla de Villamontes,
lo hacen comparable en lo militar, al despliegue efectuado en 1916 por Henry
Phillipe Pétain en la Batalla de Verdún, durante la Primera Guerra Mundial o en
forma posterior en 1941, por Giorgi Zhukov en la Batalla de Moscú , durante la
ofensiva de invierno alemana en la Segunda Guerra Mundial: el concienzudo
despliegue de tropas y artillería, aguardando el ataque frontal del enemigo,
para martillarlo con fuego concentrado, protegiendo las vías de comunicación y
posteriormente proceder al contraataque.
No se hará énfasis en la vida política de Bilbao Rioja, anterior y posterior al
conflicto, como todo hombre tuvo una visión ideológica y personal, respetable
desde todo punto de vista, pero que no fue compartida por muchos de sus
contemporáneos y que lo costó afrentas y el destierro. Estas circunstancias
para nada menoscaban el gran rol que cumplió en la guerra, donde no se vio
inmerso en las intrigas y conductas dudosas que ensombrecieron a otros actores
de este drama bélico, por meras ambiciones mezquinas. Sin embargo cabe recordar
que fue candidato a la Presidencia de Bolivia en dos ocasiones (1951 y 1966)
por la Falange Socialista Boliviana, sin resultados positivos, retirándose
posteriormente de la vida pública.
Bilbao Rioja murió en La Paz el 13 de Mayo de 1983, con la discreción,
sencillez y austeridad que eran naturales en su persona. Por Ley de la
República No. 824 de fecha 3 de Abril de 1986, el entonces Presidente de
Bolivia, Dr. Víctor Paz Estenssoro le confirió en grado póstumo el título de
Mariscal.
Al concluir su participación en la campaña del Chaco, mediante documento
fechado en el mes de Julio de 1935, en el campo atrincherado de Villamontes, se
despedía de todos sus compañeros de armas, con el afecto que les profesaba,
cerrando el mismo con un emotivo epílogo “Viva Bolivia. Viva la Patria del
Mañana”. Nada más acertado para coronar el deber cumplido. Premonitoriamente
daba a entender, que el triunfo obtenido en esa batalla, aseguró el futuro de
todo un país, que hasta el día de hoy le debe mucho.
Héroe indiscutido de la Guerra del Chaco. Nunca el título de Mariscal fue tan
merecido como para este gran soldado. La Batalla de Villamontes es el mejor
ejemplo de serenidad, estrategia y orden militar en un momento crucial de la
Historia de Bolivia. Esa Victoria salvó Tarija , Santa Cruz y Chuquisaca, sin
olvidar las reservas gasíferas y petroleras que ahora aprovechamos. Los grandes
hombres son personas sencillas que responden extraordinariamente en
circunstancias extremas. Y es el caso de Bernardino Bilbao Rioja.
Gloria al más bravo y comprometido de los bolivianos.......Bilbao Rioja. El mejor homenaje?????recordar lo que en justicia hizo y alcanzó.......e inmortalizar sus hazañas que sin exageracion fueron reales.....cómo las de Busch.....el charata Ustarez y los hermanos Manchego...... Sin pirotecnia ni fanfarria grandes hombres.
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