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ANGÉLICA ORDÓÑEZ TIENE 101 AÑOS Y SOBREVIVIÓ A LA GUERRA DEL CHACO



En Las Lomas, a 12 kilómetros de Macharetí (Chuquisaca), vive la única mujer sobreviviente de la Guerra del Chaco (1932-1935), Angélica Ordoñez. A sus 101 años, la semana pasada, recibió la medalla Mariscal Andrés de Santa Cruz en reconocimiento a su valentía y sus servicios en el campo de batalla.
El 12 de junio de 1935 Bolivia y Paraguay declararon el cese de hostilidades. El 14 de junio de este año el gobierno del presidente Evo Morales reconoció los 76 años de la tregua con un homenaje a los más de 60.000 caídos y los 527 sobrevivientes de la contienda, entre ellos a la única enfermera que queda con vida, Angélica Ordóñez.

Las condecoraciones fueron impulsadas por el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas. El coronel Claudio Sevillano, actual director general Territorial Militar del Ministerio de Defensa, se encargó de hacer llegar las preseas a los excombatientes en los lugares donde residen.
Sevillano cumple su labor con mucho entusiasmo porque su formación en la Academia Boliviana de Historia Militar, sumada a la admiración que siente por la figura de su abuelo Leocadio Sevillano —un militar que ofrendó su vida en el Chaco—, le hacen sentir privilegiado de llevar el reconocimiento a personajes de la historia, como la señora Ordóñez.
Herman Rivera, asesor jurídico del municipio de Macharetí, señaló que Angélica Ordóñez significa “un símbolo vivo de la historia del Chaco y de Macharetí, por su pasado, por su presente y por el ejemplo que dejará para el futuro”.
El 26 de marzo, Angélica cumplió 101 años. Si bien su longevidad es un hecho que llama la atención, mucho más aún es la lucidez con la cual llegó a esa edad, explicó Rivera.
“La señora Ordóñez fue una de las mujeres que tuvo que prestar sus servicios como enfermera durante la guerra. Luego de ser avasallada en su propio domicilio por el ejército enemigo, escapó junto a su familia y después se enroló en el ejército boliviano, donde trabajó como enfermera”, relató el munícipe de Macharetí.
“Nunca fue enfermera, pero los caminos de la vida le enseñaron a prestar esos servicios a los soldados en el campo de batalla”, comentó.
Según cuentan, ella vivió peregrinando durante la guerra, de población en población, con la pena de ver a su esposo y sus tres hermanos al frente del campo de batalla, para “caer a tiros por los paraguayos”.
“Ella no olvida que antes de que los paraguayos tomen el pueblo escapó a Cuevo, con su hijo de cuatro años, donde durante los tres años de guerra se ganó la vida haciendo pan para venderlo a los soldados que salían hambrientos de los campos de batalla”, revela un artículo elaborado del periodista Roberto Navia.
El coronel Sevillano, por su parte, explica que las condecoraciones programadas para los beneméritos se realizan conforme a un calendario. “Cada sobreviviente recibe una Resolución Ministerial con la medalla Mariscal Andrés de Santa Cruz y un diploma”.
Además de las condecoraciones, cada excombatiente recibe 300 bolivianos en medicamentos, para paliar los males de la vejez. “Angélica Ordóñez ha hecho una labor fundamental con nuestros heridos en la Guerra del Chaco, cuando han estado padeciendo no solamente por la inclemencia del tiempo, sino también por las heridas”, dijo.
Las enfermeras de la contienda “tuvieron que armarse de ingenio para atender a los heridos porque no tenían los insumos necesarios, ellas tuvieron mucho valor porque trabajaban en el mismo lugar de las operaciones bélicas”, rescató el militar.
Para Sevillano, la edad de Ordóñez no es motivo de asombro, pues “la generación del Chaco fue longeva por naturaleza, por lo que hoy en día hay beneméritos de hasta 98 años”.
Macharetí tramita servicio de luz para la heroína
Angélica Ordóñez, la única mujer sobreviviente de la Guerra del Chaco, está contenta por el reconocimiento que recibió de parte del Gobierno nacional con la medalla Mariscal Andrés de Santa Cruz. Sin embargo, también está preocupada porque no tiene servicio eléctrico, la luz no llegó a Las Lomas, un pueblo distante a 12 kilómetros de Macharetí (Chuquisaca), donde ella habita.
“La señora Angélica hace pocos días hizo llegar una solicitud al Gobierno Municipal de Macharetí pidiéndonos que le podamos asistir con energía eléctrica, porque recién hace un año se tiene luz por el lugar donde vive. Por la condición alejada donde habita, ella no pudo ser considerada para el servicio. Sin embargo, al conocer la necesidad ya hemos empezado a hacer gestiones”, informó Herman Rivera, asesor jurídico de la Alcaldía de Macharetí,
También explicó que se harán las gestiones necesarias para dotar a Ordóñez no sólo del servicio eléctrico, sino también de otros requerimientos que tiene, porque pasa necesidades.
“Tenemos entendido que las mujeres viudas, excombatientes, tienen otro rango para el Estado, pero en este caso entendemos que a ella los gobiernos casi nunca la han reconocido”, lamentó Rivera.
Angélica Ordóñez es una mujer lúcida, pese a sus 101 años, es un símbolo para Macharetí, valoró el funcionario municipal.
Historias como la de Ordóñez, con un enfoque del otro lado de la línea de fuego, son recopiladas por la investigadora paraguaya Ana Barreto en su libro Mujeres que hicieron historia en el Paraguay. Según ella, más allá de los roles de enfermeras y madrinas, hay “otras muestras de heroísmo femenino en todo el desarrollo del conflicto: las maestras que cultivaban en las escuelas con los niños, las donantes y hasta mujeres que se disfrazaron de hombres para luchar en el frente”.
La mujer ayudó a la supervivencia de las tropas
El papel de las mujeres en la Guerra del Chaco tiene varios rostros, fueron madres, esposas, hijas, enfermeras, madrinas, espías y hasta prostitutas. Su rol fue fundamental para la supervivencia de las tropas, que necesitaban ser alimentadas, vestidas y sanadas.
Así lo revela la recopilación histórica de los coroneles Claudio Sevillano Villavicencio (director general Territorial Militar del Ministerio de Defensa) y Enrique Zegarra Gómez, publicada hace unos años en la desaparecida revista Enfoques.
“Por ejemplo, las mujeres en la Guerra del Chaco recolectaban alimentos, ropa y enseres para llevar al frente de batalla, se destaca el valor de las enfermeras de Uyuni, de Villamontes”, destacó Sevillano.
Por más de tres años, los soldados bolivianos y paraguayos se enfrentaron en un terreno hostil, en el que la malaria y otras enfermedades diezmaron a los combatientes, revela la historia de la guerra.
“Héroes olvidados. El recuerdo de una voluntaria de la Cruz Roja en la guerra del Chaco”, es el artículo publicado por el periodista Mauricio Carrasco en el año 2002, allí expone el testimonio de la enfermera Juana Mendoza Pedraza (90).
Merecedor del Premio de Periodismo Humanitario Henry Dunant, categoría Periodista, otorgado por la delegación regional del CICR para el Cono Sur, el relato de Mendoza grafica las condiciones en las que trabajaban las enfermeras.
“Por Dios, sólo teníamos yodo y vendas para curarlos, y mientras atendíamos a uno, el de su lado ya había muerto”, relató Juana, de entre los recuerdos de su trabajo en el fortín Ravelo.
También recuerda que “recibieron la orden de atender sólo a los combatientes que se podían salvar, porque las medicinas y el agua eran escasas”.
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