Extraído de: www.fmbolivia.net/noticia30192-anglica-ordez-tiene-101-aos-y-sobrevivi-a-la-guerra-del-chaco.html
/ Publicado el 4 de julio de 2011.
En Las Lomas, a 12 kilómetros de Macharetí (Chuquisaca),
vive la única mujer sobreviviente de la Guerra del Chaco (1932-1935), Angélica
Ordoñez. A sus 101 años, la semana pasada, recibió la medalla Mariscal Andrés
de Santa Cruz en reconocimiento a su valentía y sus servicios en el campo de
batalla.
El 12 de junio de 1935 Bolivia y Paraguay declararon el cese
de hostilidades. El 14 de junio de este año el gobierno del presidente Evo
Morales reconoció los 76 años de la tregua con un homenaje a los más de 60.000
caídos y los 527 sobrevivientes de la contienda, entre ellos a la única
enfermera que queda con vida, Angélica Ordóñez.
Las condecoraciones fueron impulsadas por el Ministerio de
Defensa y las Fuerzas Armadas. El coronel Claudio Sevillano, actual director
general Territorial Militar del Ministerio de Defensa, se encargó de hacer
llegar las preseas a los excombatientes en los lugares donde residen.
Sevillano cumple su labor con mucho entusiasmo porque su
formación en la Academia Boliviana de Historia Militar, sumada a la admiración
que siente por la figura de su abuelo Leocadio Sevillano —un militar que
ofrendó su vida en el Chaco—, le hacen sentir privilegiado de llevar el
reconocimiento a personajes de la historia, como la señora Ordóñez.
Herman Rivera, asesor jurídico del municipio de Macharetí,
señaló que Angélica Ordóñez significa “un símbolo vivo de la historia del Chaco
y de Macharetí, por su pasado, por su presente y por el ejemplo que dejará para
el futuro”.
El 26 de marzo, Angélica cumplió 101 años. Si bien su
longevidad es un hecho que llama la atención, mucho más aún es la lucidez con
la cual llegó a esa edad, explicó Rivera.
“La señora Ordóñez fue una de las mujeres que tuvo que
prestar sus servicios como enfermera durante la guerra. Luego de ser avasallada
en su propio domicilio por el ejército enemigo, escapó junto a su familia y
después se enroló en el ejército boliviano, donde trabajó como enfermera”,
relató el munícipe de Macharetí.
“Nunca fue enfermera, pero los caminos de la vida le
enseñaron a prestar esos servicios a los soldados en el campo de batalla”,
comentó.
Según cuentan, ella vivió peregrinando durante la guerra, de
población en población, con la pena de ver a su esposo y sus tres hermanos al
frente del campo de batalla, para “caer a tiros por los paraguayos”.
“Ella no olvida que antes de que los paraguayos tomen el
pueblo escapó a Cuevo, con su hijo de cuatro años, donde durante los tres años
de guerra se ganó la vida haciendo pan para venderlo a los soldados que salían
hambrientos de los campos de batalla”, revela un artículo elaborado del
periodista Roberto Navia.
El coronel Sevillano, por su parte, explica que las
condecoraciones programadas para los beneméritos se realizan conforme a un
calendario. “Cada sobreviviente recibe una Resolución Ministerial con la
medalla Mariscal Andrés de Santa Cruz y un diploma”.
Además de las condecoraciones, cada excombatiente recibe 300
bolivianos en medicamentos, para paliar los males de la vejez. “Angélica
Ordóñez ha hecho una labor fundamental con nuestros heridos en la Guerra del
Chaco, cuando han estado padeciendo no solamente por la inclemencia del tiempo,
sino también por las heridas”, dijo.
Las enfermeras de la contienda “tuvieron que armarse de
ingenio para atender a los heridos porque no tenían los insumos necesarios,
ellas tuvieron mucho valor porque trabajaban en el mismo lugar de las
operaciones bélicas”, rescató el militar.
Para Sevillano, la edad de Ordóñez no es motivo de asombro,
pues “la generación del Chaco fue longeva por naturaleza, por lo que hoy en día
hay beneméritos de hasta 98 años”.
Macharetí tramita servicio de luz para la heroína
Angélica Ordóñez, la única mujer sobreviviente de la Guerra
del Chaco, está contenta por el reconocimiento que recibió de parte del
Gobierno nacional con la medalla Mariscal Andrés de Santa Cruz. Sin embargo,
también está preocupada porque no tiene servicio eléctrico, la luz no llegó a
Las Lomas, un pueblo distante a 12 kilómetros de Macharetí (Chuquisaca), donde
ella habita.
“La señora Angélica hace pocos días hizo llegar una
solicitud al Gobierno Municipal de Macharetí pidiéndonos que le podamos asistir
con energía eléctrica, porque recién hace un año se tiene luz por el lugar
donde vive. Por la condición alejada donde habita, ella no pudo ser considerada
para el servicio. Sin embargo, al conocer la necesidad ya hemos empezado a
hacer gestiones”, informó Herman Rivera, asesor jurídico de la Alcaldía de
Macharetí,
También explicó que se harán las gestiones necesarias para
dotar a Ordóñez no sólo del servicio eléctrico, sino también de otros
requerimientos que tiene, porque pasa necesidades.
“Tenemos entendido que las mujeres viudas, excombatientes,
tienen otro rango para el Estado, pero en este caso entendemos que a ella los
gobiernos casi nunca la han reconocido”, lamentó Rivera.
Angélica Ordóñez es una mujer lúcida, pese a sus 101 años,
es un símbolo para Macharetí, valoró el funcionario municipal.
Historias como la de Ordóñez, con un enfoque del otro lado
de la línea de fuego, son recopiladas por la investigadora paraguaya Ana
Barreto en su libro Mujeres que hicieron historia en el Paraguay. Según ella,
más allá de los roles de enfermeras y madrinas, hay “otras muestras de heroísmo
femenino en todo el desarrollo del conflicto: las maestras que cultivaban en
las escuelas con los niños, las donantes y hasta mujeres que se disfrazaron de
hombres para luchar en el frente”.
La mujer ayudó a la supervivencia de las tropas
El papel de las mujeres en la Guerra del Chaco tiene varios
rostros, fueron madres, esposas, hijas, enfermeras, madrinas, espías y hasta
prostitutas. Su rol fue fundamental para la supervivencia de las tropas, que
necesitaban ser alimentadas, vestidas y sanadas.
Así lo revela la recopilación histórica de los coroneles
Claudio Sevillano Villavicencio (director general Territorial Militar del
Ministerio de Defensa) y Enrique Zegarra Gómez, publicada hace unos años en la
desaparecida revista Enfoques.
“Por ejemplo, las mujeres en la Guerra del Chaco
recolectaban alimentos, ropa y enseres para llevar al frente de batalla, se
destaca el valor de las enfermeras de Uyuni, de Villamontes”, destacó
Sevillano.
Por más de tres años, los soldados bolivianos y paraguayos
se enfrentaron en un terreno hostil, en el que la malaria y otras enfermedades
diezmaron a los combatientes, revela la historia de la guerra.
“Héroes olvidados. El recuerdo de una voluntaria de la Cruz
Roja en la guerra del Chaco”, es el artículo publicado por el periodista
Mauricio Carrasco en el año 2002, allí expone el testimonio de la enfermera
Juana Mendoza Pedraza (90).
Merecedor del Premio de Periodismo Humanitario Henry Dunant,
categoría Periodista, otorgado por la delegación regional del CICR para el Cono
Sur, el relato de Mendoza grafica las condiciones en las que trabajaban las
enfermeras.
“Por Dios, sólo teníamos yodo y vendas para curarlos, y
mientras atendíamos a uno, el de su lado ya había muerto”, relató Juana, de
entre los recuerdos de su trabajo en el fortín Ravelo.
También recuerda que “recibieron la orden de atender sólo a
los combatientes que se podían salvar, porque las medicinas y el agua eran
escasas”.
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