Por: Gustavo Rodríguez Ostria.
Cochabambinos y cochabambinas tienen la bien ganada fama de migrantes. Se trata de una tendencia de larga duración, que hunde sus raíces en el tiempo. Las salitreras de Tarapacá, primero peruanas y luego chilenas, atrajeron a miles de trabajadores desde Bolivia que en su gran mayoría procedían del Valle Alto de Cochabamba. Muchos con sus familias, cruzaron a pie cumbres, altiplanicie y desierto hasta el puerto de Iquique. El flujo humano comenzó al finalizar la séptima década del siglo XIX y concluyó, o se redujo muy significativamente, tras la crisis mundial de 1930.
En 1879 en Iquique y las salitreras de los alrededores vivía y trabajaba una significativa población boliviana, quizá más de seis mil de ambos sexos. Entre el 16 y 17 de febrero, apenas conocida la noticia de la invasión chilena al puerto de Antofagasta, se reunieron para deliberar. El 18, enviaron a la Cancillería boliviana una resolución: ”toda la colonia boliviana residente en este Departamento, está(…) lista para marchar en defensa de la Nación, esperando solamente órdenes superiores”. El 8 de marzo, en La Noria, el principal centro salitrero, unos mil firmantes repudiaron la conducta “pirática” del gobierno chileno”, jurando solemnemente renunciar a los “bienes de fortuna” y la propia vida para rechazar la invasión extranjera.
El 5 de abril, Chile declaró la guerra a Perú y los bolivianos, civiles abruptamente transformados en soldados voluntarios, se organizaron militarmente en Iquique. Se constituyó el Batallón “Loa”, nombre del río más importante de la región. Conformado por cuatro compañías y unos 350 hombres, vestía un uniforme a rayas blanco y azul, con tendencia a este último color en las blusas y de azul oscuro en los pantalones. Al no existir en la zona tropas bolivianas, se integraron al Ejército del Perú. Hay muy pocos datos sobre la vida de la unidad militar boliviana entre abril y noviembre de 1879, pero es presumible que continuaron con sus labores habituales, dedicando los fines de semana a entrenarse y organizarse.
La situación de la guerra cambió radicalmente cuando el 2 de noviembre Chile tomó el puerto peruano de Pisagua, situado a 161 kilómetros de Iquique. El 22 de ese mes, las tropas de Perú se retiraron de Iquique, que fue ocupado al día siguiente por Chile. En el repliegue estaban las tropas del “Loa”. Salvando las inclemencias del cálido desierto, con su carga de sed y hambre, arribaron el 26 al pequeño poblado de Tarapacá, centro de reunión de las tropas peruanas. Al día siguiente fueron partícipes de la batalla de Tarapacá, la mayor victoria sobre Chile, en la guerra. Dividido en dos fracciones, el “Loa” atacó a las fuerzas enemigas conjuntamente tropas peruanas. El combate que se inició a eso de las 9 de la mañana, cesó a las 16.30, abandonando vencidos los chilenos el campo de batalla. El “Loa”, perdió seis de sus jefes y oficiales y tuvo 26 muertos entre sus soldados; otros 44 resultaron heridos. Fue la tercera vez, la primera ocurrió en Pisagua y la segunda en San Francisco el 19 de noviembre, que sangre boliviana caía en defensa del territorio peruano.
Las tropas vencedoras se dirigieron hacia Arica. El penoso recorrido de 540 kilómetros a pie en medio de la arena, duró 21 días. Casi en andrajos, descalzos, abrumados por la sed y el hambre, arribaron al puerto, donde fueron recibidos con vítores. La presencia del “Loa” en el victorioso combate renovó frente a la población de Arica y Tacna —y en Bolivia— la alicaída moral y el honor de la tropa boliviana, golpeada y criticada por lo ocurrido en Camarones y San Francisco. El 21 de diciembre el “Loa” ingresó triunfante Tacna. Fue integrado al Ejército de Bolivia con la denominación de “Denodado Batallón “Loa” 3 de Línea”. Su nuevo uniforme consistía en blusas verdes y pantalones azules de “bayetón del país”, probablemente elaborado en Cochabamba. El 26 de mayo de 1880, situado en el centro de la línea de combate de la alianza perú-boliviana, participó de la batalla contra Chile en las alturas de Tacna. Perdió unos cincuenta hombres, y tras la derrota se replegó hacia Bolivia, con el resto del ejército boliviano.
(Imágen de Patricio Greve).
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