Por: Tomas Molina Céspedes.
REVOLUCIÓN DEL NUEVE DE ABRIL.
“La figura de Víctor Paz Estenssoro, cuatro veces Presidente de la República, representa para el pueblo boliviano tanto la Revolución como la Contrarrevolución; abril de 1952 y agosto de 1985; la nacionalización y la privatización; la ESPERANZA y la FRUSTRACIÓN.
Paz Estenssoro, en el transcurso de su larga vida política nunca sostuvo ni defendió con fidelidad una misma ideología, siendo más bien su conducta contradictoria y acomodaticia a cada circunstancia. Bajo la etiqueta de “nacionalista revolucionario” pasó de un extremo ideológico a otro, renegando o borrando en una Presidencia lo que hizo en otra. Cambiando en el presente lo que hizo en el ayer. Pasó sin sonrojarse ni dar explicaciones del nazismo que sustentaba en 1941 al filocomunismo de abril de 1952 y de éste al anticomunismo cerrado de 1964; luego apareció vestido de filofascista a lado de Banzer en 1971, para finalmente enarbolar e inaugurar el neoliberalismo en Bolivia con el Decreto 21060 en 1985. Esta política siempre cambiante, utilitarista y dubitativa causó mucho daño al país, que en manos de Paz Estenssoro se convirtió en un conejillo de indias, con el que experimentó cruel e irresponsablemente, hasta convertir a Bolivia en el país más pobre y desorganizado de Sur América, país mendigo y uno de los más atrasados del planeta…” ” Así comienza el capítulo referente a Paz Estenssoro del libro “TRIÁNGULO LETAL”, que señala las luces y las sombras de aquella revolución y de su jefe.
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